Las personas a las que está destinado este libro, con toda seguridad, nunca van a leer esta reseña. Y si estáis leyendo estas líneas, probablemente Nunca es tarde para leer: Mujeres, otoño y lectura no está escrito para vosotras. Eso no quiere decir que no deba resultarnos interesante. Muy al contrario, es tan interesante como […]
Las personas a las que está destinado este libro, con toda seguridad, nunca van a leer esta reseña. Y si estáis leyendo estas líneas, probablemente Nunca es tarde para leer: Mujeres, otoño y lectura no está escrito para vosotras. Eso no quiere decir que no deba resultarnos interesante. Muy al contrario, es tan interesante como interesantes deberían parecernos sus lectoras y sus protagonistas, todas ellas alumnas de Educación de Adultos que se están iniciando en el apasionante mundo de la lectura.
Nunca es tarde para leer: Mujeres, otoño y lectura es el último trabajo de Pino María Quintana, licenciada en Psicología y profesora de personas mayores en un Programa de Prevención de Deterioro Cognitivo y Psicoafectivo en la comarca de la Manchuela, en Albacete. Mapi, tal y como la conocemos sus amigas y alumnas, además de hacer un magnífico trabajo en los talleres que imparte, ha ido con la paciencia etnográfica de una antropóloga recogiendo las vivencias y las demandas de sus alumnas, y confeccionando los materiales idóneos para intervenir en el mundo de estas mujeres mayores del medio rural e interpelar sus conciencias y mentalidades. Se trata de responder a sus necesidades, y no sólo en lo relativo a sus hábitos como lectoras, sino también en todo lo relativo al ámbito psicológico en la que se plantea su problemática social desde un punto de vista de género. Una tarea que no se puede improvisar y que resulta imposible si previamente no se ha convivido durante años con las interesadas, sabiendo escucharlas y, lo que seguramente es lo más difícil, sabiendo otorgarse la confianza para que se expresen con libertad sobre sus problemas más cotidianos, que muchas veces esconden la mayor profundidad donde parece encontrarse lo más superficial.
Mapi Quintana ha logrado, al tiempo que trabajar el hábito de la lectura, proporcionar cultura, conocimiento y herramientas para elevar la autoestima. Y lo ha hecho de una manera revolucionaria que intenta inculcar una perspectiva de género y una perspectiva social y de clase entre las mujeres de cincuenta a setenta años. Un inmenso colectivo tantas veces olvidado, del que dependen, sin embargo, tantas cosas importantes y en la mayoría de los casos invisibilizadas por la sociedad. Por eso, del lector o la lectora de esta reseña no se espera tanto que lea el libro sino que sea capaz de utilizarlo y difundirlo para rescatar del olvido al colectivo de las mujeres mayores y contribuir así a otorgarles la justicia que merecen y el homenaje que no han encontrado en esta sociedad machista, clasista, consumista, metrosexual y obsesionada con la eterna juventud.
Organizado en tres grandes bloques temáticos: «Nosotras: nuestra enfermedad, nuestra salud», «Nuestros trabajos» y «Cultura para todos», en Nunca es tarde para leer nos encontramos con materiales tan diversos como textos de Eduardo Galeano, Vandana Shiva, Santiago Alba Rico o de la activista ecologista Yayo Herrero.
Por ejemplo, en el primer bloque «Nosotras: nuestra enfermedad, nuestra salud» se presentan lecturas relacionadas con enfermedades o síndromes que padecen las mujeres a partir de mediana edad y textos como ejemplo de otras sociedades que son más respetuosos con mujeres de más de sesenta años. Se trabajan temas como el nido vacío, la experiencia de madres y abuelas luchadoras con la presentación de colectivos como Mujeres de Negro o Abuelas Norteamericanas por la Paz; o la depresión y los trastornos hormonales a través de un precioso poema de la luchadora Gioconda Belli.
El segundo bloque temático, «Nuestros trabajos», tiene por objetivo reivindicar y revalorizar el trabajo del ama de casa. Textos de Eduardo Galeano sobre la globalización, de Vandana Shiva sobre la pobreza o de Antonio Gala valorando el trabajo de las amas de casa, nos sirven para realizar un recorrido histórico analizando el mundo del mercado y de la sociedad de consumo, y también para ofrecer alternativas de transformación «para un mundo donde las mujeres tienen mucho que aportar».
De esta manera, mediante una metodología basada en el aprendizaje significativo y que parte de la rica experiencia con las mujeres, la autora ahonda en muchos temas vitales no solamente a través de lecturas, sino también con actividades de aprendizaje meticulosamente elegidas y diseñadas. En todo el libro, pero especialmente en el último bloque, «Cultura para todos», se presentan actividades de estimulación cognitiva, en las que se trabaja en grupo, individualmente, por asociación, con imágenes, con música, etc. Como sabemos, en cualquier proceso de aprendizaje las actividades son uno de los ejes fundamentales del mismo, puesto que son las que nos permiten por un lado fijar las enseñanzas y ver el grado de seguimiento de nuestro alumnado y, por otro, dotar a las alumnas de estímulo y ganas de aprender a través del reconocimiento de lo bien hecho y aprendido.
Es en este punto de las actividades donde se ve con más claridad que la sabiduría de la autora radica en la sencillez con las que las ha diseñado, sin tener grandes ambiciones, sino más bien buscando adecuarlas al nivel de sus alumnas, de modo que éstas, después de cada sesión, puedan marchar a casa con el estimulo de haber aprendido algo y, sobre todo, de sentirse más orgullosas de su género y de su condición.
Se trata de un objetivo político de una importancia inmensa. Como dijera José María Rozada en su libro Formarse como profesor, Mapi Quintana ha llevado a cabo las tres tareas que éstos deben cumplir: leer, pensar y escribir. Al mismo tiempo, ha proporcionado una herramienta valiosísima para facilitar el trabajo a todas las personas comprometidas tanto con la educación formal como con la no formal, y en especial para un colectivo al que el patriarcado y el clasismo ha negado tantos derechos y tanta atención. Pero sobre todo Mapi Quintana se ha comportado como una guerrillera rural, como lo fueran tantas maestras de nuestra Segunda República. Con ello nos ha señalado la forma en la que en cualquier medio social y con pocos instrumentos es posible plantarle cara al capitalismo y al patriarcado.
Esta reseña probablemente no llegará nunca a ser leída por sus verdaderas protagonistas. Pero es imprescindible que el libro sí llegue a sus manos, y ésta es precisamente la petición a quien lea esta reseña.
Pino María Quintana. «Nunca es tarde para leer: Mujeres, otoño y lectura». Editorial Popular. Madrid 2008.
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