Recomiendo:
0

¿Habrá comenzado la revolución agraria?

Fuentes: Patria Grande

 Después de cuatro años del gobierno del MAS-IPSP, recién en los últimos meses de 2009 el mismo ha comenzado a desarrollar acciones efectivas para desmontar a la poderosa oligarquía terrateniente enquistada en la región oriental de nuestro país. La reversión de tierras de la familia de Branco Marinkovic, el otrora hombre fuerte del Comité Cívico […]

 
Después de cuatro años del gobierno del MAS-IPSP, recién en los últimos meses de 2009 el mismo ha comenzado a desarrollar acciones efectivas para desmontar a la poderosa oligarquía terrateniente enquistada en la región oriental de nuestro país. La reversión de tierras de la familia de Branco Marinkovic, el otrora hombre fuerte del Comité Cívico y articulador de la conspiración suroriental, y del dueño de la Red Unitel, Osvaldo Monaterios, también furibundo opositor al gobierno de Evo Morales, están marcando las tendencias respecto a este tema de vital importancia.
 
De todas maneras, aún no es clara la posición del gobierno acerca de la política agraria, tomando en cuenta que el sustento estratégico de un proyecto liberador se encuentra en la soberanía alimenticia, junto a la autosuficiencia en vestido y vivienda y la utilización productiva de los excedentes de la explotación e industrialización de los recursos naturales no renovables. El Plan de Gobierno presentado por el MAS para las últimas elecciones define las prioridades de una revolución industrial y vial junto a la atención prioritaria de las políticas sociales en los próximos cinco años.
 
Las potencialidades agropecuarias y agroindustriales de Bolivia son grandes, sobre la base de la existencia de mas de cien millones de hectáreas, diversidad de pisos ecológicos, tradición agrícola, fuentes de agua y tendencias mundiales de crisis de alimentos y productos agropecuarios a mediano plazo.
 
La desigual distribución de la tierra, sin embargo, se encuentra en la base de una estructura agraria totalmente arraigada en la situación semicolonial y oligárquica de la economía nacional. De un total de aproximadamente 40 millones de hectáreas concedidas, el 90 por ciento está bajo control de 22.000 «propietarios», mientras que el 2 por ciento de tierras corresponde a más de 500.000 campesinos pobres ubicados en el altiplano y valle y 200.000 en el trópico y subtrópico. Los latifundios se han establecido, especialmente en Santa Cruz, Beni y Pando en base a concesiones ilegales o por favores de gobiernos de turno, entretanto las parcelas campesinas de minifundios se han convertido en surcofundios en la región occidental y central, a mas de cincuenta años de la Reforma Agraria de 1953. Por otra parte, la agricultura y la ganadería tienen y han tenido un importante lugar en la distribución del Producto Interno Bruto, alrededor de 14 por ciento histórico, y utilizan el 35 por ciento de la Población Económicamente Activa.
 
En los últimos veinte años la producción de soya en las tierras cercanas a Brasil y Paraguay se ha convertido en el primer rubro de explotación de la tierra, alrededor de dos millones de hectáreas, en base a asociaciones corporativas con empresarios trasnacionales de Brasil y Estados Unidos, provocando la erosión de grandes regiones. Lo mismo ocurre con las concesiones forestales en el norte y oriente del país, donde la explotación de los bosques es desoladora.
 
Las demandas de los movimientos campesinos, indígenas y de los denominados colonizadores, desde hace veinte años, han estado relacionadas a la redistribución de tierras y el propio Presidente Evo Morales, en su condición de líder de los campesinos cocaleros de Bolivia, ha encabezado muchas movilizaciones para lograr transformaciones en el sector agrícola. El Viceministro de Tierras, Alejandro Almaráz, en varias oportunidades, 2007 y 2008, fue rechazado violentamente por grupos armados por los terratenientes cuando intentó realizar trabajos de identificación y saneamiento de tierras en el Oriente del país.
 
Los decisivos enfrentamientos de agosto y septiembre de 2008, entre el gobierno apoyado por los movimientos populares y las Fuerzas Armadas y las fuerzas conservadoras de Beni, Pando, Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca, que culminaron con la derrota de las segundas y los resultados de las elecciones nacionales de diciembre de 2009, con un apoyo del 64 por ciento a Evo Morales, se convierten en los eslabones fundamentales para  alcanzar un proceso más profundo de Revolución  Agraria que responda a uno de los requerimientos históricos para avanzar en la liberación nacional y en un proceso de integración equilibrada de América Latina.