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En el centenario de la Universidad Nacional Autónoma de México

Honor a la heroica muchachada

Fuentes: Rebelión

A la justificadísima alegría nacional que ha generado el centenario de la fundación de La Universidad Nacional Autónoma de México hay que adicionar, sin embargo, la pena de que en la celebración hayan estado presentes dos ex rectores que en su momento pujaron por el cobro de cuotas, es decir, por una privatización de facto […]

A la justificadísima alegría nacional que ha generado el centenario de la fundación de La Universidad Nacional Autónoma de México hay que adicionar, sin embargo, la pena de que en la celebración hayan estado presentes dos ex rectores que en su momento pujaron por el cobro de cuotas, es decir, por una privatización de facto de la centenaria institución.

Ahí estaban muy orondos, cual si no hubieran actuado como enemigos no sólo de la Universidad Nacional en particular, sino de la educación pública superior en general, los en mala hora rectores Jorge Carpizo y Francisco Barnés de Castro.

Ambos, célebres personeros de la derecha y el conservadurismo, actuaron como caballos de Troya de los gobiernos priistas neoliberales que pretendían dar el primer paso para minar una de las mayores conquistas de la sociedad mexicana cual es la educación pública gratuita.

Con esa actitud, hay que recordarlo, Carpizo y Barnés provocaron la insurrección estudiantil contra la medida privatizadora que derivó en aquellas dos huelgas que lograron contener y derrotar los esfuerzos de la derecha por privatizar la Universidad.

Por fortuna para la Universidad y para el pueblo mexicano, a esa dupla siniestra de rectores siguieron los sucesivos rectorados de Juan Ramón de la Fuente y José Narro Robles, quienes tanto en el discurso como en los hechos asumieron de modo activo la defensa de la gratuidad absoluta de los estudios en la bien llamada máxima casa de estudios.

Y ayer, en uno de los centros del poder de México -el Congreso de la Unión- en el marco de la celebración de su centenario, la Universidad logró obtener el ofrecimiento formal de senadores y diputados de una próxima y mayor asignación de recursos económicos para las sustantivas labores de la muy noble, prestigiada e imprescindible institución.

La actuación de Juan Ramón de la Fuente y de José Narro Robles, y el compromiso formal del Congreso de la Unión han constituido y constituyen una trascendente derrota del conservadurismo y la extrema derecha a los que con gran cinismo y convicción se sumaron, en plan de lacayos del poder y en espera de recompensas políticas que nunca llegaron, tanto Carpizo como Barnés.

Una trascendente derrota no sólo de las fuerzas políticas y económicas de fuera de la Universidad que se oponen a la existencia misma de ésta y de la educación pública y gratuita. Una derrota también, y acaso más importante, de los oscuros poderes que dentro de la propia Universidad bregan por convertirla, previamente a su ansiada extinción, en un centro de estudios privado. Siniestras fuerzas representadas en su momento, y acaso todavía, por Carpizo y Barnés.

Por eso, en la hora del festejo de la existencia y el espíritu democrático y popular de la Universidad, es necesario recordar al héroe anónimo que, con históricas huelgas como método de lucha, consiguió parar en seco los afanes privatizadores de Carpizo y Barnés.

Ese héroe anónimo fue la muchachada que supo organizar lúcidamente el combate en pro de la gratuidad de la Universidad. Vilmente calumniada en aquellos días de heroísmo y entereza, hoy la muchachada está viendo satisfecha que su victoria prevalece y se consolida.

Primero el CEU (Consejo Estudiantil Universitario) y luego el CGH (Consejo General de Huelga), a ambas organizaciones juveniles debe el pueblo mexicano la posibilidad de celebrar los cien años de la Universidad gratuita y democrática.

Lograda la histórica victoria, es de lamentarse que en la celebración en el Congreso no hayan estado representantes de las dos organizaciones estudiantiles que la consiguieron. Y que, en cambio, acompañaran al rector Narro dos enemigos jurados -Carpizo y Barnés- de la educación superior gratuita.