Forman parte de una nueva cepa de escritores dominicanos de ficción. Son Aníbal Hernández Medina, Liberato Tavárez y Rodolfo Báez. Forman parte de la Asociación Dominicana de Ficción Especulativa (ADFE). Viajaron de la hermana República Dominicana a Puerto Rico hace un par de días, me dijeron que a participar del V Simposio de Ciencia Ficción, […]
Forman parte de una nueva cepa de escritores dominicanos de ficción. Son Aníbal Hernández Medina, Liberato Tavárez y Rodolfo Báez. Forman parte de la Asociación Dominicana de Ficción Especulativa (ADFE). Viajaron de la hermana República Dominicana a Puerto Rico hace un par de días, me dijeron que a participar del V Simposio de Ciencia Ficción, Fantasía y Literatura Fantástica del Caribe de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Fueron recibidos como solemos hacerlo, con calor humano, el mismo que siempre nos han dado en su país.
Rodolfo, particularmente me contó que vino en calidad de editor de los trabajos de sus dos compañeros de viaje, pero en especial del de Tavárez. Liberato escribe poesía, pero no nos la comparte; se la reserva para sí, por el momento. De ahí que lo que de su trabajo creativo por ahora conoceremos son cuentos, crónicas, micro-relatos de horror. Liberato es autor de, entre otros trabajos, Vórtice (2018) y Horror en la casa Alberti (2019).
Aníbal resulta ser de los tres el teórico. Ha viajado a compartirnos un marco teórico que nos sirva para reconstruir el trujillato desde la ciencia ficción y a base de relatos de horror. Hernández nos dice que sus fuentes para su estudio del trujillato podrían ser los propios documentos históricos de la época, recreados, post-novelados o captados dentro del contexto de su propia realidad e imaginación. Su marco teórico de acción me recuerda que en los orígenes de lo real maravilloso está el trabajo de Alejo Carpentier como editor de crónicas y documentos históricos indianos.
Les animo a hacerlo, creo -les digo- que tenemos que atrevernos a reconstruir y afrontar nuestro pasado con imaginación, sin nostalgia, dándole el toque de horror que mejor se pueda atener a la verdad de lo sufrido por las víctimas de una dictadura cruel, malvada. También, creo que de ahí es que tenemos que hacer literatura de lo real, bien sea maravilloso o no.
Báez escribe desde la poesía, el cuento y la novela. Me dice que el simposio fue «una experiencia interesante». Me comparte una de sus novelas, Cuando mueran los hombres (tesis de grado para optar por el título de dios de materia) (2014). Rodolfo es fundador y presidente de Últimos Monstruos Editores (UME). Tiene una amplia producción literaria, de los que destaco: La hija del comandante (Novela, 2011). El crimen (un pacto de sangre) (Novela, 2012), Nanos archivos del juego (microrrelatos, 2016) y Viaje al cerebro humano (cuentos, 2018).
Aníbal, Liberato y Rodolfo vinieron de la tierra que abriga los restos de Eugenio María de Hostos, la tierra que nos dio a José Luis González y un gran exiliado al que Puerto Rico le debe el rescate de las obras completas de De Hostos y el ejercicio efectivo del poder de asilo cuando más lo necesitó, don Juan Bosch. Por eso y más, los invito a leerles y a seguir su trabajo creativo. Están todos los hijos de Mariana y Luperón invitados. También los de Martí.
Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.
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