La obtención de la toma de nota, para la mitad del Comité Central encabezada por Martín Esparza Flores, Secretario General del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), ha tenido un efecto demoledor entre las variopintas filas de grupos opositores, dentro y fuera de nuestra organización sindical.
Una segunda estafa para los grupos de liquidados
Para la gran mayaría de los 27 mil liquidados, que desacataron el acuerdo de nuestra Asamblea General de no liquidarse, ya sea por motivo personales o que por falta de consciencia creyeron en la estafa de Felipe calderón de ofrecerles una liquidación “copeteada” y nuevas oportunidades de trabajo, la noticia no tuvo mayor trascendencia pues ya se han retirado de toda actividad relacionada con el SME y se dedican a otra cosa.
Quedan no más de 3 mil liquidados que, ante la falta de empleo o el fracaso de los “emprendimientos” prometidos por el gobierno de Felipe Calderón, fueron atraídos por el canto de sirenas de grupos oportunistas o ultraizquierdistas (lo mismo da) que les prometieron que tenían el mismo derecho que los trabajadores en Resistencia para recibir los beneficio obtenidos por una lucha ajena (empleo en Comisión Federal de Electricidad, jubilaciones e incluso un posible reparto de los bienes del sindicato). Además, les vendieron la absurda idea que, en el golpe al SME, hubo contubernio por parte de la actual dirección sindical. Su baja conciencia política y sindical, los hizo presa fácil de embusteros que sólo buscan lucrar políticamente con su desesperación.
Lo que nunca les dijeron, por ignorancia o mala fe, es que legalmente ya no forman parte de nuestra organización sindical. La Asamblea Legislativa de Reforma de Estatutos, celebrada el martes 3 de diciembre del 2019, entre otras cosas, eliminó la categoría de “Miembros en Receso” en la que se cobijaban. Esta reforma fue registrada y reconocida por la autoridad laboral. El hecho de que, en el pasado proceso electoral, la Secretaría del Trabajo haya dado por bueno el actual padrón electoral, significa una segunda ratificación de dicha reforma estatutaria. No hay manera de revertir esta realidad.
Esta es la razón por la cual los diferentes grupos de liquidados ahora están en estado de shock. Les prometieron que, “por ningún motivo”, la Secretaría del Trabajo le daría la toma de nota al compañero Martín Esparza y esperaban que el gobierno modificaría el Estatuto para reinsertarlos en el padrón y así alcanzar el fantasioso “Para todos todo”. ¡Vaya sueños guajiros!
La mayor parte de los liquidados están muy desmoralizados y algunos han sacado la conclusión correcta: todos estos grupos de “disidentes”, los han vuelto a estafar, de la peor manera, y sólo tratan de utilizarlos como carne de cañón para sus aspiraciones políticas y robarles sus aportaciones.
Además, existe una razón objetiva que hace imposible cumplir con la demagógica consigna del “Para todos todo”. Sí bien es cierto que el actual Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha reconocido que las y los trabajadores del SME hemos sufrido “una gran injusticia”, eso no quiere decir que su gobierno cuente con los recursos necesarios para reparar un daño que asciende a varios miles de millones de pesos. Eso es imposible, sobre todo porque ha heredado un país en ruinas, por las políticas neoliberales, empeorado por una grave recesión y agudizada por la pandemia del COVID 19.
En el caso de la Resistencia, nuestra situación es muy diferente. Contamos, para iniciar las negociaciones con el gobierno federal, con los beneficios obtenidos por nuestra lucha de RESISTENCIA. Tenemos una organización sindical debidamente reconocida y con toma de nota hasta el 2025; el apoyo de una Central de Trabajadores de la cual formamos parte; la concesión, por treinta años, para aprovechar las plantas de generación de la zona centro del país, con la propiedad del 49% de la empresa Grupo Fénix; la propiedad de más de 60 predios y edificios de Luz y Fuerza del Centro; la Cooperativa Luz y Fuerza con capacidad para ganar contratos con Comisión Federal de Electricidad; el apoyo de decenas de miles de usuarios en huelga de pagos organizados en la Asamblea Nacional de Usuarios de la Energía Eléctrica (ANUEE); y, sobre todo, con una demanda para exigir el respeto al Convenio de Zonas entre el SME y el Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), y regresar a nuestra zona de trabajo.
Con todo respeto para los diversos grupos de liquidados, les pregunto: ¿Con que fichas cuentan sus seudo líderes para demandar que el gobierno les lleve a su casa un ofrecimiento de reinserción laboral en CFE o una jubilación?
¡Sean realistas, abran los ojos, que no les engañen otra vez! El compañero Martín Esparza no es su enemigo. Sus enemigos son los Sánchez, Benítez, Rosendos, Lobos y Almazanes, entre otros, que les han mentido en toda la línea. Para gentes bien nacidas, es imposible dejar de reconocer que los logros obtenidos por nuestra heroica resistencia, hubieran sido imposibles de alcanzar, si no hubiéramos contado con una dirección consecuente e intransigente, que no se vendió. Si con alguien deberían de estar indignados, es con los demagogos mencionados y no en contra del compañero Martín Esparza y de los miles de trabajadores integrantes del SME que, con credencial en mano, lo apoyamos.
La imposible convergencia de los grupos disidentes
No ha pasado ni una semana del knockout que significó la obtención de la toma de nota, cuando de nueva cuenta han estallado las múltiples e insalvables diferencias que separan a los grupos disidentes. Para empezar, no atinan a entender qué pasó. Unos dicen que engañaron al presiente de la República, otros que su Secretaria de Trabajo lo traicionó, no falta quienes responsabilizan, por “incapaz o corrupto” al director del Registro de Asociaciones, más allá gritan su decepción en contra del presidente y de la 4T.
Ninguno de ellos atina a la verdad. El propio Presidente les dio una pista cuando, el 7 de octubre de 2019, aseveró que: “Nosotros no podemos destituir a un dirigente sindical, pero los trabajadores sí, que hagan sus gestiones y se haga valer la democracia”. No quieren entender que los trabajadores de una organización sindical son los únicos facultados para cambiar a su dirigencia y no grupitos que carecen de toda representatividad. Mientras la auténtica base del SME continúe apoyando a su dirección sindical, no habrá poder presidencial (excepto si se trata de una dictadura) que lo pueda destituir.
Su gran problema es que todos ellos actuaron en contra de este precepto y apostaron por la intromisión del gobierno en los asuntos internos del SME, para alcanzar lo que les es imposible por medio del voto libre, directo y secreto: la dirección del Sindicato Mexicano de Electricistas. Su ambición de poder les llevó a violar un principio sagrado de nuestra democracia: la total independencia con respecto a cualquier gobierno y la defensa intransigente de nuestra autonomía.
Su irracionalidad los lleva a actuar como provocadores al servicio del charrismo sindical. Mientras que, para la amplia mayoría del SME, una vez resuelto el tema de la representación sindical, ahora sigue enfilar nuestras baterías en contra de los charros del SUTERM para recuperar nuestra zona de trabajo, los grupúsculos opositores se dedican a ponernos piedritas en el camino. ¿A quiénes benefician? Indudablemente a los charros del SUTERM.
La principal razón que impide la unidad de este basto conglomerado de grupos opositores, es su diferente origen político e ideológico y del oportunismo que abunda en sus filas. Los mismo existen personas ligadas al PAN, PRI, Morena y a sectas ultraizquierdistas. Bribones, como Jorge Sánchez, ni siquiera forma parte de la organización sindical, ya que fue expulsado por fraude habitacional en 1994. Rosendo Flores y su grupo de exdirigentes, es un conglomerado de políticos pragmáticos oportunistas que jamás osarán a enfrentarse a cualquier gobierno, no tardarán en hacer mutis. Almazán se disciplinará al fallo de la Secretaría del Trabajo, pues está más interesado en continuar su carrera política dentro de Morena que abanderar una causa perdida. Mario Benítez, con el grupo más pequeño, pero más estridente, sigue un curso aventurero que lo ha llevado a afirmar que “desconoce” a la dirección sindical electa por el voto libre, directo y secreto de los trabajadores. Al haberse puesto Benítez en dicha tesitura, la respuesta, lógica y apegada al Estatuto, será la de desconocerlo como miembro de nuestra organización sindical.
El panorama para los grupos opositores a la dirección del SME es desolador. Incapaces de unirse, carentes de poder de convocatoria, sin nada que ofrecer, cada día más aislados al interior del SME y derrotados política y moralmente, están condenados a muerte.
No podemos desperdiciar más nuestro tiempo y energía con estos grupos de fracasados. Mi próximo artículo sobre ellos, cuando llegue su tiempo, lo titularé: REQUIEM POR LA DISIDENCIA DEL SME.