1. David, hijo del fallecido Efraín Huerta (los dos poetas mexicanos e integrantes de la izquierda) también ensayista, traductor, editor y académico no esconde su desencanto con la actual izquierda mexicana; a pesar de ello ha reafirmado su filiación con esa corriente ideológica. Dijo: «Estoy muy decepcionado, la ponzoña del poder los ha destruido, moral, […]
1. David, hijo del fallecido Efraín Huerta (los dos poetas mexicanos e integrantes de la izquierda) también ensayista, traductor, editor y académico no esconde su desencanto con la actual izquierda mexicana; a pesar de ello ha reafirmado su filiación con esa corriente ideológica. Dijo: «Estoy muy decepcionado, la ponzoña del poder los ha destruido, moral, histórica y políticamente. Y, pues, a ver cómo le va al país sin una izquierda ilustrada como la que queremos. Necesitamos una izquierda ilustrada, moderna, esclarecida. Ya en los años 30, (el escritor con prestigio de sabio), Alfonso Reyes había dicho: ‘Pido el latín para las izquierdas’, es decir, que se desembrutezcan, y es lo que seguimos pidiendo.»
2. He pensado siempre que ningún político es bruto, imbécil, ignorante, como se repite en las mil y un críticas contra ellos. Pienso, al contrario, que son muy hábiles, acomodaticios, cínicos, e inteligentes para llegar a ser diputados, senadores, gobernadores, presidentes de la República y desde allí organizar todas las maniobras para seguir en el cargo y hacerse millonarios. También he concluido que los tontos hemos sido el pueblo, el 90 por ciento de los pobres y miserables, que sufriendo durante décadas y siglos la explotación y la opresión, seguimos manteniéndolos en el poder por miedo, cobardía y desorganización. La clase dominante y los medios de información durante siglos nos han jugado el dedo en la boca.
3. Pero el poeta Huerta habla de desear una izquierda -como casi todos los «intelectuales progresistas»- , «moderna», «dialoguista», algo así como un partido de izquierda culto, decente, que no ofenda, que no bloquee las calles, que no rompa vidrios, que no detenga policías, que no pinte paredes, que no se confronte contra milicos que bloquean el paso; algo así como una izquierda europea socialdemócrata que arregle las cuestiones del país llegando a acuerdos razonables. Desafortunadamente en Europa -con esas políticas «civilizadas» entre izquierda y derecha- el capitalismo es más sólido, la explotación, la pobreza y la miseria siguen presentes a pesar de la «cultura» de los partidos.
4. Esto de la «política de izquierda moderna, democrática o de altura» lo he venido escuchando por lo menos desde los años ochenta a Paz, Krauze, Aguilar Camín, Dresser y muchos más. Por ello triunfó en el PRD la corriente concertadora de los Chuchos y por ello también su presidente actual, el priísta Agustín Basave, acaba de declarar que busca consolidar en el PRD la socialdemocracia electoral. Dentro de este pensamiento no cabe el lópezobradorismo, el zapatismo, la lucha de la CNTE, las batallas de los padres de los 43 desaparecidos, las autodefensas y policías comunitarios. Sería interesante saber en qué mundo están pensando los «desenbrutecedores» que quisieran políticos modernos, cultos y respetuosos de la ley.
5. Hay que insistir y subrayar que la izquierda apoya incondicionalmente las luchas del pueblo trabajador y si no lo hace no es izquierda. El pueblo y la izquierda no son violentos; sólo se defienden en las calles, las escuelas, y las plazas cuando las fuerzas armadas impiden las manifestaciones y protestas. Y había que agradecer que el pueblo sólo se defienda sin pasar a la ofensiva revolucionaria. ¿Cómo que no se puede manifestar por las calles, ocupar el zócalo, protestar contra mandatarios asesinos, bloquear instituciones, si el gobierno nunca dialoga y sólo impone políticas sin consultar? ¿Cómo el pueblo va a permitir que el país siga hundiéndose con políticas en el desempleo, la miseria y el hambre sin protestar?
6. No es un asunto de «cultura política» y de «partidos socialdemócratas decentes»; no se trata de convencer con argumentos teóricos a los partidos de la burguesía encabezados por PRI y PAN porque eso nunca ha sucedido en la historia. Lo que sí es necesario es que la izquierda profundice su trabajo de lucha y concientización dentro de las masas usando todos los argumentos políticos y formas de organización. La izquierda sí debe estudiar mucho en el estudio de objetivos, estrategias y tácticas para derrotar a la clase dominante. Pero las «buenas y cultas formas» de nada sirven frente a una poderosa clase política y empresarial que en los últimos meses ha usado hasta 10 mil en Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Guerrero, para someter las protestas pacíficas de los profesores.
7. Mucho más que «cultura general o académica» lo que necesita la izquierda mexicana son profundos conocimientos políticos para trazar sus líneas de acción. Necesitamos levantar a las grandes masas del pueblo contra sus opresores; para ello debemos desterrar la brutal propaganda de los medios de información de la burguesía (TV, radio, prensa) y extender la nuestra analizando la situación. No se trata entonces de «desembrutecer» a la izquierda para hacerla educada y dócil, sino ayudarla a prepararse más para que siga batallando en las calles y confrontando a las fuerzas del gobierno que buscan someterla mediante leyes, prohibiciones, represiones, cárceles y asesinatos. Hay que pedirles que no caigan en el oportunismo, pero también hay que denunciarlas como claudicantes.
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