1. Todavía vive López Obrador: el dos ocasiones candidato presidencial dos veces defraudado de manera abierta; será candidato nuevamente tal como fue Cuauhtémoc Cárdenas en tres ocasiones. Parece repetirse la misma historia que concluye con la integración de un partido como herencia: el PRD en 1989 y Morena en 2014. ¿Quién y qué sigue? Desde […]
1. Todavía vive López Obrador: el dos ocasiones candidato presidencial dos veces defraudado de manera abierta; será candidato nuevamente tal como fue Cuauhtémoc Cárdenas en tres ocasiones. Parece repetirse la misma historia que concluye con la integración de un partido como herencia: el PRD en 1989 y Morena en 2014. ¿Quién y qué sigue? Desde entonces la derecha se ha fortalecido enormemente con los partidos, sus acuerdos y pactos; la izquierda, por el contrario, casi ha desaparecido porque el gobierno y los empresarios han sabido controlarla y manipularla con los juegos del poder.
2. A la derecha de López Obrador está todo el aparato de poder: empresarios, gobierno, partidos, medios de información y todo eso que llaman grupos de poder o «poderes fácticos» encabezados por los intereses de EEUU. A la izquierda de AMLO sólo está un débil movimiento social que por cierto cree poco en los procesos electorales. Cárdenas después de 1988, cayó en 1994, y en 2000 no dio más. AMLO, después de 2006, fue más débil en 2012 y no sabemos lo que pasará en 2018 habiendo otro candidato del PRD o algún independiente. ¿De qué esperanzas puede hablarse?
3. El gobierno priísta de Peña Nieto, a punto de cumplir dos años, sigue igual de mal que los dos gobiernos del PAN anteriores: quiebra de la productividad, enorme desempleo, salarios miserables, miles de asesinatos y mayor concentración de la riqueza entre unas cuantas familias. Después de la llamada «docena trágica» de Echeverría Álvarez y López Portillo (1970-82), llegaron cinco gobiernos: De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón (1982-2012), que son 30 años de despiadada miseria y saqueo contra la población. ¿Cómo es posible que el pueblo mexicano haya aguantado tanto?
4. Durante ese larguísimo periodo de siete sexenios (42 años) la mayoría de los organismos de izquierda se transformó (o fue transformado) en socialdemocracia electoral, es decir, en «centro izquierda». En ese lapso el PRI que era un partido «centrista» se acomodó en la derecha junto al PAN porque por ese rumbo soplaban los vientos. El centrista López Portillo lo gritó en el congreso cuando decretó la «nacionalización» de la banca: «ya no nos saquearán más los banqueros y derechistas». Sin embargo fue él mismo el que preparó el arribo de los presidentes neoliberales a partir de 1982.
5. Si la izquierda y el movimiento social fueran poderosos, no voltearíamos a ver a los partidos electoreros que se pasan coqueteando con el gobierno o viven totalmente entregados a él; con excepción de la Coordinadora de maestros (CNTE), que lleva 35 años en las calles, algo de electricistas, casi no queda nada. Los telefonistas, los mineros, los de Mexicana, los campesinos, también luchan, pero tienen sus muchas limitaciones. ¿Cómo no cuidarse si los despidos del trabajo -como los 45 mil electricistas, los de Mexicana- son puestos en práctica de manera automática y brutal?
6. Todavía quedan algunos movimientos, frentes, uniones, entre campesinos, obreros, colonos, que continúan en las calles y campos protestando contra el mal gobierno. Desafortunadamente sus demandas son muy limitadas, muy puntuales o concretas -generalmente gremiales- que los gobiernos pueden mediatizar con un plumazo. Al parecer las luchas de clase -aquella que hace algunos años era irreconciliable entre explotados y explotadores, entre pobres y ricos- han desaparecido; a la clase dominante no se le ve como clase social explotadora y opresora, sino como individuos que no saben gobernar.
7. En las batallas de los trabajadores sólo se busca que la clase dominante «repare sus errores», castigue a los «malos funcionarios» y que aprendan a respetar las demandas obreras o campesinas; no se les juzga como burguesía o sus representantes, no se les ve como enemigos de los trabajadores; por ello después de cada movimiento es muy fácil que los productores borren cualquier cosa y se regrese a las mismas condiciones anteriores. ¿Hasta cuándo comprenderemos que en las sociedades capitalistas la lucha de clases determina las transformaciones sociales?
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