Según anuncian algunos medios, este próximo martes 14 la Asamblea Nacional discutirá un proyecto de reforma de la ley RESORTE. En principio nadie se opone a un conjunto de modificaciones que pretendan favorecer un buen uso de la Internet, pero el legislativo debe tener sumo cuidado en caer en equivocaciones que dificulten instrumentar el objetivo […]
Según anuncian algunos medios, este próximo martes 14 la Asamblea Nacional discutirá un proyecto de reforma de la ley RESORTE. En principio nadie se opone a un conjunto de modificaciones que pretendan favorecer un buen uso de la Internet, pero el legislativo debe tener sumo cuidado en caer en equivocaciones que dificulten instrumentar el objetivo deseado, o peor aún, que generen problemas mayores que los que ya se tienen.
La Internet es un desarrollo tecnológico sui géneris que no se rige por los esquemas convencionales de conducta que operan en otros medios. La elaboración, transferencia y divulgación del contenido de la información que contiene ha resultado un dolor de cabeza para personas, empresas, instituciones y gobiernos enteros. Basta con recordar que a pesar de los grandes esfuerzos de la administración de Obama, para cerrar el sitio web de Wikileaks, por el escandaloso affair del Cablegate, dicha persecución gubernamental ha terminado por generar, en millones de personas, una respuesta en defensa de esa organización, y ya se anuncian numerosos sitios alternos para seguir propagando la información que al gobierno estadounidense le perturba. Se deduce entonces que, en la era de la sociedad de la información, hasta los paradigmas para guardar secretos deben replantearse. Lo que funcionaba bien mientras la información se almacenaba en papel, no necesariamente opera igual de correcto en el mundo digital.
Existen además otras fronteras que resultan borrosas para legislar y ello es conocido desde hace siglos atrás. La separación entre lo obsceno y lo irreverente, el insulto y el sarcasmo, entre algo de buen gusto y algo que ofenda a la sociedad, han sido objeto de largos debates por eruditos sin llegar a un consenso satisfactorio ¿Y qué decir de cuándo alguien piensa que un chiste es subido de tono y otro lo encuentra apropiado para la ocasión? También es extremadamente dificultoso regular la pornografía y el erotismo. Dependiendo de la región, la educación recibida, los valores poseídos por una comunidad y hasta el contexto de cierto momento, una obra podría ser catalogada como vulgar e indecente para más tarde aceptar que es una expresión artística suprema. Así por ejemplo, en el siglo XVII, cuando la Venus del Espejo de Velásquez fue revelada, esta se registró como » una mujer desnuda» , posiblemente por alguien a quien ofendió ver expuesta en el lienzo las bellas nalgas que el artista le atribuyó a la diosa griega.
¿Y qué escribir de La Maja Desnuda de Francisco de Goya? En su momento, la inquisición española persiguió a ese gran artista, mientras que hoy en día se venera su obra. No olvidemos tampoco, en el siglo XIX, la notoria controversia en Paris por la exposición de la Olympia de Manet. En esos y muchos otros casos, la crítica inicial fue desvalorizar y censurar la obra por la presencia reveladora del cuerpo femenino; debido a lo que se juzgó era una muestra banal de sexualidad, por el mal gusto intrínseco o porque se pensó que lo que se reflejaba no tenía ni fines educativos, ni artísticos que justificaran la desnudez .
El pensamiento izquierdista debe mantenerse progresista y cuidarse de caer en trampas como le conviene ocurra a la derecha conservadora ¿O es que la revolución bolivariana va a caer en barbaridades como hacía la IV república de censurar medios? ¿No fue acaso Rafael Caldera el que prohibió en Venezuela la presentación del consagrado filme de Bertolucci llamado El Último Tango en París ? ¿Dictaminará la Asamblea una ley que coloque a expresiones artísticas como por ejemplo, los cuadros de mujeres voluptuosas y carnales que gustaba pintar Peter Paul Rubens, en el ámbito de lo que habría que prohibir?
Una cosa es proteger a los niños de imágenes y expresiones sexuales que fomenten el sexo irresponsable, la comercialización de tan bella actividad humana o fomenten la violencia sexual, y otra muy distinta es prohibir terminantemente cualquier divulgación sexual que no tenga fines educativos. Hay que cuidar en extremo el lenguaje y la redacción de los textos para evitar embrollos de interpretaciones absurdas. Hay que proteger a los menores sin menoscabar el derecho de los mayores.
Hasta ahora, la Asamblea ha promocionado la lucha contra la restricciones a la libertad de expresión y Venezuela, a diferencia de los EUA, puede vanagloriarse de ello. La divulgación de los textos del Proyecto Censurado son muestras de cómo el capitalismo, sea por razones políticas, de naturaleza lucrativa o de una hipócrita moral, tiende a restringir la libre expresión.
A esto hay que agregarle que la estructura de control distribuido de la Internet y la gran movilidad de los numerosos dispositivos portátiles que a la misma acceden, no permiten aún disponer de esquemas tecnológicos que garanticen una censura o desconexión cien por ciento confiable. Hasta la misma forma de identificar usuarios en la red de redes está aún bajo investigación; no ha llegado a una solución plena y satisfactoria. De forma que, los abogados deben cuidarse de promulgar normas para regular la tecnología, que esta misma aún no provee .
De manera que se puede exigir responsabilidad a quien emite una expresión que fomente el magnicidio, al desorden social, o injurie a cualquier ciudadano, pero otra es sancionar a toda una comunidad en el ciberespacio . En los foros electrónicos se puede exigir que se cumplan las reglas, que se evite la presencia de cualquier «troll», o que no haya «flamewars», pero debe evitarse cerrar los sitios que fomentan la participación popular. La correcta educación y entrenamiento de los cibernautas para enfrentar estos y otros retos es, posiblemente, la clave en todo este proceso.
Por lo tanto, si la revolución no instrumenta esquemas diferentes y no desarrolla novedosos modelos de control que moderen la presencia de infractores de la paz social en los medios de comunicación modernos, podría terminar haciéndole el trabajo a las élites de poder tradicional y favorecer a los grandes monopolios de la información. La idea no es nuestra y para muestra de ello transcribiré un parágrafo de Vinton G. Cerf, conocido como «el padre de la Internet», que escribió un texto llamado La Verdad y la Internet y que la Sociedad Internet ( ISOC) muestra como parte del código de conducta de un Internauta:
» No hay filtros electrónicos que separen la verdad de la ficción. No hay un «chip virtual» cognitivo para separar el oro del plomo. No tenemos más que una herramienta para aplicar: el pensamiento crítico. Esta verdad se aplica también a todos los medios de comunicación, no sólo a la Internet. Tal vez es sólo que la World Wide Web, a diferencia de otros medios de comunicación, la que nos obligó a ver esto más claramente. Así que la yuxtaposición de lo que juzgamos como contenido valioso o sin valor, la establecemos al pensar. Aquí es dónde está una oportunidad para educarnos todos. Realmente hay que pensar en lo que vemos y en lo que oímos. Tenemos que evaluar y seleccionar. Tenemos que elegir a nuestros guías. ¿Qué lección mejor que esto para enseñar a nuestros niños, para prepararlos para un nuevo siglo de cambios sociales, económicos y tecnológicos ?
En este siglo hagamos una nueva resolución para enseñar a nuestros niños a pensar más profundamente acerca de lo que ven y oyen. Eso, más que cualquier filtro electrónico, construirá una base sobre la que se pueda soportar la verdad. »
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.