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Fábricas revolucionarias de rap en Cuba

Fuentes: IPS

En improvisados estudios, el movimiento hip hop de Cuba sigue grabando una música que apunta a los problemas esenciales del país, pese a la indiferencia de las firmas discográficas, medios de comunicación y el rechazo de la sociedad, temerosa quizás de reconocer sus defectos en textos cantados. «La manera de hacer música que tiene la […]


En improvisados estudios, el movimiento hip hop de Cuba sigue grabando una música que apunta a los problemas esenciales del país, pese a la indiferencia de las firmas discográficas, medios de comunicación y el rechazo de la sociedad, temerosa quizás de reconocer sus defectos en textos cantados.

«La manera de hacer música que tiene la gente del hip hop es básica, o sea, con una computadora y un micrófono. Lo demás es meterse en un cuartito, en un baño…», relató a IPS Alexei «el tipo este» (nombre artístico), integrante del dúo Obsesión, junto a Magia López, una de las pocas mujeres que rapea hoy en la isla.

Ambos tuvieron una «muy mala experiencia» cuando grabaron con la empresa estatal EGREM. «Nos mintieron sobre las ventas en Estados Unidos y la gente tampoco conoció el disco en Cuba por el mal trato que le dieron», aseguró Alexei, de 35 años y con más de una década dentro del movimiento hip hop.

«Creo que las disqueras cubanas sólo buscan algo que se promueva por sí sólo, como la salsa, el reggaeton, las cosas bailables», dijo Afro Velásquez, miembro del grupo Hermanazos, que conforma con Obsesión el proyecto independiente de grabaciones La Fabri_k, una respuesta a la indiferencia de los estudios discográficos nacionales por incluir el rap en sus catálogos.

«Si aún queda algún sueño es el de firmar un contrato con una disquera extranjera», observó Alexei. «Los más radicales, los más ortodoxos, no quieren tener relación con disquera alguna», indicó.

Entre los «ortodoxos» se encuentra Papá Humbertico, principal impulsor del proyecto Real 70, que produce discos y videos de rap. Este joven de sólo 23 años se ha convertido en una figura casi legendaria por su defensa tenaz del hip hop «underground», heredero de los códigos de la poesía urbana y ajeno a fines comerciales.

Real 70 comenzó en 2001 por la necesidad de fondos instrumentales entre quienes cultivaban el rap en esta nación caribeña.

«Había muy poca gente que se dedicaba a la producción musical dentro del rap, y cobraban precios imposibles para esa época», recuerda Humbertico.

Su estudio ocupa una habitación de la casa donde habita con su familia, en el poblado de Barreras, al este de La Habana. Pagar por una grabación o un background, o recibirlos gratis, depende de las intenciones de los grupos. «Cuando vemos que sienten como nosotros, pasan a ser parte del proyecto», confiesa el joven.

Pero el hip hop no es simplemente un modo de ganarse la vida. «Estoy haciendo algo que me da fuerzas para vivir y seguir adelante», afirma Humbertico, quien fue expulsado de varias escuelas antes de descubrir su vocación verdadera. «Si no me hubiera metido a rapero, ahora estaría peleando perros o gallos por ahí», dice.

En 2002 su nombre saltó a los medios de comunicación internacionales luego de la polémica desatada por una canción contra «el maltrato de los policías a la juventud», que lo condujo finalmente a la oficina de un alto jefe de esa fuerza de seguridad en La Habana.

«Creo que eso fue un logro: escribí esa canción y llegó a donde quería que llegara», sostiene.

El también integrante del dúo Mano Armada considera que el país necesita «revolucionar la esfera política, las mentes de las personas» mediante ideas nuevas. Su último disco «Revolución dentro de la Revolución» apunta en ese sentido.

En un camino paralelo marcha La Fabri_k, que con el tercer Simposio de Hip Hop Cubano, celebrado entre el 25 y el 29 de julio, trató de consolidar la organización del movimiento en la isla y relanzar el trabajo comunitario, una de las esencias del proyecto seguido por los grupos Obsesión y Hermanazos.

«Nos estamos cuestionando si realmente somos progresistas y revolucionarios», indicó López. «Somos marginados, pero eso no es impedimento para organizar nuestro trabajo», dijo.

«El simposio me ha servido para ver que el arte de rapear, ser disk-jockey, hacer grafitis o bailar no es toda la cultura del hip hop, porque esta va mucho más allá, incluye la forma de vida, todo lo que puedas hacer por mejorar el mundo», declaró Velásquez.

La Fabri_k trabaja ahora en un disco contra la violencia, que unirá a varias agrupaciones de rap. Los temas escogidos comprenden expresiones diversas de la violencia en la sociedad contemporánea, como las que ejecuta la policía, las guerras, las vividas dentro de la familia y las promovidas por los medios de comunicación.

«Es un disco sobre la violencia, pero en sí no es violento, pues se trata de llegar al amor, que tanta falta hace», subrayó Alexei.

La agresividad en la gestualidad y las letras del hip hop ha sido uno de los argumentos para descalificar al género en Cuba. «Si son agresivos encima del escenario es porque están jodidos (mal) hace 500 años, porque viven en un solar, en una casa que se está cayendo, sin posibilidad de grabar un disco», argumenta Carmen González, poeta e investigadora independiente.

Para la experta, la igualdad racial decretada tras el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, no ha sido efectiva por los «cinco siglos de desventaja social» que han sufrido las personas negras, mayoría entre quienes conforman el movimiento hip hop.

«Es muy duro para nuestra sociedad reconocer que hubo un grupo que se le quedó fuera, que le está devolviendo eso en arte», afirma.

Junto a la crónica social inmediata, el rap cubano hace pensar, replantea temas de la historia, ataca problemas candentes como la homofobia o el racismo. «Desde su empirismo están proponiendo cosas, pero las personas no han aprendido a ver, a reconocer lo que propone el hip hop», afirma González.

«No se les puede dar la espalda y decir: es cosa de marginales», afirma la también editora de la revista Movimiento de las Agencia Cubana de Rap, consagrada al hip hop en el país caribeño, quien trabaja en un libro sobre la voz de las mujeres en el rap cubano.

«Esto se defiende desde la misma postura social, no se limita a una buena capacidad de rimar», canta López en uno de los textos del primer disco producido por la Fabri_k, mientras su compañero Alexei parece reafirmar este credo en el mismo fonograma, cuando recomienda «no mezclar escasez con falta de honradez».