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La historia ama las paradojas

Fuentes: Rebelión

¡Un millón de personas! ¿Pero qué significa esa cantidad? Si al final es un número más… o menos. Veamos. Los analistas opositores tratando de minimizar el Inicio de campaña del Movimiento al Socialismo, evento de grandes proporciones que ayer congregó más de un millón de personas en Chimoré, Cochabamba, salieron inmediatamente a declarar como siempre, […]

¡Un millón de personas! ¿Pero qué significa esa cantidad? Si al final es un número más… o menos. Veamos.

Los analistas opositores tratando de minimizar el Inicio de campaña del Movimiento al Socialismo, evento de grandes proporciones que ayer congregó más de un millón de personas en Chimoré, Cochabamba, salieron inmediatamente a declarar como siempre, con más sombras que luces.

Pero no es de extrañarse, los periodistas y economistas de la oposición, en los últimos 13 años erraron de cabo a rabo, en todos sus análisis sobre la economía implantada por el gobierno de Evo. Bolivia a pesar de los malos pronósticos de estos voceros, el 2019 será por séptimo año la economía de mayor crecimiento en la región.

La oposición boliviana por su incapacidad de entender la actual coyuntura política del país ha sido arrastrada a cometer cada vez más exabruptos. Por ejemplo en estos días arremetieron con palabras soeces en contra de Luis Almagro, Secretario General de la OEA, quien visita Bolivia para suscribir acuerdos para la llegada de observadores de esta organización a los comicios de octubre. Al punto de que un asesor suyo salió a responder. «Ignorantes y fanáticos ustedes», espetó el allegado al Secretario de la OEA a los opositores bolivianos.

Después del multitudinario evento de Inicio de Campaña del Movimiento al Socialismo al que asistieron obreros, mineros, estudiantes, intelectuales, discapacitados, deportistas, etc., los principales líderes opositores, ofuscados por los acontecimientos, acusaron irresponsablemente y sin prueba alguna a los asistentes, de ser funcionarios públicos, «pagados» y/u «obligados» a concurrir. Nada más alejado de la verdad.

Personalmente conozco una gran cantidad de incansables e indispensables militantes, admirables hombres y mujeres, por lo que puedo asegurar que una gran mayoría, por encima de cualquier dádiva u obligación para asistir éste o cualquier evento político, teniendo incluso que viajar cientos de kilómetros de distancia, está su conciencia de clases y fe inquebrantable en este Proceso de Cambio.

Precisamente este fenómeno político y social revolucionario que acontece en Bolivia, después del triunfo de la guerra del agua, en abril del 2000, marcó una ruptura con todo el consenso pasivo que el neoliberalismo había construido hasta entonces. Posteriormente atravesó el sinuoso camino del empate catastrófico hasta superarlo, a través de la sublevación política de un pueblo vilipendiado y cansado de ser únicamente parte de la servidumbre, que con su alzamiento encumbró el 2005 a la presidencia al primer presidente de origen aimara.

Esta época histórica que vive Bolivia, hoy está inmersa en su quinta fase: Las tensiones creativas.

Ayer en el Trópico del Chapare, otrora región donde Bolivia había sufrido una salvaje profanación de su soberanía por parte del imperialismo norteamericano. Época neoliberal cuando la DEA montó la mayor fábrica de fabricación de droga para financiar a los «contras» en Nicaragua, en ese mismísimo lugar como una especie de desagravio a un pueblo que en esos años sufrió en carne propia, una represión inhumana, cruel y despiadado, por parte de soldados norteamericanos, ayer un millón de personas aclamaron al binomio, Evo-Álvaro, depositando en estos líderes la responsabilidad sagrada de proteger la soberanía de Bolivia, asimismo, de continuar, como lo han hecho hasta ahora, con la profundización del Proceso Cambio, cuya última tensión en esta fase de Contradicciones Creativas, está en la imperiosa necesidad de industrialización de los recursos naturales -para emerger como el país, Centro energético y de Integración en América del Sur- y el respeto a la madre tierra para «el vivir bien».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.