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Entrevista al escritor y traductor Julio Moguel: «En las nuevas traducciones leemos a Rulfo polifónico, poético, magistral»

Fuentes: Rebelión/Clarín de Chile

México DF.- En entrevista exclusiva con Clarín.cl Julio Moguel (1950), enfatiza la problemática de leer -en el extranjero- versiones que sólo se aproximan a lo que escribió Juan Rulfo, y al respecto explica: «Podría decir que los franceses no habían leído a Rulfo hasta que se publicaron las nuevas traducciones de Gabriel Iaculli. Leyeron ‘algo’ […]

México DF.- En entrevista exclusiva con Clarín.cl Julio Moguel (1950), enfatiza la problemática de leer -en el extranjero- versiones que sólo se aproximan a lo que escribió Juan Rulfo, y al respecto explica: «Podría decir que los franceses no habían leído a Rulfo hasta que se publicaron las nuevas traducciones de Gabriel Iaculli. Leyeron ‘algo’ que se parecía. Pero no, en definitiva, a ese Rulfo polifónico, poético, musical, artístico, magistral. Resulta increíble, con todo, constatar que algunos franceses se enamoraron de Rulfo cuando leyeron Pedro Páramo en la versión de Lescot, en 1959″

Doctor en Economía por la Universidad de Toulouse-Le Mirail (Francia), traductor de Lefebvre y Valéry al español y especialista en el arte de traducir a Rulfo al francés; Julio Moguel es coautor de los libros: Santa Gertrudis: testimonios de la lucha campesina (1979); Historia de la cuestión agraria mexicana (1989); Autonomía y nuevos sujetos sociales en el desarrollo rural (1992); Chiapas: la guerra de los signos (1997); Estampas para el recuerdo (2002); Ecos y murmullos en la obra de Rulfo (2007); Diez obras, mil mundos (2009) y coordinador -junto a Víctor Jiménez y Jorge Zepeda- de Juan Rulfo: Otras miradas (2010)

La antología Juan Rulfo: Otras miradas (2010), incluye testimonios escritos por José María Arguedas, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Günter Grass, Tahar Ben Jelloun, Susan Sontag, Kenzaburo Oé, Urs Widmer, Gao Xingjian y el análisis de las encuestas realizadas por el Instituto Nobel, Babelia, El País Semanal y Notimex; la segunda parte del libro está dedicada a las traducciones de Pedro Páramo (FCE, 1955) en diversos idiomas. Julio Moguel -coordinador de Juan Rulfo: Otras miradas– anticipa: «La antología ya se envió a distintos lugares del planeta. Estoy seguro que muy pronto el libro, su distribución, lectura, ventas, tendrá un positivísimo efecto multiplicador. Ya tendremos oportunidad, en dicho marco, de viajar un poco por aquí o por allá a presentarlo, o a utilizarlo como un material de estudio y de intercambio».

MC.- En entrevista con Clarín.cl Jorge Zepeda habló del proyecto «Rulfo visto por los extranjeros»; por otra parte, Víctor Jiménez nos había adelantado la preparación del libro sobre la problemática de traducir a Rulfo. ¿Por qué deciden amalgamar ambas antologías?

JM.- Básicamente porque nos dimos cuenta -al trabajar los dos proyectos- que se complementaba la mirada que sobre Rulfo existía desde el exterior, y ello permitía regresar a su narrativa y enriquecer la lectura de su obra. Víctor Jiménez fue quien propuso que ligáramos ambas iniciativas, en un esquema que pudo articular filigránicamente por su profundo conocimiento en la materia.

Fue así que pudimos presentar el proyecto, como coedición, a Casa Juan Pablos, a la Fundación Juan Rulfo, al Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación y a las Secretarías de Cultura y Educación del Estado de Michoacán.

MC.- Juan Rulfo: Otras miradas (2010), incluye un interesante hallazgo: la primera traducción de Pedro Páramo al inglés data de 1955. Equivocadamente creíamos que la novela de Rulfo había salido en edición angloparlante hasta 1959…

JM.- También me sorprendió cuando me enteré de que existía el trabajo de traducción de Irene Nicholson, antes que el de Mariana Frenk. Y ello ha terminado siendo muy importante, como importante ha sido, también, el constatar que la traducción en francés se hizo de manera prácticamente simultánea a la de Frenk. Y fue sólo un poco más adelante que apareció la versión de Lysander Kemp en inglés (Grove Press, 1959). Estos nuevos elementos permiten darte cuenta que el impacto de Rulfo en el extranjero no se deriva de la promoción particular que hizo Mariana Frenk, como algunos lo llegaron a afirmar en su momento. Muchos canales se abrieron al encontrar que, en la obra de Rulfo, existía un enorme y promisorio tesoro.

MC.- Convocaron a traductores, escritores y académicos para el libro Juan Rulfo: Otras miradas (2010); ¿qué capítulos destacarías en referencia a la traducción?

JM.- De la parte que yo coordino, destacaría la investigación de Alberto Vital, pues podríamos decir que fue pionero en el tema de la recepción de Rulfo en el extranjero, específicamente en alemán. Pero cada uno de los ensayos, sobre la traducción en diferentes lenguas, cumple en el libro un papel esencial.

Sugeriría que el lector empezara por revisar el extraordinario trabajo introductorio de Víctor Jiménez, quien nos entrega una visión panorámica de las traducciones de Rulfo en el planeta. Y luego que siguiera la secuencia de lo allí publicado, en el entendido de que dicho orden se ajuste al tiempo -secuencial- de su aparición: inglés, alemán, francés, etcétera.

Con respecto a mi propio trabajo sobre la traducción de Rulfo al francés, te diría que yo mismo quedé muy sorprendido de las grandes distancias, en calidad, existentes entre primeras y últimas traducciones de Pedro Páramo y El Llano en llamas. Y, en este punto, valga decirlo, yo le construiría en definitiva un monumento a Gabriel Iaculli, el traductor más reciente de las tres obras del jalisciense, incluyo aquí El gallo de oro (1993). No conozco otras lenguas como para cotejar su trabajo maestro con otras traducciones -al alemán, italiano, etcétera-, pero por diferentes indicios casi podría asegurar que acaso es el más grande de los traductores de Rulfo, comparando en definitiva todas las lenguas.

La relevancia de sus versiones últimas tienen, desde mi punto de vista, el siguiente alcance: -así parezca un poco exagerado– podría decir que los franceses no habían leído a Rulfo hasta que se publicaron las nuevas traducciones de Gabriel Iaculli. Leyeron «algo» que se parecía. Pero no, en definitiva, a ese Rulfo polifónico, poético, musical, artístico, magistral. Resulta increíble, con todo, constatar que algunos franceses -entre ellos algunos grandes escritores- se enamoraron de Rulfo cuando leyeron Pedro Páramo en la versión de Lescot, primer traductor al francés de Pedro páramo, en 1959.

MC.- ¿Qué expectativa tienes sobre la proyección internacional del libro Juan Rulfo: Otras miradas?

JM.- La antología ya se envió a distintos lugares del planeta. Estoy seguro que muy pronto el libro, su distribución, lectura, ventas, tendrá un positivísimo efecto multiplicador. Ya tendremos oportunidad, en dicho marco, de viajar un poco por aquí o por allá a presentarlo, o a utilizarlo como un material de estudio y de intercambio.

MC.- Las recientes traducciones de Pedro Páramo y El Llano en llamas -por lo general- están acompañadas de prólogos inéditos que justifican cada reimpresión. ¿Conversaste con Le Clézio sobre la nueva edición francesa de la narrativa rulfiana?

JM.- El prólogo de Jean-Marie Gustave Le Clézio para El Llano en llamas lo publicó antes de recibir el Premio Nobel. Juan Rulfo: Otras miradas seguramente le interesará sobremanera. Conversaremos con Iaculli para ver si llegamos a tener un intercambio. Y si Le Clézio viene a México -motivos le sobran para regresar a Michoacán y al Distrito Federal-, ten la seguridad de que lo encontraremos y lo invitaremos a revisarlo y a dialogar, y en su caso a realizar algún tipo de presentación. Por lo pronto buscaremos la forma de enviárselo, tal vez a través del mismo Gabriel Iaculli. Te puedo decir que Iaculli es nuestro amigo, y que estamos buscando la forma de seguir avanzando en el tema de «la traducción» -que, como sabes-, es un tema monumental en sí mismo.

MC.- ¿Has estudiado la relación biográfica e intelectual de Rulfo con Francia?, ¿qué autores francófonos leía Rulfo?

JM.- Rulfo no nos deja de sorprender en cuanto a la cantidad y la calidad de sus lecturas en muy distintas lenguas. Sabemos de su particular predilección por Giono. No tengo en este momento registros específicos de libros franceses que existan en su biblioteca -sería una buena guía para responder a tu pregunta-, pero dada su voracidad en el oficio de leer podría suponerse intereses diversos en los clásicos -Dumas, Víctor Hugo, etcétera-, así como en autores modernos como Sartre, Camus y demás. Pero quepa señalar que la simple mención de Giono, como ejemplar de su predilección, ya habla de un acercamiento fino al mundo literario de lengua francesa, pues, como podrás imaginarte, en la época de la que hablamos el mencionado Giono no era propiamente un best seller internacional, ni nacional, pues el francés de los años cincuenta o en los sesenta se ocupaba dominantemente de «lecturas urbanas». Se sabe también, a ciencia cierta, que Rulfo conocía Baudelaire y a Mallarmé, y no desconocía algunas facetas de la obra de Valéry.

MC.- ¿Qué podrías decirnos acerca de tu trabajo como traductor?, leí que recientemente publicaste una traducción de El cementerio marino, de Valéry, con un ensayo crítico de tu autoría. ¿Tiene algo que ver tu interés por estudiar la traducción de Rulfo al francés y ejercer la traducción de Valéry al español?

JM. Ciertamente hay aquí vasos comunicantes. Mi trabajo como traductor se remonta a los años setenta, con la traducción al español de El manifiesto diferencialista, de Henri Lefebvre. Trabajé muy diferentes cosas en las décadas que siguieron. Y, en el 2000, justo cuando me metí a fondo en la obra de Rulfo, como una especie de diversión, inicié la traducción de El cementerio marino de Valéry. Puedo decirte que un tema estimuló el otro, y que una actividad me abrió posibilidad en la otra. Porque hay un punto específico de coincidencia: Rulfo y Valéry, a pesar del abismo que pudiera haber en sus perspectivas -¿estrategias?- literarias, cuidan y manejan sus respectivas lenguas como unos dioses. Y lo hacen con una búsqueda común: la de fundar -o tejer- algunos de sus textos en -y con- palabras primarias o primigenias, fundantes, del ser; digo ser aquí en el sentido ontológico, en la idea del ser-ahí o del Dasein de Heidegger. Ambos – Rulfo y Valéry- buscan entonces alejarse en lo posible de la simple metáfora, convertida para muchos artesanos de la escritura en una mera técnica de producción.

Entrar a traducir a -o a estudiar la traducción de- genios que, como Valéry y Rulfo, tienen esta perspectiva, como podrás imaginar, resulta entonces, más que un oficio, un gozo estético permanente, acompañado de un también permanente descubrir.

MC.- Julio, hace tiempo que quería preguntarte por los orígenes del libro: Ecos y murmullos en la obra de Rulfo (2007), ¿desde dónde partió la iniciativa?, ¿de La Habana o Michoacán?

JM.- Yo venía trabajando la literatura de Rulfo desde mucho tiempo atrás. Y de pronto, en uno de mis viajes a La Habana -viajo a Cuba desde hace mucho tiempo, por muy diversas razones, pero una de ellas, importante, es la literatura; trabajo ahora, por ejemplo, en un ensayo sobre Nicolás Guillén; y me encanta la literatura de Padura-, encontré el interés de Enrique Saínz, miembro de la Academia de la Lengua y a la sazón director de la Revista Unión, para que hiciéramos algo juntos al respecto. Así es que, primero, editamos un número especial de su revista, por los 50 años de la aparición de Pedro Páramo; y luego decidimos armar el libro que mencionas, como coedición entre la UNEAC, la editorial Casa Juan Pablos y la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán.

MC.- Finalmente, ustedes documentaron que Rulfo hizo la transcripción de un glosario español-purépecha; Alberto Vital investigó el árbol genealógico de Rulfo ubicando su raíz en la región purépecha de Tlalpujahua (Michoacán), ¿cuáles serán los nuevos indicios sobre Rulfo?

JM.- El libro Juan Rulfo: Nuevos indicios, lo coordina Jorge Zepeda. Tanto Víctor Jiménez como yo colaboramos, pero la responsabilidad mayor en el asunto recayó en Jorge Zepeda. El descubrimiento de que los abuelos de Rulfo son michoacanos, tiene un sentido interesante desde el punto de vista histórico. En el próximo libro, abordaremos el interés de Rulfo por Michoacán; cuando revisas un glosario purépecha te das cuenta de que Rulfo está estudiando códices prehispánicos -este dato no se conocía- y mantiene un estrecho acercamiento con la historia de Michoacán, en específico al mundo indígena, esto era un misterio para los lectores de Rulfo; sabíamos que había trabajado en el Instituto Nacional Indigenista, sin embargo Pedro Páramo no es un libro que tenga personajes indígenas, algunos creyeron que veían a través de Pedro Páramo una cosmogonía indígena. Ahora se descubre el profundo interés que Rulfo tenía en lo indígena y el manejo de la lengua purépecha; el español-mexicano que habla Rulfo está completamente permeado por el sentido lingüístico indígena, podemos concluir que Rulfo sí tiene una proclividad a la tradición oral indígena, el hallazgo del glosario español-purépecha te da una idea de que el interés de Rulfo por lo indígena es más explicito de lo que se suponía.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.