Cuando el populismo captura un gobierno, nunca ve que las causas de los problemas es el sistema como tal, sino los intrusos que lo corrompen, así Paz señalaba a funcionarios del gobierno de Arce como “ladrones de 15 mil millones de dólares”. Esta mistificación que es constitutiva del populismo, en el fondo es una señal de negarse a enfrentar la complejidad de la situación, peor aun cuando el binomio Paz-Lara no tenían programa alguno, y todo se redujo a frases huecas como “luchar contra corrupción”, “ya no Estado tranca”, “retorno de la meritocracia”, “eliminar la aduana y el ministerio de justicia”, etc. etc. Cuando en política se utilizan frases, es importante vincularlas a equivalencias: Estado tranca para qué, para favorecer a la oligarquía agroindustrial o para que no se duerma desde las 5 de la mañana por una ficha médica; eliminar ministerio de justicia para qué, para que haya más impunidad en los delitos que cometen los poderosos o plantear políticas contra el feminicidio y la violencia machista; retorno de la meritocracia para qué, para que los mismos de siempre ocupen puestos de la alta burocracia, o para que todos y todas comencemos nuestras carreras en condiciones de igualdad; etc.
El país pedía a gritos nuevos rostros y nuevas ideas, había un malestar enorme por la deriva en que estaba hundido el país; en este contexto, la batalla cultural era imprescindible, pero no por una cuestión de ideas, de relatos seductores, de significantes vacíos, de mensajes en tik tok, tenía que ver con prácticas, con experiencias, con sacudidas de la vida. Pero lo que ofrecieron Paz-Lara era nepotismo (la mujer de Lara diputada), privilegios (la familia de Paz tratada como reinas y princesas), clientelismo de clase (Lupo, Espinoza, Barrientos, etc. etc.) No había una nueva visión de mundo, prácticas políticas diferentes que contagien nuevos afectos y emociones.
Entonces el sujeto (Paz-Lara) era incapaz de representar de buena manera al objeto (ese voto popular que atravesaba un malestar social); se volvía a repetir la historia, se confundía poder y potencia, donde el poder encarnado en Paz-Lara era incapaz de traducir ese malestar de la potencia social encarnado en el voto popular; subordinando la potencia al poder, en el que el poder se cobijaba ambiciones bajas y antinacionales. Paz, más trajinado en política, concentró el poder y lo puso al servicio de la rosca cruceña y de los yanquis; Lara, que accedía a la vicepresidencia y, por lo tanto, el poder no lo cambiaba, sino que revelaba lo que en fondo era, nos muestra una persona convencida de que ostenta la legitimidad de ser presidente, una idea que ha llevado a esta encrucijada política.
Esta cáscara vacía presentado como proyecto al país, tiene las siguientes características que, más temprano que tarde, nos conducirán a una crisis nacional.
DIOS, FAMILIA, PATRIA: CONJURO POR EL POSFASCISMO
Milei, Bolsonaro, Meloni repiten este slogan político, donde la italiana niega que sea un slogan y afirma que es “el más bello manifiesto de amor, que atraviesa los siglos”; sin embargo, el escritor, R. Saviano, identifica a G. Mazzini como el autor de “dios, patria y familia”, tres palabras que durante el régimen fascista de Mussolini se escribía “en todos lados, desde la entrada de las oficinas, hasta las paredes de los pueblos y en los libros escolares”. Pero qué significaban esas palabras para el fascismo. Dios no representaba una fe, sino una única verdad; familia no es el espacio donde impera el afecto, sino imposición, imperativo, prescripción: familia heterosexual y con hijos reconocidos; y, patria una frontera para defender, aún con la violencia si necesario, entre dos bandos: ellos y los que están al margen de sus ideas.
Si bien en la historia no hay semejanzas, este slogan hoy provoca que los sionistas lleven a cabo el genocidio del pueblo palestino, todo porque no creen en Jesucristo ya que no cumplió con las profecías mesiánicas que buscaban un mundo perfecto. En otras palabras, la “anomalía” de ser lesbiana, palestino, homosexual, migrante, travesti, negro, etc. lleva a este posfascismo a masacrar o encarcelar o expulsar a toda persona que no comulgue con sus ideas de dios, familia, patria, que en el fondo no son valores, son pretextos para cometer crímenes.
A este proyecto racista, totalitario, excluyente, se subieron Paz-Lara, y para ganar las elecciones, primero, tuvieron el instinto que el país atravesaba una deriva profunda y que pedía a gritos nuevos rostros y nuevas ideas; y, segundo, recurrieron al populismo de las seducciones en un ambiente de enorme malestar social, político y económico. Así prometieron el oro y el moro: estabilizar el tipo de cambio, salario universal a todas las mujeres, bono dignidad de 850 bolivianos, subsidio para madres lactantes de 2400 bolivianos, mejorar el bono juancito pinto, laptop para cada estudiante, nuevo bono de antigüedad para los maestros, créditos al 3% anual para emprendedores y comerciantes, vivienda para todos con cero cuota e interés del 3% anual, eliminar subvención a carburantes y mantener para los sectores vulnerables, usar 300 millones de dólares retenidos en el legislativo y no acudir al FMI, cerrar las empresas públicas deficitarias, reducir las embajadas, eliminar la aduana y reducir los impuestos, pacto fiscal 50/50, eliminar el ministerio de justicia y los sueldos vitalicios de los expresidentes, decreto del perdonazo tributario, reducir a 12 ministerios, nacionalizar los autos chutos. Pasadas unas semanas, el gobierno argumenta que estas promesas se cumplirán durante la gestión de cuatro años, pero si analizamos algunas promesas, vemos que su cumplimiento es en el corto plazo, o sea un año.
Si así se pintan las cosas, el gobierno y su aparato terrorista mediático (A. Rojas, X. Galarza, J. P. Guzmán, J. Pomacusi y otros mercenarios), nos tratan de convencer que se abre una nueva época política de unidad y paz social entre las clases, mediante un programa de promesas a los sectores populares y de concesiones a la oligarquía cruceña y a los yanquis; sin tener conciencia de que esta paz impuesta verticalmente a las clases principales en pugna, porque nunca hubo un empate catastrófico ni pudimos derrotar estratégicamente a la clase dominante en veinte años, no es más una postergación del enfrentamiento que se vendrá, porque esta paz social fracasará debido a que cumplir esas promesas implica una disputa violenta de los excedentes económicos, y si fracasa, el gobierno de “dios, familia, patria”, intentará la destrucción política de los movimientos sociales, que no es otra cosa que el fascismo.
PROYECTO OLIGÁRQUICO ENTREGUISTA: PRIMERO LOS BOLSILLOS, DESPUÉS LA PATRIA
Paz, el supuesto ideólogo del proyecto oligárquico, plantea cuatro ejes: Bolivia en el mundo, el mundo en Bolivia; capitalismo para todos, con base productiva; eliminar el Estado tranca con menos impuestos y préstamos accesibles; y, 50/50 por ciento rumbo al federalismo. Si algo caracterizó al régimen masista fue la piedra angular de la lucha contra las desigualdades, la misma que quedó en deuda con la educación y la salud, y que Paz-Lara se olvidan en la petaca de sus abuelas.
Trump el 2020 en la ONU afirmó que “Estados Unidos está cumpliendo su destino como pacificador, pero es una paz que se logra mediante la fuerza”, hoy el mundo se divide entre unipolares y multipolares, el mundo unipolar lo encabeza los yanquis que subordinan a los europeos, Milei, Noboa, Bukele, coreanos y japoneses, y otros. Este bloque ha sido obligado a no creer más en el globalismo y se someten a la política guerrerista de Trump, que al verse en problemas económicos y de competencia hegemónica militar con los rusos y los chinos, ha decidido que la única salida es que los europeos y otros países compren armamento a los yanquis y así ayudarles a la liquidez de dólares, además de continuar la guerra en Ucrania, que los sionistas sigan con el genocidio palestino, destruyan a Hezbolá y agredan a Irán. A esto se suma la imposición de aranceles a todo el mundo con el fin de que no ingresen productos a los mercados yanquis y fomentar su industria nacional.
Al frente está el sur global y los BRICs, son las economías emergentes, que en conjunto representan a nivel mundial el 49,5 % de la población, alrededor del 40 % del PIB mundial, el 26 % del comercio y el 36 % del territorio mundial. Sus banderas son la defensa del multilateralismo, del desarrollo económico con justicia social y el rechazo al militarismo. Tienen un Banco de desarrollo con un capital de 100 mil millones de dólares, que financia proyectos de infraestructuras y desarrollo sostenible, destinados a potenciar el crecimiento económico y mejorar el bienestar en los países miembros.
En este mundo dividido Paz-Lara apuestan situarse y subordinarse en el mundo de Trump.
El capitalismo para todos se vincula al eje del Estado tranca, o sea, reducción de impuestos, acceso a créditos y alianzas privadas-públicas. Esta idea liberal del capitalismo para todos tiene que ver con la libertad de elección de cada ciudadano concerniente a convertir a quien se atreva en un empresario libre, en un empresario de sí mismo. El acceso a créditos es imposible que sea sin solvencia alguna, lo mínimo es que tengan un patrimonio, de esta manera meterse en una selva de emprendedores donde reina la libre competencia, y en el que solo unos pocos triunfan a partir de reducir costos de producción, que solo se puede hacer mediante salarios de miseria. Entonces el capitalismo para todos no es para todos, y aquel que no tenga un patrimonio será un fracasado, que se culpe a sí mismo y se avergüenza de sí, llevando a la problematización de sí mismo en lugar de problematizar el sistema o a la propuesta demagógica de Paz-Lara.
La reducción de impuestos solo favorecerá más a la oligarquía agroindustrial cruceña y las medianas empresas, provocando de esta manera una disminución de ingresos fiscales al gobierno central, disminución de impuestos que tampoco se reflejará en incrementos salariales, porque desde años que la empresa privada rechaza incrementos salariales cada primero de mayo, y ahora que tienen a su gobierno, es seguro que no habrá dicho incremento. Como se ve el capitalismo para todos con reducción de impuestos y acceso a créditos promueve una concentración de capitales y un aumento de las desigualdades económicas-sociales-políticas; esta supresión del Estado “tranca”, esta reducción de la acción del Estado a límites casi de Estado “accesorio”, tiene el fin de que cada boliviano haga carne de que es el único responsable de su destino; pero, también profundizará la lucha de clases, porque con esta economía política de clase, cada sujeto tendrá dos destinos: funcionar o fracasar.
Paz-Lara con su capitalismo para todos, pretenden a nombre de la “libertad”, convencer de que todos y todas somos “iguales” y podemos ser el día de mañana capitalistas, planteando una perspectiva estratégica, por dos razones. Primero dizquen que el Estado como actor económico ha fracasado y ahora solo queda la salvación individual, como una realidad aceptable e impuesta; segundo, creen que esta clase de política provocará la suspensión de la violencia a través del reconocimiento del imperio de la ley, descartando que se avecinen conflictos sociales, revueltas o rebeliones políticas. Desde esta perspectiva y tal como está planteado el proyecto entreguista de Paz-Lara, por historia sabemos que la política puede aceptar perfectamente el uso de la violencia estatal más brutal y que las revueltas y rebeliones pueden ser una realidad, porque la frontera entre legalidad y legitimidad se borra, solo tendríamos que preguntarnos hasta qué punto era legal o legítima la propuesta de Goni de exportar gas por Chile o las guerras del agua y del gas. Por esto y porque la posibilidad de revueltas se avecina, ya una legisladora propone un proyecto de ley que contempla castigar con cárcel de 8 a 10 años los bloqueos de caminos.
El último eje tiene que ver con una demanda soñada por la oligarquía cruceña, el pacto fiscal y el federalismo. Paz-Lara sometidos a la oligarquía cruceña han propuesto 50/50, no sabemos si esta propuesta contentará la exigencia de los empresarios cruceños sobre la autonomía fiscal, que implica que la gobernación cruceña tiene el derecho de cobrar y recaudar el total de los impuestos. Paz en su discurso anunció que el 50/50 es el inicio del proceso de federalismo, por tanto, la rosca cruceña reclamará manejar las competencias en salud, educación, tierras y medio ambiente y nos lleven a una descentralización total (nombrar a Justiniano como super ministro, a Marinkovic como presidente de una comisión de tierras, y a una tecnócrata como ministra de educación son señales de que se dirigen a ese objetivo). El pacto fiscal y la descentralización, tienen que ver con lo que planteaba Camacho el 7 de febrero del 2021 en El Deber. En esa entrevista, sostenía que “avanzar hacia el federalismo es el mandato del cabildo del 4 de octubre de 2019… [pero antes] primero consolidar la autonomía”; además que el nuevo pacto fiscal que reclamaba era para recuperar, según Camacho, “un ingreso anual de Bs 2.500 millones para el departamento, con lo que se pueden construir 500 kilómetros de carreteras al año, se pueden contratar 27.000 médicos, construir dos hospitales de tercer nivel”.[1]
Zavaleta Mercado alertaba del peligro de esta clase de proyectos, decía que, si “los intereses del imperialismo coinciden con los de la oligarquía y con los sectores que se han hecho antinacionales cultural o económicamente…el carácter de lucha nacional de las clases populares es combatir a una casta extranjera que ocupa el país y le impide realizarse”. Y esto se evidencia cuando Paz-Lara al tratar de justificar el carácter empresarial de su gabinete, hablan del “regreso de la meritocracia y que no gobernarán junto a las organizaciones sociales, sino para las organizaciones sociales”; descartando que los movimientos sociales, según ellos, “ignorantes y corruptos” ya no tienen cabida en su gobierno, un mecanismo que lo están utilizando Paz-Lara, el de la “meritocracia”, para domesticar a los movimientos sociales y construir una subjetividad política donde solo los “expertos” tienen derecho a gobernar.
Este carácter oligárquico “meritocrático” del gobierno Paz-Lara también garantiza que el litio será subastado a los yanquis, un deseo que el 2023 lo expreso la jefa del comando sur, Laura Richardson, “el 60% de las reservas del litio están en el triángulo Bolivia-Chile-Argentina y es un recurso estratégico para EEUU” Nadie sabe a qué acuerdos llegó Paz en su reunión con Marco Rubio, pero no hay duda alguna que este es un gobierno antipatria, dirigido por dos hombres de clase media que políticamente nunca tuvieron un compromiso histórico con los sectores populares, y, ahora demuestran que son el instrumento ideológico de la oligarquía cruceña y del imperialismo yanqui.
REIMAGINAR EL PROYECTO COLECTIVO COMPARTIDO
El proyecto de la oligarquía cruceña, comandado por Paz-Lara, tiene unas bases políticas endebles. Primero, porque su votación electoral fue el resultado de un malestar de amplias capas populares, donde el 80% de votos válidos orientados a la derecha, un porcentaje del 40% es el voto castigo contra el gobierno y que era voto masista; segundo, su carácter oligárquico y regionalista, y entreguista del proyecto estatal; y, tercero, porque lo encarnan dos personajes sociópatas, es decir que carecen de remordimiento y culpa: su mujer diputada, dos ministros acusados de violencia familiar, un ministro con conflicto de intereses, etc. etc.
Estos factores hacen prever un eventual fracaso de la construcción de una hegemonía oligárquica, que puede traducirse en una conflictividad política si incumplen esas promesas populistas y cada vez se revelen las demandas satisfechas a la casta cruceña y al imperialismo yanqui; a esto se suma, que la oligarquía siempre fue incapaz de construir un partido de masas, y con poco anclaje popular-indígena y poca fuerza militante. En pocas palabras, esta extrema derecha recurriendo a promesas populistas ha conseguido movilizar las pasiones, afectos y malestares para llegar al gobierno; o sea, que el experimento les ha funcionado, pero es un experimento resultado de la casualidad, es un binomio que se conocieron en el tik tok, y ahora es mediante el tik tok que producen una crisis de gobierno, una crisis de legitimidad política, porque ambos personajes no están habilitados moral ni políticamente para manejar el país, ya que carecen de “reflejos” para diferenciar el bien y el mal, y practican la moral en función del utilitarismo, porque hacer algo malo es un error de cálculo, no un acto culpable.
M. Garcés habla de que estamos atrapados en una “parálisis de la imaginación, porque el presente se vive como una realidad frágil y si pensamos en el futuro siempre deseamos vincularlo al pasado, por esta razón nos aferramos a las retroutopías, por un lado, y el catastrofismo, por otro”. Ante la victoria electoral de la derecha y una votación testimonial de la supuesta izquierda, es urgente preguntarnos, ¿cómo construir mayorías populares?, ¿es útil seguir utilizando la identidad popular-indígena?, ¿el MAS-IPSP sigue siendo viable para hacer política o hay que construir otra organización? ¿quién es el sujeto político de transformación?, ¿es correcto abandonar la política de conciliación y optar por una de ruptura? etc. etc.
En un anterior artículo sostuve que el 17 de agosto del 2025 es una derrota estratégica de las formas y los contenidos de hacer política, por tanto, el MAS liderizado por Grover García, y en su momento por Evo, cumplió su ciclo porque lo que vivimos como crisis política tiene raíces profundas y no se corrige con un simple cambio de orientación política desde arriba, cambio que tampoco quiere hace la actual dirección. Las formas de hacer política tienen que ver con los métodos de organización, de lucha, de politización, de construcción de subjetividad, de batalla cultural, tareas exigentes, pero ineludibles por las condiciones cada vez más desfavorables.
Construir mayorías políticas pasa por comprender que la lucha es transversal, para articular diferentes sujetos en su pluralidad y de manera diferente respecto a las jerarquías, en las que se impusieron las “vanguardias”, los “jefazos”, “dedazos”, etc.; de lo que se trata es construir un instrumento donde una dirección colectiva esté compuesta por hombres y mujeres que representen esa pluralidad y que hayan puesto su cuerpo en las luchas. Enseñanza, en las actuales circunstancias, que nos obliga a reflexionar que quizás una sobre ideologización de lo indígena o de lo obrero, puede debilitar los impulsos de rebelión de jóvenes, de mujeres, de otros sectores, que ya sienten la exclusión y la marginación de este gobierno entreguista.
Hacemos este planteamiento tomando en cuenta que toda organización política implica el ejercicio del poder, y la historia nos ha demostrado que es en la construcción del poder, una vez triunfado la revolución, donde las acciones de transformación social-política han fracasado, en nuestro caso una vez triunfado en las elecciones en cuatro oportunidades.
Si proponemos una dirección colectiva conformada por hombres y mujeres que arriesgan su pellejo en las calles, es porque serán las calles las que definan la victoria, debido a que no se cuenta con ninguna fuerza política en los poderes el Estado; además, que sin afectos, emociones y deseos, no hay transformación personal ni colectiva, y esto lo demostró el nuevo alcalde de Nueva York, Mamdani, que puso su cuerpo en las huelgas, los mítines, y los plantones, superando esa posición puramente racionalista que dice “necesitamos” un partido, una ciencia, un libro, una verdad, un programa, etc.; porque lo que deseamos construir no debe asemejarse a un ejército burgués, donde la antigüedad da el derecho de tener grados.
El gobierno oligárquico-entreguista de Paz-Lara ya mostró muchas proyecciones ideológicas: designación en puestos claves a hombres y mujeres de la oligarquía; anuncios de la suspensión parcial o total de la subvención a la gasolina; las reformas a la constitución, a la ley agroambiental, a la ley de tierras y deslinde, a la ley del trabajo, al código penal, a la ley educativa, a la ley de inversiones, anunciadas en la cumbre de la justicia en Sucre; la destrucción de los puentes de diálogo con las organizaciones sociales y quitar la wiphala; son señales de que enfrentaremos una realidad adversa, compleja y violenta.
El colectivo Tiqqun dice que ante realidades como las que vamos a enfrentar, la pregunta del qué hacer es respondida con un modelo, y en este momento nadie tiene las respuestas o el modelo; lo correcto es preguntarnos cómo hacer, por lo tanto, tenemos muchas preguntas y urgencias de medidas o acciones a realizar; no tenemos una guía o un libro que nos de la “omnipotente por verdad”. A lo mejor, esa dirección colectiva donde están las Bartolinas, los mineros, los estudiantes, las mujeres, los fabriles, los enfermos, la Tupac, las feministas, los ecologistas, etc. en la pregunta por cómo hacer, interminable, inagotable, se construya el programa, las banderas de lucha, las consignas, las canciones, la politización, etc. Así la emancipación de nuestros pueblos y el derrocamiento de este gobierno oligárquico no será un acto de descubrimiento en la lectura de algún libro, sino en la imaginación de lo que puede ser una nueva Bolivia.
Como nos recuerda E. Hazan, “las revueltas no tienen leyes constantes, la insurrección puede darse en un medio “despolitizado” (desideologizado): incluso en el caso de la revolución francesa y la rusa, los intelectuales y las doctrinas no impulsan los acontecimientos, la “educación política” popular se da sobre la marcha. La insurrección tampoco depende de la “correlación de fuerzas”: muchas veces al principio sólo son pequeños grupos (Blanqui, Zapata, Guingouin), sin ejército, ni armas. La activación de afectos comunes es el plus de fuerza de los débiles, el modo incluso de desestabilizar las fuerzas represivas adversarias”.
Nota
[1] Luis Fernando Camacho: “Para avanzar al federalismo tenemos que consolidar la autonomía”
Jhonny Peralta Espinoza exmilitante de las Fuerzas Armadas de Liberación Zárate Willka
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


