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Internet «descubre» a los marines que mataron a un agente italiano en Irak

Fuentes: Clarín

La Justicia estadounidense anunció esta semana que no entregaría los nombres de los responsables de la muerte de un agente secreto y las heridas contra una periodista, ambos italianos, en Irak. Pero Internet hizo justicia por mano propia y por unas horas y con un simple procedimiento, periodistas italianos pudieron bajar de un sitio del […]

La Justicia estadounidense anunció esta semana que no entregaría los nombres de los responsables de la muerte de un agente secreto y las heridas contra una periodista, ambos italianos, en Irak.

Pero Internet hizo justicia por mano propia y por unas horas y con un simple procedimiento, periodistas italianos pudieron bajar de un sitio del Pentágono el documento completo de la investigación donde se identifica muy claramente a los marines que lo hicieron.

De esta manera se sabe que quien disparó su ametralladora pesada sobre la camioneta en la que viajaban el agente de los servicios italianos (Sismo), Nicola Calipari, inmediatamente después de liberar a la periodista, Giuliana Sgrena, que había permanecido secuestrada durante un mes por la insurgencia iraquí, fue un soldado hispano de la reserva de Nueva York llamado Mario Lozano.

Toda la información consta en la investigación ordenada por el teniente general John R. Vines, comandante de la fuerza multinacional en Irak. El documento fue publicado en el sitio de la Red del Comando Central estadounidense con sede en Tampa, Florida.

La información de los nombres y de hechos importantes había sido «tachada» electrónicamente con una marca negra. Pero el método no fue nada efectivo. Si se bajaba el documento en un PDF con el programa Acrobat, las «tachaduras» desaparecían y dejaban ver claramente el resultado completo de la investigación. Cuando los responsables se dieron cuenta del error, lo sacaron apresurados del sitio. Pero ya había decenas de copias rodando por Internet.

El atentado ocurrió el 4 de marzo de 2005 en momentos en que Calipari y otro agente especial, Andrea Carpani, llevaban a la periodista del diario Il Manifesto hacia el aeropuerto de Bagdad, inmediatamente después de pagar un fuerte rescate en el barrio bagdadí de Mansour.

La camioneta en la que viajaban avanzó por la antigua autopista transversal (en el documento bautizada Route Vernon) para tomar la autopista al aeropuerto y que en términos militares se la denomina Route Irish (ruta irlandesa). A pocos metros de allí se había instalado un retén de soldados de la Compañía A de la división de infantería 1-69.

No se trataba de uno de los «checkpoint» conocidos por todos los que transitamos alguna vez esa ruta, sino de uno levantado especialmente porque iba a pasar por allí John Negroponte, el entonces embajador estadounidense en Irak y actual superministro de Seguridad de la Administración Bush. Por testimonios que se conocieron entonces en Bagdad, Negroponte había ido a cenar a la casa del comandante de las fuerzas invasoras en Camp Victory, la unidad ubicada al lado del aeropuerto y donde se cree que permanece detenido Saddam Hussein.

Como llovía sobre Bagdad, Negroponte prefirió hacer el viaje por tierra y no por helicóptero como es habitual. Por esa razón se habían creado retenes «sorpresa» en el camino que haría la caravana del embajador.

Calipari había llegado apenas unas horas antes a Bagdad -aunque conocía perfectamente Irak- y antes de partir a buscar a la periodista Sgrena, había informado al comando estadounidense de la misión , así como de todos sus movimientos. Y cuando tuvo a Sgrena en su poder llamó a su coordinador, el agente italiano Castilleti quien permaneció junto al comandante estadounidense del aeropuerto para que le liberaran el paso a la camioneta.

Alrededor de las 20:50 la camioneta conducida por Andrea Carpani y que llevaba a Sgrena y a Calipari en el asiento trasero, se aproximó al retén comandado por el capitán Michael Drew. De acuerdo a la investigación, el vehículo estaba andando a 100 kilómetros por hora -Carpani dijo que no sobrepasaba los 70- y no cumplió con la orden de detenerse.

Los siete soldados y oficiales del reten dicen haber dado señales de luces a la camioneta y que el Especialista Lozano que estaba en la torreta del camión de asalto al mando de una ametralladora pesada M240B hizo una primera ráfaga de fuego de aviso que dio contra el asfalto de la autopista. Pero el documento indica claramente que apenas «cuatro segundos más tarde» disparó una segunda andanada directamente contra el vehículo.

Giuliana Sgrena recordó así el episodio en su nota «Mi verdad» publicada en Il Manifesto pocos días más tarde: «El chofer había comunicado dos veces a la Embajada y a Italia que nos dirigíamos hacia el aeropuerto, yo sabía que éste estaba supercontrolado por las tropas americanas, falta menos de un kilómetro, me dijeron cuando escuché el primer disparo. Yo recuerdo sólo fuego.

En ese momento, una lluvia de fuego y proyectiles cayó sobre nosotros acallando para siempre las voces divertidas de pocos minutos antes. El chofer empezó a gritar ‘somos italianos, somos italianos’. Nicola Calipari se echó sobre mí para protegerme, y, entonces, justo entonces sentí su último respiro, se me moría encima.

Debí sentir dolor físico, pero no sabía por qué. Pero un recuerdo fulgurante me asaltó, volvieron inmediatamente a mi cabeza las palabras que me dijeron los secuestradores. Ellos declaraban sentirse totalmente comprometidos para liberarme, pero tenía que estar atenta «porque están los americanos, que no quieren que tú vuelvas».

El documento trata de exculpar a los soldados haciendo un largo raconto de la atmósfera que se vivía en Bagdad en ese momento. Dice que entre julio del 2004 y marzo del 2005 se registraron 15.257 ataques contra las fuerzas estadounidenses y que en la autopista al aeropuerto «llamada por los periodistas la ruta de la muerte» en ese mismo período hubo 135 atentados.

Y asegura que los siete hombres -cuatro de ellos reservistas hispanos de Nueva York y New Orleans- cumplieron exactamente con las ordenes recibidas.

La Justicia italiana evalúa la posibilidad de plantear un juicio con el documento completo rescatado de Internet a pesar de no haberlo obtenido por la «vía legal».