1. En México queremos gobiernos inteligentes, amables, que comprendan la situación de pobreza y miseria que vive el 90 por ciento de la población. Los gobiernos que quieren ser duros, firmes, inamovibles, violentos, sólo provocan más descontento, más miedo y más desconfianza de la población. Al panista Calderón «con su mano firme (no dura)» -como […]
1. En México queremos gobiernos inteligentes, amables, que comprendan la situación de pobreza y miseria que vive el 90 por ciento de la población. Los gobiernos que quieren ser duros, firmes, inamovibles, violentos, sólo provocan más descontento, más miedo y más desconfianza de la población. Al panista Calderón «con su mano firme (no dura)» -como declaró el escritor Carlos Fuentes a Carmen Aristegui- se le fue el sexenio enfrentando un narco que se multiplicó. ¿Serán tan tontos, imbéciles, ignorantes los Peña, los Nuño, los Chong, los Calderón, que no entiendan que su obligación como gobierno primero es ser amable, escuchar, tener la más grande voluntad del mundo para comprender y solucionar los problemas?
2. Los maestros son seres humanos que están conscientes de lo que representan como educadores del pueblo. Si llevan varias décadas luchando en las calles y plazas reclamando condiciones adecuadas para desarrollar su enseñanza es porque su misma materia de trabajo (los niños y jóvenes) está muy abandonada por la sociedad capitalista. ¿Pueden acaso adelantar en sus tareas si sus niños apenas captan algunas ideas por falta de alimentación y energías, porque a sus padres les falta empleo y los ingresos económicos necesarios? Yo recuerdo en la primera mitad de los sesenta que a las autoridades sólo les importaban las estadísticas, aunque fueran falsas: niños aprobados y reprobados; de acuerdo a ello las felicitaciones al profesor.
3. No se olvida que la mano firme es mano violenta, pensamiento retador que no puede dar un paso atrás, que no está dispuesto a reconocer sus errores por aquello del «principio de autoridad». ¿Por qué estos gobernantes que con estas declaraciones tratan de demostrar que son muy fuertes, no se comportan de la misma manera con quienes están saqueando el país, con quienes depositan sus dólares en paraísos fiscales o están asociados con gigantescas empresas transnacionales? Frente a ellos la mano firme se convierte de entrada en «mano caída»; aparentan mucho poder frente a la humildad del pueblo, pero ante el cinco por ciento de multimillonarios -que son los auténticos delincuentes de cuello blanco- se les caen los pantalones.
4. Los profesores subrayamos el diálogo con el gobierno para frenar esta situación que redunda en una mala educación en la que el gobierno -debe reconocerse- es el culpable porque él ha sido el responsable del proceso. El 100 por ciento de los maestros, de las escuelas, los programas, el presupuesto, desde 1921 ha estado bajo su administración. Incluso el sindicato (el SNTE) desde que fue creado en 1943 -con liderazgo fuerte o débil- siempre estuvo controlado por el gobierno en turno, el PRI o PAN y las autoridades de la SEP. El diálogo es obligatorio y elemental -sobre todo en cualquier gobierno que no sea dictatorial o se precie de democrático. Las conclusiones del diálogo se deben firmar para que se sepa quienes violan acuerdos.
5. Diálogo no es monólogo; no es imposición de reformas educativas ni nada que se parezca. No es mano firme, dura o caída. Es reconocimiento que la educación en México está muy mal (reconocido internacionalmente) y es urgente ponerla a andar. De entrada todos los maestros regresan a sus escuelas, todos recuperan sus plazas, sus salarios, sus libertad y las partes se comprometen a impartir y recibir cursos de nivelación académica y pedagógica, calificándose con ello a todos los profesores. El gobierno -que administra el presupuesto- tiene la obligación de mantener en buenas condiciones la escuela y los maestros y los niños de cuidarlas. Sugerencia: ¿Por qué no entregan bicicletas a todos los niños que lleguen de otras poblaciones?
6. Así que la «mano firme» de don Osorio Chong es como la del sexenio de Calderón: amenazante y retadora. En vez de ayudar a disuadir se convierte en un reto para pelear. Otra cosa hubiese sido decir que el gobierno siempre estará dispuesto a escuchar y si se tiene la razón a resolver los problemas. Los profesores no son delincuentes: no roban, no explotan, no golpean, no se han hecho ricos ni tienen su dinero en paraísos fiscales. Ellos lo único que hacen es trabajar y fortalecer sus pensamientos y dignidad. Peña se equivocó al pensar que los profesores permitirían que se hunda más la educación, que se privatice y deje de estar enteramente al servicio del pueblo. Los profesores llevan como CNTE 36 años luchando y seguirán otros 50 años.
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