Las investigaciones y reflexiones acerca del capitalismo contemporáneo y el mundo del trabajo son cada vez más imprescindibles a medida que avanza la reestructuración de las relaciones y categorías laborales para someterlas aún más a la lógica de la acumulación de capital en todo el mundo. Las altas tasas de explotación, los extremadamente bajos salarios, […]
Las investigaciones y reflexiones acerca del capitalismo contemporáneo y el mundo del trabajo son cada vez más imprescindibles a medida que avanza la reestructuración de las relaciones y categorías laborales para someterlas aún más a la lógica de la acumulación de capital en todo el mundo. Las altas tasas de explotación, los extremadamente bajos salarios, el desempleo crónico, la automatización flexible, la informalidad laboral y los éxodos de población son parte de la reconfiguración que adopta el capital para contrarrestar su profunda crisis estructural que amenaza con destruir sus propias fuentes de riqueza: la naturaleza y la fuerza de trabajo.
En este contexto de crisis civilizatoria se inscribe la obra del Dr. Adrián Sotelo Valencia, «Estados Unidos en un mundo en crisis. Geopolítica de la precariedad y la superexplotación del trabajo«, la investigación de Adrián Sotelo abre nuevas líneas de investigación desde la Teoría Marxista de la Dependencia ofreciendo un sólido avance en el estudio del capitalismo dependiente y su actual desenvolvimiento estratégico en el mercado mundial acompañado de un proceso de extensión y generalización de la superexplotación del trabajo en los países de capitalismo avanzado.
El punto de partida es la Teoría Marxista de la Dependencia, esbozada por Ruy Mauro Marini en su trabajo Dialéctica de la dependencia (1973), que provee las herramientas teóricas y metodológicas para aprehender la esencia del desarrollo del capitalismo latinoamericano no como un proceso disfuncional y de permanente estancamiento en el curso «normal» del desarrollo histórico capitalista, sino como producto del mismo despliegue de la ley general de la acumulación de capital en el marco de la división internacional del trabajo en donde el colonialismo se transmuta en dependencia.
La dependencia es ubicada correctamente por Ruy Mauro Marini a nivel de las relaciones de producción donde se vincula de manera subordinada el capitalismo dependiente subdesarrollado al capitalismo avanzado imperialista. Marini define a la dependencia […] «como una relación de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia. El fruto de la dependencia no puede ser por ende sino más dependencia« […] [1]
De acuerdo con la formulación original de Marini, la reproducción ampliada de la dependencia en la región latinoamericana permitiría a los países avanzados desplazarse de un proceso de acumulación situado en una mayor explotación del trabajo -plusvalía absoluta- a uno organizado en el aumento de la fuerza productiva del trabajo -plusvalía relativa-. El papel que desempeñaría América Latina en un primer momento sería colocar en el mercado mundial una gran masa de bienes agrícolas que contribuirían al desplazamiento de la plusvalía absoluta a la relativa a través del incremento de la productividad y la desvalorización de la fuerza de trabajo en los países centrales, este proceso se dará fundamentalmente a través de la transferencia de valor y plusvalor.
La transferencia de valor y plusvalor hacia los países de capitalismo avanzado requiere de un mecanismo de compensación en los países que ceden valor y plusvalor para que estos incrementen su masa de valor, este mecanismo se da mediante el aumento de la explotación del trabajador, ya sea intensivamente o extensivamente o ambos, aunque técnicamente sólo el aumento de la intensidad del trabajo contrarresta la menor productividad al generar más valor en el mismo tiempo de trabajo, además de expropiar parte del fondo de consumo del trabajador para convertirlo en fondo de acumulación, de esta forma se asegura una producción de valor suficiente para el mantenimiento del capital perjudicado a costa de lo que Ruy Mauro Marini denominó la Superexplotación del Trabajo.
La superexplotación del trabajo es un régimen específico de explotación de la fuerza de trabajo que articula la prolongación de la jornada laboral (plusvalía absoluta), el aumento de la intensidad del trabajo (plusvalía relativa) y el pago a la fuerza de trabajo por debajo de su valor. Este régimen de explotación letal de la fuerza de trabajo es característico y constituyente del capitalismo dependiente, sin embargo, no es exclusivo de los capitales que transfieren valor y plusvalor como ya lo señalaba Marini a principios de los años noventa: «Hay que tener presente que la tendencia que va en el sentido de aumentar la superexplotación no vale solamente para los capitales que ceden valor, en el proceso de transferencia, sino que rige también para los que se apropian valor, ya que es evidente que ellos les permite hacerse de cantidades de valor superiores a las que podrían normalmente incorporar. En otros términos, la universalización de la ley del valor, al tender a permitir tan solo las transferencias de valor que, en su contexto, pueden ser consideradas como legítimas, no apunta a la supresión de la superexplotación, sino más bien a su agudización.» [2]
La posibilidad de que la superexplotación del trabajo se extienda y generalice en los países avanzados sin desdibujar ni eliminar la dependencia es materia de un amplio debate desde que Marini lo señaló por primera vez, esta hipótesis es justamente el núcleo duro del presente trabajo de Adrián Sotelo que apunta en esa misma dirección al plantear que la superexplotación del trabajo es constituyente de las economías dependientes que se desarrollaron históricamente bajo este régimen de explotación y operativa en las economías avanzadas donde se instala estructuralmente bajo la hegemonía de la plusvalía relativa.
Ahora bien, ¿por qué la superexplotación del trabajo se extiende en los países avanzados imperialistas sin que la dependencia de amplias regiones del mundo desaparezca? La respuesta que ofrece Adrián Sotelo está en la crisis estructural del capital y sus procesos de internacionalización que han permitido consolidar el régimen de la superexplotación del trabajo en el capitalismo avanzado para contrarrestar la crisis de producción de valor y plusvalor (desmedida del valor) y la caída de la tasa media de ganancia. [3]
El régimen de superexplotación del trabajo en el capitalismo avanzado, concentrado en Estados Unidos, Europa y Japón, se instala de manera estructural y permanente en los sistemas productivos con la característica que lo hace de manera subordinada al régimen de producción de plusvalor relativo, por el contrario de los países dependientes en donde la producción de plusvalía relativa se subordina a la lógica de la superexplotación del trabajo. La riqueza del trabajo de Adrián Sotelo no se limita únicamente a desarrollar teóricamente la operatividad de la superexplotación del trabajo en el capitalismo avanzado, también aporta a su corroboración al estudiar más de cerca su extensión en el país vecino del norte.
Los Estados Unidos desde al menos la década de los setenta enfrenta una serie de problemáticas estructurales que, ante el ascenso de nuevas potencias económicas y militares, ponen en duda su hegemonía que cada vez más se sostiene por los mecanismos de la guerra imperialista. Es la crisis estructural de los Estados Unidos y la facción de la burguesía industrial estadounidense arruinada con el neoliberalismo quienes empujaron a la candidatura y posteriormente a la presidencia a Donald Trump -hoy enfrentado oficialmente a un proceso de destitución o impeachment- quien durante toda su campaña, además de asegurar que terminaría el muro en la frontera con México y que México lo pagaría, prometió reindustrializar a los Estados Unidos obligando mediante presiones arancelarias a las empresas norteamericanas relocalizadas en el extranjero a regresar. [4]
En este marco de crisis sistémica en Estados Unidos, la superexplotación del trabajo opera junto a un proceso evidente de precarización laboral que vuelve aún más vulnerables a los trabajadores, no sólo a los trabajadores históricamente desprotegidos, sino también al typical american worker, al trabajador promedio blanco estadounidense, que en la actualidad enfrenta el aumento de su jornada de trabajo, la intensificación de los ritmos de producción y el pago a su fuerza de trabajo por debajo de su valor, a la par del recorte a sus prestaciones sociales (incluido el acceso a instituciones de salud) y la eliminación de los apoyos a familias de bajos ingresos. [5]
Los datos que reúne el Dr. Adrián Sotelo son centrales en su análisis. A partir de una cesta básica de artículos de consumo frecuente en los Estados Unidos -que no incluye vivienda, salud, transporte o educación- se puede hacer una aproximación al valor de la fuerza de trabajo y a un promedio del poder adquisitivo, entre 2008 y 2017 la cesta básica aumentó de precio un 32%, mientras que el salario sólo se incrementó un 12%, aunque de manera más lenta que en los países dependientes, el salario va perdiendo paulatinamente su poder real de compra, lo cual se expresa en al menos tres aspectos: la divergencia entre productividad y remuneraciones, el aumento de las horas de trabajo y la creciente insolvencia para pagar una vivienda de alquiler.
En el periodo que va de 1948 a 2014 la productividad del trabajo pasó de 96,7% a 72,2% mientras que en el mismo tiempo la remuneración promedio disminuyó de 91,3% a 9,2%. La desconexión que se muestra entre productividad del trabajo y remuneraciones no sólo es un indicativo del grado de explotación de la fuerza de trabajo, también señala el debilitamiento sindical y organizativo de los trabajadores para asegurar un incremento de su salario a la par del aumento de la productividad. De manera complementaria las horas de trabajo se han extendido considerablemente, en 2014 el 50% de los trabajadores mayores de 18 años laboraron entre 41 y 60 horas o más a la semana frente a un 42% que trabajó sólo 40 horas. A pesar del aumento de las horas trabajadas la brecha entre salarios y las viviendas de alquiler es cada vez mayor, los trabajadores norteamericanos gastan más de dos tercios de su salario en una vivienda de alquiler de solamente dos habitaciones.
La investigación de Adrián Sotelo no sólo da continuidad y profundidad a las tesis marinistas centrales contribuyendo al pensamiento social crítico latinoamericano, también abre una nueva veta de investigación dentro de la Teoría Marxista de la Dependencia que la renueva y potencia abriendo aún más sus horizontes analíticos en un momento donde la superexplotación, la precarización y flexibilización del trabajo se extiende por todo el mundo con un gran costo social y humano.
Es importante remarcar, por último, que la lucha contra la superexplotación del trabajo en los países dependientes y avanzados es la lucha directa contra el capitalismo, sólo eliminando la relación salarial misma que encubre las relaciones sociales de explotación será posible construir una verdadera libertad y autonomía desde abajo y para todos.
Bibliohemerografía
Marini, Ruy Mauro. Dialéctica de la dependencia. Ed. Era. México. 1977. Págs. 101.
-, Prefacio al libro de Adrián Sotelo. México: dependencia y modernización. Ed. El Caballito. México. 1993.
Oxfam America. No relief: Denial of bathroom breaks in the poultry industry. [Disponible en línea] https://www.oxfamamerica.org/static/media/files/No_Relief.pdf
Roberts, Michael. «Revisiting a world rate of profit» Paper for the 2015 Conference of the Association of Heterodox Economists, Southampton Solent University July 2015.
Sotelo Valencia, Adrián. Estados Unidos en un mundo en crisis. Geopolítica de la precariedad y la superexplotación del trabajo Ed. Anthropos y Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH-UNAM). México. 2019. Págs. 203.
[1] Ruy Mauro Marini. Dialéctica de la dependencia. Ed Era. México. 1977. p.p. 18.
[2] Ruy Mauro Marini. Prefacio al libro de Adrián Sotelo. México: dependencia y modernización. Ed. El Caballito. México. 1993.
[3] Los estudios de Michael Roberts han corroborado efectivamente que la tendencia de la tasa de ganancia en los últimos ciento cincuenta años es hacía la caída, únicamente estabilizándose en periodos de gran destrucción de medios de producción y fuerza de trabajo, como lo fue la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y la década de los ochenta con el advenimiento del neoliberalismo en la economía internacional que representa una verdadera guerra en contra de los trabajadores de todo el mundo.
[4] La política comercial estadounidense es una extensión de su política imperialista, sus amenazas arancelarias para que sus capitales regresaran a Estados Unidos surtieron efecto…en el gobierno mexicano! La imposición de aranceles a las exportaciones ¿mexicanas? doblegaron al actual gobierno mexicano obligándolo a capitular en materia de migración y a la aceptación incondicional del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que actualiza el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ratificando su condición de país dependiente, subordinado y neocolonizado.
[5] Un ejemplo perfecto del aumento de la intensificación del trabajo en los Estados Unidos lo podemos encontrar en su industria avícola, en un informe de Oxfam America titulado «No relief: Denial of bathroom breaks in the poultry industry» se exponen las condiciones laborales inhumanas y degradantes que imperan en los procesos de trabajo de la industria avícola en donde a los trabajadores se les impide ir al baño amenazándolos constantemente con ser despedidos, ante tal situación los trabajadores se ven obligados a usar pañales para adulto durante toda su jornada de trabajo.
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