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Junio, un mes muy especial en la historia del peronismo

Fuentes: Rebelión

Al cumplirse un mes del fallecimiento del militante peronista revolucionario Gerardo Bavio, el pasado 5 de junio, lo recordamos reproduciendo dos capítulos de El peronismo que no fue. La (otra) otra historia*, escrito junto a Mario Hernandez, donde se refiere a los acontecimientos que marcaron al peronismo en el mes de junio: 16.6.1955 (bombardeo a […]

Al cumplirse un mes del fallecimiento del militante peronista revolucionario Gerardo Bavio, el pasado 5 de junio, lo recordamos reproduciendo dos capítulos de El peronismo que no fue. La (otra) otra historia*, escrito junto a Mario Hernandez, donde se refiere a los acontecimientos que marcaron al peronismo en el mes de junio: 16.6.1955 (bombardeo a Plaza de Mayo); 9 .6.1956 (fusilamientos en José L. Suárez) y 20.6.1973 (Ezeiza).

Edición: Mario Hernandez

Conociendo al Che

 

Desde el estudio de Mara, David vio el ir y venir de los aviones y las nubecitas blancas de los disparos antiaéreos. Sospechó que ese día marcaba el fin de una época. «Nunca habrá más paz entre los argentinos» -pensó

Pura Memoria, Pedro Orgambide

 

M:- ¿Qué podés comentarnos del 16 de junio de 1955?

G:- Se vivió con mucha angustia en muchos sectores, fue un proceso conspirativo que se inició un año antes. Después del triunfo del peronismo en las elecciones presidenciales de noviembre de 1951, empezó en la cabeza de la oposición a gestarse la conspiración, y la fuerza como único medio. Para eso contaban con elementos en las Fuerzas Armadas, pero lo que fue determinante fue el conflicto con la Iglesia, que venía madurando desde antes y eclosionó en 1954. Ese conflicto que se manifestó claramente y reunió a las fuerzas más reaccionarias del país, la oligarquía, los mandos militares más reaccionarios que habían estado estudiando en la Escuela de las Américas y en el Pentágono.

Esto se manifestó el 11 de junio de 1955 en lo que fue la procesión de Corpus Christi, donde intervino toda la oposición, y a los pocos días se descargó la Marina bombardeando la Plaza de Mayo, en un hecho histórico, infame, genocida, que provocó más de 300 muertos, esto se venía elucubrando desde hacia tiempo entre los sectores más reaccionarios. Hay conversaciones entre las cúpulas de los partidos políticos y los mandos militares que demuestran esa conspiración.

M:- Junio es un mes que tiene efemérides nefastas para el peronismo, Ezeiza por ejemplo, y también los fusilamientos del 9 al 12 de junio de 1956.

G:- Los fusilamientos en el basural de José León Suarez, y el fusilamiento de los militares legalistas con el general Valle al frente, Cogorno, Tanco, y otros oficiales que querían que se reconstituya el país dentro de la legalidad, con la Constitución vigente en ese momento. Inclusive, planteaban el regreso de Perón. Quien dio la orden de fusilamiento totalmente ilegal, si es que puede haber algún fusilamiento legal, fueron Aramburu y Rojas por medio de Desiderio Fernández Suárez que en ese momento era ministro de la provincia de Buenos Aires. Fue quien recibió la orden y se la transmitió por teléfono al comisario para que fusilara a todos los detenidos. Los llevaron al basural de José León Suarez y ahí asesinaron cerca de 20 personas (16).

M:- Gerardo, habíamos quedado que nos ibas a contar tu experiencia en el Ministerio de Industria cuando trabajaste con Ernesto Che Guevara, en La Habana.

G:- Bueno, como ya relaté anteriormente que el 2 de junio de 1963 entrevisté al Che con un compañero cordobés. Ahí decidí quedarme en La Habana. Habíamos hablado precisamente de estos hechos que mencionamos recién, que impactaron en el Che, acercándolo a comprender más esa contradicción peronismo-anti peronismo en aquella etapa, el trasfondo social, la composición social del peronismo.

M:- El cambia su posición con respecto al peronismo.

G:- Sí, porque él, cuando era estudiante, estaba muy influenciado por el anti peronismo, por los sectores de la juventud estudiantil de esa época. Sus padres inclusive, eran anti peronistas. Creo que su padre había sido de los comandos civiles.

M:- Me imagino que John William Cooke y Alicia Eguren habrán ayudado a cambiar esa postura.

G:- Por supuesto. Se trataba de mostrar la realidad, desenmascarar el engaño que había, yo recuerdo una entrevista que le hicieron al Che al poco tiempo de su triunfo, donde el periodista le preguntaba si la revolución cubana y la caída de Batista, se asemejaban a lo que había sido la caída de Perón en Argentina con Aramburu, Rojas, etc. Y el Che rechazó totalmente esa versión: «No tiene nada que ver, al contrario, son antagónicas». La Revolución cubana tiene una base social totalmente distinta a lo que fue el golpe cívico militar de 1955.

M:- Alguna vez se hizo esa comparación, ¿no?

G:- Sí, se hizo, sobre todo en los medios, que ya sabemos cómo tergiversan la realidad, lo planteaban de esa forma, equiparando una cosa con otra. Al contrario, las fuerzas que impulsaron ambos golpes eran completamente antagónicas.

M:- ¿Cómo te impactó ver en persona al Che?

G:- Para mí fue una emoción muy grande, uno de los momentos más importantes de mi vida, que un médico joven, prácticamente de 30 años, se adhiere, forma parte de la Revolución Cubana, es el protagonista de su triunfo a través de la batalla de Santa Clara. Esa fue la batalla determinante de la caída de Batista.

M:- Cuando hace volar el tren blindado.

G:- Claro, exactamente. Ese muchacho tiempo después tiene que enfrentar la transición económica de un capitalismo totalmente dominado por el imperio yanki a un socialismo independiente, y transformar eso. Ese era el objetivo que se planteaba cuando yo lo conocí en 1962. Que ya venía trabajando de antes, en el INRA (Instituto Nacional de la Reforma Agraria) en el área de industrialización, había sido presidente del Banco Nacional de Cuba. Empezó a formarse desde el punto de vista económico.

M:- Yo quiero que dejemos acá. Te quiero dejar una pregunta para la semana que viene. Vos mencionás que el Che se ocupó de la reforma agraria, director del Banco Central, Ministro de Industria, y yo la pregunta que te hago es, ¿el Che tenía conocimientos de economía? ¿Estaba a la altura de ocupar esos lugares?

G:- La respuesta es difícil y contradictoria.

La masacre de Ezeiza

M:- Vamos a estar abordando el 40º aniversario del 20 de junio de 1973, cuando se produce la masacre de Ezeiza, lugar en donde vos estuviste.

G:- Yo estaba en Salta, me había incorporado al gobierno Ragone, en el área nacional de Cámpora/Solano Lima, vivíamos una etapa de entusiasmo popular por el triunfo, y esperábamos con verdadera emoción la llegada de Perón después de 18 años de proscripción, porque había vuelto en noviembre de 1972 durante un breve período, que le permitió armar el Frente Justicialista de Liberación Nacional (Frejuli), que frustró la estrategia de Lanusse de lograr una segunda vuelta, y tuvo lugar ese triunfo popular el 11 de marzo.

Vivíamos ese entusiasmo todavía, pero ya pensábamos en una conspiración de la derecha, que para nosotros se puso en marcha el mismo día del triunfo popular. La derecha no podía tolerar una situación de un gobierno de Cámpora y Solano Lima, con Perón en el país. De lo que no teníamos conciencia era que esa conspiración estaba entramada directamente en las estructuras del gobierno, dentro de lo que llamamos el peronismo, con esa amplitud que siempre tuvo este movimiento. La derecha peronista fue el equipo que puso en marcha esto, que buscaba derrotar cualquier proyecto nacional y popular.

M:- Estaba leyendo el libro de Verbitsky, Ezeiza, y veía cómo se conformó la comisión que se ocupó de organizar el acto y allí, excepto Abal Medina, todo el resto eran personajes de la derecha política, Osinde, Norma Kenedy, Lorenzo Miguel.

G:- Todo eso lo organizó López Rega y la derecha peronista, puso a Osinde, a Rucci, a Miguel Angel Iñiguez, a Norma Kenedy y a Abal Medina, que casualmente el día anterior fue atropellado por un Ford Falcon. Se salvó porque lo esquivó, pero quedó con varias costillas rotas. Lo sacaron del medio. Además había una prohibición por parte del equipo que manejaba en ese momento López Rega, de que no intervinieran, ni las Fuerzas Armadas, ni la Policía Federal ni la de la Provincia de Buenos Aires. Debemos recordar que la Provincia de Buenos Aires con el gobernador Bidegain, tenía una posición ya cuestionada como de «la tendencia» por parte de la derecha.

M:- Y si no me equivoco el subjefe de la policía de la provincia era Julio Troxler.

G:- Claro, sobreviviente de la masacre del 9 de junio de 1956. También lo sacaron del medio. El resto llevaron adelante el operativo de conspiración y masacre.

Recuerdo el entusiasmo que teníamos cuando salía el tren «Cinta de Plata» de Tucumán y pasó por varias provincias, estaba repleto. Lo llamábamos el Tren de la Liberación. Nosotros nos fuimos con un grupo de compañeros en auto, llegamos a Buenos Aires y fuimos caminando a Ezeiza porque no se podía llegar cerca del puente 12, por la avenida Richieri, era extraordinaria la multitud que avanzaba por esa avenida, muchachos con banderas, era un desfile de fuerza y optimismo que daba la idea de aquella Juventud Peronista que veía con emoción la posibilidad de estar cerca del palco.

Nosotros no pudimos llegar exactamente al sector del puente 12 donde estaba la foto de Perón, de Evita, las banderas y demás. Esa fue la emocionante llegada durante la mañana.

M:- Se comenta que fue la movilización más grande de la historia argentina con más de dos millones de participantes.

G:- Así es, y nos hacía recordar lo que fueron las manifestaciones del 25 de mayo días antes, cuando asume Cámpora en Buenos Aires, que fue imponente también, y la que vivimos en Salta con Ragone y Ríos como gobernador y vice, y con todo el peronismo más combativo.

M:- En un momento empiezan los tiros.

G:- Sí, empezamos a sentir síntomas de conflicto, y después tiros y la voz de Leonardo Favio, que era el que tenía el micrófono y dirigía todo, pidiendo que haya tranquilidad, que no avancen, pedía que se bajaran de los árboles. Y siguieron los ruidos y los tiros, pasaba alguna ambulancia por la avenida, y ahí tomamos conciencia de que algo muy grave estaba pasando. Y finalmente la voz de Favio anunciando que se había suspendido la llegada de Perón a Ezeiza y que el avión aterrizaría en otro aeropuerto que seguramente sería el de Morón.

M:- ¿Cómo llegaron las armas?

G:- Eso es un misterio.

M:- Porque me parece que la actitud de la Juventud Peronista, de Montoneros, de las organizaciones populares, y es una de las conclusiones que saco de la lectura de este libro de Verbitsky, da la impresión de ingenuidad en todo el manejo, inclusive las columnas de Montoneros, salvo revólveres, iban desarmados. Y la burocracia sindical, y quiero hacer una especial referencia a un personaje del que se viene hablando mucho, que es José Ignacio Rucci, que fue uno de los principales organizadores de esta masacre. Porque ahora se lo pone en el lugar de víctima porque fue asesinado. Fue uno de los organizadores prácticos junto con Osinde, porque López Rega venía con Perón en el avión, era el gestor intelectual. Y según cuentan, metieron las armas en las ambulancias de Sanidad.

G:- La forma de cómo llegaron las armas, no teníamos idea nosotros, pero es evidente que todo ese grupo las tenía a su disposición.

M:- Y habían copado el hospital de Ezeiza a través del Comando de Organización de Brito Lima, que después fue diputado en los ’80, ese es otro personaje que cumple un rol central en todo esto.

G:- Hay que recordar también el papel de Rucci en la CGT contraria a la CGT de los Argentinos, que fue un equipo de control del movimiento obrero y negociadores del mismo que intentaron sabotearlo y dividirlo. El papel de Rucci ha sido el de burócrata de la derecha, sencillamente funcional al sistema de dominio de las clases dominantes. Fue un mercenario, pero su asesinato fue un error político, hay que discutirlo, yo pienso que sí, porque asumiendo las palabras de Cooke, la burocracia es un sistema que tiene mucha historia y que es funcional a la defensa de los intereses del capitalismo. Evidentemente, no se puede eliminar a la burocracia matando burócratas, porque se reemplazan de la noche a la mañana. Lo que hay que hacer es dentro del movimiento obrero, superar a la burocracia. Ese es el papel que debieron desarrollar y que desarrollaron compañeros como Agustín Tosco, Raymundo Ongaro, Atilio López, Benito Romano, etc. Tantos compañeros que dieron su vida por la lucha obrera.

M:- Perón aterriza en Morón y luego da un discurso tremendo.

G:- Sí. Nosotros ya nos dábamos cuenta que estaban cambiando las cosas, que desde el mismo día del triunfo del 11 de marzo, la derecha, las clases dominantes, estaban preparando una conspiración que iría avanzando durante tres años hasta 1976, cuando tiene lugar el golpe que provoca la dictadura de Videla.

M:- Quiero volver al discurso de Perón, porque la «turca» René (Ahuali), a la que entrevistamos para recordar a Paco Urondo, habla en el reportaje del cuento que les hace Perón a dos dirigentes de la JP, del niño que quería alcanzar el dulce de leche, y el padre le saca el banquito.

G:- Dándoles la lección de que no tenían que confiar en nadie.

M:- Claro, no confiar ni en el propio padre. A mí me recuerda aquel discurso que da Perón luego de los incidentes de Ezeiza, porque parece que le hubiera «sacado el banquito» a la JP.

G:- El papel del último Perón; que no es tan así, porque siempre sostuvo la lucha a partir de mantener el sistema, que chocaba con las ideas revolucionarias de los grupos dentro del mismo peronismo y ahí es donde se da el antagonismo ideológico que cada vez se hizo más evidente. En el libro de Jorge Taiana (padre), El último Perón, se hace un análisis sobre el hombre que impulsa cambios, que es reformista, pero que al mismo tiempo lo hace con control y frenando lo que él consideraba como un desborde. Es un tema para discutir el papel del «último Perón», ahí surge la teoría del cerco. Es cierto que existía una especie de «cerco», pero había sido constituido por él mismo, esos son los ejemplos y enseñanzas que nos da la historia para ver cómo es la derecha hoy mismo, cómo funciona conspirativamente tratando de sabotear cualquier cambio positivo que se lleve adelante por parte del gobierno y también con gente que posiblemente esté entramada dentro del aparato del gobierno. 

* Bavio, Gerardo y Hernandez, Mario: El peronismo que no fue. La (otra) otra historia, Caps. 9 y 19. Editorial Metrópolis, Buenos Aires, 2014.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.