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Entrevista

Gabriela Roffinelli sobre las elecciones en Argentina y la candidatura de Milei

Fuentes: Rebelión

Presentamos a continuación una entrevista realizada a la socióloga argentina Gabriela Roffinelli sobre la situación económica, social y política de su país ante las próximas elecciones, el significado de la candidatura ultraliberal de Javier Milei y las expectativas que se abren para la clase trabajadora ante el escenario actual de crisis económica y presión para continuar el ajuste por parte del Fondo Monetario Internacional.

Gabriela Roffinelli es socióloga, docente e investigadora del Instituto de Investigaciones «Gino Germani» de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y docente de la Universidad Nacional «Madres de Plaza de Mayo» (UNMPM). Coordinadora del GT de CLACSO «Crisis y Economía Mundial». Miembro de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (FISyP) y de la Sociedad de Economía Política y Pensamiento Crítico de América Latina (SEPLA). Recientemente ha participado de la coordinación de los libros: Los rumbos de la economía mundial en época de pandemia y guerra. Una mirada desde la América Latina y el Caribe, Buenos Aires, CLACSO, (en prensa) y del libro O inventamos o erramos. Aportaciones de algunas experiencias de lucha contra la explotación capitalista. Madrid, Ecobook, 2022. Ha publicado: Samir Amin y la mundialización del capital. Madrid, Campo de Ideas, 2004, y Noam Chomsky y el control del pensamiento. Madrid, Campo de Ideas 2003.

Pregunta. Las expectativas de Javier Milei para las elecciones presidenciales argentinas, que parecen situarlo en cabeza, resultan difíciles de entender fuera de la Argentina. Este candidato, que defiende los postulados de la escuela austríaca, suele ser definido como anarcocapitalista, minarquista, ultraliberal, libertario… o, también, como conservador de ultraderecha. Algunos dirían que no es más que un anticomunista y antisocialista visceral. En tu opinión, ¿cuál es la definición que más se ajusta a este personaje?

Respuesta. Mira, las dos.  Milei se presenta como un economista discípulo de la escuela austríaca y un anticomunista. Se autodefine como “libertario”.  De más está decir, que no debemos entender el término libertario en el sentido de los anarquistas.  No encuentro contradicción en que se defina como ultraliberal y anticomunista.  Precisamente, en la década de 1970, las ideas neoliberales o ultraliberales se impusieron de la mano de dictaduras militares genocidas en nuestros países del cono sur de América Latina.  Ludwig von Mises decía que el fascismo era contrario a las ideas liberales, pero lo consideraba necesario frente al socialismo. Su discípulo Friedrich Hayek apoyó abiertamente la dictadura de Augusto Pinochet. Visitó Chile en 1977 y se entrevistó con el dictador. Ocasión en la que Hayek alabó la política económica de la dictadura y sostuvo que “el costo social era un mal necesario” que rápidamente se iba a superar y aseveró que Chile constituía un ejemplo a nivel mundial.

También se conoce la participación de Milton Friedman de la Escuela de Chicago en el armado del plan económico de la dictadura chilena. Por lo tanto, no encuentro contradicción entre los postulados de estas escuelas económicas neoliberales y entre las posiciones de ultraderecha.

La candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, es hija de un genocida, pero eso no es todo. Sino que ella reivindica la dictadura, ha participado de organizaciones que buscan la impunidad para los genocidas (unos 1.117) que han sido condenados por delitos de lesa humanidad. También se conoce que Milei fue asesor del ex general Antonio Bussi, quien encabezó el genocidio en la provincia de Tucumán durante la última dictadura militar.

Pregunta. El enfoque fundamental de Milei parece basarse en un individualismo utilitarista radical desde el que concibe el Estado como enemigo, los impuestos como un robo y cualquier visión colectivista de la sociedad como una aberración. ¿Qué implicaciones tendría este punto de vista en caso de que consiguiera alcanzar la presidencia?

Respuesta. Bueno, su programa es el ultraliberalismo. Pero su implementación depende de los consensos que consiga en el parlamento para implementar mediante leyes las medidas que propone.  En su plataforma electoral expresa su intención de eliminar el Banco Central (eso sí, no inmediatamente) y la sustitución del peso argentino por el dólar estadounidense.   Así como la reforma tributaria (eliminar impuestos a las empresas), eliminar y bajar los derechos de exportación y/o retenciones a las exportaciones y, al mismo, tiempo financiamiento estatal, a través del régimen de regalías y concesiones, a la explotación de los recursos naturales (petróleo, gas, litio, cobre, etc.) en manos de las grandes corporaciones.  También propone eliminar lo que denomina gastos “improductivos” del Estado, afirma que va a despedir empleados del Estado a través de la oferta de retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas y otras modalidades.  Propone implementar una reforma laboral que elimine derechos históricos de las y los trabajadores (indemnizaciones por despidos, etc.).  Reformar la Ley de Seguridad interior y Defensa para que el ejército pueda participar en materia de seguridad interior. Cuestión que está restringida desde la salida de la última dictadura militar y se torna muy peligrosa.  En definitiva, su programa se concentra en tres ejes: 1) darle vía libre al capital transnacional, 2) mercantilizar todo lo que todavía es un servicio público y gratuito y 3) para lograrlo aplicar un fuerte disciplinamiento social.

Pregunta. Suele decirse que el principal caladero de votos de Milei está en ciertos segmentos de la juventud y que, en gran medida, su atractivo radica en una imagen rupturista poco convencional frente a lo que llama la “casta política”, con aspectos populistas no exentos de ciertas reminiscencias fascistoides. ¿Cómo se explica el apoyo de esos jóvenes a esta candidatura?

Respuesta. Los analistas y encuestadores dicen que gran parte del apoyo a la candidatura de Javier Milei proviene de los jóvenes, sobre todo de varones ya que sus posiciones misóginas y antiderechos le ha restado simpatías entre las mujeres.  El candidato ultraderechista ha sabido hacer –igual que Trump– un buen trabajo en las redes sociales, como TikTok.  Se presenta como disruptivo, se enoja y grita contra la casta política frente a las cámaras y en las redes sociales. Empatiza, de esta forma, con la bronca acumulada en varios segmentos de la población más empobrecida.

Recientemente se publicaron los datos oficiales de pobreza e indigencia en Argentina. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la cifra de pobreza del primer semestre de 2023 fue de 40,1%, lo que marcó un incremento de 3,6 puntos porcentuales frente al 36,5% del mismo período del año pasado. Esta cifra se incrementa al 56,2% entre las infancias de hasta 14 años. En tanto, el índice de indigencia se aceleró al 9,3%. Es importante señalar que la pauperización es aún mayor ya que estos datos no reflejan el impacto de la devaluación del 22% ni el salto que tuvo la inflación al 12,4%, que se tradujo en un incremento del 14,3% en la Canasta Básica Total, en el mes de agosto.

En lo que va del 2023, la inflación acumulada alcanza el 80,2%.  Asimismo, la inflación general interanual resulta del 124,4%, mientras, la de alimentos y bebidas no alcohólicas se sitúa en su tasa interanual en el 133,5%. Este nivel de inflación, especialmente de alimentos y bebidas, pulveriza los ingresos de los asalariados (registrados y, aún más, de los no registrados) y de los jubilados.

En este contexto, Milei tiene un discurso fácil de entender. La crisis tiene responsables directos, son los políticos corruptos o la casta y él tiene la solución para esta crisis: achicar los gastos del Estado y dolarizar. Es decir, se presenta como alguien que viene de fuera de las dos coaliciones políticas que han gobernado el país desde la crisis del 2001 (cuando muchos de sus electores todavía no habían nacido). Y, además, tiene una supuesta solución para el problema. Obviamente, no quiere decir que esto sea verdad, pero así se presenta para muchas personas que ven cómo, año a año, se deterioran sus condiciones de vida.

Pregunta. Otro argumento común plantea que el apoyo a Milei cumple con el perfil del voto de castigo contra una situación económica y social insostenible. Así como en Europa el empobrecimiento de la clase trabajadora ha sido uno de los factores que ha favorecido el ascenso de partidos ultraconservadores, ¿se puede establecer alguna analogía con el caso argentino? ¿Por qué esa situación de crisis económica parece estar dando alas a la ultraderecha y, sin embargo, no busca respuestas en las propuestas de izquierda más rupturistas?

Respuesta. Sí creo que hay cierta analogía, las dos coaliciones políticas (Juntos por el Cambio y el Frente de Todos) que han gobernado el país en los últimos años no proponen nada alternativo, nada disruptivo acerca de cómo sortear la crisis y mejorar la calidad de vida de los sectores populares.

Por el contrario, durante sus gobiernos se profundizó el deterioro de las condiciones de vida de la población. En 2015, cuando asumió el empresario Mauricio Macri de Juntos por el Cambio prometió terminar con la inflación y la pobreza. Por el contrario, aumentó alrededor de 10 puntos la pobreza (38,3%), llevó la inflación al 53,8% anual y dejó al país sobreendeudado en 45.000 millones de dólares con el FMI. A su vez, el actual presidente Alberto Fernández del Frente de Todos asumió sin un programa económico claro y, lejos de investigar el endeudamiento externo, renegoció un acuerdo inflacionario con el FMI y los acreedores externos (el FMI exige la devaluación de la moneda a cambio de los desembolsos pactados, es imposible que esto no produzca más inflación). De nodo, que no logró revertir la caída de los salarios, ni la inflación. Está terminando su mandato con unos niveles de pobreza e inflación mayores a los que dejó el gobierno de Macri.

De la población económicamente activa (PEA), un 40% tiene un trabajo registrado o formal, un 30% trabaja en condiciones informales o de precarización y un 19% como cuentapropista [autónomo] (entre los que se encuentran, por ejemplo, los trabajadores de aplicaciones o los trabajadores a domicilio). La desocupación alcanza al 6,9% de la PEA, pero si se suman los “inactivos desalentados” (aquellos que ya no buscan trabajo) alcanza al 11% (Gutiérrez Rossi, Gastón y Varela, Paula, 2023).  Desde 2016, el salario promedio real de trabajadores y trabajadoras se contrajo fuertemente, en especial para las personas que trabajan en condiciones de informalidad.

Entonces, sectores muy afectados por años de ajuste, recortes y empobrecidos no se sienten atraídos con la propuesta política tradicional, peronistas o radicales, o las coaliciones que ellos involucran.  En este marco, en las elecciones primarias pasadas creció la ultraderecha (30%).  Pero también creció el ausentismo (30%), el más alto en las series de votaciones desde 1983, y el voto en blanco (5%). ¿Por qué este “desencanto” con las fuerzas políticas tradicionales no se vuelca a la izquierda? El problema es complejo y merece seguramente un análisis riguroso. De forma tentativa, podría mencionar un par de elementos (más allá de las propias dificultades de las distintas expresiones de la izquierda argentina para lograr la unidad frente a las elecciones): 1) los candidatos de los partidos de izquierda no tienen la visibilidad en los medios de comunicación que, por ejemplo, tuvo Milei en los últimos dos años,  2)  a su vez, desde los medios y las redes sociales, desde hace años, se demoniza  a los grupos de desocupados (piqueteros) por sus protestas en la vía pública, que producen “caos de tránsito” o no dejan circular “libremente a quienes quieren ir a trabajar”, etc., se estigmatiza a los que cobran programas sociales como “vagos” o “planeros”, a los gremios que luchan, como los docentes o los trabajadores del subterráneo, etc., a los pueblos originarios, como los mapuches o los grupos ambientalistas, etc. En todas esas luchas participa la izquierda, así que, por ende, cae en esta demonización social.  Seguramente hay muchos elementos más a considerar de porqué las propuestas de izquierdas no llegan al pueblo trabajador, pero estos dos me parecen destacables.

Pregunta. Algunas de las propuestas más polémicas de Milei son la prohibición total del aborto, la libre adquisición y portación de armas, la libre compraventa de órganos humanos, la dolarización completa de la economía argentina y la eliminación del banco central, una reducción drástica del gasto público y despidos masivos de funcionarios, un amplio programa de privatizaciones, la abolición de la educación sexual integral en las escuelas, la eliminación de los ministerios de desarrollo social, salud y educación para crear un ministerio de “capital humano”, etc. ¿Hasta qué punto crees que los votantes argentinos están de acuerdo con este programa?

Respuesta. Es difícil de saber, pero algunas entrevistas realizadas a votantes de Milei han demostrado que muchos no están al tanto de sus propuestas. Otros creen que Milei no tiene la intención de implementarlas realmente…  Y otros manifiestan que lo votan como castigo a la mala gestión del gobierno.   Pero, no me parece lo más adecuado desestimar a sus votantes alegando que no saben lo que eligen.

Pregunta. Algunas de las ideas más controvertidas de Milei son la negación frontal de la existencia del cambio climático, al que considera una invención del socialismo, la crítica al concepto de justicia social como una idea aberrante y una firme creencia en la tesis cuasi paranoica del marxismo cultural. Además, considera a Carlos Menem como el mejor presidente de la historia del país y, lo que es mucho más preocupante, muestra una actitud cada vez más negacionista en relación con la violencia sistemática del Estado durante la dictadura de Videla. ¿Crees que estas ideas son compartidas por una fracción importante de la sociedad argentina?

Respuesta. Creo que sí, pero hasta ahora no tienen un apoyo mayoritario. En 2017, Macri quiso mediante una ley reducir las penas a los presos por delitos de lesa humanidad, pero tuvo que dar marcha atrás frente al masivo rechazo social que recibió.

Estas posiciones negacionistas y ultraconservadoras se están escuchando, cada vez más, en las redes sociales y en los medios.  Especialmente, durante la pandemia aparecieron en las calles estos grupos de ultraderecha que de forma violenta se manifestaron contra la cuarentena, el cambio climático, que la tierra sea redonda, la casta política, etc. etc. Pero, no fueron movilizaciones tan “espontáneas” como se quería mostrar a la ciudadanía. A partir del intento de asesinato a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, están apareciendo los financiamientos que están por detrás de estos grupos; lamentablemente el poder judicial no está interesado en avanzar por esta línea de investigación.

Por tanto, no creo que estas posiciones reaccionarias expresen a una fracción mayoritaria de la población.

Pregunta. Algunos de los políticos actuales con los que más se identifica Milei son Donald Trump (EE. UU.), Jair Bolsonaro (Brasil) o José Antonio Kast (Chile). ¿Qué semejanzas y diferencias fundamentales crees que existen entre el partido de Milei y estas otras opciones de ultraderecha?

Respuesta. Milei se diferencia de Trump y Bolsonaro en que es un outsider, no tiene por detrás a una estructura partidaria como Trump, ni a las fuerzas armadas, como Bolsonaro.  Además, su programa económico no tiene un atisbo de proteccionismo económico, sino que se alinea directamente con los intereses de las grandes transnacionales y el capital financiero internacional. Tampoco es un nacionalista, por ejemplo, en la cuestión Malvinas se encolumna con la posición británica y propone reconocer el derecho a la «autodeterminación» de los Kelpers [1]. No obstante estas diferencias, los políticos de ultraderecha latinoamericanos están alineados internacionalmente, por ejemplo como se observa en los Foros que periódicamente realizan en Miami o por la adhesión a “la Carta de Madrid” que difunde VOX y muestran sus simpatías mutuas.

Pregunta. En lo tocante a la política exterior, Milei aboga por privilegiar las relaciones de Argentina con países como Estados Unidos o Israel y romperlas con China, Brasil o Rusia, por considerarlos “comunistas”. ¿Cómo afectaría eso a la economía argentina en el corto plazo?

Respuesta. No creo que los grandes grupos económicos lo dejen avanzar con esas alienaciones geopolíticas que entorpecen sus negocios. El principal socio comercial del país es Brasil, seguido por China y, en tercer lugar, Estados Unidos. En 2022, Argentina exportó a China el 92% de la soja, el 57% de las carnes y el 95% de la cebada. Por otro lado, el 21,5% de las importaciones provienen de China (maquinarias, productos químicos, automotriz y fertilizantes). Es decir, uno de los principales destinos de las agroexportaciones (principal núcleo productivo del país) es China, resulta difícil que Milei pueda reemplazar, en el corto plazo, el mercado chino por el mercado de Israel y de EE. UU.

Por ejemplo, quien instaló a Javier Mieli en los medios de comunicación, el empresario Eduardo Eurnekian, dueño del conglomerado Corporación América, que incluye hidrocarburos, infraestructura, exportaciones agrícolas, comunicaciones, etc., saludó y apoyó el ingreso de Argentina a los BRICS en agosto pasado.

Pregunta. El posicionamiento de Milei como enemigo frontal de la clase trabajadora y los sindicatos se aprecia claramente en su rechazo al artículo 14 bis de la Constitución, al que califica como “cáncer” para el país. ¿Qué opinión te merece esto?

Respuesta. Milei intentará imponer una contrarreforma laboral que arrase con todos y cada uno de los derechos laborales de la clase trabajadora argentina. Pero, al igual que el expresidente Menem en la década de 1990, para lograrlo tendrá que ejercer un fuerte poder disciplinador sobre la población, por ejemplo, mediante una hiperinflación, el crecimiento de la desocupación y/o represión, por eso quiere reformar los códigos de la Ley de Seguridad Interior. Dependerá de la resistencia de la clase trabajadora que efectivamente logre –si llegara a ganar las elecciones– imponer este tipo de medidas tan regresivas.

Pregunta. ¿Qué posición han mantenido las clases dominantes frente a la candidatura de Milei? ¿Está recibiendo el apoyo material y político que el capital venía concediendo anteriormente a las propuestas de derechas más tradicionales?

Respuesta. Milei fue instalado en los medios por su exempleador, el empresario Eduardo Eurnekian, quién recientemente ha tomado distancia de su engendro por los dichos sobre el Papa. Pero, también, su crecimiento fue alimentado por la polarización entre las dos coaliciones gobernantes: el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, cada fuerza política consideraba que el crecimiento de Milei le quitaba apoyos a su oponente. Objetivamente, Miilei representa los intereses del capital financiero internacional, como los fondos de inversión, los fondos “buitres” y los consorcios financieros de las grandes transnacionales que tienen un gran peso en el entramado productivo del país. Potenciará mediante las políticas ultraliberales (reducción del estado, liberalización de los mercados y la anulación de las conquistas históricas de la clase trabajadora) los intereses del gran capital transnacional. Por ello, Macri parece estar apoyando más a Milei que a la candidata de su propia coalición, Patricia Bullrich.

No está claro si los grupos económicos locales (fracción del capital constituida por capitales extranjeros y locales), que parecían estar detrás de la candidatura de Horacio Larreta (eliminado en las PASO) de Juntos por el Cambio y del ministro de economía del Frente de Todos, Sergio Massa se volverán abiertamente por la candidatura de Milei.

Pregunta. La gestión del actual equipo de Gobierno ha quedado subordinada al cumplimiento de los compromisos con el FMI. ¿En qué grado constriñe el acuerdo con el FMI el margen de actuación del futuro gobierno argentino? ¿Qué perspectivas de futuro se abren para los argentinos bajo el marco del cumplimiento de los programas de devolución de la deuda acordados con el FMI? ¿Qué plantea Milei en relación con esta cuestión?

Respuesta. El FMI codirige la gestión económica del gobierno con sus imposiciones de devaluaciones y ajuste fiscal.  No por casualidad, el exministro de economía de Juntos por el Cambio, Nicolás Dujovne –pese a toda la evidencia en contra– reivindica como muy positivo el acuerdo con el FMI: “No me arrepiento de haber ido al Fondo, los problemas de la Argentina son muy grandes, el FMI nos estaba ayudando a resolverlos en un costo menor». 

El año próximo será de grandes vencimientos de deuda. El total de vencimientos de la deuda que quedaron para 2024 equivale a 69.600 millones de dólares.

Después de las elecciones, se discutirá en el Congreso el presupuesto 2024 –enviado por el gobierno– que ratifica las metas de déficit fiscal que pidió el Fondo. Por ejemplo, se incorporó el recorte de subsidios a la energía como pidió el organismo multilateral. Y se ajustan las partidas del presupuesto destinadas a: Educación y Cultura, Vivienda y Urbanismo, Agua Potable y alcantarillado, subsidios a la energía, entre otras.

De continuar atados al FMI vendrán años de ajustes gane quien gane las elecciones. El peso de la deuda externa recae, una vez más, sobre las espaldas del pueblo trabajador.

Pregunta. Frente al actual panorama político, social y económico, ¿existen candidaturas que promuevan medidas de progreso social destinadas a frenar el deterioro económico para la mayoría de la población con posibilidades de éxito electoral?

Respuesta. Obviamente, no da igual quién gane las elecciones, pero un posible gobierno de Massa, de seguir atado a las exigencias del FMI y de las grandes corporaciones, casi no tiene margen de maniobra como para implementar medidas que posibiliten frenar el deterioro económico de la población, apenas unos pocos paliativos. La izquierda[2] tiene un programa orientado a mejorar la calidad de vida de la población, pero no tiene chances de disputar el gobierno, sólo alcanzará a tener algunos diputados y un posible senador.

Todo indica que en los próximos años la crisis se profundizará y el costo recaerá, aún más, sobre los sectores más vulnerables. Esto augura el ascenso de la ultraderecha, pero también de la conflictividad social. Las fuerzas de izquierda y populares están desafiadas a dar la disputa por un sentido cultural que ponga en cuestión la forma capitalista de estructurarla vida social y a convertirse en una verdadera alternativa política para los sectores trabajadores, los jóvenes, las mujeres y los pueblos originarios.

Notas:

[1]. Término referido a los habitantes de las Malvinas que se identifican cultural y socialmente como ciudadanos británicos, aunque con ciertas tendencias independentistas.

[2] Roffinelli hace referencia aquí a la candidatura del Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad (FIT-U), una coalición formada por diversas formaciones de orientación trotskista (Partido de los Trabajadores Socialistas, el Partido Obrero y la Izquierda Socialista) y liderada, en estas elecciones, por Myriam Bregman.

Javier Murillo Mario del Rosal son profesores de la Universidad Complutense de Madrid.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.