Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y estado republicano.
–Aquí estábamos. Sostienes que: «de modo que si se legisla una constitución política que contravenga la verdadera constitución de la comunidad social, la cultura, en el sentido antropológico del término, aquella será destruida». ¿Siempre, seguro, es una ley? ¿No hay acaso contraejemplos de esa supuesta destrucción inexorable?
-En lo social, no existen las leyes transhistóricas. Pero toda constitución que deja de conectar con la relación de fuerzas sociales que organizan una sociedad, y con el vivir que ordena, decae.
-¿Y esto no es una ley o consideración transhistórica?
-No. Una totalidad social organizada no puede sostener desde instancias diversas, actividades práxicas diversas. Si el mundo social es esclavista, la legislación abolicionista será, ella misma, abolida, salvo que fuerzas masivas organizadas luchen en la sociedad por la abolición de la esclavitud. Es muy sencillo, el principio de contradicción -expuse que es posible en la sociedad- hace insostenible la perpetuación de la misma contradicción. Pero lo que surja de la misma, no es pronosticable. Ni que una concreta contradicción pueda darse. Que en un tiempo suficientemente largo no se produzcan contradicciones en la sociedad, eso ya no es afirmable, no existen regularidades históricas, más allá de saber que todo orden social acaba; pero esto es sentido común bien informado.
-Prosigue. Te he interrumpido antes.
-Sus artículos dejan de estar en vigencia y, en un momento u otro, es cambiada. Toda constitución, como todo otro elemento resultado de la actividad humana, obedece a su momento histórico, a su totalidad de ethos. Los procesos de elaboración de una constitución, los periodos constituyentes, en los que una nueva relación de fuerzas impone su realidad y exige nuevas leyes, son periodos y procesos de forcejeos entre las diversas fuerzas sociales. Nunca una sociedad en proceso constituyente acepta una ley constitucional ya elaborada, por interesante o admirablemente que exprese ideas, porque se trata de un instrumento ajustado a una situación social concreta, histórica. Puede haber leyes impuestas claro. Si la constitución nueva viene impuesta por la bomba de fragmentación, la ametralladora y el fusil de repetición, no digo nada. Si es una clase dominante la que, prevaliéndose de la violencia, partera de la historia, -hierros candentes, terrorismo cadenas, látigos- impone su poder, nada que decir. Pero eso también este poder obedece a situaciones de relaciones de fuerza específicas, históricas, concretas. Y hay que señalar que lo que se trata de hacer, no es elaborar una ley nueva, porque eso, por sí mismo, no es proyecto común de nadie; sino que es crear un ethos, un orden comunitario, una cultura de vida, fundamentados en unas relaciones sociales que la beneficien, que su proyecto no es una ley nueva, sino un vivir nuevo a su medida y gusto.
-En la nota citada escribe también: «Ethos o eticidad, término que se documenta reiteradamente en la obra de Hegel, es sinónimo o significa lo mismo que otras expresiones también usadas por él: espíritu objetivo, sustancia humana, pueblo, estado». No sé si hay más. ¿No es eso un inconveniente? ¿Para que acuñar tantos términos si queremos significar lo mismo? ¿No nos podemos hacer así un enorme lío?
-El registro lingüístico, el significante elegido por Hegel en cada caso responde al nivel de reflexión en el que él elabora. Cuando se refiere en general, al ser humano, y a su ontología, por ejemplo, tiene interés en que se entienda que el ser humano no posee naturaleza innata dada, ni comportamiento natural predeterminado. Usa entonces términos ontológicos no naturalistas, tales como sustancia; la sustancia humana, es sujeto: una sustancia que es sujeto, una sustancia que es auto creación de sí misma, un Ser que es una Nada…Cuando pasa a reflexionar sobre las comunidades históricas, o estados, él insiste en que se entienda que, según él, un Estado es un todo orgánico compuesto por un saber hacer o ethos, que no es natural sino objetivación de la capacidad práctica de una comunidad o pueblo -el espíritu objetivado/ objetivo-. Cuando entra a reflexionar sobre disciplinas derecho, historia, religión, estética, elaborando filosofía de esos saberes, saber segundo sobre los mismos -porque, por ejemplo, se le exige un curso sobre filosofía del derecho- parte de lenguaje aceptado por esas disciplinas, los reelabora desde su onto antropología. A parte está el hecho de que quiere conectar con la gente, en este caso, con los alumnos de sus clases, dado que el ser humano no es solo objeto de reflexión, como los átomos, sino que el objeto de reflexión, él mismo, es pensante y su pensamiento es, precisamente la instancia creadora de ethos, no el pensamiento del filósofo, búho de Minerva, que solo se expresa ex post. Entonces, adopta términos como, por ejemplo, «pueblo», y los reelabora.
Sí hay una cierta evolución lingüística de Hegel desde su juventud a su madurez. «Vida» pasa a ser sustituido por «Espíritu». Desaparece «positividad» como denominación de un tipo determinado heterónomo de objetivación de ethos. Pero por lo demás, elabora un lenguaje unívoco sostenido firmemente.
-No sé si cabe aquí aprovechar para aclarar el significado de dos términos cuyo uso es muy malinterpretado. Los términos en sí y para sí. Sé que me voy un poco del tema.
-Para entender estas palabras, hay que recordar que el ser humano es un ente comunitario sin naturaleza innata. Por ello, «en sí» es la traducción alemana que hace Hegel del «en potencia» de Aristóteles. Una madera, por ejemplo, puede ser indefinidas cosas: un carro, un barco, una lanza, un arado, una cuchara, una escudilla, unos zuecos, una fogata… y muchas más, quedando excluidas solo aquellas cuya realización entra en contradicción con las características del material. «En sí» hace referencia a todo lo que pudiera llegar a ser, y al hecho fundamental de que en este momento, no es nada de todo eso: no es Nada. Por tanto, una clase social «en sí» no es sino la denominación de los explotados, sin más. Para sí, en consecuencia no puede ser la toma de consciencia sobre sí mismo, desde una u otra instancia de pensamiento, de un ente que no existe. «Para sí», ante todo, define la tarea autoconstructiva, -en el ser humano todo es construcción cultural histórica-; tarea que se realiza con el pensamiento: la Razón Práctica, generadora de organización y acción. Y a medida un ente nuevo, comunitario, comienza a existir entitativamente -en la medida en que el proletariado va pasando a constituirse en clase, por ejemplo- la auto consciencia de los individuos, los activos y los que observan, pasa a adquirir experiencia y a registrar y auto reflexionar lo que hay, lo que crea.
-Haces referencia a Laclau y lo que llama su giro lingüístico. ¿Dónde se ubican tus críticas principales?
-Las escuelas giro-lingüistas parten del lenguaje, tal como afirman. No hay nada que objetar a este asunto. Los marxistas hegelianos también partimos, si se quiere, del lenguaje, del pensamiento lenguaje. Pero partimos de la totalidad del pensamiento lenguaje, del que es una parte extremamente reductiva el reflexionado por la Filosofía giro lingüista. El giro lingüístico considera solo aquella parte del lenguaje mediante la que un grupo se da a sí mismo denominación de identidad. Según el giro lingüístico, una clase social o cualquier otro tipo de sujeto colectivo, es una construcción lingüística que se constituye precisamente mediante la elaboración de significantes simbólicos, que pueden interpelar a los individuos, que adoptan tales términos, los dotan eventualmente de significados y expectativas y pasan a autodefinirse mediante esos lenguajes. Es la palabra «clase» la que crea la clase entre quienes la emplean para autodenominarse a sí mismos con ella. Una clase es un lenguaje de clase. Queda fuera de toda consideración el mundo humano de vida, la actividad. Que por lo tanto es inconscientemente naturalizada. Los juegos de lenguaje que propone el giro lingüístico, para que se identifiquen los individuos, y creen a través de los mismos una subjetividad social simbólica, tienen como objeto que los individuos conviertan en referente de su lenguaje nuevo una fuerza política, que es electoral, institucional, cuyo fin es el acceso al gobierno. La realidad contemplada por el modelo lingüístico, la simbólica, discursiva, no da para más.
-No está mal lo que dices, nada mal.
-El ser humano sí es un ser lingüístico, pero debemos tener en consideración todo el lenguaje humano, a comenzar por el ontológicamente primero, el lenguaje pensamiento que orienta la actividad, el lenguaje mediante el que la Razón Práctica se objetiva y produce el mundo, trabaja, vive su vida cotidiana. Sin este primer nivel se crea una caricatura antropológica del ser humano que no da cuenta de la producción del mundo, ni permite pensar la realidad social constituida como producto creado por la actividad humana, ni resulta pensable cambiarla, convertirla en objeto de reflexión y acción política, pues su existencia queda fuera de toda consideración. Para la filosofía política girolingüista…
-¡Ja, ja, ja! ¡Toma ahí, en la frente!
-Para la filosofía política girolingüista es un no ente, un ente excluido de toda reflexión, y de su propia discursividad teórico lingüística. El girolingüismo inspirado por Laclau, sobre el que también me interrogas, además, surge por evolución a partir de marxismos que ya elaboraban pensamiento reductivo de este tipo: los marxismos positivistas y estructuralistas, que se preocupaban solo de las «superestructuras» y dejaban de lado el grueso de la actividad humana, que sería modificada, en esas hipótesis, debido al «desarrollo de las fuerzas productivas», indefectiblemente en marcha hacia nuevas relaciones sociales de producción; descubre la falsedad de estos modelos, según los cuales, las clases sociales son entes naturales preexistentes, pero acepta la reducción operada y, tras declarar que el rey va desnudo, acepta la reducción del modelo. Vuelvo al desarrollo pleno de todo lo que abarca de veras el lenguaje: Además, también es lingüística la experiencia, la consciencia experiencial generada por nuestro vivir, como resultado de nuestra Razón Práctica, la consideración que nos merece éste, el rechazo, la negatividad que desarrollamos al experimentarlo y al comprenderlo desde nuestra consciencia experiencial. Es también lingüística la constitución del sujeto social, clase, bloque social, que generamos contra esa sociedad. Pero esa lingüisticidad que construye al sujeto político no es mera discursividad simbólica de significantes vacíos, esa lingüisticidad vuelve a ser lenguaje-Razón Práctica, logos que guía la actividad, mediante la que nos constituimos como sujeto comunitario, mediante el que nos construimos en comunidad como clase, o como bloque social, como actor social real, generador de actividad que crea organización, cultura común de vida, ethos, que genera prácticas de lucha y de dominio sobre la actividad generada en común. Ese sujeto común creado por la actividad común que lo autoconstituye, esto es, por el lenguaje de la Razón Práctica que genera un nuevo hacer, sí es un ente.
-Y eso implica que…
-Su hacer genera cambios en la sociedad, y genera una consciencia que fecunda la creatividad de la imaginación, una imaginación que imagina nuevos fines de acción, en primer lugar. Y que además se auto imagina simbólicamente y autoidentifica como un ente. La constitución del sujeto colectivo, sí es resultado del lenguaje, del que produce la actividad colectiva mediante la que nos constituimos en comunidad alternativa y generamos un saber hacer distinto, de lucha, de vida. El producto es un ente práxico, social, no un ente solo simbólico. Basta leer La formación de la clase obrera en Inglaterra, de E.P. Thompson, para tener un estudio de caso admirable de este tipo de procesos. El significante de autoidentificación no es vacío, ni es creación de elites intelectuales; no lo inventó Thompson, ni Marx. Sí tiene un referente previo existente en la realidad, el generado por la actividad mediante la que se construye el sujeto común. Las comparaciones entre modelos son prolijas pero creo que resultan esclarecedoras.
-Te copio de nuevo. «Hegemonía es la lucha por la creación en común de un vivir nuevo». ¿Por qué un vivir, no unos vivires nuevos? ¿Por qué el uso de singular?
-Un mundo ordenado alternativo. La expresión singular me la inspira Maquiavelo: un «vivere libero», un vivir libre. Creo que eso es compatible con diversidad de modos de vida, siempre que estos respeten las necesidades de la comunidad. Por ejemplo, el consumo de petróleo, racional, racionado, que impone muchísimas limitaciones al vivir. Por ejemplo, responsabilidad para con los otros miembros de la comunidad elegida para vivir. Uno no puede incorporarse a una comuna considerándola un centro de servicios. Si yo me acojo a ella con mi hijo, y otras personas entablan relaciones afectivas con mi hijo, emplean tiempo con él, lo cuidan por las noches, lo llevan a la escuela o al médico, lo limpian, guisan para él, lo sacan a pasear, lo quieren, se constituyen en su familia, no puede ser que yo, si me enamoro de alguien externo, tome al niño y me marche…-estoy recordando y resumiendo ahora el relato de vivencias escuchadas, muy amargas-; habrá que firmar -digo yo- algo así como la aceptación oficial de la patria potestad compartida con la comuna… Y más cosas: en la medida en que una comunidad social garantice verdaderamente la libre igualdad, – desde este punto de vista especulativo, todos los expedientes imaginables para ello, me sirven, ahora- no creo que haya mucho vocacional de la limpieza de alcantarillado, ni mucho enamorado de la minería de lo que sea, y sería sospechoso que los vocacionales resultasen ser emigrantes…habrá que hacer cumplir leyes: a rajatabla…pero en las opciones personales, la libertad debe ser plena, claro. El republicanismo no tiene nada que objetar respecto del uso del propio cuerpo o las preferencias sexuales o intelectuales de cada individuo. Pero en el mundo que sobreviene, en el futuro inmediato que se nos precipita encima, tras el despilfarro de recursos materiales no renovables que se ha producido, la subida de la temperatura de la tierra, la desertización, la sobrepoblación, la escasez de agua potable y tierras cultivables, el republicanismo sí deberá ser tajante y sin contemplaciones en el igual acceso a los recursos materiales, en la igual libertad material. Pero la comunidad republicana igualitaria, democrática, es la única alternativa posible a Mad Max.
-Dicen que hay otra. La conquista de la galaxia, en la línea sugerida por el físico-filósofo Adrian Berrry hace ahora medio siglo más o menos.
-Sí, es delirante. Como lo es la confianza en que se inventen nuevas tecnologías alternativas que nos permitan, desde el uso de otras energías, los mismos niveles de consumo que desarrollamos ahora. Que por ejemplo, el coche de motor de explosión podrá será sustituido por el eléctrico: de dónde sacar litio para tanta batería, para tantos acumuladores; de dónde sacar energía eléctrica que sustituya la gasolina…etcétera. Es el mito, el idolum creado por Bacon en sustitución de los que él tenía por tales: el mundo humano entendido como una unidad cuyo núcleo es la tecnociencia y su progreso infinito. Nos lo enseñan en la escuela. Las ciencias avanzan que es una barbaridad, y éstas, además siempre solucionan técnicamente cualquier problema
-Explicando a Marx, señalas que la actividad es la materia de la que se compone el mundo social humano. ¿Y la pereza, y el no hacer, y la contemplación, y el estudio? ¿No eres demasiado activista-productivista en tu reflexión?
-La igual libertad es el principio republicano fundamental. No sé lo que cuesta, lo que va a costar, disponer de dos litros diarios de agua potable por persona, alimentos y combustible, o instrumental alternativo, para cocinarlos, escuela, sanidad. Sí creo que es respetable la opción de la disminución del consumo para disponer de más tiempo para uno. Pero si se dan por de contados, determinados derechos de uso y de acceso a recursos -sanidad, escuela, comida, agua potable, casa, calefacción…libros, información…- todo el mundo ha de atender con su actividad productiva a la producción de los recursos que consume él, y los que consumen quienes no pueden procurárselos. Para la contemplación basta el silencio y la soledad. No hace falta siquiera alquilar a una celda en Montserrat, sirve el comedor. Los verdaderos contemplativos lo hacían así; y, además, trabajaban: Juan de Yepes, cuya prosa es deslumbrante, como lo son sus tres grandes poemas, trabajaba, y lo hacía con sus manos. La sobriedad de vida republicana da oportunidad a la reflexión, a la contemplación, casi la propone, por ser actividad barata en consumo, sin, por ello, dejar de exhortar a participar en las obligaciones de la comunidad. Sócrates queda absorto, en meditación, en el atrio de la casa de Ánito –Banquete-, se recoge, piensa, reflexiona, y es zapatero -y soldado, cuando hay que defender a la comunidad-. La filosofía, que es contemplación intelectual y reflexión sobre cómo debemos vivir, precisamente surge en la polis, en la república. Y es perseguida, de uno u otro modo, en los otros tipos de sociedad.
-Sin poder elaborar un ethos, señalas, no se puede construir un nuevo proyecto de civilización que sea compatible con la naturaleza. ¿Y de qué mimbre debería estar compuesto ese ethos que debería irrumpir poco a poco de la comunidad? Por lo demás, ¿y si hay urgencia de un nuevo proyecto civilizatorio? ¿No admitirías entonces la imposición autoritaria a la Harich de nuevo ethos caso más justo y razonable?
-La igualdad lograda mediante la tiranía, la democratización conseguida mediante el gobierno de minorías selectas, el estalinismo desarticulado por medios estalinistas -lo denunciaba Georg Lukács-, la Serva padrona, el Barón gitano, el círculo cuadrado, son imposibilidades reales, son, incluso, imposibilidades lógicas declaradas tales por los estudiosos de los enunciados. Godot, no vendrá a salvarnos, no porque no pueda existir, sino porque, como decía un maestro nuestro, siempre, el siervo de los siervos del señor, es un tirano de padre y muy señor mío. El poderoso es siempre un tirano. Y, sin que se pueda decir que es una ley histórica, sí que es un hecho histórico universal sin excepciones que siempre que un grupo humano reducido ha generado poder sobre otro mayor, incluso cuando lo logra en una lucha que se pretende por la igualdad, siempre, lo ha usado en su beneficio, para generar desigualdad, para explotar, para vivir mejor a costa del trabajo ajeno, para usar y explotar a los demás; con lo que el proyecto que trata de imponer se convierte en una mentira. Es más, la URSS era el proyecto tiránico sobrio que tenía en mente Wolfgang Harich. Y la URSS era ambas cosas, comparemos su nivel productivo y de consumo con el despilfarro que vivimos. Recordemos que, por ejemplo, el hijo de Ceaucescu, considerado un despilfarrador disoluto, un «play boy»…, ¡tenía un deportivo, fumaba cigarrillos ingleses, bebía whisky inglés…y era un «mujeriego»!, ni un triste yate, ni tan siquiera una mísera cuenta en Suiza… pero la desigualdad y la hipocresía corrompen, corrompen el propio proyecto. Todo tipo de salida imaginaria, en plazos o en protagonistas, es ficticia. El cáncer no se cura con antibióticos, por más que quisiéramos.
-Pues te veo aquí muy científico, muy deudor de un saber que no es práxico. Ninguna práctica no científica enseña los límites de los antibióticos, un producto tecnocientífico por cierto.
-No pongo en duda que los resultados inmediatos de los productos elaborados por la ciencia sean cognoscibles mediante la ciencia, desde el mismo momento en que la tecnociencia los elabora. Sí es imposible prever las consecuencias derivadas de su uso como medio subsumido dentro de unas relaciones sociales. No era previsible, no es resultado del antibiótico en sí mismo, que hayan surgido cepas bacterianas resistentes al antibiótico, y que, parece ser, haya surgido ya una que es resistente a todos los antibióticos que existen. Esto ha sido resultado de la producción y uso descontrolado, del uso industrial del antibiótico para criar y cebar animales en las granjas, etc. Es resultado del uso industrialista, masivo, de los antibióticos. Respecto a lo que expones en tu primera frase, tengo plena conciencia de que mi saber sobre las ciencias químico físicas es sencilla doxa, sentido común bien informado. Más débil, pero semejante al saber práctico que deben de haber empleado los enfermeros que detectaron que los antibióticos hospitalarios no eran eficaces ya, contra una nueva bacteria: prácticas de observación rutinaria según protocolos, de toma de temperatura, de análisis de sangre y orina… otra cosa será la investigación a la que procedan los científicos para descubrir qué estrategia adopta la bacteria en cuestión para neutralizar el antibiótico, si libera una molécula que lo neutraliza, si… y los informes científicos que rindan. La liberación de una molécula, – a su vez, neutralizada por el ácido clavulánico, que se le añade a la amoxicilina- es la estrategia adoptada por bacterias gram positivas y gram negativas para neutralizar la amoxicilina, que es una penicilina estabilizada. Te expongo esto, con toda esta prolijidad, precisamente porque sé que esto, todo esto, no es sino sentido común bien informado, información periodística o divulgación científica para ciudadanos; nada de ciencia. Yo no he trabajado nunca con «exágonos» -lo de la química orgánica- y nunca formulé adecuadamente ni siquiera química no orgánica -me negué, por mi mala cabeza, a aprenderme en su día, en 4º de bachillerato, único curso en el que estudié química, la tabla periódica- y ya no recuerdo ni siquiera las definiciones de lo que era «-ico», «-oso», «-uro», «-ito», mediante las que se podía formular… Sé, por tanto, que todo lo que conozco, todo lo que he hecho constar en mi entrevista y que tiene que ver con las ciencias químicas, biológicas, físicas, es divulgación, información para ciudadanos, doxa, no ciencia, sentido común bien informado.
-Pero la divulgación científica, lo que tú llamas sentido común informado, también es parte del edificio científico como es parte de la filosofía un libro de divulgación de Marx aunque no sea el Capital del propio Marx. No todos tenemos que ser Darwin, Euclides o Schrödinger, Pero te he interrumpido de nuevo. Prosigue por favor.
-Un ethos alternativo deberá ser sobrio, porque lo exige la finitud del planeta y lo exige la tradición republicana que reclama la igualdad material, y el tiempo libre para la vida ciudadana. La sobriedad solo puede imponerse y sostenerse, precisamente, si todo es repartido por igual, y esto solo puede lograrse mediante la participación activa y el trabajo de todos y la construcción de un poder democrático, de un poder de todos sobre el acceso a lo que haya. No hay atajos. Por no haber, es que no hay ni caminos reales: se hace camino al andar.
-Un respiro. Te pregunto a continuación por tu admirado Vygotski.
-Cuando mejor te parezca.
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