1. En la historia de México, ni la primera, ni la segunda, ni la tercera transformación, tuvieron como objetivo acabar con la miseria, la desigualdad o las injusticias, solamente atemperar la situación.
Tampoco la llamada “IV Transformación” de López Obrador se ha planteado ese problema; sus objetivos no tocan la explotación, la gigantesca acumulación de propiedades y de capital en manos de unas cuantas familias. Pero tanto la Independencia de México respecto a España (1810-21), como las luchas de Reforma (1856-76) y la Revolución Mexicana (1910-17), fueron indiscutiblemente jalones históricos que no atendieron ni acabaron con desigualdades económicas y sociales, pero lograron ser cambios, “transformaciones”.
2. En su “México profundo” –otro de mis libros de cabecera- Guillermo Bonfil explica que la ideología dominante de salvación para México era la trazada por la civilización occidental. Señala: “El surgimiento y la consolidación de México como un estado independiente, no produjo ningún proyecto que se aparte de la intención última de llevar al país por el sendero de occidente. Las luchas entre conservadores y liberales expresan sólo concepciones distintas de cómo alcanzar esa meta, pero en ningún momento la cuestionan”. Por eso la “Primera Transformación” fue sólo la independencia y el sometimiento a México al sistema capitalista que entonces dominaba. La población indígena mayoritaria siguió miserable y explotada.
3. La llamada “Segunda transformación” fue la lucha de la burguesía liberal por arrebatarle al clero y militares terratenientes sus extensísimos latifundios; las leyes de desamortización, nacionalización y luego de deslinde –aparte de los arreglos para no perder todo- crearon a una nueva burguesía que incluso despojó de sus tierras a las comunidades indígenas provocando denuncias y levantamientos de pueblos contra el mismo Juárez. Esta segunda transformación, en vez de beneficiar a los indígenas, creó una nueva burguesía que se hizo terrateniente laico que sería la base de políticos liberales y de la dictadura de 35 años de Porfirio Díaz. Sin embargo, no se puede negar que La Reforma fue un nuevo jalón histórico de la burguesía.
4. La llamada “Tercera transformación”, es la revolución encabezada por Madero en 1910 que fue enterrada con un golpe de Estado en 1913 encabezado por Huerta y los EEUU. Dos años de un gobierno débil que no rompió con los ricos exporfiristas y sí sufrió el repudio de sus amigos, de los campesinos zapatistas, orozquistas y muchos más; esa incapacidad fue aprovechada por el golpe de Estado. El maderismo, a pesar de todo, fue un jalón para la segunda parte de la revolución (1913-17) que fue la instaló todo el poder de la nueva burguesía pública y privada. Fue un nuevo jalón histórico que no atendió a las clases pobres y puso las bases para luchar contra la desigualdad. El imperio yanqui penetró de manera libre.
5. El presidente López Obrador ha introducido como programa “La Cuarta Transformación” que tampoco se ha planteado acabar con la miseria, la desigualdad, la acumulación de riquezas en pocas manos, mucho menos combatir el capitalismo. Su “combate contra la corrupción” –transcurrido medio sexenio- parece haber quedado en discursos y sus avances son muy limitados; más aún, se le acusa de que nada ha cambiado. De los tres años que le quedan, uno será para candidaturas, campañas y elecciones y todo habrá terminado en casi nada. Tendrá que asegurar por lo menos, dos sexenios más para que “La Cuarta” sea un jalón histórico mediocre o como las anteriores que no resolvieron problemas del pueblo. O será frustración.
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com