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Brasil, cine y política

Estación Central

Fuentes: Rebelión

Introducción El objetivo del presente trabajo es analizar la película Estación Central. Me voy a centrar en algunos elementos para comprender la realización de dicho film. En primer lugar conviene hablar, en términos sociales, del Brasil de los años en que se filmó la película. En segundo lugar hablaré de la película: su contenido, año […]

Introducción

El objetivo del presente trabajo es analizar la película Estación Central. Me voy a centrar en algunos elementos para comprender la realización de dicho film. En primer lugar conviene hablar, en términos sociales, del Brasil de los años en que se filmó la película. En segundo lugar hablaré de la película: su contenido, año de su filmación y el mensaje. En tercer lugar el contexto cinematográfico en que se realiza la película. Por último un intento de interpretación con la política. Es decir, la relación cine y política. Cada uno de estos elementos me parece que son importantes para realizar un análisis en el que la realidad social y el cine están, de alguna manera, íntimamente ligados. Cine y política-económica forman parte de un mismo contexto de la realidad social latinoamericana y brasileña.

I. Contexto de Brasil

Fue en el año de 1998 cuando se filmó la película. Son los años, o más bien la década de la conservación social capitalista y consolidación de la reacción, que en términos político-económicos, imperó en el llamado neoliberalismo en Brasil y en el resto de América Latina. La importancia de ubicar dicho elemento nos abre una perspectiva más amplia para conocer el contenido ideológico y político del film. La política económica que imperaba en Brasil y América Latina consistía, en términos simples, la economía de libre mercado, la privatización de amplias empresas estatales, la desregulación de los derechos de los trabajadores, la conformación de una sociedad de consumo basada en el individualismo, entre otras cuestiones que no dejan de estar relacionadas con la producción y reproducción de las relaciones sociales en el capitalismo neoliberal. Es la imposición de un mundo reaccionario y conservador que dio a luz debido a la crisis de los años sesenta y setenta del siglo pasado. 

El cine es expresión de la política-económica capitalista que impera en el momento de su producción y reproducción. En el Brasil de los años noventa la ideología del individualismo se manifestaba no solo en los medios de difusión periodísticos, sino también muy propiamente en el cine. El cual sirve también como medio de propaganda para una sociedad que se impone o intenta imponerse, o de plano reproducirse abiertamente sin dejar espacio al cambio. Los años noventa es el periodo de difusión de un individualismo en varios medios para construir una idea de sociedad, que al mismo tiempo, crea una ausencia de vínculos provocando un sentimiento de necesidad en la búsqueda de una identificación. La falta de vinculación hacia el resto de la comunidad provoca serios problemas en las relaciones sociales, obligando a la población a buscar salidas pues vive en medios que no las satisface y las vacía de contenido social, y al mismo tiempo, les crea un estado de dependencia. Crea también  indiferencia y frialdad en las relaciones sociales, involucrando todos los aspectos, clases sociales y edades. Estas relaciones son tratadas por el realizador en uno de los personajes: Dora. No solo se distingue por la falta de identificación sino por la ausencia de la misma que lleva de manera sutil a buscarla. El cual se le presenta de manera improvisada, sin esperarla, pero que reacciona en el momento justo cuando presiente que se le va de las manos. No obstante las relaciones sociales, y enfocada en ciertos sectores, muchas o pocas veces se reproducen para llenar lo que permanece ausente.

La ausencia de contenido social vacía las formas de relacionarse con el otro y consigo misma (o). Limita la sensibilización humana y se convierte en objeto vertical y de individuación. La situación de Brasil, a la sazón, es el imperio del individualismo que exalta en la vida de la década de la imposición de la sociedad de consumo. El individualismo basado en el consumo es el ideal del capitalismo mal llamado posmoderno. Si la posmodernidad fuera un hecho real, la modernidad no existiría y lo por lo tanto no permitiría a la posmodernidad. Pues una sería sin la otra. Son resultado de la misma. De ahí que el cine intenta ser expresión de su tiempo, pero no del tiempo real-vivido, sino del que se cree que es el real-vivido. La relación de aquel que cree es el que se vive, deja manifiesto su falta de comprensión de la misma.  La relación del cine con lo que cree que es real, sirve también para justificar una vida. Si bien, al mismo tiempo, para cuestionarla, con el fin de frenar su proceso. Las relaciones presentes en el cine, como veremos, no están enmarcadas por una sola manifestación sino que adquieren nuevos punto de equilibrio y transformación. Las cuales vuelven adquirir nuevas.

No obstante tenemos elementos que resultan también importantes. El conocimiento de un estado de relaciones y el descubrimiento de los mismos, son  parte de lo que se involucran los personajes. Otro es el cambio de relaciones, en el que la individualidad permea pero que se revierte en un momento en que se descubren otras relaciones que antes se habían negado o arrinconado. Al mismo tiempo que se da la conversión social. La conversión no es más que el cambio de una condición de cosificación motivada por la relación de individualidad a una que se relaciona con uno más. Es decir, deja por una vez, o quizá definitivamente, la relación de ensimismamiento para pasar a una con un fin «colectivo». La pretensión es, sin querer, dejarse diluir para conocerse a sí mismos pero con los otros. 

II. El film Estación Central

La película Estación Central fue producida por Francia y Brasil en el año de 1998. El argumento central se ubica en las relaciones de Dora y Josué. Dora, una señora, y Josué, un niño, construyen una relación cuando este, al perder a su madre atropellada por un camión, decide hacer un viaje por todo el país para buscar a su padre. El argumento del film inicia con uno de los personajes trascendentes: Dora, antiguamente profesora, ahora retirada. Se gana la vida escribiendo cartas en la Estación Central del tren de Río de Janeiro, Brasil. La característica del personaje es de una mujer fría, solitaria y poco paciente, quien no siente nada por tirar y desechar las cartas de cuyos clientes pagaron por enviarlas, los cuales van con ella a diario para requerir de sus servicios.

En la estación central de un día cualquiera llega con Dora una mujer con un niño para que le redacte una carta para enviársela al padre de éste. Justamente, ese día, la madre sorpresivamente muere atropellada por un camión al salir de la estación. El niño queda solo y se pasea por la estación central durante los siguientes dos días. Poco después, al mirar a Josué solo, Dora intenta persuadirlo y lo lleva con una supuesta amiga para dejarlo en una presunta casa para niños donde le dan dinero por él. Con él, adquiere una televisión que tanto había esperado y que le hacía falta. Dora todo esto lo hacía casi en secreto. Sin embargo, la amiga al ver la televisión, busca que Dora le confiese todo para saber de dónde consiguió los recursos. Se entera de la manera como lo obtuvo y le hace saber que el futuro del niño probablemente sea usado para el de tráfico de órganos. Dora, al verse arrepentida ante tal situación, decide rescatar a Josué. De aquí en adelante empezaba una relación que se va ir profundizando a lo largo del viaje en la búsqueda del padre de Josué.

En el nuevo contexto que adquirió con el niño, Dora decide acompañarlo para buscar al padre. Durante este viaje se han dado cuenta de lo importante que es la presencia del uno y del otro. Los dos se han dado cuenta de que pueden recuperar la relación humana que alguna vez perdieron, uno por su repentino desamparo y la otra por su vida difícil, solitaria y cosificada. La necesidad de recuperar una vida común con el resto de la población, los cuales fueron casi obligados por un individualismo imperante en la sociedad, salta como uno de los argumentos del film. La relación de individualidad, por diversas circunstancias, lo estaban viviendo los dos. En diverso grado y en circunstancias diferentes los personajes se encontraban inmersos en la misma situación.  

La narración sigue cuando Dora, después de un largo recorrido en la búsqueda que cree que encontrarán a su padre de Josué, le insiste al niño para que la olvide, pues según ella, hizo lo mismo con su propio padre. No obstante, el escenario es totalmente diferente cuando terminan en el último paradero y el padre del niño no estaba. Ante tal circunstancia, Dora pide a Josué que se vaya con ella para que formen una familia, algo que ella aspiraba desde hacía tiempo. No obstante, se ve interrumpido el contexto cuando se encuentran con los medios hermanos de Josué, los que, sin enterarse de que el niño era su hermano, ofrecen hospedaje a Josué y a Dora. Ésta última se presenta como amiga de su padre. Es en ese lugar que se enteran Dora y Josué, a través de una carta, los planes del padre de vivir junto a todos sus hijos. Dora, a la sazón, resuelve en dejar a Josué con sus hermanos. Se marcha al amanecer y se despide por medio de una carta en la que le explica que ellos le darán la familia que merece y mostrando su afecto para que no la olviden. El final presenta el cambio de un personaje que vivía antes endurecida por la soledad y por la adversidad e incluso incrustada en una gran indiferencia, para pasar a otro personaje que ha vivido una experiencia motivada por otro contorno. A medida que vive nuevas experiencias recibe nuevas formas de relación social que la van despojando de un extremo individualismo. Al sentirse como una nueva persona, motivada por las circunstancias, la oportunidad de vivir lo que anhelaba, se le escapa. La experiencia es válida para el cambio de actitudes y de reflexión, pero que se ve frenada por la situación que ahora encontró Josué al hallar a sus hermanos. 

Lo que el film muestra en términos generales, es que narra la vida de un Brasil profundo. De sectores excluidos por la sociedad capitalista brasileña. La vida al margen de un mundo lleno de contradicciones en el que Dora busca no solo desprenderse de su soledad, sino de ver la manera de sobrevivir ante un mundo que le niega la vida misma, en tanto social como económica. Es en estas relaciones subyagas, en que la posibilidad de desprenderse del estado de enajenación es posible.   

III. Contexto cinematográfico de Brasil

La historia del cine brasileño ha pasado por varios momentos e incluso también por varias dificultades. Con la imposición de la dictadura cívico-militar en 1964 se funda el Instituto Nacional de Cine (INC), una institución federal dependiente del Ministerio de la Educación y la Cultura. La estructura administrativa del INC era dirigida por los representantes del ministerio de cultura, lo cual dejaba sin decisión en torno a la producción de películas a los productores, exhibidores, distribuidores, directores y críticos. La nueva institucionalidad del cine tenía como objetivo formular y ejecutar la política gubernamental en relación con la producción, distribución y exhibición de películas. Pero lo que importaba para la dictadura, era promover una imagen de neutralidad con la intención de contener la movilización social, así como para imponerse (Villarroel; 2016: p. 81). A lo largo del gobierno de la dictadura se habían presentado algunos cambios en la política de la INC. Sin embargo esta institución le sirvió prácticamente como un medio de legitimidad y de control social. La llegada de la llamada transición a la democracia, las condiciones materiales no habían cambiado mucho. Pero el cine renovó su producción, reproducción y presentación. Ideológicamente las condiciones habían cambiado. Había una híper difusión del individualismo. No obstante había un gran movimiento del cine latinoamericano que había empezado desde los años sesenta motivado por la influencia de la revolución Cubana. Y que posiblemente hace frente a un cine alienante y cosificado. Propio de un movimiento social quizá revolucionario. 

El cine del período de los sesenta para adelante se benefició de las instituciones administradas por los Estados latinoamericanos; no obstante, su papel fue ambiguo. Porque además, por un lado, se le reprochaba su incierto criterio de selección, de burocracia y preferencia. El cual manifestaba una forma de control gubernamental sobre la producción artística, como lo había sido el Brasil bajo la dictadura. Por otro lado, gran parte de la producción cinematográfica de este período fue posible por el apoyo brindado por el mismo estado. Se hicieron grandes producciones que si bien no habría que subestimar.

El llamado Nuevo Cine Latinoamericano, lo que alguna vez Tomás Gutiérrez Alea llamó «cine imperfecto», expresa en cada una de los films una temática profunda, exhaustiva, compleja, completa y peculiar. Todas las producciones y de los más variados asuntos se reúnen una misma producción y toman posición por una concurrida y justo relato. Una actitud crítica frente a la realidad latinoamericana. Muchas o pocas veces de forma radical, que trastocaba el sentido del tiempo muy particular de América Latina.

El Nuevo Cine Latinoamericano que pervive de alguna forma hasta hoy, con sus temas y obra, se identifican con muchos otros temas que han surgido y manifestado históricamente. Uno de ellos es la literatura del boom, en el que justamente, lo real inesperado todo lo absorbe. El mundo de la imaginación no está reñido con el de la realidad, sino que vive separado pero cierto. Existe una preponderancia de las realizaciones fílmicas en la búsqueda de las identidades propias, que se manifiesta cultural y socialmente, a través de un contexto histórico propio del subcontinente.

Desde que surgió el nuevo cine latinoamericano intenta la búsqueda de los orígenes para enfrentarse a un mundo lleno de imposiciones, así como una respuesta a construir una nueva forma de vida. Para asentar los gérmenes de un mundo que nunca ha tenido y que anhela: un mundo mejor. Ese otro mundo es para la solución al desconsuelo y al aislamiento del ser humano cada vez más deshumanizado en el que cada vez se sumerge. El mejor ejemplo es la película Estación Central.

Dice María Dolores Pérez Murillo: «A los cineastas latinoamericanos de mediados del siglo XX y de los inicios del XXI no les basta con revelar las «deudas internas» de sus países, van más allá de la denuncia, pues a través de sus cámaras nos incitan a ponernos en camino para hacer nuestra la máxima universal del «somos andando» de Paulo Freire, o el «mañana será mejor» de Martín Nunca. Estamos ante un cine de paisajes, plagados de imaginario simbólico. Un cine que es capaz de filmar la invisibilidad deteniéndose en los primeros planos, planos-detalle y en toda una gestualidad intertextual que elevan la obra fílmica a su primera razón de ser, definida como «arte de la elipsis» (Pérez; 2013: pág. 98).

IV. Cine y política

¿Cómo analizar el film Estación Central con elementos de la política? En primer lugar cabria ver el esquema de análisis. El llamado «triangulación», comprende la cruz, la espada y el hambre. Ubicar estas líneas de análisis con el film me perece algo importante. Resulta una vía para intentar comprender no sólo el mensaje que intenta el realizador, sino el análisis del cine de Brasil. En el caso de este film, la cruz se manifiesta en el personaje de Dora. En él la decisión de llevar a escribir cartas para ganarse la vida y de alguna forma engañar a la gente, representa una relación de poder. Y ubicado, considero yo, en la cruz resulta algo convergente. Tiene una especie privilegio, pues sabe leer y escribir en un país donde el analfabetismo impera en una parte importante de la población. Lo que manifiesta un control de los que saben sobre de los que no. Es una apariencia, pues lo que en principio parece ser una buena manera de ayudar a los demás, termina siendo un engaño. Se aprovecha de su estatus social para su propio beneficio.

La relación de poder, representado en la cruz, manifiesta su grado de individualidad. La utilización de los personajes para sus propios fines es algo que lo distingue al principio. No obstante que el personaje va teniendo cambios a lo largo de su relación con Josué. El acercamiento y la integración de los dos fueron modificando las relaciones y el papel de Dora en la Cruz, se vuelve parte del hambre. Pero mientras en su paso de la cruz a la espada, se da en la relación de desprecio mutuo entre Dora y Josué. Los dos se reclaman por sus circunstancias, por ejemplo, Josué le critica a ella que sea una solterona. Mientras que Dora no deja despreciarlo y decirle desgraciado. No obstante que con el cambio de circunstancias o de escenario, empieza aparecer una actitud que transformará la relación de los personajes permitiendo que se conozcan mutuamente y ampliando su horizonte de relación más cercana. Manifestando que las condiciones es del uno hacia el otro. En este cambio de escenario marca una ruptura entre el poder de la cruz y de la espada. Incluso esto se puede ver no sólo en la actitud de los personajes entre sí, y del uno frente al otro, sino también en la ambientación de las escenas y en el ritmo.

La transformación de la cruz y la espada en otro donde pareciera que se manifiesta el hambre, es ver cómo se han superado las diferencias. La llegada conjunta a la casa de su padre donde encontrarán a los hermanos de Josué, se da con ese fin. Pareciera que al final la actitud de hambre que envuelve desde el periodo de dominación de la cruz y la espada, los personajes van teniendo una especie de generosidad. Porque el hambre no solo está motivada por la escasez sino por la motivación misma generosidad. Esta actitud muestra un proceso de transformación que busca la libertad que el poder bajo la cruz y la espada individualizan. Lo que pasa ahora es que se mira la vida de otra manera. Lo que pasaba antes era la condena a una soledad y aislamiento obligado que la misma sociedad impone. Y que deja pocas posibilidades de desprenderse y/o de liberarse de ella. De hecho la actitud de Dora se dejaba ver una apatía por todo y para todos. No tenía deseo de algo. Sin embargo a medida que descubre nuevas cosas, y otro mundo posibilitado por otras miras, va ampliando el horizonte de la vida y con otros objetivos. La superación de dificultades es muestra de que el esquema de análisis de la política va cambiando.

Lo que transcurre al final es la aceptación de su misma realidad, de uno mismo y los demás. Algo muy importante es quizá el cambio y la búsqueda de lo que es uno pero a la vez en la sociedad. Al principio Dora representaba una cierta cultura de la indiferencia, del individualismo imperante en la sociedad, el cinismo como característica propia y del contexto de los años 70 y 80 en Brasil y en gran parte del mundo neoliberal. Este representaba un orden que fue cambiando y en todo caso cambió. En tanto Josué representa la posibilidad del mismo. A la muerte de la madre, Josué rechaza su condición de un niño de la calle y consigue que su vida se realice hacia otro rumbo a través de la acción. Concretamente a través de su idea por encontrar a su padre. Al darle un giro de su vida en dirección a la búsqueda del padre, se le abre una nueva posibilidad que revierte su condición a la que había quedado con la muerte de la madre. Las relaciones de poder de la cruz, la espada y el hambre, se ven sumergidas en la indiferencia y la impunidad. Para luego pasar a la solidaridad, el descubrimiento del afecto, el encuentro de sí mismo y con el resto que les rodea. Las relaciones de poder, en este caso, son cambiantes. Tal parece que la cruz no permanece allí, sino que pasa de la espada al hambre, sin decir que en un momento volverá nuevamente a pasar por el mismo lado en que se originó.

Conclusiones

La película se centra en el contexto de la hiperindividualidad de las relaciones sociales del mundo del neoliberalismo latinoamericano. Las relaciones sociales individuales marcan un punto de inflexión en el tema del film. Son los años noventa un periodo de difusión de un individualismo imperante en varios medios para construir una idea de sociedad, es decir, un individualismo, que al mismo tiempo, crea una ausencia de vínculos provocando un sentimiento de necesidad por la búsqueda de una identificación. Bajo esta idea, el realizador muestra a un personaje (Dora) incrustado en esta relación. No obstante que también muestra no sólo a ella sino otros personajes que en el tiempo pueden cambiar y son cambiantes. Por ejemplo, a Dora la presenta como un personaje que vivía antes endurecida por la soledad y por la adversidad e incluso incrustada en una gran indiferencia, para pasar una experiencia motivada por otro contorno.

El film narra la vida de un Brasil profundo. De sectores excluidos por la sociedad capitalista brasileña. Incrustados en la pobreza y la ignorancia. La vida al margen de un mundo lleno de contradicciones. Las relaciones de poder político constituyen una manera de representarse en el film. La cruz se manifiesta en el personaje de Dora, pero va cambiado a medida que sus circunstancias sociales ya llevan por otro rumbo. Las relaciones de poder de la cruz, la espada y el hambre, al principio, son sumergidas en la indiferencia y la impunidad. Luego pasan a una especie de solidaridad, del afecto, del encuentro de sí mismo y con los demás.

Bibliografía

Ossa, Carlos, El ojo mecánico. (2013). Cine político y comunica. Cine político  y comunidad en América Latina. Santiago: FCE.

Pérez Murillo, María Dolores, (2013) «El cine latinoamericano entre dos siglos, sus claves y temas», En Boletín Americanista, año  LXIII. 1, n. º 66, Barcelona, págs. 81-99.

Villarroel, Mónica, (2016). Memorias y representaciones en el cine chileno y latinoamericano. Santiago: LOM.

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