Dibujo de Nathaniel St. Clair
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
El 7 de septiembre de 2020 Julian Assange dejará su celda en la prisión de Belmarsh en Londres y asistirá a una audiencia que determinará su destino. Después de un largo período de aislamiento, finalmente pudo encontrarse con su pareja, Stella Moris, y ver a sus dos hijos, Gabriel (de tres años) y Max (de un año), el 25 de agosto. Después de la visita, Moris dijo que parecía estar en una situación de «mucho dolor».
La audiencia a la que se enfrentará Assange no tiene nada que ver con los motivos de su arresto desde la embajada de Ecuador en Londres el 11 de abril de 2019. Fue detenido ese día por no entregarse en 2012 a las autoridades británicas, quienes lo habrían extraditado a Suecia. En Suecia, en ese momento, hubo acusaciones contra Assange de delitos sexuales que se retiraron en noviembre de 2019. De hecho después de que las autoridades suecas decidieran no perseguir a Assange, el Gobierno del Reino Unido debería haberlo puesto en libertad. Pero no fue así.
La verdadera razón del arresto nunca fue el cargo en Suecia, sino el deseo del Gobierno de los Estados Unidos de que lo llevaran a los Estados Unidos por una serie de cargos. El 11 de abril de 2019 el portavoz del Ministerio del Interior del Reino Unido dijo: “Podemos confirmar que Julian Assange fue arrestado en relación con una solicitud de extradición provisional de los Estados Unidos de América. Está acusado en los Estados Unidos de América de delitos informáticos».
Manning
El día después del arresto de Assange el grupo Article 19 publicó una declaración que decía que, si bien las autoridades del Reino Unido habían dicho «originalmente» en 2012 que querían arrestar a Assange por huir de la fianza tocante a la solicitud de extradición sueca, ahora había quedado claro que el arresto se debió a un requerimiento del Departamento de Justicia de Estados Unidos, que quería a Assange por un «cargo federal de conspiración para cometer una intrusión informática por acceder a romper una contraseña de una computadora clasificada del Gobierno de Estados Unidos». Assange fue acusado de ayudar a la denunciante Chelsea Manning en 2010, cuando Manning encontró en WikiLeaks, dirigido por Assange, un tesoro explosivo de información clasificada del Gobierno de los Estados Unidos que contenía pruebas claras de crímenes de guerra. Manning pasó siete años en prisión antes de que su sentencia fuera conmutada por el presidente Barack Obama.
Mientras Assange estaba en la embajada de Ecuador y ahora languidece en la prisión de Belmarsh, el Gobierno de los Estados Unidos ha intentado crear un caso hermético contra él. El Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a Assange de al menos 18 cargos, incluida la publicación de documentos clasificados y el cargo de que ayudó a Manning a descifrar una contraseña y piratear una computadora en el Pentágono. Una de las acusaciones, de 2018 presenta claramente el caso contra Assange.
La acusación de que Assange publicó los documentos no es la principal, ya que los documentos también fueron publicados por una variedad de medios de comunicación como el New York Times y The Guardian. El cargo clave es que Assange «alentó activamente a Manning a proporcionar más información y acordó descifrar un hash de contraseña almacenado en las computadoras del Departamento de Defensa de los EE.UU. conectadas a la Red Secreta de Protocolo de Internet (SIPRNet), una red del Gobierno de los Estados Unidos utilizada para documentos y comunicaciones clasificados. Assange también está acusado de conspiración para cometer una intrusión informática por acceder a descifrar ese hash de contraseña». El problema aquí es que parece que el Gobierno de EE.UU. no tiene evidencia de que Assange se coludió con Manning para irrumpir en el sistema estadounidense.
Manning no niega que irrumpió en el sistema, descargó los materiales y los envió a WikiLeaks. Una vez que hizo esto WikiLeaks, al igual que los otros medios de comunicación, publicó los materiales. Manning tuvo siete años de prisión muy difíciles por su papel en la transmisión de los informes. Debido a la falta de pruebas contra Assange se pidió a Manning que testificara contra él ante un gran jurado. Ella se negó y ahora está otra vez en prisión, las autoridades estadounidenses están utilizando su encarcelamiento como una forma de obligarla a testificar contra Assange.
Lo que Manning envió a Assange
El 8 de enero de 2010 WikiLeaks anunció que tenía «videos encriptados de ataques estadounidenses con bombas contra civiles». El video, que luego se publicó como “Asesinato colateral”, mostraba a sangre fría detalles de cómo el 12 de julio de 2007 helicópteros estadounidenses AH-64 Apache dispararon balas de 30 milímetros contra un grupo de iraquíes en Nueva Bagdad. Entre los muertos se encontraban el fotógrafo de Reuters Namir Noor-Eldeen y su conductor, Saeed Chmagh. Reuters pidió inmediatamente información sobre el asesinato, se le dio la noticia oficial y se le dijo que no había video, Reuters persistió en vano.
En 2009 el reportero del Washington Post David Finkel publicó The Good Soldiers, basado en su tiempo integrado en el batallón 2-16 del ejército estadounidense. Finkel estaba con los soldados estadounidenses en el barrio de Al-Amin cuando oyó los disparos de los helicópteros Apache. Para su libr, Finkel había visto la cinta (esto es evidente en las páginas 96 a 104), defiende al ejército estadounidense diciendo que «la tripulación del Apache había seguido las reglas de combate» y que «todo el mundo había actuado de forma apropiada». Los soldados, escribió, eran «buenos soldados y había llegado el momento de cenar». Finkel había dejado claro que existía un video, a pesar de que el Gobierno de Estados Unidos negó su existencia a Reuters.
El video es espantoso. Muestra la insensibilidad de los pilotos. La gente tirada en el suelo no disparaba a nadie. Los pilotos disparan indiscriminadamente. “Miren a esos bastardos muertos”, dice uno de ellos, mientras otro dice, “bien”, después de disparar contra los civiles. Una camioneta se detiene en la masacre y una persona sale para ayudar a los heridos, incluido Saeed Chmagh. Los pilotos solicitan permiso para disparar a la camioneta, obtienen el permiso rápidamente y disparan a la camioneta. El especialista del ejército Ethan McCord, parte del batallón 2-16 que tenía a Finkel incorporado con ellos inspeccionó la escena desde el suelo minutos después. En 2010, McCord dijo a Kim Zetter de Wired lo que vio: “Nunca antes había visto a nadie recibir un disparo de una bala de 30 milímetros. No parecía real, en el sentido de que no parecía un ser humano. Fueron pulverizados».
En la camioneta McCord y otros soldados encontraron a Sajad Mutashar (10 años) y Doaha Mutashar (cinco años) gravemente heridos; su padre, Saleh, que había intentado rescatar a Saeed Chmagh, estaba muerto en el suelo. En el video, el piloto vio que había niños en la camioneta, «bueno, es su culpa por traer a sus hijos a una batalla», dice cruelmente.
Robert Gibbs, el secretario de prensa del presidente Barack Obama, dijo en abril de 2010 que los eventos en el video eran «extremadamente trágicos». Pero el gato ya estaba fuera de la bolsa. Este video mostró al mundo el carácter real de la guerra de Estados Unidos contra Irak que el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, había calificado de «ilegal». La publicación del video por Assange y WikiLeaks avergonzó al Gobierno de Estados Unidos. Todas sus afirmaciones de guerra humanitaria no tenían credibilidad.
La campaña para destruir a Assange comienza en ese momento. El Gobierno de Estados Unidos ha dejado claro que quiere juzgar a Assange por todo y por traición. Las personas que revelan el lado oscuro del poder estadounidense, como Assange y Edward Snowden, no tienen cuartel. Hay una larga lista de personas —como Manning, Jeffrey Sterling, James Hitselberger, John Kiriakou y Reality Winner— que si vivieran en países que son el objetivo de Estados Unidos serían llamados disidentes. Manning es una heroina por denunciar los crímenes de guerra, Assange, que simplemente la ayudó, está siendo perseguido a plena luz del día.
El 28 de enero de 2007, unos meses antes de ser asesinado por el ejército estadounidense, Namir Noor-Eldeen tomó una fotografía en Bagdad de un niño con un balón de fútbol bajo el brazo que caminaba alrededor de un charco de sangre. Junto a la sangre roja brillante se encuentran algunos libros de texto arrugados. Fue el ojo humano de Noor-Eldeen el que buscó esa fotografía, con el niño caminando alrededor del peligro como si no fuera más que basura en la acera. Esto es lo que la guerra «ilegal» de Estados Unidos le había hecho a su país.
Después de todos estos años esa guerra sigue viva y coleando en un tribunal de Londres. Allí Julian Assange, quien reveló la verdad de los asesinatos, luchará para dejar de ser una víctima más de la guerra de Estados Unidos en Irak.
Este artículo fue producido por Globetrotter, un proyecto del Independent Media Institute.
El libro más reciente de Vijay Prashad es No Free Left: The Futures of Indian Communism (Nueva Delhi: LeftWord Books, 2015).
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.