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La ilegalidad de la oposición en Bolivia

Fuentes: Rebelión

El mundo del arte está lleno de casos espectaculares de plagio. Entiéndase por plagio como el acto de copiar algo ajeno que se presenta como propio. Los plagios se han sucedido tanto en la literatura, en la pintura, en la música,… En política -y no porque ésta todavía pueda ser considerada un arte- también han […]

El mundo del arte está lleno de casos espectaculares de plagio. Entiéndase por plagio como el acto de copiar algo ajeno que se presenta como propio. Los plagios se han sucedido tanto en la literatura, en la pintura, en la música,… En política -y no porque ésta todavía pueda ser considerada un arte- también han habido y siguen habiendo casos flagrantes de plagio. Lo cuál requiere de una reflexión sobre si éste debe ser permitido, o por el contrario, debiera ser penado. El plagio de las ideas es más casi un ejercicio de obligado cumplimiento en el campo de la política, sin que ello quiera decir que no se premie la creatividad. Copiar interesantes planteamientos, reproducir correctas políticas sanitarias o educativas, calcar otras tantas favorables políticas públicas, imitar apropiadas leyes, hasta «piratear» ingeniosos eslóganes para las campañas electorales,… todo eso y mucho más es frecuente en el discurrir político. Un ejemplo aterrador fue el decálogo neoliberal de Washington de recetas «copy-paste» para los diferentes países en América Latina, provocando un cúmulo de devastadoras consecuencias también «copy-paste». Sin embargo, y a pesar de estas aceptadas situaciones de plagio -no la de los 10 mandamientos para ir al purgatorio sino aquellas mencionadas previamente-, hay otras realidades de plagio que debieran ser tratadas como «punto y a parte».

Este es el caso de la propuesta de Estatuto Autonómico de Santa Cruz en Bolivia. Al margen de la ilegalidad por saltarse a la torera (disculpen tal expresión ibérica que quiere «hacer caso omiso») la competencia exclusiva del Congreso Nacional para convocar el referéndum del mismo, este asunto constituye un claro ejemplo de ilegalidad por plagio. Véase lo siguiente:

Primeras líneas de la propuesta del Estatuto autonómico de Santa Cruz;

En el proceso de recuperación de las libertades democráticas, el pueblo cruceño recobra sus instituciones de autogobierno. Santa Cruz, ejerciendo el derecho a la autogestión, que eligió a través del voto, con un Si rotundo a la pregunta del Referéndum vinculante sobre Autonomías Departamentales, de manera soberana ha determinado constituirse en Departamento Autónomo. En esta hora solemne en que Santa Cruz recupera su Libertad, es necesario rendir homenaje a todos los hombres y mujeres que han contribuido para hacerlo posible, pues la Libertad, la Democracia y la Justicia, son fundamentos de la forma de vida que nos enseñaron nuestros próceres. El presente Estatuto es la expresión de la identidad colectiva de Santa Cruz y define sus instituciones, así como las relaciones con el Estado, en un marco de libre solidaridad con todos los departamentos de la República. Esta solidaridad es la garantía de la auténtica unidad de todos los pueblos de Bolivia. El pueblo cruceño proclama como valores superiores de su vida colectiva la Libertad, la Justicia y la Igualdad; no nos cansamos de repetirlo. Y manifiesta su voluntad de avanzar por una vía de progreso que asegure una digna calidad de vida para todos los que viven y trabajan en Santa Cruz. Sólo así podremos incrementar nuestro apoyo y solidaridad con todos los hermanos bolivianos y latinoamericanos.

Primeras líneas de la propuesta del Estatuto autonómico de Cataluña;

En el proceso de recuperación de las libertades democráticas, el pueblo de Cataluña recobra sus instituciones de autogobierno. Cataluña, ejerciendo el derecho a la autonomía que la Constitución reconoce y garantiza a las nacionalidades y regiones que integran España, manifiesta su voluntad de constituirse en comunidad autónoma. En esta hora solemne en que Cataluña recupera su libertad, es necesario rendir homenaje a todos los hombres y mujeres que han contribuido a hacerlo posible. El presente Estatuto es la expresión de la identidad colectiva de Cataluña y define sus instituciones y sus relaciones con el Estado en un marco de libre solidaridad con las restantes nacionalidades y regiones. Esta solidaridad es la garantía de la auténtica unidad de todos los pueblos de España. El pueblo catalán proclama como valores superiores de su vida colectiva la libertad, la justicia y la igualdad, y manifiesta su voluntad de avanzar por una vía de progreso que asegure una digna calidad de vida para todos los que viven, residen y trabajan en Cataluña. La libertad colectiva de Cataluña encuentra en las instituciones de la Generalitat el nexo con una historia de afirmación y respeto de los derechos fundamentales y de las libertades públicas de la persona y de los pueblos; historia que los hombres y mujeres de Cataluña quieren continuar para hacer posible la construcción de una sociedad democrática avanzada. Por fidelidad a estos principios y para hacer realidad el derecho inalienable de Cataluña al autogobierno, los Parlamentarios catalanes proponen, la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados acuerda, el pueblo catalán confirma y las Cortes Generales ratifican el presente Estatuto.

Queda todo bien claro. ¿Puede ser legal un texto que presume ser la expresión de un pueblo cuando el prologo es plagiado del prólogo del Estatuto de Cataluña? No quiero pecar de sabe-lo-todo, y puede que no tenga conocimiento histórico suficiente para identificar los vínculos entre la colonia catalana y la zona cruceña. Vaya esto por delante. Pero abusando del descaro de mi ignorancia en materia de historia, me pregunto; ¿puede que sean simples coincidencias? O aún más casualidad: ¿será que la persona que asesora a la derecha cruceña es el mismo que dirige del Instituto de la Gobernabilidad en Cataluña? Aprender del pasado, y por ende, leer en las hemerotecas, es más viejo como poco común en la derecha boliviana. Recuerdo, y lo digo porque lo sufrí en mis propias carnes, que esa misma derecha se jactaba, allá por Mayo del año pasado, de hablar de la ilegalidad de la injerencia extranjera en la redacción de la nueva Constitución. Esta vez no solo hubo injerencia del extranjero, sino también plagio del extranjero. Aquellos que ahora tienen en boca la palabra «ilegal» para todo, son los mismos que pregonan un texto doblemente ilegal, por incompetencia y por plagio.

Esta oposición de la «ilegalidad» en Bolivia -(cambiando los factores, ya se podría hablar de la ilegalidad de la oposición en Bolivia) puede que piense que una mentira repetida mil veces se convierta en una verdad. Sin embargo, repetir siempre la misma cantinela puede tener efectos contraproducentes de sumo interés. ¿Nunca has probado a repetir una palabra de manera seguida muchas veces? Ilegal, ilegal, ilegal, ilegal, ilegal,… Suena rara, ¿no? Puede que les esté pasando a ellos. Cuando alguien apela siempre al mismo discurso, acaba no solo cansando, sino desvirtuándose por si mismo; por repetitivo, por poco creativo, por rígido, por inadaptado, por desavenido…

Echando otra mirada atrás en los periódicos -ejercicio muy fructífero para no entender esta Asamblea Constituyente-, resulta sencillo encontrar declaraciones de la derecha sobre la ilegalidad de una constitución del MAS por la injerencia desde el ejecutivo. Este es otro de los riesgos de defender tan vehementemente mediante este único argumento: la ilegalidad ¿Está la derecha tan sobrada de legalidad para defenderla a capa y espada? ¿Está la oposición con garantías para decir que de «este agua no beberé»? Si aplicamos su lógica de la ilegalidad, en cuanto a la injerencia desde el ejecutivo, ahora son ellos los ilegales por querer injerir en la propuesta de Constitución Política del Estado para Bolivia desde la prefacturas.

Por último, y siguiendo con esto de la ilegalidad, Rubén Costas y Cía. (no piensen mal, sólo me refiero a la abreviatura de «compañía»), se fueron a Estados Unidos a reclamar a la OEA la ilegalidad del proceso constituyente en Bolivia. Se la dieron en la frente. Llega el delegado de la OEA, y justo una afirmación en el sentido opuesto: todo es legal. Entonces, Costas y Cia, ahora ya no creen en la OEA, ya no creen en la legalidad.

¿No debería ser considerado ilegal hacer oposición de esta manera?

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