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En defensa de la UACM, no al cierre del turno vespertino

Fuentes: Rebelión

Una traición está por consumarse contra la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Se pretende cancelar el turno vespertino de tres carreras en el plantel Cuautepec. Aún más doloroso es que el golpe venga de adentro, de las propias autoridades que deberían de velar por la defensa del proyecto de la UACM. En medio de una pandemia, de espaldas a la comunidad, unos cuantos irresponsables están empeñados en cancelar la oportunidad de estudio a jóvenes que están cursando en el turno vespertino actualmente y a los muchos estudiantes futuros.

La UACM es una propuesta innovadora, crítica y de calidad, hecha expresamente para las clases populares, para los jóvenes excluidos sistemáticamente del derecho a la universidad. En sus aulas se han formado miles de jóvenes, que han hecho de la UACM su casa, y un espacio para soñar y crecer.    

Cerrar el turno vespertino es traicionar a los estudiantes y al proyecto de la UACM. Para justificar su atropello se aduce baja asistencia y pocos inscritos, lo que es falso. Hoy funcionan grupos de las tres carreras en la tarde, cada semestre algunos estudiantes piden que se abran sus grupos para seguir avanzando.  Es cierto que hay menos estudiantes en la tarde que en la mañana, pero la diferencia no es tan amplia. Además, cada año por falta de cupo se rechazan a miles de jóvenes que quieren ingresar a la UACM. Los problemas del turno vespertino tienen que ver con la seguridad, con el transporte, con que haya comedor para ellos, que se abran todas las materias, y que haya más actividades culturales para ellos. Pero en lugar de atender estas demandas de la comunidad, de trabajar para aumentar la matrícula y de buscar aceptar a más jóvenes, de un plumazo se busca “resolver” destruyendo el turno vespertino. He ahí el nivel de mediocridad y burocratismo de las autoridades de la UACM.  

Cerrar el turno vespertino es sobre todo un golpe contra los estudiantes trabajadores, aquellos que por las mañanas laboran y con mucho esfuerzo en la tarde van a la Universidad. Para ellos cerrar el turno vespertino es simplemente cerrarles la posibilidad de estudiar. De ese nivel es el daño. Desde el privilegio de los sueldos altos, del trabajo seguro y del poder administrativo, se traiciona a lo más importante de la UACM, sus estudiantes.  

Un acto cruel hecho mientras miles de familias están sufriendo los estragos de una pandemia como la que estamos viviendo. ¿Cuántos jóvenes van a tener que trabajar por la crisis económica que estamos viviendo? ¿Cuántos jóvenes abandonaran los estudios por las secuelas de esta pandemia?    

Autoridades sin corazón, sin compromiso y sin afecto a los jóvenes han tomado una decisión de espaldas a la comunidad. Mostrando que uno de los graves problemas de la UACM es que muchos no están a la altura de tan noble proyecto. Para algunos, al parecer, el lema de nuestra universidad “Nada humana me es ajeno” no significa nada.  ¿Qué los mueve? ¿Cuál es la razón de sus actos?  

El golpe está dado, pero la última palabra la tendrá la comunidad, los estudiantes traicionados.