El escritor colombiano Gabriel García Márquez eligió una edad casi mágica, los 90 años, para que el personaje de su nueva novela evoque, desde una última proeza de amor, a todos las mujeres a las que ha amado. Esos son los rumores que corren aquí, cuyo eco llegó desde Colombia en la voz del periodista […]
El escritor colombiano Gabriel García Márquez eligió una edad casi mágica, los 90 años, para que el personaje de su nueva novela evoque, desde una última proeza de amor, a todos las mujeres a las que ha amado.
Esos son los rumores que corren aquí, cuyo eco llegó desde Colombia en la voz del periodista Juan Gossaín, quien asegura que Gabo -como lo llaman hoy en todas partes del mundo- le resumió así la trama de Memorias de mis putas tristes, el libro suyo que saldrá a la venta el próximo día 25.
Abundando en el tema, Heriberto Fiorillo, otro periodista colombiano, añadió que Memorias… es de cierta manera un tributo al narrador japonés Yasunari Kawabata (Premio Nobel de Literatura 1968), quien tendió una mirada llena de melancolía sobre la vida sexual de los ancianos en La casa de las bellas durmientes.
Se trata de un relato de final turbulento que narra cómo un grupo de longevos venerables paga cada noche sumas cuantiosas por contemplar cómo duermen las muchachas más bellas de la ciudad. No las tocan, simplemente velan su sueño.
Más allá de la anécdota, Kawabata despliega una reflexión lúcida y poética sobre la sexualidad y la vejez; cómo la piel arrugada y la senilidad se contraponen a las pasiones carnales de una perdida juventud.
El propio García Márquez ya había esbozado el tema en una crónica periodística, transmutada después en uno de sus Doce cuentos peregrinos, El avión de la bella durmiente.
En él rinde tributo a Kawabata mientras contempla a la hermosa que viste una chaqueta de piel de lince y navega en su sueño, en un asiento contiguo, a través de un vuelo interminable. Nunca le dirigió ni la más leve mirada.
Desde que comenzó a hablarse de esta nueva novela de Gabo, la expectación en todo el mundo empezó a crecer de manera incontrolada.
Como ocurrió con el primer tomo de su autobiografía, Vivir para contarla, el libro saldrá en plena efervescencia del flamante Nobel de Literatura 2004, cuyo identidad se revelará mañana.
Serán entonces dos Nobel atrayendo sobre sí, en idéntica medida, a la prensa. García Márquez lo mereció en 1982, pero a diferencia de muchos otros -sepultados ya en el olvido- su cetro sigue aun vigente.