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Los sicarios jamás imaginaron que Patricia Arce no era un mujer cualquiera

Honor a quien honor merece

Fuentes: Rebelión

Ha transcurrido casi un año del cobarde ataque por parte de una turba de sicarios en contra de Patricia Arce, alcaldesa de Vinto, en Cochabamba, y las imágenes, aún están presentes en la conciencia de todos los bolivianos.

Paradójicamente, este acto brutal y premeditado por los arquitectos del “golpismo”, para obligar a la burgomaestre a firmar su renuncia, se convirtió en un punto de inflexión en nuestra historia. La oligarquía que con ayuda del imperialismo se había metido violentamente por la ventana a la Casa Grande del pueblo con la intención de prorrogarse, ese día del ataque en Vinto, firmó inconscientemente su derrota.

Hoy en La Paz, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) entregará las credenciales a los 130 diputados, 36 senadores electos, entre ellos, Patricia Arce, lo cual inunda mi ser de regocijo y orgullo.

Porqué si alguien se merece este regreso triunfal, es ella. El aplastante triunfo del MAS en las urnas, valga la redundancia, empezó, el día que heroicamente resistió y derrotó inapelablemente a los motoqueros y otros energúmenos, que con tanta violencia pretendían hacerle renunciar.

Pero los sicarios jamás imaginaron que Patricia no era un mujer cualquiera, sino una Heroína de la Coronilla, que en ningún momento se doblegó. Asestándoles una humillante derrota que hoy, millones de bolivianos e intelectuales del mundo lo celebramos.

La historia ama las paradojas. Ese 6 de noviembre, en que a través de imágenes de televisión observamos esta brutalidad con rabia, dolor, llanto e impotencia por no estar junto a ella, es el preciso momento que empezó el victorioso regreso del MAS, y que se cristalizaría apoteósicamente con el abrumador triunfo en las recientes elecciones.

Ese día, al dolor físico de Patricia, en su lucha contra una muchedumbre de delincuentes, se impuso su fortaleza espiritual, pero fundamentalmente esa casta que heredó de las Heroínas de la Coronilla, haciendo pedazos con su bravura, los instintos salvajes de los agresores, y derrotándolos ante la mirada cobarde, atónita y cómplice de los motines (policías) y periodistas de Unitel.

Por tanto, el gran ejemplo de Patricia Arce, que ya está escrito en nuestra historia con letras doradas, en esta coyuntura política se ha convertido en uno de los pilares imprescindibles para que millones de hermanos hayamos retomado las riendas del destino de la Patria amada, cumpliéndose una vez mas de forma perfecta y en armonía con el universo, la profesía de Tupak Katari. “Volveremos y seremos millones”.