En un momento dado las personas residentes en cualquier país que la Administración Bush decida atacar, pueden comenzar a escuchar en sus radiorreceptores de AM y FM nuevas señales que incluso suplanten por su potencia a las transmisiones de las emisoras locales y sus televisores pueden empezar a mostrar programas hasta entonces nunca vistos. Las […]
En un momento dado las personas residentes en cualquier país que la Administración Bush decida atacar, pueden comenzar a escuchar en sus radiorreceptores de AM y FM nuevas señales que incluso suplanten por su potencia a las transmisiones de las emisoras locales y sus televisores pueden empezar a mostrar programas hasta entonces nunca vistos.
Las poderosas emisiones radioeléctricas lanzadas desde un avión especialmente preparado para servir de plataforma de guerra sicológica volante les pedirían a los oyentes en el área de cobertura que permanecieran en sus casas, o que se alejaran, de las tropas norteamericanas y de sus aliados o cooperaran con los que invaden el país.
Mientras tanto otra variante de la llamada Psycho Warfare comienza a operar, enviando automáticamente miles y miles de correos electrónicos y mensajes de Fax a listas de destinatarios previamente elaboradas por los especialistas en este tipo de acciones combativas.
LOS MENSAJES
Altos oficiales de las fuerzas armadas del país atacado comenzarían a recibir en sus teléfonos celulares mensajes de texto SMS diciéndoles cosas como «Sabemos quien es UD., lo mejor que puede hacer es no combatir, ríndase» y no mucho mas, pues para esto hay un numero limitado de caracteres.
Los celulares pueden comenzar a sonar también en los bolsillos de los funcionarios gubernamentales, quienes al aceptar recibir las llamadas, escucharan mensajes grabados en el idioma del país atacado, conminándolos a colaborar con los invasores, ofreciendo a cambio inmunidad por la colaboración traidora.
Los altos oficiales de la Secretaria de Defensa, esa institución que es mas conocida por el nombre de su edificio sede, el Pentágono, afirman que en una próxima guerra «preventiva» los militares de Estados Unidos de América llevaran a cabo las más integrales y complejas operaciones de guerra sicológica montadas desde la época de la guerra contra Vietnam.
En caso de que el Presidente George W. Bush dé la orden, la maquinaria de la Pscyho Warfare iniciaría de inmediato la puesta en marcha de un plan que contempla, como era de esperar, el uso de la Internet, mediante la utilización e incluso creación de sitios WEB destinados a albergar propaganda gris y negra, así como mimetizar sitios del país victima de los ataques, para crear la confusión entre las personas del mundo que intenten mostrar solidaridad con la nación a punto de ser invadida o de hecho ya iniciada la ocupación por las fuerzas del Pentágono y de los eventuales «aliados» que Estados Unidos de América acostumbra a arrastrar a estas horribles aventuras criminales.
Algunos oficiales de guerra psicológica ya jubilados, recuerdan todavía el fracaso de la Operación Pluto, la invasión a Cuba por la Bahía de Cochinos, en la cual según ellos la propaganda lanzada desde la sede de la estación CIA en Miami, la J.M. Wave Corporation, estuvo muy desincronizada de lo que de hecho ocurría en el teatro de operaciones militares.
Pero aquellos eran otros tiempos, han transcurrido cuatro décadas, un lustro, y un año…46 años, y el mundo de las tecnologías ha cambiado radicalmente.
En 1961 no había un solo satélite de telecomunicaciones en orbita, y mucho menos uno de transmisión directa del satélite al televisor… ni soñar con la Internet, ni los «beepers» y por supuesto que la «telefonía móvil» o sea los «celulares» tampoco existían.
Y son precisamente esas plataformas de las llamadas NTIC, Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones las que han recibido la más alta prioridad para ser utilizadas en las operaciones de guerra sicológica en un eventual nuevo teatro de operaciones posterior a Irak y Afganistán, aunque muchas de ellas las han estado ensayando y perfeccionando en estos dos países invadidos tras los sucesos del 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
OTROS MÉTODOS
Pero, apuntan los expertos, todo esto se implementa sin dejar de tener en cuenta el empleo de los «métodos clásicos» como el lanzar octavillas desde aviones en vuelo, o mediante globos aerostáticos que se rompen automáticamente al llegar a su destino guiados por sistemas de posicionamiento global GPS.
Tampoco dejaran de usar plataformas volantes como los EC-130 J (Hércules modificados para transmitir radio y TV desde unos 8 000 metros de altura) e incluso emplear una nueva variante con aviones a reacción mas pequeños pero que pueden operar a altitudes que rebasan incluso los 13 000 metros, lo que aumenta considerablemente el área que pueden abarcar con sus señales de propaganda.
Por ultimo, el Pentágono también contempla el uso de las «clásicas» transmisiones de ondas cortas, acerca de las cuales cuenta con gran experiencia, y que ahora se pueden operar con mucha mayor flexibilidad gracias a las estaciones de relevo y los enlaces satelitales.
Concluyen los expertos en estas técnicas de manipulación de la información afirmando que es totalmente valido «plantar» noticias falsas en medios de comunicación masiva con audiencias establecidas, porque, en definitiva, «si se puede minimizar el impacto del conflicto por medio de la guerra de la información, esto es algo realmente significativo». Y esta afirmación la hizo en el 2002 una fuente muy cercana a donde se discutieron las operaciones de Psycho Warfare a emplearse contra Irak, en reuniones en las que participaran activamente el Subsecretario de Defensa en aquel momento Paul Wolfowitz y otro alto funcionario del Pentágono Douglas Feith, quienes afirmaron que «Comunicarse con ellos (se refiere a las habitantes del país atacado) es una prioridad de primer orden».
Según el Coronel Retirado del Ejercito de los Estados Unidos de América, Charles P. Borchini, quien fuera el Jefe del Cuarto Grupo de Operaciones Psicológicas durante las operaciones de bombardeo aéreo contra Serbia, este conjunto de especialistas asume la vanguardia en escribir los libretos de los programas, seleccionar a los locutores y personas que aparecerán en pantalla y dirigir el lanzamiento de los programas, todo lo cual someten primero a prueba en Fort Bragg , Carolina del Norte, donde tiene su sede principal esta unidad militar especial.
Y por supuesto que los preparativos para una eventual invasión de un país al que Washington decida atacar, llevan una fase inicial de recopilación de datos que incluye los números de los teléfonos celulares, de los beepers y FAX, así como un estudio detallado del espectro radioeléctrico en el futuro teatro de operaciones «para colarse» por las frecuencias mas despejadas a fin de llegar con sus maléficos mensajes a los destinatarios.
Porque «hay que influir» en la forma de pensar y en las opiniones no solo de los adversarios sino también de los no combatientes, de acuerdo con la recientemente dada a conocer Doctrina para las Operaciones Urbanas Conjuntas, una publicación de la Junta de Jefes de Estados Mayores que fuera actualizada poco antes de la invasión a Irak.
El Mayor General retirado del Ejercito de los Estados Unidos de América, Robert H. Scales Jr. quien ha escrito extensamente sobre el tema de la llamada «guerra en el teatro de operaciones urbano», dijo que es absolutamente vital en cualquier conflicto, «que se capture y controle de inmediato todas las posibles fuentes de información para los civiles «, porque, enfatiza «la imagen que las personas perciban, tiene que ser la nuestra, y las Fuerzas Armadas de EE.UU. tienen que controlar el entorno de la información a toda costa».