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En Yucatán no importa quien gane, todo será más de lo mismo

Fuentes: Rebelión

  1. En Yucatán, como en toda la República mexicana, el PRI tuvo el gobierno durante 70 años, pero el poder siempre estuvo en manos de los hacendados y sus herederos, de una nueva burguesía y de la «casta divina», una fuerte alianza de grandes empresarios y el alto clero. En PAN nació en 1939 […]

 

1. En Yucatán, como en toda la República mexicana, el PRI tuvo el gobierno durante 70 años, pero el poder siempre estuvo en manos de los hacendados y sus herederos, de una nueva burguesía y de la «casta divina», una fuerte alianza de grandes empresarios y el alto clero. En PAN nació en 1939 de esa casta dominante, sin embargo sólo 45 años después comenzó a tener presencia política en la entidad, cuando el presidente priísta neoliberal le abrió las puertas con fuerte apoyo de su gobierno. El PRI estaba n el gobierno manteniendo una estrecha relación con los personajes del dinero, por eso al perder la gubernatura los priístas y los panistas siguieron siendo tan familiares y amigos como si nada hubiera pasado. De día perecen pelearse, pero de noche duermen en la misma cama. La población sabe que la clase social dominante que hoy es panista antes era priísta. Por eso aquí el PRI no fue oposición política.

 

2. Parece que en Yucatán la política es sólo para los políticos. Es un estado con enorme miseria, desempleo y subempleo, donde su población hace ya muchas décadas que no cree en la política, aunque sí mucho en su religión. Pareciera decir que la política es un negocio más donde ella nada tiene que hacer. La gente ve a los políticos, hace como que los oye pero no cree en que algo puedan resolver. Se acerca a ellos para pedirles, pero sabe que todo se quedará en promesas. La gente, como respuesta, también se burla de ellos después de hacerles creer que los escucha y apoya. No se emociona, no participa, acepta de cualquier partido o político lo que le ofrecen. Mientras el político habla quizá bloquea su mente pensando en otras cosas. El político que no tiene el menor grado de dignidad siempre actúa con alto grado de cinismo prometiendo por lograr un voto.

 

3. Los panistas están en la gubernatura de Yucatán y la alcaldía meridana. Cuentan con el apoyo del gobierno federal, de los empresarios y de la iglesia. En la campaña para nuevo gobernador, diputados y presidencial municipales, lograron el apoyo de los gordillistas aliancistas y, por ahora llevan una amplia delantera en la televisión y la radio. Están dilapidando muchos millones de pesos en espot. Además están repartiendo despensas y muchos regalos, apuntalándose en programas de funcionarios del gobierno del estado. Los empleados del gobierno se encargan de hacer la campaña, además los citan para asistir a los actos del candidato Xavier Abreu quien, por cierto, no tiene simpatías porque no sabe hablar. Se ha acusado al PAN de estar manejando mucho dinero del gobierno federal, estatal y de los empresarios; incluso del narcotráfico.

 

4. Los priístas, que gobernaron Yucatán hasta 2001, se aliaron con el Verde Ecologista y son más de lo mismo: los mismos políticos, los mismos funcionarios, los mismos aliados que durante décadas se aliaron al panismo y los empresarios. Sin embargo Ivon Ortega, para Yucatán, parece ser una buena candidata a la gubernatura. Por lo que se ve y se oye, parece emparejarse con el PAN, aunque nadie puede decir quien va adelante. Los priístas nacionales, en particular los gobernadores de la región: de Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Oaxaca, parecen decididos a apoyarla ampliamente. Los espots de la candidata le funcionan bien en TV y radio, pero con poco menos tiempo que el pagado por el panismo. Pero, aunque todavía no se han desplegado las campañas, el priísmo tiende a emparejarse. No se sabe de dónde le viene su financiamiento.

 

5. Ana Rosa Payán, con el apoyo del Partido del Trabajo y Convergencia, parece estar calentando motores. Están apenas en los «paseíllos» por la cuidad. Todavía no se sabe de dónde sacarán el fuerte financiamiento de la campaña, sobre todo en este momento en que el gobierno panista está derrochando muchos millones de pesos. El clero puede proporcionar mucho apoyo -quizá allí estén las esperanzas de la candidata ex cursillista de cristiandad- aunque es difícil que lo haga con dinero. No es oradora, mucho menos mujer de ideas, pero dado que ha sido dos veces alcaldesa de Mérida, diputada local, diputada federal, senadora y presidente del PAN yucateco, es muy conocida. Quizá ya no se esté planteando ganar y se conforme con golpear al PAN yucateco, aunque siga respetando la ideología derechistas de su ex partido.

 

6. El artista de teatro regional, «el Cholo» Herrera, fue designado, a «última hora», como candidato del PRD. Es muy conocido en Yucatán, mucho más que la expanista Payán. Lo grave es que quizá no tenga la menor idea de lo que es una campaña política. Ha tenido expresiones de alabo y respeto hacia López Obrador, y su esposa -también artista junto a él- fue candidata a diputada por el PRD hace ocho meses y ha estado en los recorridos de AMLO por Yucatán. El PRD, además de ser un partido extremadamente débil, con tres por ciento de la votación antes de AMLO, se presenta dividido en la campaña. Quizá con el arribo de AMLO el próximo miércoles 7 para tomarle a «Cholo» la protesta, se logre algún compromiso con dos o tres corrientes internas.

 

7. En conclusión: Parece que la competencia estará entre el PAN y el PRI. Si gana el PAN Calderón habrá ganado otra batalla para consolidarse. Si gana el PRI de todas maneras Ortega tendrá que alinearse, tal como lo está el priísmo nacional. Como puede verse el FAP se presenta dividido y el PRD yucateco en particular mucho más. Los poquitos izquierdistas del estado no van a participar en campaña política electoral alguna. Continuarán sus protestas contra la visita a Yucatán del presidente Bush, asesino de los pueblos del mundo; seguirán en contacto con las luchas de Oaxaca, con los del Diálogo Nacional, ayudando a la Convención Democrática y apoyando batallas del zapatismo pero, sobre todo buscando puntos de unidad para extender la lucha social entre campesinos, estudiantes y sectores populares. ¡Pobre lucha electoral!

 

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