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El silencio de los inocentes: capitalismo y desnutrición infantil

Fuentes: Rebelión

Los niños pobres siempre últimosLa desnutrición infantil en Argentina capitalista, que afecta especialmente a las provincias del Norte (aunque no exclusivamente), es resultado de un cóctel en el que se combinan el aumento de la pobreza extrema y de la nueva pobreza del postfordismo, el mercado de trabajo precario, los salarios al borde del mínimo […]

Los niños pobres siempre últimos

La desnutrición infantil en Argentina capitalista, que afecta especialmente a las provincias del Norte (aunque no exclusivamente), es resultado de un cóctel en el que se combinan el aumento de la pobreza extrema y de la nueva pobreza del postfordismo, el mercado de trabajo precario, los salarios al borde del mínimo de manutención física, el analfabetismo sistemático, el clientelismo político, la baja cobertura de saneamiento ambiental y las históricas falencias e inequidades de las políticas de salud, que se traducen en una deficiente atención materno-infantil. Todo esto se ha visto agravado y potenciado desde el establecimiento del nuevo regimen social de acumulación de Duhalde y Kirchner. Aunque en nuestro país el déficit nutricional es un problema de larga data, se carece de datos completos y actualizados. Será por que las estadísticas asustan a nuestra clase política y perturban la fiesta en la Bolsa de Comercio.

Otro dato que anticiparía índices más altos de desnutrición es el incremento que ha experimentado el número de niños que viven en hogares indigentes, es decir, que no cuentan con los ingresos suficientes para cubrir una canasta alimentaria básica. Y aunque los parámetros del INDEC son muy criticables, son los únicos de los que disponemos. De acuerdo con un estudio del Sistema de Información, Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales de la Nación (SIEMPRO), es decir: del propio estado capitalista, en octubre de 2002 el 42,7% de los menores de hasta 18 años era indigente. Se alcanzan picos superiores al 55% en Misiones, Chaco, Corrientes y Salta.

Tipos de desnutrición infantil

La forma más importante de desnutrición es la proteico-calórica, que suele dividirse en dos tipos, aunque a veces se superponen: marasmo y kwashiorkor.
El marasmo está causado principalmente por deficiencias energéticas y se distingue por la gran delgadez del niño. Se desarrolla generalmente en el primer o segundo año en chicos que no son amamantados o que sufren de diarrea crónica. El marasmo severo se ve acompañado por una profunda debilidad. Los niños en esta condición pierden grasa y músculo y adquieren una apariencia esquelética. Además de ser pequeños para su edad, sufren infecciones frecuentes. Otros síntomas incluyen piel seca y arrugada y pulso y respiración lentos.

El kwashiorkor -una palabra que se origina en un lenguaje nativo de Ghana- es causada por un déficit proteico y se presenta generalmente en el lactante mayor o en el preescolar. Se caracteriza por la retención de líquido o edema, alteraciones en la piel, cambios en el color del cabello, pérdida de apetito, apatía y, comúnmente, anemia y diarrea. La acumulación anormal de líquido puede hinchar el abdomen, de modo que a los padres el niño suele parecerles «gordo». Algunos chicos pueden sufrir a la vez marasmo y kwashiorkor. los podemos ver en vivo y en directo en todas las provincias del Norte argentino e incluso en zonas del segundo cordón bonaerense.

Otras formas de desnutrición se originan en las deficiencias de micronutrientes -así llamados porque se necesitan en pequeñas cantidades-, como las vitaminas y la mayoría de los minerales, de los cuales los más importantes son la vitamina A, el hierro y el yodo. La deficiencia de yodo es la principal causa prevenible de retardo mental y daño cerebral en el mundo. También es origen frecuente del bocio, enfermedad que se caracteriza por el aumento del tamaño de la glándula tiroides y que en nuestro país afectaba especialmente a la región andina. La utilización de sal yodada desde los años sesenta ha permitido reducir significativamente los desórdenes por falta de este micronutriente.

Santiago del Estero: el silencio de los inocentes


Un chico de 4 años, desnutrido, que pesaba 7 kilos, murió el lunes en el Hospital de Niños que lleva el paradójico nombre de «Eva Perón» de esta ciudad. Es el tercer caso de desnutrición que se descubre en esta provincia en menos de dos semanas y ha movilizado a las autoridades sanitarias. Pero según las autoridades son la punta del iceberg.

El niño era oriundo de la localidad de El Porvenir, en el departamento Banda, a unos 20 kilómetros de Santiago, no muy lejos de la capital provincial, y fue internado el viernes anterior con un severo cuadro de desnutrición infantil, originado por un problema neurológico irreversible.

Hace poco más de diez días se descubrió, por una denuncia de una vecina, que una familia tenía atado a un árbol a un joven de 15 años que presentaba un avanzado estado de desnutrición. Pasó como una noticia «freak» en las secciones de información general y an algún «flash» morbo en la televisión. Pesaba 17 kilos y también padecía deficiencias neurológicas. Era sometido a malos tratos y su madre y su padrastro fueron detenidos.

Pero lo más grave se descubrió hace no más de una semana: seis hermanos fueron internados en el Hospital de Niños por desnutrición. Su madre, sin trabajo, apeló a las autoridades provinciales que le prestaron ayuda urgente. El caso más dramático es el de Saulo, de 15 años, que pesaba 15 kilos. Es una masa corporal menor que la que tenían los internos de los campos de concentración nazis.

En esta provincia, donde durante los gobiernos de Carlos Juárez se utilizaban subregistros para ocultar los altos niveles de desnutrición, pobreza y marginalidad, las necesidades básicas insatisfechas afectan al 35% de la población. La manipulación de estadísticas o su censura paulatina no es obsesión exclusiva de Kirchner y de la ministra de economía, por lo que vemos.

El niño de cuatro años falleció el lunes aunque trascendió ayer. Los restantes todavía siguen internados y el joven de 15 años, con 17 kilos, en sólo una semana ya aumentó 4.

Santiago querido: el modelo de bajos salarios, trabajo en negro y negado y clientelismo político:


El INDEC volvió a darle sorpresas al gobierno «defensor de los derechos humanos». El mapa de ingresos de la Capital y el Gran Buenos Aires es más desigual que el que existe en promedio en todo el país y el del Norte, se ha agravado.
Según datos que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC), en el tercer trimestre del año pasado el 10 por ciento más rico de la población de la región metropolitana tuvo ingresos 35 veces superiores al 10% más pobre. A nivel nacional esa brecha es de 31 veces. Pero se amplía si analizamos el Norte argentino.

Así, no solo volvió a ampliarse la brecha entre lo que ganan los más ricos y los más pobres que viven en la región más poblada del país sino que esa distancia es récord en la serie del INDEC que arranca en 1974, todo un simbolo peronista. En aquél momento esa brecha era de 12,3 veces y a los compañeros militantes, desaparecidos o asesinados por la Triple A, les parecía la mayor de las injusticias. Todo un recordatorio doloroso cuando se cumplen 30 años del golpe cívico-militar en la Argentina con índices sociales catastróficos.

La provincia de Santiago del Estero está situada en el noroeste argentino (NOA), la región más tradicional y «latinoamericana». Su capital es la ciudad más antigua de Argentina. La situación de Santiago del Estero es que de los 27 departamentos de la provincia, 10 de ellos tienen más de la mitad de su población NBI y más del 40% de sus viviendas tipo rancho o casilla; mientras que en 13 departamentos más del 12% de las personas mayores de 10 años son analfabetas. Estas cifras son muy superiores a la media nacional e incluso al promedio provincial. No se puede pasar por alto la situación de los departamentos Pellegrini, Silípica, Atamisqui, Salavina, San Martín, Mitre, Avellaneda, Ibarra y Copo, cuyo NBI supera en todos los casos el 50% de la población. En toda la provincia, el 33,6% de la población tiene NBI, un promedio que prácticamente duplica la media nacional. La influencia fundamental de Capital y Banda permite que el NBI no sea incluso muy superior, ya que si se considera la provincia, menos estos departamentos, el NBI alcanza el 45,9% de la población. Políticamente ha sido un coto cerrado de los p´rincipes provinciales del PJ (peronismo), que han organizado una especie de «satrapías» oligárquicas basadas en los que el arzobispo de la capital llamó «una cultura del miedo y la dependencia», pretendiendo mostrar este tipo de relación entre un sistema político con funcionarios autoritarios, caudillistas, donde impera el nepotismo más descarado y una sociedad civil dependiente, aterrada.
Hoy el dato que un 48,1% de las personas que habitan Santiago/La Banda -casi la mitad de la población¡¡¡- es pobre y que no alcanzan a cubrir la totalidad de sus necesidades (alimentos+bienes+servicios). Hay que tener en cuenta que esta medición es solo sobre Capital y La Banda. En el interior, donde las políticas sociales y distributivas tardan un poco más en llegar, no se sabe con certeza cuál es la cifra de la pobreza. Y es que a la clase política no le interesan los indicadores y los datos de los supernumerarios, los argentinos sin futuro, los excluídos de la propaganda oficial, los que carecen de todo «derecho humano».