Tengo en mis manos el texto Antología de la Comunicación para el Cambio Social. Lecturas históricas y contemporáneas (2008) de Alfonso Gumucio y Thomas Tufte, editado por el Consorcio de Comunicación Social. Luego de un largo periplo por la aduana de Maracaibo, puede por fin tenerlo en mis manos y vaya qué libro. Mi primera […]
Tengo en mis manos el texto Antología de la Comunicación para el Cambio Social. Lecturas históricas y contemporáneas (2008) de Alfonso Gumucio y Thomas Tufte, editado por el Consorcio de Comunicación Social. Luego de un largo periplo por la aduana de Maracaibo, puede por fin tenerlo en mis manos y vaya qué libro. Mi primera reacción fue el asombro, no me imaginaba que el texto que en diciembre había comprado vía Internet, era tan bueno, tan completo, sin antecedentes.
Luego comencé el recorrido por cada una de sus 1413 páginas, disfrutando el diseño, el papel, los autores y los temas. No, no los he leído todos: son 200 textos de 150 autores de los 5 continentes. Eso no se lee fácil, además, esta antología debe ser un libro de consulta permanente que le va a permitir a los estudiantes y a los investigadores, entender el por qué de muchas propuestas, modelos y planes de comunicación que han proliferado en los últimos tiempos. Este libro contextualiza y agrupa en un mismo espacio, las respuestas a tantas preguntas que alguna vez nos hemos hecho cuando nos metemos en las aguas sinuosas de la investigación, buscando casar esta actividad con su tiempo y su espacio. Tarea nada fácil.
Digo entonces que esta antología debía estar en todas y cada una de las bibliotecas de Comunicación del mundo y en especial de América Latina, digo esto por que uno de los aportes de este trabajo es haberle dado visibilidad a las investigaciones regionales en el área de la comunicación, todas esas construcciones teóricas hechas en español algunas y otras en portugués en las décadas 70-80, la gran mayoría de las cuales no son conocidas en el resto del mundo, entre otras causas, por el hecho de no haber sido escritas en la lengua, que no se sabe quien, impuso como universal: el inglés.
Visibilidad retardada…
Pues si, muchos de nuestros comunicólogas como Pasquali y Luis Ramiro Beltrán, han sido seminales, como acertadamente los califican Gumucio y Tufte. Se anticiparon a muchos autores de renombre internacional. Muchos de estos textos fueron traducidos al inglés en la primera versión de esta antología hecha en el año 2006, al igual que muchos de los textos en inglés han sido traducidos al español en esta. Ya no habrá excusa entonces para no conocerlos, estudiarlos y reconocerlos.
Esta antología tiene además la virtud de poner hablar al SUR con el SUR y al SUR con el NORTE en igualdad de condiciones. Ubicar en el Sur no sólo a A.L, sino también a África y a Asia, además, reconocer que el Norte no es sólo EEUU, sino también Europa. Comprende un arco histórico que comenzó en 1932 con un texto de Brecht sobre la radio y concluye con textos sobre TIC y la Sociedad de la Información o el Conocimiento, como prefieren llamarla algunos, escritos en este siglo. Todo un viaje por demás vertiginoso,
La Comunicación para el cambio Social es una propuesta por demás novedosa y necesaria, que supone un proceso de diálogo público y privado a través del cual la propia gente define lo que es, lo que quiere y necesita, y cómo trabajará colectivamente para obtener aquello que contribuirá al mejoramiento de su vida sin embargo, como lo constatan los autores, esta propuesta no se enseña en casi ninguna universidad de la región, repitiéndose una vez más lo que es un hecho innegable: la universidad latinoamericana pareciera vivir de espaldas a su realidad, independientemente del modelo bajo el cual actúe. La Universidad latinoamericana no es funcional a nada, ni siquiera a ella misma. En Venezuela no conozco a ninguna Escuela de Comunicación Social que contemple esta propuesta en su pensum.
La reciente crisis por la que atraviesa el sistema capitalista, evidencia una vez más este aserto. Ninguna universidad del mundo, ninguna Facultad de Economía, tampoco las de nuestra región, fueron capaces de predecir el actual crack. Ninguna. Ni las neoliberales, ni las que no lo son. Ni las públicas ni las privadas. Ninguna, no obstante tener estudiosos de los ciclos. Tampoco logran acertar con las consecuencias, ni la duración.
Igual ocurre con la Comunicación. Pocas Facultades y Escuelas de CS saben adecuarse a los cambios epocales. Casi ninguna ha reaccionado a tiempo ante la revolución en los modos de producir sentido de las TIC y lo que es peor, aun no saben cómo lidiar con ellas. Entonces, surgen las visiones instrumentalizadas y maniqueístas del fenómeno y con ellas, tesis, trabajos de investigación y ascenso que tan sólo sirven para ascensos y graduaciones. Sólo para eso. No develan realidades, mucho menos la influyen.
Lo critico no es solamente es que no saben qué hacer con ellas, es que comienzan a dar «pataleos de ahogado» intentando analizarlas y comprenderlas con el mismo instrumental metodológico y teórico de los viejos medios, con gríngolas incluidas, ignorando que más allá de los artilugios tecnológicos, lo más importante son los flujos comunicativos que por ellas circulan y los procesos de comunicación que se derivan de allí, donde el proceso es más importante que el producto, como acertadamente lo deja plasmado este texto.
Dos observaciones
Sobre las TIC es donde tengo una crítica. Creo que con relación a ellas, la antología es breve y no aborda con intensidad algunos temas como los usos sociales de estas tecnologías: tales como los periódicos digitales, la TV digital, la ciberpolítica, el e-gobierno, la tele educación y la telemedicina, los centros de acceso, entre otros. En Latinoamérica ha habido aportes interesantes desde la perspectiva teórica y prácticas, desde espacios como Mistica (http://www.funredes.org/
También tengo otra observación: el uso de la categoría países en vías de desarrollo, que remite a una visión etapica del mismo, como si por vía del tiempo, alguna vez los en vías de desarrollo pasarán a ser desarrollados, lo cual es falso. Estos países, subdesarrollados, seguirán eternamente en ese estadio, si continúan con el actual modelo de desarrollo. Por lo tanto, esa categoría es un eufemismo que encierra un espejismo.
Otros aciertos
Mención especial debo hacer al análisis sobre la propuesta de «mercadeo social» tan en boga en nuestras facultades y escuelas de comunicación y en los comunicadores que de allí egresan. El considerar un oximoron a la expresión es todo un acierto que no merecería mayor explicación, sino fuese porque la misma ha permeado a casi todo el quehacer económico y universitario, llegando al colmo de considerar a los alumnos como sus clientes y a la educación, no como un derecho universal, sino como simple servicio. Puntualiza este texto que a través de estas «teorías» la comunicación se ha desplazado de la educación a la persuasión y como es urgente la necesidad de regresar a la primera.
Enfrenta esta Antología también a «la innovación» como fuente de «desarrollo y crecimiento» denunciando un concepto que, ha prendido como el fuego en el lenguaje y las propuestas de muchos teóricos y planificadores de la comunicación, que ven en la palabrita, la panacea para salir de todos-toditos nuestro problemas.
Sin embargo, más allá de estas observaciones, conscientes de que una obra por más titánica que sea no puede abarcarlo todo, viene este texto a llenar un vacío, en un momento por demás necesario en esta primera década del siglo XXI y en un campo por demás fundamental: la comunicación.
En esta antología hay una convergencia de los contenidos que rompe con el aislamiento en el estudio de la comunicación como factor de cambio social y además, reactualiza el Derecho a la Comunicación por encima de la Libertad de Información, abordado por Pasquali, 40 años atrás. Igual lo hace con el informe Mac-Bride y su impacto e influencia como propuesta que aún sigue vigente.
Finalmente, agradezco como latinoamericana, como docente y, como periodista la labor de estos autores, en este esfuerzo por catalizar a la comunicación como pivote fundamental sobre el cual debería erigirse cualquier modelo de sociedad, que busque la felicidad de sus hombres y mujeres.
No exagera Gumucio cuando afirma que un texto como este no existe en el resto del planeta. En horabuena Alfonso y Thomas, pueden sentirse satisfechos, pueden decir sin pedantería: misión cumplida
Morelis Gonzalo ([email protected]/ [email protected])