Voy a empezar leyendo una cita de Diego Rivera sobre Frida Kahlo un año antes de su muerte. «No es la tragedia la que preside la obra de Frida. Esto ha sido muy mal entendido por mucha gente. La tiniebla de su dolor sólo es el fondo aterciopelado para la luz maravillosa de su fuerza […]
Voy a empezar leyendo una cita de Diego Rivera sobre Frida Kahlo un año antes de su muerte.
«No es la tragedia la que preside la obra de Frida. Esto ha sido muy mal entendido por mucha gente. La tiniebla de su dolor sólo es el fondo aterciopelado para la luz maravillosa de su fuerza biológica, su sensibilidad finísima, su inteligencia esplendente y su fuerza invencible para luchar por vivir y enseñar a sus camaradas, los humanos, cómo se resiste a las fuerzas contrarias y se triunfa de ellas para llegar a la alegría superior, contra la cual nada prevalecerá en el mundo del futuro, donde le valor colectivo de la vida en conjunto, hará surgir el verdadero periodo histórico y realmente humano de nuestra sociedad.»
Ahora toca explicar el sentido del título de la exposición pictórica. Como dice, Revuelta de sueños, tiene un doble sentido. Por un lado, lo que se conoce en general y oficialmente, es que Frida padeció el sufrimiento físico y lo manifestó en sus obras con una exactitud descarnada y desgarradora que a muchos no les gusta porque no quieren utilizarla de espejo, sobre todo en una sociedad machista ajena a la sensibilidad estética como la nuestra. Sí, es mostrar que Frida estaba envuelta en sus sueños de dolor, de pesadillas, pero también de anhelos, de vivencias, de luchas consigo misma y de ideas políticas y sociales, de utopías. El otro sentido del título es que pudo ser una revuelta como una forma de insurrección desde sus propios ideales para pensar un mundo mejor.
La muestra es un homenaje a Frida Kahlo, pero también a su obra que es lo importante como legado artístico, la influencia que dejó no solo en sus alumnos, llamados los Fridos, sino en las nuevas generaciones, en el mito que se ha convertido para adquirir una relevancia internacional solo comparada con la de Ernesto Ché Guevara.
Si bien, su obra no refleja explícita y concretamente un compromiso político, si hay algunas de sus obras que lo detalla a profundidad como el Autorretrato en la frontera entre México y Estados Unidos, de 1932, su simbolismo caracterizado por las pirámides y esculturas de la grandeza mexicana al lado de una nación norteamericana deteriorada por la industrialización contaminante y destructora de la cultura. Son pocas las obras de contenido político, pues ella misma tenía sus limitantes generadas por el sufrimiento físico desde su accidente en el transporte público, las posteriores operaciones, su aislamiento en su casa y después la vida amorosa que llevó con cada uno de los personajes que estuvieron a lo larga de su vida, incluido Diego Rivera, con quien los conflictos fueron fuertes hasta el divorcio y la nueva unión; sus supuesto lesbianismo del cual no hay testimonios confiables, sólo el de un ex novio muy puritano que no entendió sus carácter mas allá de toda moral. Pues nada indica de esa atracción del mismo sexo, como si hay testimonios en todas sus cartas a sus amigos y amantes de cada momento, con mayor importancia hacia Rivera. Todo esto que es una capa que la envuelve y revuelve, fue su condicionante para manifestar a través de la pintura más obras políticas. Sin embargo, la hizo profundizar en su propio ser, en la máxima expresión que como ser humano tenía, hasta lo más íntimo, mostrándose tal cual era por dentro y por fuera. Cada pintura era una parte de su pensamiento, de su sentir, de su sufrir, de toda esa desesperación que sentía en cada momento de conflicto, pero también de felicidad y de arraigo a la vida, sus ganas de acabársela en todos sus detalles, ese amor por vivir sí lo manifestó en muchas obras con todo intensidad, de ahí la fortaleza de su expresión que la describe a ella misma, que al ver, por ejemplo, multiplicada, Las dos Fridas, entendemos que son dos formas de ser, de sentir y de amar sin prejuicios. En ese óleo, para ella es vivir al máximo, dos veces si se puede, dos vidas diferentes, pero vivir, con todo y dolor. O también en la obra, Amor: El abrazo del universo, la tierra de México, Diego y yo, ella como representación total más allá de lo terreno, siendo universal.
Todo esto marcó su forma de ser, de pensar hasta de vestir. Para ella esa expresión del vestido era el amor a una cultura que se identificaba por amor a Diego Rivera, pero que pudo hacerla propia forma de ser sin tapujos. Así, fue surgiendo el mito Frida Kahlo que junto con Diego fueron creciendo en ese mito. No hace falta decir que debemos desmitificarla. Para qué desmitificarla si ella misma construyó ese mito que era su propia vida. Mito que logró hacerlo en su momento hasta trascender las fronteras, y después de morir creció aún más. Hasta las instituciones oficiales de cada sexenio le han dado su dosis de mito con todo y su discurso diferente, adornado para la ocasión. ¿Para que queremos desmitificarla, cuando ella misma así lo quiso? Se dice que para ver al ser humano que hay detrás del mito. ¿Y acaso no es tan humano verla en su propio dolor plasmado en una obra? Así lo expresó sin atavismos. Todo lo que hizo fue mostrar todo su humanidad con sus contradicciones, sus errores y sus aciertos, ¿eso no es humano? Entonces quiere decir que el ser humano es un mito legendario y lo que se pretende es ningunearla y restarle la importancia que ha tenido en la historia del arte y de México, hacer creer que es un ser insignificante común y corriente, desvalorizar su obra plástica, y desde luego, su militancia política. Esto lleva un fin específico, que el ejemplo del ser comprometido con su entorno social y político no se disemine en las generaciones actuales sean de artistas o no lo sean. En todo caso que sea un mito y una obra de arte en abstracto, inasible, incomprensible, donde no caben los compromisos sociales porque no lo permite el pensamiento único neoliberal marcado de unidimensionalidad, donde no hay alternativas para una forma de vida mejor y distinta. Por eso los mitos son en abstracto para que no se vuelvan peligrosos al sistema en el que se encuentran y si no, entonces hay que desmitificarlo y volverlo nada.
El compromiso social de Frida Kahlo es patente desde la reivindicación de su vestimenta como reconocimiento a nuestras culturas populares ancestrales. Pero su compromiso político es más importante por su militancia comunista por decisión propia, pues ella no carecía de pensamiento original, no era un ser influenciable fácilmente ni apéndice de nadie como hacen creer que lo era de Diego. Parece que esta visión machista aún no nos abandona. Así como la participación en el partido comunista, también tiene en algún momento el interés por la Guerra Civil Española para recaudar fondos económicos para los republicanos formando el Comité Pro-ayuda económica, y con el deseo de ir a España y participar directamente, lo cual no lo hizo, pero su ayuda a recaudar esos fondos fue invaluable, así como para que una vez terminada la guerra civil, tanto Frida y Diego entre otros artistas apoyaran el exilio español en México. De la misma manera, en 1949, Frida fue vocal del Comité Mexicano Patrocinador del Congreso Continental Americano por la Paz, después de la Segunda Guerra Mundial.
Su compromiso social estaba cargado de una ideología revolucionaria, tanto que cuando se dedicó a dar clases en la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda, no sólo la pintura era materia de estudio, también les hablaba de las corrientes ideológicas a sus alumnos, al igual de los valores de la identidad nacional, el folklore, etc., con lo que según ella, se podía clarificar una personalidad en el trabajo artístico, su función social y política de las ideas en la obra de arte.
Esta fue una de las premisas de esos pintores y escritores de la posrevolución que formaron una corriente ideológica que exaltaba ese proceso transformador y reivindicaba lo nacional y popular a través de un arte realista propio, que muchos siguen confundiendo con el realismo socialista de la Unión Soviética.
Hay, posteriormente, grupos que tratan no solo de renegar sino de romper con esa ideología artística como la llamada Generación de la Ruptura, de la cual si podemos decir que siguieron una tendencia desideologizante de la producción artística. Esta tendencia se dio a nivel internacional como una forma de contrarrestar el avance comunista a nivel mundial a través del arte, la literatura y la formación de organizaciones. Esto llegó a desarrollarse con financiamiento para grupos artísticos a través de la Unión Panamericana, la Fundación Rockefeller y la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Es así, que estos organismos alientan el patrocinio del expresionismo abstracto irracional. Esto inicia en Europa y después llega al continente americano. Es notable que no existe la objetividad en la historia, solo hechos que a la luz se pueden interpretar según el historiador. Tampoco hay objetividad en el periodismo. Y el arte en todas sus vertientes no es la excepción, no escapa a las influencias ideológicas y sus tendencias; no es como lo pregonan algunos, un arte libre y neutral, despolitizado. El arte también ha sido utilizado para generar corrientes de pensamiento y orientar en dicho sentido, es así como fue utilizado el expresionismo como arma de la guerra fría y penetrar culturalmente en los países con conflictos revolucionarios, que no siguieran el mismo camino al que llegó Cuba años después. Este fue el caso de México con esa Generación de La Ruptura en la que estaban Manuel Felguérez, José Luis Cuevas y Rufino Tamayo entre otros, que decían rebelarse contra la Escuela Mexicana de Pintura, contra el realismo socialista, contra el arte figurativo y su nacionalismo antiimperialista. Y por esta razón sus críticas son exacerbadas hacia los pintores revolucionarios de la Escuela Mexicana de Pintura. Es la misma razón por la que se trata de desprestigiar la obra de Frida Kahlo al decir que es un arte puramente subjetivo, su oposición a Rivera, Sequeiros y Orozco entre otros, al juzgar que la etapa revolucionaria ya no tenía razón de ser, cosa que puedo poner en duda. Esta penetración cultural en su forma de producir arte, en sus costumbres y formas de vida no solo se da en cómo se aprecia la obra artística, también se da en su comercialización, como mercancía sin sentido, solo monetario. En la actualidad permea esa visión de consumir una imagen de forma comercial y nada más. Es ahí donde radica la importancia del discurso oficial que pretende desmitificarla, cuando el mito es la propia obra de Frida por su valor estético, por la representación gráfica de lo popular, de la cultura de un pueblo.
Esta es la razón de presentar una obra en homenaje a ella que dio mucho al arte mexicano pese a su sufrimiento, es una muestra alternativa de ver su figura y otros elementos que ella representó en su obra, con cierta crítica. Pero también, para pensar que su figura puede ser transformada para generar conciencia y no solo como icono comercial. Así, su imagen puede tener la función de la efigie del Che Guevara, es decir, ser parte de los movimientos sociales para darles cierto grado de sensibilidad. Pues, repito, el arte no es objetivo y también puede ser utilizado por los movimientos sociales para la transformación de sus condiciones de vida, con ello todos los métodos de lucha son válidos cuando las causas son justas, y no tienen que ser objeto de condena de los sectores progresistas si se busca un cambio político y social más justos, sin pobreza pero con artistas plenos y sin temor como lo fue Frida Kahlo.
Finalmente quiero cerrar mi participación con una cita de la misma Frida para entender un poco más su pensamiento apasionado como era:
«Yo quisiera ser lo que me dé la gana detrás de la cortina de la locura: arreglaría las flores, todo el día; pintaría el dolor, el amor, la ternura, me reiría a mis anchas de la estupidez de los otros y todos dirían; pobre está loca. (Sobre todo me reiría de mí.) Construido mi mundo que mientras viviera estaría -de acuerdo- con todos los mundos. El día o la hora y el minuto que viviera sería mío y de todos. Mi locura no sería un escape del «trabajo» para que me mantuvieran los otros con su labor.
La revolución es la armonía de la forma y el color y todo está y se mueve bajo una ley: la vida. Nadie se aparta de nadie. Nadie lucha por sí mismo. Todo es todo y uno. La angustia y el dolor y el placer y la muerte no son más que un proceso para existir. La lucha revolucionaria en este proceso es la puerta abierta a la inteligencia.»