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Nuevo libro

Filosofía, ética y pensamiento psicosocial hispanoamericano

Fuentes: Rebelión

Este nuevo libro, fruto de mi trabajo docente e investigador universitario, pretende continuar elaborando un pensamiento crítico e interdisciplinar, con el empleo de las ciencias como las sociales o humanas (psicología, sociología…) en dialogo con la filosofía y la teología. Un pensamiento ético y liberador como los desarrollados por los diversos humanismos como el hispano, los personalismos comunitarios, las filosofías y teologías críticas, las corrientes filosóficas y teológicas latinoamericanas, del Sur, etc.

Como se observa, pues, asimismo ponemos en dialogo y encuentro intercultural estos diversos humanismos y escuelas de pensamiento, de filosofía y teología como las occidentales o europeas e iberoamericanas. Tratando de acoger lo común y compartido, su sintonía y afinidades, junto a su diversidad los más verdadero, bueno y bello de todos ellos; con esa clave de la interculturalidad y perspectiva interreligiosa, orientada a promover una educación-formación, desarrollo y ecología integral con el buen vivir.

Es un pensamiento realista, religado a la realidad, con ese método inteligente y ético e histórico que se hace cargo, carga y se encarga de la realidad; para (viéndola) conocerla, juzgarla (valorarla) en un discernimiento moral-espiritual, actuando sobre ella con una praxis transformadora y liberadora. Asumiendo de este modo con misericordia compasiva, en solidaridad cordial y entrañable, el grito de los pobres, de las víctimas y de los pueblos crucificados por el mal e injusticia junto al clamor del planeta tierra, nuestra casa común.

Se trata de pensar desde Auschwitz, el Gulag, Ayacucho, el Mozote o Burundi, esos símbolos de la memoria del mal e injusticia y de las víctimas, con el principio-vida: todo aquello que no posibilite y promueva la vida, en todas sus dimensiones o estadios del desarrollo, niega la ética, la justicia y la espiritualidad con el buen vivir; y en la opción liberadora por los pobres como sujetos de su promoción y liberación integral, protagonistas de la misión, de la gestión y destino de los pueblos crucificados a los que hay que bajar de la cruz.

De esta forma, se va elaborando todo un conocimiento crítico y ético, con estas epistemologías desde el Sur en una ecología de saberes e integral y horizonte decolonial, que nos va liberando integralmente de toda dominación u opresión y colonización epistémica, ideológica, cultural, política y económica. Un verdadero desarrollo (humano) y ecología integral con un auténtico buen vivir. Esto es, la ecología mental asentada en el sentido de la vida con esos valores, virtudes e ideales que nos motivan, apasionan y entusiasman como son la vida, la dignidad y la justicia con los pobres, todo lo cual va logrando una existencia con felicidad y realización.

La ecología social, en la justicia con los pobres de la tierra y las víctimas de la historia como autores de sus procesos liberadores, promocionando el destino universal de los bienes que tiene la prioridad sobre la propiedad, para que cumpla así con su índole solidaria y social. Esa civilización del trabajo (vivo y decente), la dignidad de la persona trabajadora con sus derechos como es un salario justo, que está antes que el capital (beneficio y ganancia). Promoviendo la economía real en perspectiva ética con su significado social, al servicio de las necesidades y capacidades de las personas, de los pueblos y de los pobres para el desarrollo humano integral y con vida digna de los trabajadores, unido a la empresa como comunidad humana. Una banca (organización financiera mundial) ética y un comercio internacional justo, frente al desigual intercambio comercial y la especulación financiera-bancaria con ese mal de la usura, esas hipotecas y créditos e intereses abusivos, injustos y usureros.

La ecología y justicia ambiental e intergeneracional, fomentando la ética del cuidado hacia el hábitat ecológico, a través del decrecimiento, las energías, transportes y medios rurales u otros: no contaminantes, reutilizables, reciclables y renovables; reduciendo la producción y el consumo para que sea justo, responsable y sostenible. En contra del extractivismo, minería, fósiles, industrialismo, productivismo y consumismo que destruyen las aguas, el aire, la atmosfera, el equilibrio de la naturaleza y el futuro de la vida.

La ecología espiritual, acogiendo el Don de la existencia y de los otros u Otro, en ese amor fraterno que impulsa la civilización de la pobreza solidaria contra la riqueza, compartiendo la vida, los bienes y el compromiso solidario por la justicia con los pobres de la tierra. Esa vida austera y sobria qué, decreciendo hacia abajo (hacia los últimos y ninguneados), hace suya realmente las causas justas y liberadoras con los pobres. Frente al egoísmo e individualismo insolidario y posesivo con sus falsos ídolos de la codicia-ser rico, del poder, la violencia y del tener que quieren negar el ser, la realidad y realización de la persona fraterna, solidaria y militante por la justicia con los empobrecidos. Y que, en esta búsqueda del sentido de la vida, se abre a las raíces y trascendencia de la existencia, del Misterio y lo Sagrado, con ese principio-esperanza de que el mal, la muerte e injusticia no tenga la última palabra sino el anhelo de justicia, de plenitud y belleza de la eternidad.

Como se observa, tal como nos muestra lo más valioso del pensamiento científico y filosófico, toda esta ecología integral con el buen vivir nos manifiesta la conexión de todo. Esa comunión solidaria con lo personal, con los otros, con esos vínculos como son la familia, la comunidad, la sociedad-mundo, la naturaleza, todo el cosmos y lo trascendente. El Misterio de lo Divino, el Dios mismo de la vida humanizadora, digna, plena y eterna, Dios de los pobres y las victimas, que nos regala su salvación liberadora e integral. Tal como viven y nos testimonian todo ello los pueblos más humildes, las comunidades campesinas, rurales, andinas e indígenas con su religiosidad y espiritualidad popular.

Hoy más que nunca, frente a ese pretendido e impuesto choque de civilizaciones global, hay que impulsar el dialogo y encuentro intercultural e inter-religioso con una ética mundial (planetaria) que busque la convivencia entre los pueblos. La mundialización de la paz, de la justicia y la sostenibilidad, la civilización del amor fraterno y la ternura, en oposición a la globalización de la guerra, de la violencia y del capital que destruye la vida. Se trata de no olvidar nunca, como nos recuerdan los mártires,que somos seres humanos. No pasemos de largo ante el sufrimiento de los seres humanos” (Oscar Romero).

Agustín Ortega Cabrera (Las Palmas) cursó los estudios de ciencias sociales, filosofía y teología con posgrados, másteres y doctorados: Doctor por el Departamento de Psicología y Sociología (ULPGC): Doctor en Humanidades y Teología (UM). Profesor e investigador en diversas universidades, autor de numerosas publicaciones.