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Empoderamiento económico, vía para la autonomía de las mujeres

Fuentes: SEMlac

El «Encuentro Internacional Avances y Retos en el Desarrollo Económico de las Mujeres» puso de relieve la importancia del empoderamiento económico para lograr su autonomía de las mujeres, ya que la dependencia económica del hombre es la principal razón que las lleva a soportar una vida llena de violencias que en casos extremos acaba en feminicidio.
Así se señaló en el primer día del encuentro organizado por el Instituto de Nacional de las Mujeres (INMUJERES) en conjunto con la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), donde la magistrada Celia Marín Sasaki, de la Ponencia Tres de la Quinta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de la ciudad de México, señaló que la precaria situación económica de las mujeres, las lleva a otorgar el perdón a sus agresores, porque dicen que es él quien cubre los requerimientos económicos.

Tras señalar que la pobreza tiene rostro de mujer, explicó que las separaciones generan pobreza, muchas son amenazadas con dejarlas en la calle o no darles manutención. Sin embargo, señaló que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya reconoce la doble jornada y la compensación, pues se toma en cuenta el trabajo de la mujer durante la relación, trabajo que prestan como niñeras, doctoras, administradoras, trabajo que tiene valor y se descontar a la pareja, quien seguramente se enriqueció con ese trabajo.

También la discriminación económica hacia las mujeres se da en las herencias, ya que los padres deciden heredar a los hijos hombres y no a las mujeres, porque se van a casar y las van a mantener, situación económica que también contribuye a la pobreza de ellas.

La magistrada señaló que para la estructura patriarcal la vida de las mujeres no tiene valor, son cosificadas, se les victimiza en lugar de hacerlo con el criminal y se les juzga no solo por las autoridades, sino por la sociedad, se hacen juicios mediáticos y casi se exculpa al victimario. La violencia acaba con el proyecto de vida de las mujeres, de por sí las más pobres, se les quita toda posibilidad de desarrollo.

Marín Sasaki se refirió a las declaraciones «raras» de que debemos desaparecer el feminicidio, porque es difícil integrarlo, ¿por qué? Si ya tenemos a las muertas ahí.

La magistrada explicó que se habla de feminicidio, porque es la violencia extrema, pero no es un comportamiento instantáneo, se prolonga con el tiempo y en el espacio y va en aumento.

Dijo que hay varios síndromes: el de la mujer maltratada, que tiene varios momentos, y que viven las mujeres al interior de sus hogares, con sus parejas, con momentos de altísima tensión, y «La Luna de Miel» cuando el marido pide perdón; el Síndrome de Estocolmo Doméstico, cuando ella se siente culpable y cree que se merece el maltrato, y el Síndrome del Bonsái, cuando le van cortando todos sus lazos sociales, hasta dejarla en una mujer chiquita. Pero el punto más grave es el factor económico.

Explicó que cuando se impide el acceso a la justicia a las mujeres, que es un derecho humano establecido en el artículo 17 Constitucional, o se les niegan las medidas de protección, con lo que el agresor siente que «tenía razón» pues la justicia ya las rechazó.

La magistrada destacó la importancia de perspectiva de género en los tres ámbitos de gobierno, como una metodología que sirve, tanto a la mujer como al hombre, para eliminar las asimetrías del poder.

Aseguró que el Estado mexicano ha fallado a las víctimas, a pesar de contar con sentencias, como la de Campo Algodonero emitida por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) desde 2009, por falta de medidas de protección a las víctimas, dos de las cuales eran menores de edad, y falta de prevención de estos crímenes, pese al pleno conocimiento de la existencia de un patrón de violencia de género que había dejado centenares de mujeres y niñas asesinadas.

A 10 años de esa sentencia, agregó, se sigue actuando sin la perspectiva de género en las investigaciones de forma inmediata, y se continúan cometiendo feminicidios, en tanto los asesinos andan sueltos.

Aun cuando en el país ya se tienen tratados internacionales, normas constitucionales, normativas secundarias, protocolos, lo único que hace falta es aplicar la perspectiva de género a la realidad, en cada sentencia que se dicte.

Martha Ferreyra Beltrán, directora general de Autonomía y Empoderamiento para la Igualdad Sustantiva de INMUJERES, refirió que, al realizar una encuesta con más de 4.000 mujeres de todo el país, fueron tres los temas recurrentes a los que dan importancia: violencia, los cuidados y autonomía económica.

El anhelo de las mujeres a nivel global es tener un empleo formal que les permita tener pensión y proteger a sus familiares; ellas participan en la vida económica no remunerada lo que no da ventajas sociales, y en la tercera edad se da mucha precariedad.

Ferreyra añadió que las mujeres nunca se quedan de brazos cruzados, siempre están viendo cómo generar recursos, aunque estos sean precarios y resolver las necesidades inmediatas de compra de medicinas, zapatos, ropa, útiles, de cosas que se van necesitando.

Por su parte, Selene de Dios Vallejo, representante de la Federación Internacional Democrática de Mujeres, consideró necesario que las mujeres tengan acceso a un empleo con buenas remuneraciones, seguridad social y, sobre todo, de autonomía económica para no depender de un hombre para acceder a bienes materiales.

Durante el Encuentro participaron ponentes de Bolivia, Guatemala y Panamá en el que intercambiaron prácticas y experiencias, en materia de Desarrollo Económico y Trabajo de Cuidados.