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La maternidad subrogada es un negocio que cosifica a mujeres, niñas y niños

Fuentes: SEMlac

La maternidad subrogada o alquiler de vientres, que en algunos países como Ucrania se han convertido en una transacción comercial que no reconoce el gobierno como legal, pero se práctica con empresas de subrogación ampliamente conocidas, fue analizada por expertas durante un encuentro virtual.

Esa práctica fue totalmente rechazada por la feminista y docente Berta O. García, quien sostiene que se vulneran los derechos humanos de las mujeres, al reducirlas a un contenedor como madres y llamarlas gestantes; así como los derechos de los hijos, que no son hijos porque pierden su identidad.

Durante la transmisión por Youtube, la Maestra Teresa C. Ulloa Ziáurriz, directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC), señaló que en la explotación sexual y reproductiva se hacen presentes los más evidentes intereses clasistas, racistas, entre quienes tienen recursos y las mujeres en mayor grado de exclusión social, sin importar cuál es la suerte que corren las y los bebés nacidos en esta práctica.

Abundó que nadie puede garantizar si fueron llevados a hogares amorosos o se encuentran en prostitución o pornografía infantil, o incluso en tráfico de órganos.

Dijo que lo mismo sucede con la mal llamada donación comercial de óvulos. Es un fenómeno tremendo, que avanza aceleradamente en América Latina, Brasil, Uruguay, Argentina, Ecuador, Colombia, México, entre otros.
En el caso de México, se está ofreciendo por una agencia ucraniana Subrrogación Transfronteriza, para los que no puede pagar los costos de California, que es la más permisible del mundo y la más cara.

Ello reduce a las mujeres mexicanas al premio de consolación para quienes no tienen los recursos económicos para contratar en California. Lo que ofrecen es darle visa a la madre después del sexto mes para que el bebé nazca con la nacionalidad norteamericana y, además, con una Corte liberal que se siente «progre» y que ha resuelto que en los Estados deben legislar sobre los vientres de alquiler.

Berta García, integrante de la Coalición internacional de organizaciones feministas (Ciams), se pronunció por la abolición global de esta práctica contraria a los más elementales derechos humanos, al intervenir en la sesión de «TEcs Tertulias en Cuarentena» de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, que se transmitió por Youtube el 19 de septiembre, bajo el tema «Maternidad subrogada. La nueva industria de explotación reproductiva».

Berta García precisó que se vulnera el derecho a la reagrupación familiar, ya que esas madres y bebés que nacen de esta práctica no podrán reunirse. Espera, dijo, que cuando ellos crezcan sean más conscientes de la usurpación de sus derechos y se logre la abolición de esta práctica.

También dijo que ya existen agrupaciones de personas nacidas de esta donación de gametos y subrogación de vientre, por lo que promueve el proyecto de la «Convención Internacional Abolicionista» para que esta práctica inhumana y cruel quede ahogada en la historia como un mal recuerdo del pasado, como ocurrió en su día con la esclavitud.

Señala que se cosifica a la madre y al hijo, se mercantiliza al bebé ya que lo quieren bueno, bonito y barato, es decir se le estereotipa, y se le despoja de sus derechos humanos al nacer por contrato, lo que en algunos países llaman compensación.

La activista feminista Berta García, copresidenta de la Coalición Internacional para la Abolición de la Gestación por Sustitución, se refirió al «Primer Manifiesto Latinoamericano» publicado en 2020, en el cual se insiste en los derechos de las personas nacidas por esta práctica que son objeto de un cúmulo de violaciones y usurpaciones de derechos, ya que nacen sin ellos y, por lo tanto, es difícil que los recuperen.

Entre los derechos de los que se priva al bebé figura el de filiación, pues no podrán reunirse con su madre y hermanas o hermanos; la lactancia materna –que incluso los animales tienen–, el derecho a su identidad y a conocer sus orígenes.

También dijo que, en estos casos, prevalece el concepto de padre biológico y a la mujer se le sustituye como individuo por una función biológica que convierte un cigoto en bebé.

Abundó que el alquiler de vientre es paranormal, ya que no está comprobado que sea una técnica que revierta la infertilidad.

Por su parte, Tita Barahona, historiadora española y marxista, se refirió a la maternidad subrogada como un concepto de propiedad privada. Cuando estos niños nacen con alguna discapacidad o por cualquier otra situación, como la separación de las parejas, son desechados, señaló. Así, hay quienes renuncian a recoger a las criaturas y pueden ser objeto de múltiples abusos.

Cuestionó que este es un tema de propiedad individualista de personas con alto valor adquisitivo, como las «celebritis», que no quieren pasar por el proceso de gestación y refuerzan la idea misógina y reaccionaria de las madres gestantes como un contenedor.

Dijo que esta práctica deja a nivel mundial 6.000 millones de dólares, de los cuales a las gestantes les toca una mínima parte, que les manejan como «compensación».

Comparó esta práctica, como las técnicas de óvulos in vitro, surgida en las pasadas décadas de los setenta y ochenta, con el comercio de órganos. Actualmente se realiza en unos 20 países, como en Grecia, donde se incentivó el turismo reproductivo, mientras en el Reino Unido se le dio un sentido altruista.

Criticó que en España se maneje como un tema para mujeres infértiles y el argumento recurrente de la consabida elección de que «la mujer es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera».

También refirió que se ejerce violencia obstétrica si el feto presenta anomalías, en caso de empresas en quiebra o porque las contratantes abandonan a la madre a su suerte en soledad, ya que son el último eslabón en esta línea fina de la trata de seres humanos. En Ucrania, dijo, existe una subrogación muy laxa y en países como Malasia hay mercado de bebés.

En los grupos de Facebook ponen catálogos de mujeres embarazadas gracias a la red de agentes, funcionarios corruptos, y los compradores no son sometidos a supervisión ni estrictos requisitos, como se hace en la adopción legal. Aquí el único requisito es tener dinero, abre la puerta a la eugenesia.

En el aspecto ideológico, el negocio de la subrogación reproduce que las mujeres son solo un contenedor, una vasija, las portadoras de la gestación. La gestante aporta material genético.

Laura Taffetani, abogada argentina defensora de los derechos de las niñas y niños, se refirió al impacto tremendo de esta práctica de vientre de alquiler, muy cruel para la madre y para la niña o el niño que viene. Lamentó que la sociedad puede ir hacia la crueldad y descartó que esta sea una técnica para la infertilidad.

El moderador, el activista español Txema Sanchez, leyó «Las 25 razones que ponen en evidencia cómo esa práctica contradice los principios más fundamentales del feminismo» y de la ética feminista, y no toma en cuenta la salud y el bienestar de las mujeres, que las «Feministas Mexicanas contra Vientres de Alquiler» urgieron al Congreso y al Senado de la República, al pedir la prohibición de la llamada «maternidad subrogada» en diciembre de 2018.

En él se señalaba que esta práctica «se permite en los estados de Tabasco y Sinaloa» y que varias iniciativas pretendían regularla, por lo que se oponían a una práctica que atenta contra la dignidad humana de las mujeres.

Entre las 25 razones destacan que:

1.- Es una clara manifestación de control sexual de las mujeres.
2.- Mercantilizar el cuerpo de las mujeres es una forma más de violencia contra ellas.
3.- Usar los úteros como objeto de comercio refuerza el estereotipo de las mujeres como fábricas de niños.
5.- Gestar y parir no es un derecho ni ejercicio de elección de las mujeres.
6.- El mercado de vientres de alquiler solo es posible en un contexto de feminización de la pobreza.
7.- A las mujeres contratadas como gestantes se les explota.
13.- Según los artículos 7 y 8 de la Convención de los Derechos del Niño, las y los menores tienen derecho a conocer su origen e identidad.

Por otra parte, el «Manifiesto para la abolición universal de la gestación por sustitución» rechaza la mercantilización del cuerpo de las mujeres y de los niños y las niñas y hace un llamado a nivel internacional para abolir esta práctica, y en particular a España y los países europeos les piden respeten las convenciones internacionales de protección de los derechos humanos y de los niños y las niñas, de los cuales son firmantes.