1. El capitalismo lleva más de 500 años de dominación; somete con la fuerza de las armas del ejército y sus policías, con la fuerza de los hábitos y sus disciplinas, así como con las leyes fabricadas por ella y sus jueces. Pero la peor dominación la ejerce con su ideología: los días de campo, […]
1. El capitalismo lleva más de 500 años de dominación; somete con la fuerza de las armas del ejército y sus policías, con la fuerza de los hábitos y sus disciplinas, así como con las leyes fabricadas por ella y sus jueces. Pero la peor dominación la ejerce con su ideología: los días de campo, las vacaciones en la playa, las festividades religiosas, los partidos de futbol, los tragos de cumpleaños, los vestidos de moda y los paseos por EEUU y Europa. Si las clases medias y burguesas no se inscriben a estas «sanas diversiones o descansos» son vistos como «raros» o «amargados». Les diré: mis vacaciones burocráticas siempre fueron para trabajar en serio.
2. En la ciudad de Mérida el sábado cuatro de julio se manifestaron combativamente 1,200 maestros -desde el parque de San Juan hasta la plaza principal- en defensa de sus derechos y contra la reforma educativa privatizadora que está imponiendo el gobierno de Peña Nieto; el siguiente sábado 11 se duplicó la asistencia de maestros en la manifestación y la combatividad fue mucho mayor, marchando por la misma ruta, pero alargándola. Al siguiente sábado 18 creímos llegar a cinco mil profesores los asistentes y sólo alcanzamos el bajo número de 500. ¿Por qué fue ridícula la presencia? Todos al unísono: «fue primer día de vacaciones en la playa».
3. La clase dominante, gobierno del estado, funcionarios de educación y dirigentes espurios o charros, se morían de risa al saber de nuestro minoritario contingente que llegaba combativamente a la plaza principal. «Saben los maestros que pueden perder el trabajo -me decían los compañeros- pero nunca las vacaciones, sobre todo si han rentado una casa cerca del mar». Todo esto lo conoce a fondo la burguesía y sabe cómo entretener y desviar la mente de los maestros, del pueblo, con cualquier invento para que abandone sus luchas, sus manifestaciones y compromisos. Y no solamente son los maestros, son la población en general la controlada.
4. Entiendo que en Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Chiapas, la lucha social en defensa de los derechos de los maestros no entra de vacaciones; muy al contrario: las «vacaciones» se aprovechan para agrandar las manifestaciones, los plantones, los bloqueos. Porque si también hicieran lo que en Yucatán -cuyo nivel de conciencia (está más que probado) desde el siglo XIX está por los suelos- pues habría que decir que el capitalismo todavía vivirá 100 años más. Yo entendí que eso de vacacionar, alquilar o comprar casa en el puerto sólo era costumbre de burgueses, pero desde los ochenta me entero que cualquiera vacaciona por imitación al capitalismo.
5. Con razón la burguesía nos tiene en el suelo y pisado por el cogote haciéndonos repetir que «la diversión es primero porque «es grave» morir mañana sin haber gozado». Por ello no olvido a Hebert Marcuse cuando escribe: «Si el trabajador y su jefe se divierten con el mismo programa de TV y visitan los mis hoteles de veraneo; si la taquígrafa se viste tan elegantemente como la hija de su jefe, si el negro tiene un Cadillac, si todos leen el mismo periódico, entonces esta asimilación indica no la desaparición de las clases, sino la medida en que las necesidades que sirven para la preservación del «establecimiento» son compartidas por la población subyacente».
6. Así como se ofrece mucho futbol; variedad de misas, novenarios y fiestas religiosas; espectaculares programas de estrellas y atractivas fiestas con tragos; se programan ilustrativos viajes y vacaciones turísticas porque también son grandes ingresos económicos para el Estado. Con razón se ha dicho que el desplome de la economía henequenera en los años setenta fue sustituido por el comercio y el turismo. Pero muy por encima de todo son diversión y entretenimientos que impide el desarrollo de la conciencia crítica social y aleja a la gente «de los malos pensamientos» de protesta e impugnación al sistema capitalista.
7. La clase dominante jamás dejará de alabar a los maestros que vacacionan y gastan su dinero en viajes de diversión, pero nunca dejará de combatir contra los maestros que se organizan y luchan por sus derechos. Espero que los maestros yucatecos regresen a la batalla por defender sus derechos antes que sea tarde, antes que el gobierno y los empresarios se impongan, porque llorar después de vacacionar no es muy coherente. Los maestros son trabajadores de conciencia social entre sus alumnos y el pueblo. ¿Hasta cuándo se liberarán como maestros haciéndose conscientes de la pesada carga enajenante que llevan impuesta por la clase dominante?
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