Toca hoy comentar la presentación de MH a la primera edición alemana de su libro: Kritik der politischen ökonomie. Eine Einführung (Crítica de la economía política. Una introducción). Está fechada en 2004, como la primera edición del ensayo, las páginas 11-16 de la edición castellana de Guillermo Escolar con traducción y presentación, recuerdo de nuevo, […]
Toca hoy comentar la presentación de MH a la primera edición alemana de su libro: Kritik der politischen ökonomie. Eine Einführung (Crítica de la economía política. Una introducción). Está fechada en 2004, como la primera edición del ensayo, las páginas 11-16 de la edición castellana de Guillermo Escolar con traducción y presentación, recuerdo de nuevo, de Carlos Ruiz Sanjuán.
«La protesta vuelve a tener lugar». Con estas palabras abre MH su prólogo. El autor alemán se refiere, básicamente, a los movimientos de crítica la globalización capitalista (Seatlle, 1999; Génova, 2001). Al mismo tiempo, señala con esperanzado optimismo, «las discusiones sobre las consecuencias destructivas de un capitalismo «desenfrenado» han ido mas allá de los tradicionales círculos de izquierda».
Una breve mirada retrospectiva nos muestra, en su opinión, que lo señalado no era algo evidente en aquel entonces.
A comienzos de los años 90, tras el colapso de la Unión Soviética, parecía que el capitalismo se había impuesto definitivamente a escala mundial como modelo económico y social sin alternativa posible. Aunque siempre ha habido muchas posiciones de izquierdas que no veían en el «socialismo real» soviético la alternativa deseable al capitalismo, en ese momento tales diferencias ya no parecían importar.
Casi todo el mundo consideraba, recuerda MH, que una sociedad, más allá de la economía de mercado capitalista, era solo una utopía complemente ajena a la realidad, cuando no simplemente una distopía de la que alejarse años-luz y con total rapidez. En lugar de la protesta, sostiene MH con razón y razones, «se impusieron el conformismo y la resignación» (Con excepciones, con admirables excepciones, por supuesto. En nuestro país, en 1994, Francisco Fernández Buey hablaba y escribía, en momentos de fuerte oleaje anticomunista y antimarxista, sobre «Las virtudes del marxismo». No era fácil, nada fácil).
Sin embargo, en esos años 90, se puso de manifiesto, en opinión de MH, que el capitalismo, después de su aparente victoria final, seguía acompañado de procesos de crisis, depauperación y degradación: Kósovo, Afganistán, Irak «han demostrado que las guerras en las que los países capitalistas desarrollados están involucrados… no son cosa del pasado». Lo que MH llama «nuevos movimientos» se han hecho cargo de todo esto en formas diversas y lo han transformado en punto de partida crítico. En el transcurso de las discusiones, se han planteado una y otra vez las preguntas fundamentales: «preguntas sobre el modo de funcionamiento del capitalismo actual, sobre la conexión entre capitalismo, estado y guerra, y sobre los cambios que son posibles dentro del capitalismo»
Lo que MH llama «teoría de izquierdas» ha vuelto a ser importante. Como cualquier acción que tenga com objetivo el cambio social parte de una determinada comprensión de lo existente, la pregunta de cómo funciona el capitalismo no es, sostiene, «una cuestión abstracta y académica, sino que la respuesta que se le dé tiene una relevancia práctica inmediata para todo movimiento de crítica al capitalismo». La tiene sin duda.
Por eso, prosigue, no es sorprendente que en aquel entonces, hace 15 años, volvieran a tener actualidad grandes proyectos teóricos. MH cita los siguientes: Imperio, de Antonio Negri y Michael Hardt; La era de la información de Manuel Castells (manifestar sorpresa es decir poco ante esta inclusión), o, «particularmente en Alemania», Schwarzbuch des Kapitalismus [El libro negro del capitalismo], de Robert Kurz (1943-2012), un libro que, salvo error por mi parte, sigue sin estar traducido al castellano [1]. En los tres libros citados, diversos de contenido y con perspectivas también diferentes, se recurre en mayor o menor medida a categorías marxianas: «en parte se las utiliza para analizar el desarrollo presente y en parte se las critica como obsoletas». Sin embargo, en opinión muy crítica de nuestro autor:
Los tres libros mencionados tienen en común, si bien de modo diferente, una utilización muy superficial de las categorías marxianas, que aparecen a menudo como meros ornamentos teóricos. Una confrontación con el original es conveniente no solo para criticar tales superficialidades, sino también porque El capital, escrito hace más de cien años [ahora más de 150 años], es más actual en muchos sentidos que algunas obras escritas recientemente y presentadas con gran ostentación.
Cuando uno empieza a leer El capital (el traductor, generalmente, escribe capital con mayúsculas, mejor en minúsculas en mi opinión). Tropieza con algunas dificultades. «Precisamente al comienzo, el texto no siempre resulta fácil de entender». La extensión de los tres libros tiene también un efecto disuasorio. Sin embargo, MH llama la atención sobre ello, no hay que conformarse con la lectura del primer libro (en la traducción para OME de Manuel Sacristán, los volúmenes 40 y 41). La razón por la que no vale quedarse en este primer libro, el editado por Marx:
Marx expone su objeto a distintos niveles de abstracción, que se presuponen y complementan unos a otros, solo al final del libro tercero se puede entender plenamente la teoría del valor trabajo y del plusvalor tratada en el libro I.
De hecho, lo que uno cree saber tras la lectura aislada del libro primero no solo es incompleto son también equivoco [la cursiva es mía]. Conviene retener esta observación del autor.
Tampoco se entiende fácilmente la pretensión de El capital que se expresa en el subtítulo (y que Marx, nos recuerda MH, «utiliza también como caracterización de la totalidad de su proyecto científico»: crítica de la economía política).
En el siglo XIX se designada como economía política lo que actualmente llamamos ciencia económica. Pero, esta es una de las tesis centrales de MH:
Lo que Marx indica con la denominación crítica de la economía política es que no se trata solo de una nueva exposición de la economía política, sino de una crítica fundamental a la totalidad de la ciencia económica anterior: para Marx se trata de una revolución científica y claro está que con una intención política y social.
Conviene retener el concepto «revolución científica». Veremos qué tipo de revolución teórica abonó Marx en opinión de MH.
A pesar de lo señalado, el autor alemán sostiene que hay que abordar la lectura de El capital. Su Introducción no pretende reemplazar esa lectura, pretende ofrecer una orientación [2].
Otro consejo de lectura para su libro: «no se trata solo de confrontarse con alguno nuevo sino también de examinar lo supuestamente conocido y evidente»: la precomprensión «que se forma automáticamente a través de la escuela y de los medios de comunicación, a través de las conservaciones y discusiones, tiene que ser cuestionada críticamente». Cuidado con ella, cuidémonos de ella.
MH da cuenta del contenido del libro (hemos hablado de este punto en la entrega anterior, la segunda), apunta una observación sobre la forma de escribir en alemán en lo relativo al género y agradece la ayuda recibida de diversas personas.
El traductor del libro toma la palabra y escribe a continuación un prólogo: «La nueva lectura de Marx», pp. 19-42. Hablamos de él la semana que viene.
Notas
(1) Una entrevista con el autor en https://www.exit-online.org/textanz1.php?tabelle=transnationales&index=2&posnr=102&backtext1=text1.php
(2) MH refiere en una nota a pie de página que un comentario detallado del libro primero que toma en consideración cada uno de los capítulos se encuentra en un libro de Altvater y otros autores publicado en Alemania en 1999. No está traducido. En cambio, en su introducción, «se trata solo del contexto general de la argumentación de Marx, si bien tomando en consideración los tres libros de El capital«.
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