La editorial Capitán Swing publica ‘La formación de la clase obrera en Inglaterra’, obra clave sobre la gestación de la conciencia de clase británica.
Siglo y medio separa la sátira proletaria de Dickens del compromiso pop de Billy Bragg. Dos extremos de una fértil cultura de clase que se forjó a sí misma a base de hambre y alienación. Uno de los primeros en dar fe de esta génesis obrera fue el historiador Edward Palmer Thompson , quien, desafiando a la ortodoxia academicista de la época, supo detallar de qué modo el pueblo británico despertó del letargo. Lo hizo en el voluminoso ensayo (925 páginas) titulado La formación de la clase obrera en Inglaterra , publicado hace casi 50 años y reeditado recientemente por Capitán Swing en nuestro país.
Se trata de un minucioso trabajo sobre la gestación de la conciencia de clase británica en la que Thompson cuenta la historia desde abajo, atendiendo al derrotado, poniendo la lupa sobre los parias amontonados en los telares y las fundiciones del extrarradio. Una aproximación audaz que, según Antoni Domènech, catedrático de Filosofía del Derecho y prologuista del libro, «supuso una reacción a la ideología de la Guerra Fría, que pretendía legitimar el capitalismo industrial negando lo que todos los testigos de la época confirmaban, a saber; que la revolución industrial había supuesto una catástrofe social«. El desheredado consigue así alzar su voz, y lo hace a través de este extenso ensayo de Thompson, atento como pocos al día a día de la «common people», cotidianidad marcada por la penuria que terminó por confluir en una conciencia de clase. En palabras del historiador Josep Fontana, «el logro de Thompson consistió en analizar la historia del movimiento obrero no tanto en base a la historia económica o a las formas de organización, sino centrándose en las experiencias de la gente y en la existencia de unos elementos culturales compartidos«.
Rituales en el taller, baladas populares, peleas de perros, himnos metodistas y hasta fragmentos de libros de contabilidad de tejedores y agricultores, la profusión en detalles etnográficos de Thompson nos brinda una mirada omnicomprensiva de lo que pudo significar la irrupción de la mecanización en las industrias textiles y la producción en serie.
El libro es también una reacción a cierta degeneracion del marxismo y a la concepción posterior y más sofisticada que llevaron a cabo los estructuralistas franceses. Según Domènech, la obra de Thompson remarca de qué manera «la clase trabajadora se había formado en un proceso histórico muy complicado, en contra de lo que pensaba cierto marxismo barato que creía que la conciencia de clase va inmediatamente ligada al cambio de modo de producción».
Partiendo de un materialismo histórico no dogmático, el autor pone de relieve el potencial revolucionario de la clase trabajadora y es pionero a la hora de «rescatar» a la chusma de la «enorme condescendencia de la posteridad». Tal y como expresaba el autor en el prefacio de la primera edición: «Es posible que sus oficios artesanales y sus tradiciones estuviesen muriendo; es posible que su hostilidad hacia el nuevo industrialismo fuese retrógrada; es posible que sus ideales comunitarios fuesen fantasías; es posible que sus conspiraciones insurrecionales fuesen temerarias; pero ellos vivieron en aquellos tiempos de agudos cambios sociales y nosotros no. Sus aspiraciones eran válidas en términos de su propia experiencia y, si fueron víctimas de la historia, siguen siendo víctimas si se condenan sus propias vidas».
Ahora que muchos de aquellos derechos de la clase obrera se esfuman a base de reformas y decretos, ahora que vivimos sometidos a esa «austeridad expansiva» que pregonan los adalides del neoliberalismo, conviene más que nunca reivindicar el legado indiscutible que dejó La formación de la clase obrera en Inglaterra. En palabras del profesor Fontana : «Todo progreso global ha sido siempre el resultado de una lucha , de una conquista, ninguna ha venido por los avances de las tecnologías, ni por la ilustración de las clases dirigentes. En ese sentido recordar el nacimiento de esa tradición de lucha me parece que es absolutamente oportuno, solo que evidentemente esta va a ser una lucha distinta, entre otras cosas porque el enemigo aprende de cada derrota «.
Fuente: http://www.publico.es/culturas/445883/la-historia-desde-abajo