El 2006 cuando asumió a la presidencia Evo Morales encontró un país sumido en una profunda crisis en lo político, económico y social. El empate catastrófico vigente aun, había sido impulsada oportunistamente a su nivel más álgido por los agentes norteamericano que operaban desde el mismísimo Palacio de la Plaza Murillo. Los halcones del pentágono […]
El 2006 cuando asumió a la presidencia Evo Morales encontró un país sumido en una profunda crisis en lo político, económico y social. El empate catastrófico vigente aun, había sido impulsada oportunistamente a su nivel más álgido por los agentes norteamericano que operaban desde el mismísimo Palacio de la Plaza Murillo. Los halcones del pentágono con antelación habían tramado la desintegración de Bolivia.
En esas paupérrimas condiciones, el primer presidente aimara valiéndose de la sapiencia y fortaleza heredada de nuestros antepasados, superó uno por uno los escabrosos escollos plantados por los esbirros oligarcas criollos, quienes no asimilaban la llegada a la presidencia de un «indio», como despectivamente llamaban a nuestros hermanos originarios.
Sin embargo, a todos los pueblos les llega su momento histórico, a Bolivia le llegó de la mano de Evo Morales, líder aimara qué hizo posible que el país renaciera desde las mismas cenizas en que la dejaron, como el Ave Fenix.
Por supuesto que el camino que tuvo que transitar era largo y sinuoso. Desde los primeros años de su mandato soportó el embate criminal y fascista de la derecha boliviana financiada por el poder transnacional. Desde actos terroristas ejecutados por francotiradores y paramilitares hasta el terrorismo mediático, con el único objetivo de incendiar el país.
Pero la historia estaba con Evo, así los sicarios de la pluma, encarnados en afamados analistas y otros gurús económicos a sueldo, que año tras año auguraban Bolivia un derrumbe económico, inflación, crisis social y otras catástrofes, fracasaron estrepitosamente. Para colmo de sus males, ayer el Banco Mundial en su último informe, proyectó que Bolivia liderará nuevamente este año el crecimiento económico en Sudamérica, con una expansión del 4,3% de su Producto Interno Bruto (PIB), mientras que la media latinoamericana tendrá un crecimiento de apenas 1,7%.
De ser así, mientras el mundo se debate en una crisis económica, ambiental, política, social y ecológica, Bolivia será por séptimo año (sexto consecutivo) el país de mayor crecimiento económico en la región, durante la última década. Década prodigiosa por cierto (valga la redundancia).
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