La competencia entre China y Estados Unidos, está imponiendo los ritmos del desconfinamiento global, aunque la pandemia todavía no se haya contenido.
En este escenario, el gobierno mexicano declaró esenciales tres rubros vinculados a las cadenas de suministros norteamericanas y a los intereses de las oligarquías nacionales: construcción, minería, industria automotriz y aeroespacial.
La competencia sino-estadounidense
De 2002 a 2008, la economía China experimento un acelerado despegue en sus exportaciones. De 247.6 mil millones de dólares en 2002 a 1.4 billones en 2008, ¡un aumento del 504 %! Este acenso ha perfilado a la economía China como un amenazante competidor a la (ex)unipolar economía estadounidense. Desde 2013, las exportaciones del país asiático se equiparan a las del país del norte.[1]
La todopoderosa competencia, le impone al imperialismo norteamericano efectuar una ofensiva neocolonial sobre Latinoamérica, principalmente sobre México, quien básicamente funge como una extensión de su aparato productivo y al cual recurre para echar mano de un mercado de mano de obra barata, de un régimen de superexplotación del trabajo (Marini, Dialéctica de la Dependencia).
Es por ello que el bloque económico con América del Norte es indispensable para el reposicionamiento económico y político del imperialismo estadounidense en las disputas mundiales, sobre todo contra China. De ahí la importancia del T-MEC ratificado por el gobierno de López Obrador, pero cuya historia se remonta al TLCAN aprobado por Salinas de Gortari.
Otro punto de presión es la balanza comercial, el déficit de Estados Unidos es uno de los más grandes de todo el planeta. Sobre todo es a partir de 1997 que sus importaciones se han disparado mucho más que sus exportaciones, lo que va de la mano con los procesos de deslocalización industrial que se vivieron en los noventa. Para 2018 este déficit fue de -638.2 mil millones de dólares, mientras que China tuvo un superávit de 106.6 mil millones de dólares.[2]
Con información de 2017, los principales destinos de las exportaciones de Estados Unidos son, en orden, México, Canadá, China, Japón, y Alemania. Mientras que el origen de las importaciones son, en orden, China, México, Canadá, Japón y Alemania.[3]
La carrera por el desconfinamiento
En este escenario de competencia, pero también de interdependencia, se está dando una carrera por el desconfinamiento. China ha contenido relativamente el contagio con alrededor de 87 mil personas lo que a principios de mayo le permitió levantar el confinamiento; Estados Unidos, a pesar de ser el país con el mayor número de contagios (1.8 millones) y sin una clara contención de la pandemia, no va a esperar más para levantar la cuarentena.
El pasado 18 de mayo reabrió la industria automotriz de capital doméstico (General Motors, Ford, FCA, etc.), aunque desde un inicio esta industria fue declarada esencial, lo cual permitió reaperturas en plena pandemia de firmas como Toyota o Honda.[4]
En esta carrera por la reapertura, impuesta por la “ley coactiva de la competencia” (Marx, El Capital), el imperio impone sus intereses a México.
Las exportaciones en México se desploman y el gobierno impone su reapertura
La economía mexicana de exportación, representa, en términos redondos, el 40 % del PIB. El 80 % de estas exportaciones tienen como destino Estados Unidos. Esto es producto de la mayúscula integración y dependencia de la economía nacional al mercado norteamericano.
En tan solo el mes de abril, la economía de exportación cayó 14 mil 958 millones de dólares con respecto al mes anterior. La caída que se reportó a partir de agosto de 2008 hasta enero de 2009, sumó una caída total de 12 mil 466 millones de dólares.[5]
Con la crisis actual, en un solo mes la economía de exportación ha caído más que en seis meses de la crisis anterior. Otro dato que muestra la magnitud de la crisis del sector es la caída del PIB en las actividades secundarias, donde se concentran las manufacturas; durante el primer trimestre de este año fue de -3.2 %.
Por ello la desesperación de las oligarquías nacionales, que al aparo de la clases dominantes norteamericanas, impusieron la reapertura en México.
Como vemos, se aprecia la doble subordinación del gobierno de la 4T, tanto a las oligarquías nacionales como a las extranjeras.
El manejo mediático del gobierno, de la mano de López Obrador y López-Gatell, queda evidenciado como parte del funcionamiento del Estado capitalista, que ante todo desfigura y oculta los procesos económico-políticos del capitalismo nacional.
Tan es así que uno de los objetivos actuales de la ideología de las clases dominantes, que se reconfigura desde el Estado, es legitimar por todos los medios la estrategia de la austeridad para contener la pandemia, hacerla aparecer como exitosa y de esta manera se pueda administrar la catástrofe que ya golpea a miles de trabajadores “formales” despedidos (alrededor de 700 mil en marzo y abril) o con recortes salariales; de trabajadores de la salud que no tienen insumos para protección personal, lo cual ha llevado a un elevadísimo índice de contagio en este personal; los padecimientos de los millones de trabajadores precarios, que ante la cuarentena, muchos dejaron de percibir ingresos (se estiman alrededor de 10 millones en esta situación) o los disminuyeron considerablemente.
El 12 de mayo, después de un par de semanas de presiones de las cámaras patronales nacionales (COPARMEX, CCE, Concamin, AMIA) y el extranjero (National Association of Manufacturers e incluso el Pentágono), el Consejo de Salubridad General publicó en su cuenta de twitter: “Se incorporan a la lista de actividades esenciales la construcción, minería y fabricación de equipo de transporte”.
El poder del capital se impuso con un tuitazo, se declararon como esenciales actividades económicas que no responden a necesidades colectivas de la mayoría de la población mexicana sino a los intereses de las oligarquías nacionales y extranjeras, las cuales en su hambruna de ganancia les ha importado poco la vida de las y los trabajares.
Según reporta el IMSS,[6] 18 mil 560 empresas de estos sectores declarados esenciales reanudaron actividades el lunes 1 de junio. Bajo el slogan de “Nueva Normalidad”, se pretende legitimar la necropolítica del capital: la ganancia sobre la vida.
La apología acrítica de los cuartotransformacionistas no tiene límites, nadie en sus filas alzó la voz ante semejante crimen. En cambio, se regocijan por el “enorme” papel de López-Gatell y la postulación que le hizo la OMS.
Notas:
[1] Datos obtenidos del Banco Mundial
[2] Ibíd.
[3] The observatory of economy complex, dispoible en: https://oec.world/es/profile/country/usa/
[4] Cfr., El Economista, 16 mayo de 2020, disponible en: https://www.eleconomista.com.mx/revistaimef/Industria-automotriz-enciende-motores-20200516-0025.html.
[5] Estos resultados, los obtuvimos del análisis de datos históricos que ofrece el INEGI. Disponibles en: https://www.inegi.org.mx/temas/balanza/
[6] Cfr., IMSS, “Mañana reinician actividades sectores neo-esenciales bajo protocolos para evitar contagios en centros de trabajo”, http://www.imss.gob.mx/prensa/archivo/202005/356