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Gobiernos siameses mafiosos

Fuentes: Rebelión

El último atentado del gobierno de Luis Arce contra la justicia, expresado en la detención de la jueza Lilian Moreno, ha puesto de relieve paralelos muy reveladores entre este gobierno y el de Jeannine Añez. Efectivamente, poco a poco se van configurando coincidencias tan claras entre ambos gobiernos que ya resultan imposibles de soslayar, permitiendo caracterizar a ambos como gobiernos siameses. Ciertamente, ambos tienen origen en el golpe del año 2019. El primero, el de Añez, surgió inmediatamente como resultado del golpe. El segundo, el de Arce, es expresión de los daños causados por el golpe al proceso de cambio, a mediano plazo. Fue el régimen de Añez que generó los planteamientos que se convertirían a la postre en los postulados principales del arcismo en su labor de destrucción del liderazgo de los movimientos sociales y del proceso de cambio, vale decir, la supuesta necesidad de «renovación» del liderazgo, las infames acusaciones de pedofilia, la aberrante pretensión de prohibir la repostulación de la candidatura del proceso de cambio. Todo este discurso fue generado por el movimiento pitita golpista y asumido en su totalidad por el gobierno traidor y corrupto de Arce. De ahí que la caracterización de gobiernos siameses tiene mucho sentido.

Ahora bien, las coincidencias no se presentan solamente en el plano del discurso político, sino también en sus prácticas antidemocráticas. La persecución política a los movimientos sociales y la criminalización de sus luchas son claramente facetas características de ambos gobiernos. Destaca en este aspecto, la criminalización de los bloqueos de caminos, un método de lucha heroico con el que el pueblo boliviano derrotó a las dictaduras militares, y además -algo que parecen olvidar los arcistas- el método de lucha que en agosto del 2020 arrancó a la autoprorrogada la convocatoria a elecciones del 2020, en las que este gobierno fue elegido.

Por otro lado, las manipulaciones para burlar el orden institucional democrático, así sea un orden de democracia burguesa, se han manifestado en ambas gestiones de modo casi idéntico. Ahí tenemos la burla que hizo Añez a la Asamblea Legislativa cuando suspendió a su Ministro de Defensa, Luis Fernando López, una vez que éste fue censurado por el órgano legislativo y reposicionó antes de las 24 horas. De forma prácticamente calcada, el gobierno de Arce, reposicionó a su ministro Del Castillo, inmediatamente después de que éste fuera censurado por la Asamblea. En síntesis, ambas gestiones mostraron un irrespeto absoluto a la Asamblea Legislativa, representante máximo del pueblo boliviano.

Finalmente, se tiene lo inconcebible, ambos gobiernos coinciden en sus prácticas delincuenciales. No de otra manera puede denominarse la práctica mafiosa de secuestrar a un juez (exactamente eso, la detención sin orden de aprehensión es equivalente a un secuestro). Eso fue lo que hizo el ministro Murillo cuando secuestró al juez Huacani, en momentos en que se disponía a resolver la situación jurídica de 5 imputados en el caso de la compra de respiradores con sobreprecio. Los gorilas del ministro, simplemente llegaron al juzgado y se llevaron al juez sin orden de aprehensión alguna. Así de increíble ¡¡¡

Ingenuos pensábamos que tamaña aberración, la de secuestrar a un juez, era algo que sólo podía caber en la mente desequilibrada y delincuencial de Murillo. Pero estábamos profundamente equivocados, pues el ministro Del Castillo es tan perturbado y mafioso que su predecesor, ya que el secuestro de la juez Lilian Moreno, por haber suspendido la orden de aprehensión de Evo Morales, ejecutada por los esbirros gubernamentales, tiene todas las características de una operación verdaderamente mafiosa.

Ahí tenemos claramente fundamentado que los gobiernos siameses de Añez y Arce son gobiernos mafiosos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.