1. Declara a Rebelión uno de los dirigentes de la APPO oaxaqueña, Flavio Sosa, que el movimiento que encabeza la APPO es de masas no de líderes o grupos. Que son bienvenidos los apoyos de partidos, organizaciones y personajes, pero los acuerdos se toman en grandes asambleas de representantes y que estos mismos se […]
1. Declara a Rebelión uno de los dirigentes de la APPO oaxaqueña, Flavio Sosa, que el movimiento que encabeza la APPO es de masas no de líderes o grupos. Que son bienvenidos los apoyos de partidos, organizaciones y personajes, pero los acuerdos se toman en grandes asambleas de representantes y que estos mismos se llevan luego a las bases para ser discutidos, confirmados o rechazados. A esto que dice Sosa, muchos le llaman democracia directa, otros, poder popular. Este tipo de acción política en la que se impulsa a las masas a participar y a decidir no sólo ha sido inaceptable en el gobierno, en los partidos, entre los políticos «democráticos» mexicanos, sino que ni siquiera la comprenden porque ellos fueron educados con los mismos principios jerárquicos y verticales que se dan en la familia, escuela, la iglesia, la empresa y el gobierno, donde padres, profesores, curas, patrones y funcionarios mandan y los demás sólo obedecen.
2. Aterrorizados los medios de información dicen que «donde nadie manda es el caos, el desorden y la violación del Estado de derecho». Preguntan: ¿Qué futuro nos depara si -como dijo el futuro presidente usurpador, Felipe Calderón- «se ha perdido el respeto a la autoridad y a las instituciones»? Para Televisa, TV Azteca, Radio Fórmula debe regir el principio de autoridad, las leyes y sus reglamentos, los bandos de policía y buen gobierno, pero sobre todo, «las buenas costumbres heredadas de ilustres familias que nos enseñaron el respeto, el bien vestir y hablar». Repiten esos medios que los jóvenes que visten de negro y se cubren la cara con paliacates son anarquistas que sólo quieren desquiciar al país en nombre de la libertad y los llaman al orden y la responsabilidad. Obviamente esos medios de anarquismo como ideología no saben nada y como modelo de vida jamás podrán entenderlo por toda la educación autoritaria que mamaron.
3. En México el anarquismo posee una larga historia; penetró mucho antes que las ideas socialistas o marxistas. Las mutualidades y las cooperativas de artesanos del siglo XIX tuvieron ideologías y prácticas anarquistas. Ricardo Flores Magón y su Partido Liberal -quien más destacó en las luchas obreras contra la dictadura de Porfirio Díaz- se convirtió al anarquismo el mismo año en que estalló la Revolución Mexicana denunciándola como capitalista. La Casa del Obrero Mundial que nació en 1912 fue anarquista hasta que tres años después se dividió. Fue hasta 1919 que -por consigna de La Internacional leninista- se introdujo una interpretación del marxismo. A partir de los veinte el anarcosindicalismo se hizo presente en la CGT mexicana, fue aplastado por autoritarismo, hasta que al fin irrumpió en el mundo entre los jóvenes y los estudiantes en 1968 con poderosos movimientos libertarios que siguen hasta hoy.
4. Los niños, adolescentes y jóvenes son libertarios y rebeldes por naturaleza; sin embargo, por un largo y sistemático proceso educativo en la familia, la escuela y la iglesia, se les hace dóciles y respetuosos del mundo establecido, a pesar de ser terriblemente injusto. Las clases dominantes, encabezadas por los medios informativos, machacan de manera permanente sobre los valores individualistas con el fin de alejarlos de las luchas sociales. Pero como «no hay mal que dure cien años», los jóvenes pronto se rebelan contra las instituciones corroídas por tanta corrupción y autoritarismo. Las rebeliones de la década de los sesenta comenzaron a derribar los muros que bloqueaban la libertad. Las batallas sociales de hoy rechazan la explotación, la desigualdad social y el autoritarismo, al mismo tiempo no quieren a caudillos, partidos electoreros, grupos o una llamada democracia que ha servido a minorías políticas que sólo buscan poder.
5. Los jóvenes anarquistas son enemigos del orden impuesto con la fuerza y el poder de las clases dominantes. Sin mucha ideología están construyendo o, si se quiere, buscan construir, una sociedad igualitaria y autogestiva en la que la política y la economía estén al servicio de la gente, no de gobernantes, empresarios o líderes que sólo se benefician así mismos. No buscan el caos o el desorden -como propagan a propósito sus enemigos- mucho menos la paz de los sepulcros; al contrario, los libertarios, al mismo tiempo que rechazan al poder que todo lo impone, promueven la participación directa de los indígenas, campesinos, obreros, empleados, de todos los trabajadores, a fin de que sean estas colectividades mismas, en plena libertad, los que gestionen sus propios intereses. Así se explica el planteamiento de que en la APPO no pueden mandar ni los líderes ni los grupos, porque es un movimiento de masas donde se analiza y discuten los acuerdos. ¿O piensan acaso de que no se puede acabar con la política jerárquica y vertical?
6. Recuerdo que a través de varios años de convivir con Ricardo Mestre o José Riera (nunca supe cuál era su nombre y cuál su seudónimo) en la ciudad de México, por lo menos desde 1977, pude aprender a través de parte de su vida, lo que es un anarquista desde la propagación de la ideología y lo que era un anarquista en la vida cotidiana. Cuando conocí a Ricardo – anarquista catalán que luchó en la guerra civil española y que vivió en México alrededor de sesenta años- vendía cuadros en un local de la calle Morelos, a cincuenta metros de Bucareli y el Café Habana Un año después abrió un despacho en frente que poco a poco fue convirtiendo en biblioteca anarquista. Compraba cajas de libros anarquistas que le llegaban de Barcelona, los distribuía entre las decenas de amigos que lo visitábamos y nos anotaba entre deudores sin preocuparse porque le pagáramos. Nos decía: «llévatelo y léelo, hay me lo pagas cuando puedas».
7. Ricardo, al mismo tiempo que me puso en contacto con Fidel Miró, Benjamín Cano, Subirats y otros -viejos anarquistas españoles y catalanes que vivían en México- nos influyó a varios en la lectura y discusión de Goddwin, Proudhón, Bakunin, Kropotkin y Malatesta, así como al mexicano Flores Magón. Al mismo ritmo nos impulsaba para la publicación de los primeros cuatro números de la revista Caos y otra revista: Testimonios, así como organizaba ciclos de conferencias anarquistas. Aunque no conocí su papel en la guerra civil, por pláticas con sus amigos pude comprender el odio que manifestaban contra «las traiciones del Partido Comunista Español, sobretodo de sus dirigentes, contra los anarquistas y el movimiento obrero antifranquista español». A pesar de sus casi 70 años nos recibía con gran entusiasmo y vitalidad, siempre dispuesto a discutir y contribuir en la difusión del anarquismo.
8. Quizá veamos transcurrir aún muchos años, quizá décadas, para conocer experiencia libertarias duraderas en un país o un grupo de ellos. Sigue pesando enormemente el poder económico del imperialismo o, como se dice hoy, de los grupos financieros internacionales, que impone la ideología, la educación. Sin embargo de tiempo en tiempo surgen batallas heroicas como aquellas de 1968 en el mundo que fueron una gran sacudida para la humanidad. Así tendrá que ser: importantes cambios en Venezuela, en Bolivia, Argentina, Uruguay, México. Jalones poderosos en Chiapas, Ciudad de México, Oaxaca, sindicatos independientes, magisterio, Atenco. Aunque veamos que los yanquis sigan dominando el panorama mundial, que los medios de información sigan manipulando la mentalidad de la gente y que los poderosos políticos y empresarios sigan imponiéndose en cada país, las rebeliones continúan adelante.