Es muy contundente el desafío político y cristiano de los movimientos populares en clave contra-hegemónica que rescata el representante del Vaticano, Cardinal Turkson, afirmando que «Los pobres, los campesinos, los pueblos indígenas tienen sus propias formas de hacer política (organización comunitaria), desarrollar la economía (economía popular) y cuidar el ambiente (ecología popular). Son formas distintas […]
Es muy contundente el desafío político y cristiano de los movimientos populares en clave contra-hegemónica que rescata el representante del Vaticano, Cardinal Turkson, afirmando que «Los pobres, los campesinos, los pueblos indígenas tienen sus propias formas de hacer política (organización comunitaria), desarrollar la economía (economía popular) y cuidar el ambiente (ecología popular). Son formas distintas a la hegemónica, y a veces no se comprenden con los parámetros de la racionalidad occidental. Hay que respetarlas e institucionalizarlas. La Iglesia reconoce, valora y promueve esas expresiones populares».
«Bolivia está dando pasos importantes para incluir a los amplios sectores en la vida económica, social y política del país»; dijo el Papa Francisco a poco de su arribo al aeropuerto El Alto de La Paz, donde fue recibido por el presidente Evo Morales y autoridades eclesiales y nacionales el pasado miércoles 8 de julio.
Francisco resaltó que la Constitución boliviana reconoce los derechos de los individuos, de las minorías, del medio ambiente, y tiene instituciones sensibles a estas realidades. «El progreso integral de un pueblo incluye el crecimiento en valores de las personas y la convergencia en ideales comunes que consigan aunar voluntades, sin excluir ni rechazar a nadie. Si el crecimiento es solo material, siempre se corre el riesgo de volver a crear nuevas diferencias, de que la abundancia de unos se construya sobre la escasez de otros. Por eso, además de la transparencia institucional, la cohesión social requiere un esfuerzo en la educación de los ciudadanos», dijo en parte de su mensaje (1).
Este importante reconocimiento a la política del Buen Vivir emprendida por el Presidente Evo Morales tiene un significado histórico en la geopolítica mundial, considerando el común liderazgo que tienen en el II Encuentro Mundial de Movimientos Populares que se está realizando en Santa Cruz.
Texto integral del mensaje del Cardenal Peter Turkson, Presidente de la Pontificia Comisión de Justicia y Paz.
En esta óptica hay que leer el fuerte mensaje del Cardenal Peter K.A. Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz (Vaticano) que aquí difundo en exclusiva mundial.
En particular es muy contundente el desafío político y cristiano de los movimientos populares en clave contra-hegemónica que rescata el representante del Vaticano afirmando que «Los pobres, los campesinos, los pueblos indígenas tienen sus propias formas de hacer política (organización comunitaria), desarrollar la economía (economía popular) y cuidar el ambiente (ecología popular). Son formas distintas a la hegemónica, y a veces no se comprenden con los parámetros de la racionalidad occidental. Hay que respetarlas e institucionalizarlas. La Iglesia reconoce, valora y promueve esas expresiones populares».
Aquí siguiente se encuentra el texto integral.
«Gracias por la calurosa bienvenida recibida y, al mismo tiempo, les digo «Bienvenidos!» a todos ustedes en nombre de la Iglesia, a este segundo Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Quisiera compartir con ustedes algunos pensamientos y reflexiones que puedan, ojalá, ayudarnos en los intercambios de estos días.
1. El mundo necesita avanzar en un proceso de cambio en defensa de la Tierra y la dignidad de las personas. Esta tarea no es exclusiva de los líderes religiosos, de los científicos, de los políticos o de los empresarios, sino de toda la humanidad. El grito, la queja, la protesta y la presión de los pobres son de vital importancia para que los poderosos del mundo comprendan que así no se puede seguir. La Iglesia quiere escuchar este grito y sumarse a él.
2. Los pobres se han organizado para resistir la exclusión social, la escandalosa desigualdad y la degradación de su ambiente. Así, han creado movimientos no solo para protestar contra la injusticia, sino para resolver con sus propias manos los problemas de acceso al Techo, la Tierra y el Trabajo que ni los Estados ni el Mercado resuelven. A pesar de la precariedad, son sembradores de la tierra, constructores de viviendas y creadores de trabajo. La Iglesia quiere unir sus manos en estos procesos y ayudarlos a que cada día sus cooperativas sociales, sus juntas vecinales, sus comunidades campesinas e indígenas se fortalezcan, para que puedan dar más y mejores condiciones para el desarrollo integral de los excluidos como personas, familias y pueblos.
3. La política no es tarea exclusiva de políticos profesionales (politicians), ni la economía de empresarios profesionales (businessmen); tampoco lo es la ecología de los académicos y activistas. Los pobres, los campesinos, los pueblos indígenas tienen sus propias formas de hacer política (organización comunitaria), desarrollar la economía (economía popular) y cuidar el ambiente (ecología popular). Son formas distintas a la hegemónica, y a veces no se comprenden con los parámetros de la racionalidad occidental. Hay que respetarlas e institucionalizarlas. La Iglesia reconoce, valora y promueve esas expresiones populares.
4. Los movimientos populares en general plantean un estilo de vida alternativo al que propone el sistema. Rechazan el consumismo, el despilfarro y el paradigma tecnocrático. Buscan formas comunitarias de organización del trabajo, de la tierra y de la vivienda. No quieren explotar ni ser explotados, excluir ni ser excluidos. Reivindican la solidaridad y la unidad como valores importantísimos. La Iglesia también quiere promover junto a ustedes nuevos estilos que pongan la dignidad de las personas por encima del consumo desenfrenados.
5. Los movimientos populares rechazan todas las formas de colonialismo y el saqueo de los llamados recursos naturales, mucho más cuando se hace a costa del ambiente. No quieren que se privatice el agua, ni el subsuelo ni el mar. No quieren que las corporaciones trasnacionales abusen de la tierra practicando, por ejemplo, la mega-minería contaminante, ni extracción petrolera por fractura hidráulica (fracking); ni que se use los transgénicos para exprimir al campesino o concentrar la tierra en pocas manos, ni que se destruya la pesca artesanal saqueando industrialmente la riqueza ictícola. Quieren reafirmar el destino universal de los bienes, comenzando con los que vienen de la creación. La Iglesia los acompaña en la preocupación y en sus luchas por los dones de la creación.
6. Los movimientos populares quieren la paz. No quieren que sus hijos se enfermen por la droga, ni que sus hijas sean sometidas a la trata de personas. No quieren ver a sus jóvenes morir en la violencia criminal. No quieren barrios contaminados por delitos ambientales. Para eso, comprobaron que la policía o los Estados no alcanzan. Aprendieron a fortalecer las defensas de sus derechos a través de la organización comunitaria. La Iglesia quiere fortalecer también las redes comunitarias para enfrentar el narcotráfico y el crimen organizado.
Frente a los desafíos que nos presenta la globalización y la indiferencia, el Evangelii Gaudium convoca tanto a la iglesia como al mundo entero a escuchar el clamor de justicia y a responder a este llamado con todas nuestras fuerzas (ver EG n 188), y la encíclica Laudato si’ reconoce el grito de los pobres y de la tierra:
«(…) No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.» (LS n 139)
Ambos, tanto como Iglesia como sociedad, debemos aprender a incluir a los excluidos. Esto significa llegar hasta aquellos que se encuentran en la periferia y así recibir a los marginados como miembros absolutos de nuestras comunidades, economías y sociedades.
Este segundo Encuentro Mundial de Movimientos Populares promete ser un gran diálogo que perpetuará en el tiempo la comunicación, la cooperación y la coordinación entre los mismos movimientos de base y entre éstos y la iglesia en todos sus niveles» concluye el Cardinal Turkson.
Crónica del segundo día
El observatorio sobre Latinoamérica SELVAS sigue documentando este encuentro mundial.
He logrado entrevistar Alberto Croce, Director de SES Buenos Aires, Latindadd y Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación que cuenta el segundo día de trabajo colectivo.
«El segundo día del II encuentro mundial de movimientos populares comenzó bastante puntual, lo que no es poco siendo más de 1000 delegados de tantos países. La mayoría de los participantes están hospedados en colegios cercanos al Coliseo Santa Rosita.
El encuentro de las tres «T» (Territorio, Techo y Trabajo) ayer se centró en el primer eje. Hoy tocaba el turno, por la mañana al trabajo y por la tarde al techo.
La jornada se abrió con un extenso panel en el que se habló, centralmente, de la cuestión del trabajo. Hubo discursos vibrantes, arengas, exposiciones…. Un compartir de miradas y de experiencias sobre la centralidad del trabajo en la vida de las personas.
Muchas cosas podría destacar. Algunas quiero destacarlas especialmente. Cuando presentó el «Gringo» Castro, referente nacional de la CTEP, habló de la lucha por que todos los compañeros y compañeras de la economía informal puedan contar con los mismos derechos que los trabajadores formales. Y que eso implicaba poder actuar sobre una redistribución de las ganancias de las grandes empresas. Todo un desafío. Generar el propio trabajo es un problema muy serio que cada vez más afecta el mundo contemporáneo. Las grandes empresas no generan mucho empleo, aunque a veces creamos que sí. Y el tipo de producción capitalista no logra resolver plenamente la cuestión.
Un obispo mexicano, que trabajó con Don Samuel Ruiz, Don José Raúl Vera López, dio un testimonio muy fuerte de su trabajo con los obreros mineros y dijo que la organizaciones de familiares ayudó a visibilizar que los «derechos de los trabajadores» son también los derechos de sus familiares. Un sentido del derecho «nuevo» que me parece que da para pensar mucho.
Quiero destacar también el maravilloso mensaje de una compañera boliviana del movimiento del «Feminismo Comunitario». Leyó un documento que es de lo mejor que yo escuché sobre textos feministas. Destacó la importancia de trabajar la cuestión desde lo que llamaron «las cuatro D» con relación a la lucha Desde los Pueblos, Desneoliberalizar la economía, Descolonizar la espiritualidad, Despatriarcalizar la vida y la sociedad.
Me resultó muy fuerte también el mensaje de Luis Maidana, del Movimiento nacional de empresas recuperadas de Argentina. Una gran conciencia y una fuerte de dignidad en el sentido del trabajo.
Me gustó también una compañera del movimiento de recicladores de Bolivia. Entre otras cosas nos dijo: «tenemos conciencia que hoy, meter la mano en la basura, es un acto salvador para la humanidad».
En el momento del almuerzo, los compañeros del Paraguay me invitaron a participar de una reunión «interna» enla que iban a compartir lo que las distintas organizaciones guaraníes están haciendo. Nos reunimos en la pieza en donde están alojados. Allí, cada organización comenzó a contar sobre sus trabajos, proyectos y sufrimientos. Varios comentaron situaciones que estaban viviendo sobre cómo se habían criminalizado las protestas sociales y cómo había ya muchos líderes -campesinos, sociales, indígenas- detenidos y con procesos judiciales.
«Qué pasó en Curuguaty?» Una pregunta-grito del pueblo paraguayo que lucha por su tierra y por los derechos básicos de los campesinos.
Gracias hermanos y hermanas paraguayos por este motivo tan profundo y emotivo compartido juntos.
Al salir de ahí, todavía conmovido, llegué nuevamente al coliseo cuando comenzaba el homenaje al Padre Lucho Espinal. Lucho, un cura catalán que se hizo boliviano. Que trabajó en medios de comunicación social y que en la dictadura boliviana se opuso a fascismo de los militares de entonces hasta que una noche fue detenido por un grupo de milicos formados en la Escuela de las Américas que lo torturaron durante cuatro horas y finalmente lo acribillaron a balazos y lo tiraron en un basural, en lo que hoy es la autopista que va desde El Alto hasta La Paz.
El Padre Lucho es hoy un mártir de América Latina. Como Romero, como Angelleli, como Mugica. Jallalla, Lucho. Jallalla el compromiso con la justicia y los derechos humanos.
La última parte de la tarde fue para trabajar sobre el problema del Techo. La tercera T de nuestro encuentro. Dirigentes de cooperativas de vivienda y luchadores del hábitat de distintos países dieron sus testimonios. Varios de otros continentes (Asia y Africa). A mí estas cuestiones no me son NADA indiferentes. Para los que no saben, con los compañeros y compañeras de Malaver formamos la cooperativa de viviendas que logró que hoy tengamos nuestras casas. Por eso sé muy bien lo que significa luchar por un techo y una vivienda. Haberlo logrado es quizás uno de los mayores triunfos que llevo en mi corazón y en mi memoria. Y haberlo logrado con una lucha digna y valiente de tantos compañeros y hermanos «villeros», algunos que ya no están y que hoy recordé especialmente. Mi querido Malaver, hoy estuviste conmigo en Santa Cruz también.
Todo lo que les conté, estuvo, además, regado de abrazos y besos.
Y, como trasfondo muy fuerte, la llegada del Papa a Bolivia. Los medios transmiten en cadena todo lo que pasa y todo el tiempo. Millones de personas en las calles. Carteles, posters, banderas…
La actividad del Papa Francisco es realmente agotadora, concluye Alberto Croce.
De la exclusión a la organización popular de los trabajadores
El segundo día del Encuentro Mundial de los Movimientos Populares abrió con el panel «De la exclusión a la organización popular de los trabajadores». «El sistema capitalista está en función del dinero, con lo cual se produce la exclusión, porque al Sistema le conviene, con el objetivo de la ganancia, excluir parte de la sociedad, es una consecuencia de cómo está organizado hoy el sistema de trabajo…», aseguró Marcelo Sánchez Sorondo, Arzobispo de la Academia Pontificia de Ciencias del Vaticano durante el Panel de la mañana del día 8 de julio.
En este espacio se expusieron experiencias de luchas, reivindicaciones y formas de organización en diversos escenarios de América Latina en donde las políticas neoliberales y el lucro del mercado marginan a trabajadores, trabajadoras y familias enteras condenándolas a la pobreza y la marginalidad.
El derecho al trabajo es uno de los elementales de todo ser humano, pues con él no sólo satisface sus necesidades, sino que contribuye con los demás, y al propio desarrollo de la sociedad, cuando este derecho no se tiene, es muy difícil hablar de justicia social.
«Hay muchas formas de trabajo y de acceder a ellos -dijo Marcelo Sánchez-, y deberían ocuparse los que rigen el bien común, y si ellos no lo hacen, se tiene que ocupar el pueblo mismo, y por eso los Movimientos Populares están llamados a conseguir trabajo para la misma población».
Durante la tarde, una diversidad de representantes de India, Sudáfrica, Uruguay, Ecuador, Brasil y Argentina participaron esta tarde en el panel de «Techo, la ciudad y los movimientos populares», en el cual compartieron la riqueza de cada experiencia organizativa, las luchas y la falta del derecho a la vivienda digna. El obispo brasilero Guillermie Warlang sintetizo bien al decir que «Las viviendas no son construidas para los que necesitan sino para los que pueden pagar» (2).
Crónica del primer día
He logrado entrevistar Alberto Croce, Director de SES Buenos Aires, Latindadd y Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación que cuenta el primer día de trabajo colectivo.
«Aunque hace bastante frío y en este martes de julio, en Santa Cruz se le dio por llover sin piedad, hasta con un desconocido granizo que hizo decir a más de uno que lo del cambio climático es más serio de lo que se creen los más valientes.
Cuando llegué anoche al hotel y tomé conciencia de que venía «en la delegación del Vaticano» sentí un pequeño shock. Varios obispos, un Cardenal, una decena de curas y unos poquitos laicos. Entre ellos, yo.
Me acerqué a Paulo César, un cura mexicano que está en la organización del encuentro y que me dijo, «no sé quién propuso tu nombre… y si lo supiera, no te lo diría.» Sigue siendo esto para mí un gran misterio. A estas alturas, empiezo a pensar que el mismo Tata Dios estuvo detrás de esto… Pero… ¿Por qué? ¿Para qué? Quizás en estos días pueda responderlo. Les confieso que aún no puedo entenderlo muy bien.
Luego del desayuno nos subimos a unas combis que nos llevaron al «Coliseo Municipal Santa Rosita», un gimnasio grande, rodeado de gradas, en donde poco a poco fueron llegando los más de 1000 delegados de distintas organizaciones y movimientos sociales que participan de este II Encuentro Mundial de Movimientos Populares convocado por el Papa Francisco, a través de la Comisión de Justicia y Paz.. De Argentina llegaron unos 5 micros. Los de Buenos Aires tardaron 50 horas para llegar. Están parando en colegios cercanos al coliseo.
A poco de estar me fui encontrando con varios amigos y amigas de la vida. Compañeros de los seminarios de teología, jóvenes de centros de estudiantes, dirigentes de cooperativas de cartoneros, compañeros de la CTEP y el movimiento Evita, del Movimiento de los Chicos del Pueblo, curas compañeros de camino en diferentes momentos… algunos de Argentina y algunos otros de otros países de América Latina. Había llegado solo, pero ya no estaba solo.
Un compañero me dijo: «Esto parece un Seminario de Formación Teológica». Era muy cierto. Era como estar en uno de los Seminarios en su época «dorada». Un clima muy, muy similar. Claro que ahora, convocado nada menos que por el Vaticano. Yo recordaba el tiempo en que buscábamos al menos un obispo que «bancara» al seminario para poder hacerlo. Y los que lo hacían «casi» frunciendo la nariz. Esto parecía muy distinto. Abismalmente distinto…
Durante el día hubo varios momentos que me hicieron estremecer, literalmente. El panel que se armó en torno a la Madre Tierra y la nueva encíclica del Papa, fue muy potente. De destacar la presentación que hizo Joao Pedro Stádile, histórico dirigente del MST del Brasil.
«No más de 300 empresas del mundo acumulan el 58% de la producción del planeta y dan ocupación sólo al 8% de los trabajadores. 8 empresas controlan más del 50% de la producción agrícola.
Hoy el capital, en tiempos de crisis, se dirige al campo y busca comprar todo lo que puede. Busca allí minerales, energía, petróleo y biodiversidad. Y con los bonos de carbono compra hasta el mismísimo aire.
Las transnacionales están «PADRONIZANDO» todo el consumo. Hoy, el 80% de los alimentos que se venden en los grandes supermercados se basa en 5 productos.
Estas pocas empresas controlan el mercado mundial y fijan los precios en todo el planeta.
Es urgente reorganizar la producción agropecuaria. Debemos volver a producir alimentos sanos. No es una cuestión que incumba a campesinos y pueblos originarios. Debe ser una causa de la población mundial.».
Rodolfo Machaca, dirigente campesino de Bolivia nos decía: «sentimos que están privatizando a nuestros mismísimos pueblos. Y no podemos quedarnos quietos frente a esta situación.»
Las exposiciones y presentaciones siguieron. Testimonios de distintos dirigentes populares. Campesinos, mapuches, trabajadores, indios de Canadá, comunidades de Perú y Colombia…
Sentí que el gran eje no estaba puesto tanto en «los pobres» sino, sobre todo, en la acción de las grandes empresas que se apropian de la naturaleza y de sus bienes y despojan alos pueblos de sus tierras y de sus derechos. Y sentí fuertemente algo que venía sintiendo luego de la lectura de la encíclica Laudato Si: Pensando en los pobres uno puede hacer llamados a la caridad o a la solidaridad, pero cuando piensa en el despojo de las transnacionales y del mercado financiero internacional, la caridad parece una virtud poco eficaz para actuar y se hace más necesario el compromiso político y las políticas públicas (que también es una forma de caridad finalmente…)
En los debates, entre los mates, las charlas, las impresiones, van surgiendo muchas cosas. Una compañera indígena de Canadá, Susan, de los «dene-dakotas», me dijo que creía que la humanidad estaba sufriendo una situación de una mujer abusada: sabía que tenía que salir del estado en que estaba pero el miedo la paralizaba y seguía ahí, aguantando y aguantando. Me pareció una imagen durísima. Jeannet, una sindicalista también canadiense, me recordó una frase que había escuchado tiempo atrás: «Nos es más fácil imaginarnos la vida después de la muerte, que la vida después del capitalismo». Por eso no podemos zafar de la trampa.
El discurso del Cardenal Tukson habló de estas cosas. Y con mucha claridad. (Quiero conseguir rápido su texto para hacérselos llegar). «No se puede dejar la política solo a los profesionales de la política. No se puede dejar la economía solo a los empresarios. No se puede dejar la ecología solo a los activistas. Para la política el pueblo genera organizaciones sociales. Para la economía, economía popular. Para la ecología, campesinos y pueblos indígenas. La Iglesia quiere acompañar las luchas de los pueblos del mundo.» No puedo negar que ya escuché estas palabras o parecidas en otros tiempos. Lo que sí es nuevo es que la Iglesia las diga en medio de un encuentro de movimientos populares por ella convocados, aquí en Bolivia, y con Evo Morales al frente. Eso sí que es nuevo para mí.
Me pareció que algunos obispos presentes (pocos) no estaban tan cómodos con todo lo que sucedía. Incluso algunos se pueden sentir forzados a estar en un lugar en el que nunca quisieron estar. Pero estos son los tiempos y el estilo que el Papa Francisco está marcando.
La presencia argentina también es variada en el encuentro. Va en un arco de lo que yo llamaría el kirchnerismo crítico a la izquierda de oposición. De hecho, a media mañana llegó Pablo Miceli con algún otro compañero dirigente de la CTA autónoma, como la llaman.
El referente argentino del encuentro es el joven abogado Juan Grabois, dirigente de la CTEP a nivel nacional y muy cercano al movimiento Evita. Pude encontrarme con algún compañero del ENPL, de la Desca, varios del Evita, de Nuevo Encuentro. Y otros de Patria Grande, Seamos Libres, de la agrup. Simón Bolívar…
Para ir terminando esta primera parte de la crónica, les cuento que los ejes temáticos están alrededor de lo que se llaman las 3 «T»: Techo, Trabajo y Tierra. Y, en este encuentro, con un énfasis especial en la lucha contra el narcotráfico y la construcción de la PAZ.
Mañana trabajaremos preparando el documento que el miércoles se entregará a Francisco cuando venga a cerrar el encuentro.
Mientras tanto él está haciendo la recorrida por Ecuador y mañana viajará a Bolivia. La televisión de estos países está casi totalmente copada por su figura a toda hora. Es un acontecimiento que ha captado todas las atenciones. Nosotros hemos vivido en Argentina dos veces la visita de Juan Pablo II pero creo que esta visita está siendo mucho más intensa que la que nosotros vivimos en su momento.
Es tarde. Ha sido un día muy fuerte de emociones diversas.
Siento una gran responsabilidad de llevarles un poco de todo lo que voy viviendo. Quisiera ser un poco sus ojos y sus oídos para que puedan estar aquí. Ojalá lo pueda lograr al menos un poquito.
Algo importante está sucediendo en Santa Cruz de la Sierra. Me alegro de estar viviéndolo, concluye Alberto Croce.
El Observatorio sobre Latinoamérica SELVAS está documentando este encuentro mundial, con la nota de abertura «Se abre II Encuentro Mundial de Movimientos Sociales y Populares «(3), la crónica del primer día (4) y el análisis «El viaje de Papa Francisco a Latinoamérica» (5).
Notas
Cristiano Morsolin, investigador y trabajador social italiano radicado en Latinoamérica desde 2001, con experiencias en Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil. Autor de varios libros, ha colaborado con la Universidad del Externado de Colombia, Universidad del Rosario de Bogotá, Universidad Politécnica Salesiana de Quito. Co-Fundador del Observatorio sobre Latinoamérica SELVAS (Milán), especialista en el análisis de la deuda social y la deuda externa en Latinoamérica, a través del trabajo con la Fundación «Giustizia e Solidarieta FGS» (Roma).
Blog: https://diversidadenmovimiento.wordpress.com/
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