1. El domingo 27 escuché (no se si oí bien) a dirigentes de la Coordinadora (la CNTE) decir en la Asamblea de Hecelchakán que las luchas masivas en la calles, encabezadas por la Coordinadora, habían logrado la contratación de miles de egresados de las Normales Rurales de Oaxaca, de Michoacán y otros lugares. Si esto […]
1. El domingo 27 escuché (no se si oí bien) a dirigentes de la Coordinadora (la CNTE) decir en la Asamblea de Hecelchakán que las luchas masivas en la calles, encabezadas por la Coordinadora, habían logrado la contratación de miles de egresados de las Normales Rurales de Oaxaca, de Michoacán y otros lugares. Si esto es una realidad entonces es un magno triunfo de la lucha magisterial. Pero también en el último discurso de la Asamblea un viejo luchador señaló que su hija egresada de esa normal hace seis años, carece de plaza de maestra. En ese contexto están las grandes batallas de los jóvenes junto a la CNTE, la base de las luchas normalistas para impedir el cierre de esos centros de estudio creados en los 20 y 30.
2. Cuando caminaba ese día por las calles de la ciudad y al interior de la Normal Rural de Hecelchakán, después de décadas de no hacerlo (antes y después de la gran asamblea organizada por el sector Sureste de la Coordinadora (CNTE), integrado por Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas) pude observar cambios radicales en edificios construidos en la plaza principal de la ciudad, pero también un terrible abandono -por carecer de presupuesto público- en los edificios, pista, canchas, , que corresponden a la Normal Rural. Pude conversar con unas diez alumnas del plantel que me dijeron que apenas eran unos 100 estudiantes en la escuela mixta. «El gobierno ha bloqueado ingresos para cerrar la escuela».
3. Un profesor egresado en 1976 me dijo que en los setenta eran alrededor de cinco mil alumnos y me hablaba de las luchas de la Federación de Estudiantes Socialistas que entonces eran fuertes y sus demandas de mejoras al edificio, de la comida, del comedor, los dormitorios, del PRE, de los uniformes, etcétera, siempre se cumplían. Pero hoy las cosas han cambiado radicalmente porque los gobiernos han querido cerrar para siempre las Normales Rurales y -no sólo no se destina presupuesto para arreglar los edificios sino que apenas llega una cantidad miserable de dinero para malcomer en el internado o para la prácticas socio-pedagógicas. ¿Cómo permitir que la comunidad necesite a decenas de miles de maestros y al mismo tiempo no se contraten?
4. Recuerdo que hace dos años, el derechista Alonso Lujambio, entonces titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), señaló que «nunca le parecerá bien que los estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, hayan elevado su nivel de demanda y bloqueado la carretera, porque eso no contribuye en modo alguno a construir una cultura civilizatoria de diálogo». Dijo que en beneficio de los estudiantes, las puertas de las normales se están cerrando para evitarles el fracaso de no encontrar una plaza. «Es preferible decir a los jóvenes que no hay espacios antes de que entren a la normal porque el cambio demográfico es lo que ha llevado a reducir los sitios del normalismo».
5. Preguntan los estudiantes: ¿Acaso permitiremos que se sigan cerrando las normales que han sido la única oportunidad de estudio para los campesinos y esperando diálogos que nunca se dan y que sirven de burla? ¿Permitiremos que nos cierren espacios de estudio cuando las normales privadas crecen como enormes negocios? El mismo Lujambio, tras «descubrir» que en escuelas de pre primaria, primaria y secundaria se cometen «criminales fechorías», pronunció un ¡ya basta! y anunció que en todas las escuelas de educación básica en el Distrito Federal, ya sea públicas como privadas, regirá un nuevo reglamento que penaliza diversas actitudes y acciones de los menores. Impondremos nuevas reglas que firmarán los padres y los alumnos.
6. ¿Por qué los gobiernos silencian las causas y esconden a propósito que los niños van a la escuela sin desayunar, sin dinero para el transporte, en un contexto de marginación social, literalmente «encabronados» por la violencia que sufren; peor si sus profesores, que no han superado el autoritarismo, sólo saben maltratarlo. ¡Qué jodidos están, cuánta ignorancia cargan esos funcionarios de Educación, que sólo hablan de leyes, criminalización, reglamentos y castigos! ¿Para qué han servido los estudios, las experiencias nacionales e internacionales de educadores como Neil, Goodman, Ferrer Guardia, Freire o Ivan Illich que han defendido la libertad y con los mejores argumentos han combatido el autoritarismo?
7. No se olvida que la SEP fue creada en 1921, es decir, hace 90 años, contaba con ideas más o menos progresistas o de izquierda. En ese tiempo tuvo secretarios de educación distinguidos como José Vasconcelos (su creador 1921-24), Narciso Bassols (1931-34) y Torres Bodet (1943-46 y 1958-64); pero también decenas de mediocres burócratas, y secretarios de Educación rematadamente tontos como los cuatro panistas: Reyes Tamez, (2000-06) Vázquez Mota (2006-09) Alonso Lujambio (2009-2012) Córdoba (2012) y el actual priísta Emilio Chuayffet a partir de diciembre de 2012) Pero tampoco hay que silenciar que esos secretarios de Educación sólo han obedecido políticas sexenales.
8. Además en México la educación ha sufrido la intervención de los dirigentes de un sindicato charro, es decir, traidor a los intereses de los profesores y la educación. Los dirigentes espurios no han sido los culpables de la mala educación, pero ha contribuido con la SEP para que la educación mexicana esté entre las peores del mundo. Se han aprovechado de la terrible incapacidad de los altos funcionarios de la SEP y han hecho con ellos lo que han querido. Se acomodaron al PRI y al PAN, es decir, a los gobernantes en turno con el objetivo de recibir subsidios millonarios, así como secretarias de Estado, diputaciones y senadurías. Se han registrado tres cacicazgos que han pisado a los maestros por el cuello: de 1943 a 1972 los Robles Martínez, desde 1972 los Jonguitud Barrios y a partir de 1989 Esther Gordillo.
9. En México de 115 millones de habitantes se necesitan más maestros, médicos, ingenieros, artistas, pensadores. Se necesitan decenas o cientos de miles de profesionistas -principalmente de profesores- para que puedan trabajar con una plaza en el campo o en sectores urbanos marginados porque todos se reconcentran en las grandes ciudades. En los años 30, para ser profesor sólo se requería la primaria de cuatro o seis años; luego en los sesenta se requería el título de profesor o de bachiller, pero desde 1980 -ante la crisis- se recortó la inversión social, comenzó el acelerado proceso de privatización, a los normalistas les impusieron más años de estudio (18 años) para retrasar su entrada al servicio; se abrieron miles de escuelas privadas o de negocio y se comenzaron a cerrar las normales públicas.
10. Los estudiantes y los profesores defensores del normalismo deben luchar juntos frente a la terrible amenaza de cierre de esos centros de estudio. La única esperanza que tenemos en México para que cambie un poco la educación en beneficio del 70 por ciento (que es la población más pobre del país) es que mediante las luchas de los profesores agrupados en la CNTE -la organización independiente con más de 33 años de lucha en las escuelas, en las plazas y en las calles y en cuyos congresos educativos ha planteado transformar a fondo la educación- se logren cambios profundos que obliguen al gobierno a invertir en la educación pública, gratuita, laica y popular. La Normales Rurales deben defenderse con pasión y los estudiantes deben participar de manera masiva en las luchas convocadas por la CNTE.
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