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Entrevista a Juan Ramón Quintana, ministro de la Presidencia de Bolivia

«En Bolivia existen dos opciones: la restauración conservadora o la profundización del proceso de cambio»

Fuentes: Rebelión

Katu Arkonada: La semana pasada se ha presentado «BoliviaLeaks, la injerencia política de Estados Unidos contra el proceso de cambio», libro coordinado por usted que analiza 1299 cables confidenciales enviados desde la embajada de Estados Unidos en La Paz entre 2005 y 2010. Me llama poderosamente la atención el nivel de injerencia que tenían los […]

Katu Arkonada: La semana pasada se ha presentado «BoliviaLeaks, la injerencia política de Estados Unidos contra el proceso de cambio», libro coordinado por usted que analiza 1299 cables confidenciales enviados desde la embajada de Estados Unidos en La Paz entre 2005 y 2010.

Me llama poderosamente la atención el nivel de injerencia que tenían los Estados Unidos en Bolivia antes del proceso de cambio. En la cancillería boliviana funcionaba hasta la llegada de Evo Morales una Oficina de Asuntos Especiales de la Embajada de Estados Unidos; en el Banco Central de Bolivia funcionaba una oficina del Fondo Monetario Internacional; en palacio del Gobierno, donde nos encontramos, funcionaba una unidad de CIA bajo el nombre de Unidad de Análisis de Seguridad Presidencial; y junto a la oficina del Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas en el cuartel de Miraflores, funcionaba una oficina de enlace del Comando Sur.

Juan Ramón Quintana: La penetración del Gobierno estadounidense en la estructura del Gobierno nacional tiene que ver con varios factores, pero entre los más importantes encontramos el tiempo de injerencia que ha mantenido el Gobierno de EEUU y que ha tenido que ver con el hábito de domesticación colonial. No solamente se ha producido una injerencia de tipo vertical, sino que también ha existido una permisividad gubernamental durante los últimos 60 años. Hay que recordar que la «cooperación» estadounidense comienza desde finales de la década de los 40, se desarrolla en la década de los 50 (durante la transición de la Alianza para el Progreso a USAID), y se intensifica ya con USAID en Bolivia.

La lógica con la que se trabaja desde Estados Unidos en relación con Bolivia es una lógica que pasa por la domesticación pero que también pasa por la construcción de una suerte de gobierno paralelo, un gobierno de facto. La lógica de injerencia está presidida por la idea de que este es un país que no tiene institucionalidad, un país inestable, altamente vulnerable, y por lo tanto un país en permanente crisis estatal; entonces la manera de darle gobernabilidad pasa por la construcción institucional de un gobierno paralelo que opera desde la embajada. Esta presencia institucional paralela se traduce en las instituciones que has mencionado operando desde el palacio de Gobierno, la Cancillería, el Banco Central o las Fuerzas Armadas, la propia DEA o NAS sustituyendo al ministerio de Gobierno o las agencias de inteligencia de la Policía que no reportan al Comando de la Policía si no a la CIA.

En realidad, hay una estructura que adopta forma de telaraña, que se superpone y en definitiva es la que gobierna el país. Esta telaraña además logra institucionalizarse hasta el punto de que esta unidad de Análisis Estratégico en el Ministerio de la Presidencia se crea con una Resolución Ministerial…

KA: ¿Resolución ministerial emitida durante el Gobierno de Carlos Mesa?

JRQ: Emitida por el Gobierno de Mesa, sí. También la Unidad de Asuntos Especiales en la Cancillería se crea con una resolución ministerial, todas se crean a través de normas. Ni siquiera son entidades de facto, si no que forman parte de la estructura de gobierno. Se llegó a ese nivel por la complacencia de los gobiernos, por su debilidad, por su grado de dependencia. Estas son las estructuras injerencistas en el plano institucional, pero también de forma paralela no había un ministerio que no contara con un proyecto de USAID, desplegando estructuras territoriales que funcionan sobre la base de los proyectos que tiene USAID tanto en las instituciones como en el territorio. Es decir, no hay un espacio ni institucional ni territorial que sea ajeno al control y el dominio del Gobierno estadounidense durante el periodo neoliberal.

KA: La segunda cosa que llama la atención es que precisamente este gobierno paralelo, esta telaraña imperial, no podría sustentarse o funcionar eficazmente si no fuera por una red de informantes.

JRQ: Yo definiría cuatro estructuras de información: 1) las territoriales, que provienen de los programas de medio ambiente, de salud, educación, ONGs, y que funcionan como antenas distribuidas a lo largo y ancho del territorio nacional 2) las institucionales que tienen un anclaje institucional en los ministerios, en las instituciones 3) informantes vinculados al ejército de consultores 4) el ejército de analistas y periodistas.

Entonces tienes cuatro niveles, se produce un solapamiento de informantes. Por lo tanto todo el Estado, el territorio, la sociedad, está penetrada por cada uno de los niveles. Los periodistas y consultores, junto a la derecha política, son los niveles de producción de la información que se trasmite a la embajada. El momento de constatación de la fidelidad de la embajada respecto a su estructura de informantes es el aniversario de los Estados Unidos, ese es el momento en que se revela la eficacia de la infidencia, porque lo que hace la embajada es tamizar a lo largo del año quienes son los mejores informantes, a quienes se invita a celebrar el 4 de julio, fiesta nacional.

KA: Toda esta estructura que obviamente es más fuerte antes del 2005, pero que se mantiene de alguna manera durante el proceso de cambio, tenía un director de orquesta que era el Embajador de los Estados Unidos…

JRQ: Debemos examinar con detenimiento y en perspectiva el papel de los embajadores de Estados Unidos en Bolivia. Este es un capitulo que yo creo tiene que ser objeto de una investigación muy rigurosa para la Academia vinculada a la investigación social y política. Hay que ver el itinerario que han seguido, la conducta, el comportamiento de los embajadores durante determinados periodos.

Hay tres tipos de misiones que han cumplido los embajadores en estos últimos 10 años; hay determinados embajadores a quienes se les fija la tarea de perpetuar la domesticación, embajadores a los que se les encomienda la tarea del disciplinamiento y alineamiento, y embajadores a los que se les da la tarea de la enmienda, ya sea por la vía blanda o por la vía dura. Si uno quiere caracterizar la decisión política del Departamento de Estado sobre Bolivia esta expresada en la conducta de los embajadores.

Tienes al embajador David Greenlee que es un embajador que gestiona la crisis terminal del neoliberalismo, es el que preserva el alineamiento de las fuerzas conservadoras para que no se resquebrajen frente a irrupción del Movimiento al Socialismo con Evo a la cabeza. Greenlee es el embajador de contención de la crisis terminal del neoliberalismo y por lo tanto de la transición, y a él se le encomienda la tarea de la advertencia…

KA: Por no decir amenaza o chantaje, incluso antes de que Evo tome posesión como presidente…

JRQ: Desde el mes de enero de 2006 que asumimos el Gobierno hasta el mes de septiembre, llegan algunas delegaciones a Bolivia con el objetivo de convencer al Gobierno de que no se salga del carril pro estadounidense, pro imperial. El aquel entonces Embajador Greenlee lideriza este intento de lobby con funcionarios estadounidenses y con representantes del Congreso de Estados Unidos. Pero Greenlee fracasa en el mandato de la contención. Primero la contención de las fuerzas políticas conservadoras, y en segundo lugar fracasa en la contención de las políticas gubernamentales.

En ese momento irrumpe un Embajador que recibe el mandato del quiebre político, Philip Goldberg, el embajador del golpe, de la inestabilidad. El Gobierno de los EEUU pasa de la amenaza, la intimidación y el chantaje, a la política del golpe. Y Goldberg es el que encarna la política del golpe, el que opera; es obvio que tienen que tener experiencia en desestabilización, tiene que tener una gran habilidad en el análisis del contexto político, tiene que utilizar de una manera inteligente todos los insumos informativos que le deja su predecesor, y tiene que tener una gran capacidad de articulación y de movimiento geográfico. Eso es lo que hace Goldberg desde septiembre de 2006 hasta ser expulsado en 2008. El capítulo cuarto de BoliviaLeaks explica perfectamente como desde el primer día en que llega Goldberg su tarea en realidad es el tejido golpista, la articulación golpista, el alineamiento golpista. En poco tiempo logra construir y articular el escenario del golpe.

Goldberg es el embajador del golpe como lo fue la embajadora Liliana Ayalde, que operó en Bolivia al mando de USAID durante varios años; se la traslada al Paraguay se produce el golpe parlamentario en Paraguay contra Lugo; Ayalde finaliza su trabajo en Paraguay y cambia al escenario de Brasil donde termina con el Gobierno brasileño.

KA: Y de Goldberg llegamos hasta el actual Encargado de Negocios de Estados Unidos en Bolivia, Peter Brennan.

JRQ: Después de la expulsión de Goldberg se produce una suerte de vacío, ante la consternación del Gobierno estadounidense que seguramente nunca imagino que el Gobierno boliviano expulsaría a su Embajador. Jamás hubiera pensado la potencia del Norte que un país pequeño, colonizado y de alguna manera gobernado por sus agencias estatales, finalmente tomara la decisión de expulsar al procónsul norteamericano. Entonces se produce un vacío de poder de 2008 en adelante, hasta lograr mediante prueba y error encontrar alguien que pase a una segunda fase ofensiva; menos explícita que la de Goldberg, con más habilidades en el campo de la inteligencia, con más habilidades en el campo del manejo comunicacional y con mucha más habilidad en cuanto a las operaciones encubiertas vinculadas a operaciones psicológicas de gran impacto sobre la base de lo que se llama la política del rumor, la política de la difamación, la construcción de los efectos colaterales de la mentira. Es ahí donde aparece Brennan.

KA: Brennan, un personaje con experiencia en Venezuela, en Nicaragua, en Pakistán inmediatamente después de la muerte de Bin Laden, además de encargado de la sección Cuba del Departamento de Estado entre agosto 2010 y agosto 2012, justo en la misma época en que se pone marcha el programa de desestabilización «Zunzuneo», la red social que buscaba impulsar una «primavera cubana».

JRQ: El Departamento de Estado se debate en el dilema de dar una continuidad agresiva, explicita, a su política, nombrando un Embajador de ruptura, o enviar un Embajador de golpe suave. El Embajador de ruptura es Goldberg, y el de golpe suave es Brennan. Entonces opta por «la diplomacia inteligente clintoniana» y es por eso que Brennan irrumpe en el escenario post victoria electoral de 2014 que de manera irrefutable consolida el proceso de cambio. Brennan llega al país con el objetivo de impulsar una política de erosión, un gran proyecto de ataque a la credibilidad del Gobierno boliviano, tanto nacional o internacionalmente, pero apuntando al escenario del referéndum constitucional del 21 de febrero de este año. La prueba de fuego para Brennan es el 21F.

KA: Y en ese sentido, hubo denuncias por parte del Gobierno boliviano de la injerencia que ha ejercido en el propio Peter Brennan en el referéndum constitucional por la repostulación de Evo Morales. Se han denunciado reuniones, que tuvieron que ser reconocidas por los propios implicados, entre Peter Brennan y el Director de Inteligencia durante el Gobierno del MIR Carlos Valverde. Es Valverde, que fue detenido por narcotráfico y hoy en día ejerce de paraperiodista, quien devela lanza por primera vez las denuncias que se articulan en el llamado «Caso Zapata».

JRQ: Está muy claro que Estados Unidos no ha variado ni un milímetro su política sobre Bolivia. Lo que se están modificando son solamente los métodos, hay un cambio en el método de la desestabilización. Independientemente del escenario político y la correlación de fuerzas internas, se planea la desestabilización. De hecho, no creo que el Departamento de Estado considere una variable importante la correlación de fuerzas en Bolivia porque eso es irrelevante, porque saben que la oposición no cuenta en la Asamblea Legislativa, saben que la oposición ha sido derrotada el año 2008, saben que las fuerzas opositoras no tienen oxígeno, no tienen físico, no tienen programa, no tienen condiciones para hacerle frente a este Gobierno. Por lo tanto, el plan de desestabilización se desenvuelve básicamente entre el Departamento de Estado y la embajada. Teniendo en cuenta ese escenario la operación encubierta ha cumplido su tarea, ha sido relativamente exitosa por la sorpresa, por el uso de las tecnologías de la comunicación, por el escenario que se ha armado, por el conocimiento de una psicología de altísima sensibilidad y susceptibilidad de las clases medias urbanas.

La operación llamada Caso Zapata ha sido exitosa para el objetivo que se había trazado, en un escenario para el que el Gobierno no estaba preparado. Este escenario del 21F ha permitido realinear a la derecha, darle un margen de maniobra, abrirle un campo político. Además, ha permitido que la segunda línea de apoyo político a la embajada que estaba instalada en USAID, los analistas y consultores, se conviertan hoy en día en la primera línea. El caso Zapata ha permitido sacar su retaguardia política y colocarla en la trinchera política. La oposición recupera campo político y saca de su reserva política todos los consultores y analistas que antes trabajaban en USAID para convertirlos en primera línea del frente de batalla junto con el alineamiento de algunos medios de comunicación para atacar al Gobierno.

El 21F ha sido un momento de recomposición generado desde Estados Unidos que reorganiza el campo político en Bolivia. Ahora la pregunta es si esta acumulación de fuerza política, de analistas encubiertos, de medios de comunicación, que han permitido el avance de su retaguardia a la primera línea de campaña política…va a ser suficiente para dar batalla al proceso de cambio.

KA: Es obvio que el caso Zapata es un factor determinante en la pérdida del referéndum- Probablemente no sea el único, y haya también elementos internos, pero este es un factor determinante externo. Una vez que se han ido desmontando todas las mentiras construidas, ¿qué balance y qué lecciones extraes de lo sucedido?

JRQ: El Caso Zapata ha sido la operación encubierta más penetrante que ha desarrollado el imperio en Bolivia. No hay que olvidar que la política exterior estadounidense está basada fundamentalmente en la impostura. Para ingresar en la I Guerra Mundial Estados Unidos logró construir la maquinaria mediática más importante de principios del siglo XX, algo que Chomsky analiza con muchísimo rigor; para ingresar a la II Guerra Mundial tuvieron que armar la operación de Pearl Harbor; para empezar la guerra de Vietnam tuvieron que simular un ataque a barcos estadounidenses; para construir la mentira frente a Irak tuvieron que inventarse las armas de destrucción masiva de Sadam.

Lo sucedido en torno al Caso Zapata lleva en sus entrañas la política exterior agresiva montada sobre la mentira, calumnia y difamación. Se ha extrapolado la política exterior a la política doméstica en Bolivia, tratando de destruir la credibilidad del presidente, tratando de desacreditar al presidente porque saben que este es un proceso cuyo mayor capital político está concentrado en el liderazgo que tiene el presidente Evo.

El objetivo entonces es claro, dañar este capital político en términos de liderazgo, de autoridad moral, pero no solamente en el caso de la política doméstica, sino que este es un objetivo de gran alcance para la región, no solamente por el liderazgo del presidente, sino por el despegue, el desarrollo estructural cada vez más independiente del Estado Plurinacional respecto a la gran estructura de poder global. Este desprendimiento de Bolivia respecto del sistema financiero internacional, de los lineamientos políticos imperiales, es un golpe demasiado fuerte para el imperio que se ha acostumbrado a ver a Bolivia como una colonia.

Si lo leemos desde una mirada geopolítica, el peso de Bolivia en la geopolítica regional y en la geopolítica mundial tiene una dimensión estratégica en la medida en que Bolivia se convierte en una suerte de plataforma de tránsito entre la Cuenca del Pacifico y la Cuenca del Atlántico, al mismo tiempo que Bolivia se va transformando en una gran plataforma energética autónoma capaz de abastecer de energía a la región. Bolivia será pronto enclave geopolítico energético de primer nivel en la medida en que se va a convertir en uno de los grandes exportadores de energías no tradicionales como el litio. En esa perspectiva debemos incorporar su desarrollo industrial, su desarrollo económico en la medida en que Bolivia se está convirtiendo en un socio estratégico de China, y por lo tanto en una plataforma de irradiación de China en América del Sur, al mismo tiempo que se fortalecen las relaciones con Rusia, país aliado con quien se va a construir un Centro de Investigación Nuclear.

Bolivia está dejando de lado su papel de semi colonia para convertirse en un Estado Plurinacional independiente, autónomo, emancipado y con un proyecto alternativo. Estas dimensiones son las que hoy día hacen que Bolivia se convierta en una amenaza a la tutela imperial en América Latina. Si miramos la geopolítica regional, frente a la debilidad de Venezuela por la agresión que sufre, frente a la pérdida del gobierno en la Argentina, al golpe de Estado en el Brasil, frente a los problemas económicos que tiene Ecuador…tú tienes en Bolivia la trinchera antiimperialista más importante de la región.

KA: Una vez desmontado el Caso Zapata, y a pesar de los conflictos inherentes a cualquier proceso, parece que entramos en una etapa más estable donde lo importante es que la actual gestión gubernamental termina en enero de 2020. ¿Qué lectura haces de los desafíos que tiene por delante el proceso de cambio?

JRQ: Tenemos la responsabilidad en primer lugar de cumplir el programa de gobierno 2016-2020. Es decir, nuestra prioridad es la gestión política hasta 2019 y la acumulación política para la campaña electoral de ese año.

Además de sobreponernos al 21F, debemos impulsar una re-acumulación de fuerza política para seguir fortaleciendo el liderazgo del presidente Evo; seguir profundizando la gestión del Gobierno y el gran proyecto de industrialización; articular de una manera mucho más intensa y de una manera mucho más estructural a los movimientos sociales, educar en el proceso de trasformación estatal a los movimientos sociales y al mismo tiempo en la tarea de defender el proceso. No es una tarea simple, son tareas extremadamente complejas, dada la dimensión que ha alcanzado Bolivia en el escenario internacional, escenario que se encuentra hoy en día asediado por fuerzas, por gobiernos ultraconservadores como nuestros vecinos de la Argentina o Brasil, además de un Chile que no deja de expresar sus rencores históricos, su malestar por el desarrollo económico del Estado Plurinacional. Hoy día tenemos un vecindario hostil que tiene que sobreponerse a la derrota del ALCA y a la adopción de la Alianza del Pacifico para tratar no solamente de recomponer la hegemonía estadounidense en la región, sino para intentar liquidar los procesos de transformación y emancipación en América Latina.

Tenemos entonces tres grandes tareas. La primera es la gestión de gobierno, la gestión política en el marco del gran proyecto de la Agenda 2025. En segundo lugar, enfrentar la hostilidad y las agresiones sistemáticas a las que nos vamos a enfrentar producto a estos planes de desestabilización de los Estados Unidos. En tercer lugar, debemos encarar los grandes desafíos de la agenda global. Son demasiadas tareas, y cada una de ellas es una gran tarea histórica en la que yo creo que las organizaciones, las instituciones, la sociedad civil en general debe ser advertida de su responsabilidad histórica, porque no hay peor error que pueda cometer una sociedad que desentenderse de su responsabilidad histórica.

Después de este proceso de cambio hay solamente dos opciones, una que es esta suerte de rearticulación conservadora, retrograda, antinacional, que podría terminar peor que en la Argentina, y que significaría un desmantelamiento estructural de todas las conquistas del proceso de cambio y por lo tanto una hipoteca del país y de sus recursos naturales; y la otra opción es la continuidad del proceso de cambio, profundizando las transformaciones políticas y económicas, una aceleración de los grandes proyectos estructurales que permitan al Estado Plurinacional llegar a 2025 sin deudas históricas.

*Publicado originalmente en el semanario boliviano La Época del domingo 24 de julio.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.