1. ¡Qué maravilloso que la Coordinadora (la CNTE) rechace abiertamente la llamada reforma educativa que busca imponer el presidente Enrique Peña Nieto y partidos oportunistas! ¡Magnífico que MORENA exija la libertad de los presos del primero de diciembre! ¡Qué ejemplar que los estudiantes del Yo soy 132 continúen batallando en las calles por la libertad […]
1. ¡Qué maravilloso que la Coordinadora (la CNTE) rechace abiertamente la llamada reforma educativa que busca imponer el presidente Enrique Peña Nieto y partidos oportunistas! ¡Magnífico que MORENA exija la libertad de los presos del primero de diciembre! ¡Qué ejemplar que los estudiantes del Yo soy 132 continúen batallando en las calles por la libertad de todos los presos políticos! Son los únicos -y algunos grupos más- que no se han confundido ante el gran oportunismo rampante que se ha desatado a raíz del gobierno de Peña. Incluso los legisladores del PRI, PAN y PRD -que ya tienen un funesto pacto- parecen estar aprobando todo muy rápidamente. Para el gobierno de Peña es más fácil ganar con cañonazos o carretadas de dinero para partidos, políticos y medios de información, que solucionar en serio los problemas de la población.
2. Sin mayor dificultad los legisladores presenciaron la toma de posesión de Peña; aprobaron la llamada reforma laboral, luego en unas cuantas horas dijeron sí a la Ley de Ingresos, se preparan para hacer lo mismo al presupuesto de egresos, para después pasar a aprobar la «reforma educativa». Sin embargo la CNTE no ha logrado levantar un movimiento de masas magisterial tal como lo hizo en 1989 cuando logró la caída de Jongitud Barrios y, desafortunadamente, permitió que el presidente Carlos Salinas montara en la cúspide del SNTE a Esther Gordillo. No hay ninguna posibilidad que la educación se transforme en beneficio de la población porque no pueden ir al fondo de los problemas; pero que los cambios esperados son hacia la mayor destrucción de la educación pública para acrecentar su privatización, no hay ninguna duda.
3. Revisemos rápidamente la historia de la «modernización»: Manuel Bartlett -como pago de cuota- ocupó tres años dos meses (1988-92) la SEP en el gobierno de Carlos Salinas. En 1989 Salinas impuso en el Sindicato (SNTE) a Esther Gordillo, para sustituir a Carlos Jonguitud. En enero de 1992 el gobierno de Salinas colocó a Ernesto Zedillo en la SEP para decretar la «Modernización Educativa» rodeándose de personajes progresistas y salinistas. Al pasar Zedillo a dirigir la campaña presidencial, le pasó el cargo a Fernando Solana y luego éste a Pescador Osuna. Fueron los cuatro secretarios de educación que estuvieron bajo las órdenes de Salinas; pero donde se debe poner atención es en la «modernización educativa» salinista que abrió de par en par la privatización. Esther Gordillo -enfrentada con Zedillo- sólo preparó la cama para que descansaran juntos ese proceso.
4. Zedillo, siendo presidente de la República, sólo continuó el proceso de privatización colocando unos meses a Fausto Alzati y cinco años a Miguel Limón. Como dicen en México: «la privatización ya iba en caballo de hacienda». (Arturo Cano escribe un largo e interesante ensayo en El Cotidiano (UAM Azc) en el que muestra la confrontación Zedillo-Gordillo y analiza cómo la líder fue consolidando su fuerza hasta convertirse en apoyadora de la candidatura panista de Vicente Fox, a la que al perecer Zedillo apoyó). En el sexenio de Carlos Salinas, Zedillo (con la SEP) y Gordillo (con el SNTE) fueron los que empujaron con mayor fuerza la privatización de la educación. Y aunque Gordillo controlaba el «cómo hacer» de los maestros, fueron Salinas-Zedillo quienes impusieron «el qué», es decir, el programa privatizador de «modernización educativa».
5. Casualmente el mismo periodista Cano escribe hoy en La Jornada: «Por falta de recursos, torpeza y burocratismo, hay en el país 40 mil directores de escuelas sin nombramiento oficial. En el mismo caso están unos 16 mil supervisores (los antes llamados inspectores). Una probable consecuencia de la reforma educativa en curso -todavía hay mucho que andar en el terreno legislativo y luego mucho más a ras de suelo- es que sus inexistentes plazas serán lanzadas a concurso. Así, una maestra que ha sido directora durante 10 años podría enterarse, de un día a otro, que su lugar fue ganado por un recién egresado de la UPN. Un examen estandarizado podría provocar ese resultado y, con él, una ola de descontento. Entonces, dice un dirigente magisterial, «la bronca no va a ser con Esther Gordillo ni con el sindicato; va a ser con los maestros… Se te incendia el país».
6. En el Congreso se plantea que el ingreso al servicio docente y la promoción a cargos con funciones de dirección o de supervisión en la educación básica y media superior que imparta el Estado, se llevarán a cabo mediante «concursos de oposición» que garanticen la idoneidad de los conocimientos y capacidades que correspondan
. Sin embargo, el SNTE señala que todavía hay que ver de dónde saldrán los recursos humanos; porque una reforma no se hace si no se logra una coalición que la sostenga. Si no hay coordinación con la representación gremial, no hay manera de que se sostenga una reforma. Esto nos dice que Peña tiene la obligación de negociar con Gordillo o darle un golpe sindical como los que dio Salinas al inicio de de su gobierno; sólo que ahora Peña no podrá poner allí a quien quiera porque existe la CNTE que «no se rinde ni se vende».
7. Al finalizar me he encontrado que incluso al interior del oportunista PRD hay «fricciones» en cuanto a la reforma educativa. El presidente «chucho» Zambrano, vendido al peñanietismo, se ha confrontado con el Vicepresidente Sánchez Camacho que pidió al PRD, PRI y PAN evitar dejarse engañar por Peña Nieto y no aprobar los cambios, porque buscan privatizar la educación pública; con ello coincide con Martí Batres, el presidente de Morena, quien se pronunció en contra de la reforma educativa, porque busca acabar con la estabilidad laboral de los maestros, mediante un sistema de evaluación obligatorio que no considera las fallas de las autoridades. Por ello los maestros han gritado preguntando a través de la historia: ¿Por qué todos los secretarios de Educación nombrados los gobiernos son gente que ignora lo que pasa en educación y sólo ocupan el cargo como escala para ocupar otros?
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