La lectura detenida de «Comprender Venezuela, pensar la Democracia», de Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero deja la sensación de estar ante una obra definitiva, llamada a convertirse en un manual de cabecera del socialismo del siglo XXI, si es que se quiere circular por los derroteros justos que llevan a alguna parte. Probablemente […]
La lectura detenida de «Comprender Venezuela, pensar la Democracia», de Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero deja la sensación de estar ante una obra definitiva, llamada a convertirse en un manual de cabecera del socialismo del siglo XXI, si es que se quiere circular por los derroteros justos que llevan a alguna parte. Probablemente nadie ha sabido combinar como Fernández Liria y Alegre el ejercicio impostergable de aclararse desde la izquierda, por un lado, y criticar demoledoramente, por otro, el entramado ideológico que sostiene en lo moral y lo intelectual el actual estado de cosas del capitalismo.
La Revolución bolivariana de Venezuela, que ha conseguido por el momento sortear con éxito los ataques de sus poderosos enemigos gracias a una correlación de fuerzas muy especial, se ha convertido en la excepción que ilumina la regla básica de la Historia del siglo XX: el capitalismo sólo es compatible con la democracia si los ciudadanos deciden lo que es bueno para el capitalismo, de manera que el gobierno del pueblo y el estado de derecho sólo se sostienen ahí donde la instancia política es casi por entero irrelevante porque los votantes votan espontáneamente lo que la realidad, la Economía, exigen. Carlos Fernández Liria y Luis Alegre consiguen, ayudados por un extraordinario prólogo de Santiago Alba Rico, y con un estilo cercano, ameno, comprensible, demostrar hasta la saciedad este punto de partida y desvelar las complicidades -atroces- de los miles de farsantes de la intelectualidad progresista en el sostenimiento del tremendo engaño histórico que los autores denominan ilusión de ciudadanía. Venezuela provocó la transmutación de miles de demócratas en apologetas del golpismo en abril de 2002, iluminando así de manera incontestable qué democracia es la que defienden desde las tribunas mediáticas.
Asimismo, acercándose con detenimiento al programa político que se está fraguando en la Venezuela de Hugo Chávez, los ensayistas se esmeran en deshacer el complejo de errores que, a menudo con consecuencias desastrosas, marcan hasta hoy el posicionamiento político de las izquierdas transformadoras ante el proyecto ilustrado de la Democracia y el Estado de Derecho. En todo el siglo XX, constatan los autores, se ha confundido el proyecto político de la Ilustración revolucionaria con su secuestro por parte del statu quo capitalista, de modo que cuando había que criticar un fraude histórico, en realidad se atacó la idea misma de ciudadanía y democracia con consecuencias horripilantes en buena parte del llamado socialismo real. Fernández Liria y Alegre dan un necesario varapalo argumental a esa idea casi mística del hombre nuevo que se suponía que acabaría alguna vez con la necesidad del estado y el derecho y que, históricamente, dio lugar, en realidad, a regímenes que combinaron en diversos grados la carencia de garantías ciudadanas, el fin del derecho, con un asfixiante nivel de exigencia moral de corte militante y con dosis frecuentemente intragables de propaganda y mistificación. También ponen los puntos sobre las íes en el debate acerca de la dicotomía entre democracia representativa y democracia participativa.
Los autores revisan el proceso bolivariano para reconocer en él la intención de establecer las condiciones de una verdadera ciudadanía, de un Estado democrático de Derecho en el que las leyes, siempre dispuestas al diálogo y la enmienda, sean quienes gobiernen la realidad y no a la inversa. Sitúan los impresionantes programas sociales del Gobierno de Hugo Chávez como condición previa de toda ciudadanía (no es posible ser un ciudadano desde el hambre, la inexistencia en el censo, la inasistencia médica o el analfabetismo) y dibujan la coherencia de la Revolución y de su Presidente en su programa democratizador sin vuelta atrás. Porque la conclusión es tan evidente como sorprendente: nuestro fin político no ha de ser el socialismo sino aquél que se resumía en la proclama de Libertad, Igualdad, Fraternidad… Fernández Liria y Alegre demuestran en este libro imprescindible que el socialismo es, en realidad, la condición más necesaria para un verdadero Estado de Derecho y una verdadera Democracia.
«Comprender Venezuela, pensar la Democracia. El colapso de los intelectuales occidentales». Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero. Editorial Hiru, 2006. www.hiru-ed.com
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