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La 4T y el estado de bienestar

Fuentes: Rebelión

Educación y salud para todos es la vía para el progreso. Pero para que sea para todos, es decir, universal, se requiere que ambas sean gratuitas. Dicho a la inversa, sin educación y salud gratuitas no es posible el progreso de una nación.

¿Es tan difícil de entender esto que hay quienes se oponen a esas gratuidades? Increíble pero cierto. Es muy poderosa e influyente la corriente de pensamiento que se pronuncia abiertamente contra salud y educación gratuitas.

La cumbre de este pensamiento es, como bien se sabe, la ideología neoliberal que dominó en México durante los últimos cuarenta años. Es la antípoda de la ideología del estado de bienestar.

Pero éste no sólo se compone de educación y salud gratuitas. También engloba la idea y la práctica de la pensión universal, es decir, de una asignación monetaria que se entrega, sin contraprestación alguna, a todos los miembros de una sociedad.

En el caso de México, la educación y la salud gratuitas son un hecho. Pero la pensión universal todavía esta lejos de serlo. Hasta ahora, esa asignación monetaria sólo se entrega, y en pequeña medida, a determinados grupos sociales: ancianos, discapacitados, estudiantes y madres solas. 

De todos modos, esa pequeña pensión universal se otorga a muchos, muchos millones de personas. Pero se busca que alcance a la totalidad de la población. Esta meta, desde luego, no se vislumbra a corto plazo. El camino, sin embargo, ya ha comenzado a ser recorrido.

 Primeramente habrá que acrecentar el monto de las pensiones. Y luego, poco a poco, ir avanzando en el número de beneficiarios hasta alcanzar al total de la población.

Con salud y educación gratuitas, pero sobre todo con la pensión universal creciente, se garantiza que nadie quede en el desamparo, cualesquiera que sean sus particulares condiciones de vida.

Puede decirse que con estos avances se van cumpliendo las promesas y objetivos de la revolución mexicana de 1910-1917. Y que la Cuarta Transformación en curso de la vida nacional viene a ser la culminación, de manera pacífica, de aquel movimiento armado transformador que, podría decirse, quedó interrumpido.

Tal interrupción comenzó a principios de los años cuarenta del siglo XX, y  quedó plenamente interrumpida con la llegada de los neoliberales en 1983. Ahora, como a todos nos consta, desde diciembre de 2018, esa gran revolución ha reiniciado su justiciero camino.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.