Recomiendo:
0

Un intento de legitimación de Enrique Peña Nieto

La detención de la líder magisterial, Elba Esther Gordillo, no es una acto de justicia

Fuentes: Rebelión

La detención de la Presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, no es un acto de justicia, es un intento de Enrique Peña Nieto para legitimarse en el poder y mostrar mano dura para imponer la Reforma Educativa, un nuevo liderazgo tan servil como el anterior, distraer la […]

La detención de la Presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, no es un acto de justicia, es un intento de Enrique Peña Nieto para legitimarse en el poder y mostrar mano dura para imponer la Reforma Educativa, un nuevo liderazgo tan servil como el anterior, distraer la atención ante los escandalosos casos de corrupción de los gobiernos estatales salientes, de la cuenta pública del 2012 y la inminente promoción de las reformas energética y hacendaria; finalmente es también un mensaje para disciplinar a todos los liderazgos de los movimientos sindicales y sociales.

Elba Esther Gordillo acumuló una gran riqueza y poder al amparo y protección de los gobiernos del PRI (Partido Revolucionario Institucional) y del PAN (Partido Acción Nacional), durante los últimos cuatro sexenios neoliberales. Aportó su control sindical a los procesos de descentralización educativa y la contención represiva del movimiento magisterial democrático de la Coordinadora Nacional Trabajadores de la Educación (CNTE). A cambio obtuvo importantes cuotas de poder en la Secretaria de Educación Pública, la Lotería Nacional, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y diversas gubernaturas, el registro de su partido PANAL (Partido Nueva Alianza) y sobre todo impunidad para actuar al margen de la ley. En la plenitud de su cacicazgo jugó un papel central en la imposición de Felipe Calderón, con el que mantuvo una abierta complicidad hasta el fin de su gobierno espurio. La desgracia de Elba Esther Gordillo es haber quedado en medio de arenas movedizas. Por un lado el gobierno la presionaba para que acatara sin chistar una «reforma educativa» que privatiza la enseñanza pública, facilita el despido de los maestros, elimina la bilateralidad para el ingreso, promoción y permanencia en el servicio magisterial, destruyendo así las bases de existencia de la organización sindical; por el otro también enfrentaba el descontento de toda la base magisterial, tanto la propia como la que está aglutinada en la CNTE. Ante la amenaza de ser desbordada por sus bases, Elba Esther intento en vano ofrecer una tímida resistencia a la ofensiva del gobierno, pero carecía de toda credibilidad para dirigir una lucha tan importante, además de tener una cola demasiado larga que finalmente le pisaron. Como el dios Cronos que se comía a sus hijos, Elba Esther fue devorada por el sistema al cual sirvió fielmente durante toda su vida política. La mejor manera de evitar la criminalización de la protesta social, es que el sindicalismo democrático cuente con liderazgos honestos y combativos para poder enfrentar la ofensiva neoliberal. La principal razón que explica la permanencia de la resistencia del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) durante más de tres años, es que cuenta con un liderazgo con estas características. Sin ellas no existiría una base dispuesta a afrontar los mayores sacrificios ni la incapacidad del gobierno de perseguir criminalmente a su dirigencia. El hecho de que Elba Esther Gordillo Morales sea una de las personas más odiadas de la clase política, no debe hacernos olvidar que el golpe que la derrumbo significa una inadmisible intromisión del gobierno en los asuntos internos de una organización sindical. Es una descarada violación a la autonomía sindical que el día de mañana puede dirigirse en contra de las organizaciones sindicales democráticas. Durante muchos años la CNTE, diversos medios e informadores, demandaron que se le investigara por el asesinato del profesor Misael Núñez Acosta ocurrido en su feudo del Estado de México en 1981, por la corrupción descarada de todo su séquito y la de los funcionarios públicos que ella aupó en la administración pública y para que respetara la autonomía de las secciones del SNTE para elegir libre y democráticamente a sus representantes. Ninguna de estas demandas ha sido atendida por los gobiernos priistas, panistas, ni por el «nuevo PRI». Ante la imposición de Juan Díaz de la Torre como nuevo «líder» del SNTE, el principal reto para el gremio magisterial es el de impedir la consolidación de un nuevo liderazgo controlado por el estado. Hacemos votos para que nuestros hermanos y hermanas del magisterio nacional, agraviados por décadas de charrismo sindical, tomen en sus manos el timón del Sindicato más grande y numeroso de América Latina. Es el momento de luchar sin vacilación –escuela por escuela, sector por sector, zona por zona–, para alcanzar la democracia y la autonomía sindical que todos los trabajadores anhelamos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.