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La segunda arista de la concepción marxista del mundo: la dialéctica (octava aproximación).

Fuentes: Rebelión

Como se apuntó en anteriores entregas, durante el curso académico 1982-1983 Sacristán impartió en la UNAM mexicana un seminario de postgrado sobre «Inducción y dialéctica» que posteriormente retomaría en la Facultad de Económicas de la UB en 1984-1985, el último curso de Metodología de las Ciencias Sociales que pudo impartir [1]. Tras el apartado dedicado […]

Como se apuntó en anteriores entregas, durante el curso académico 1982-1983 Sacristán impartió en la UNAM mexicana un seminario de postgrado sobre «Inducción y dialéctica» que posteriormente retomaría en la Facultad de Económicas de la UB en 1984-1985, el último curso de Metodología de las Ciencias Sociales que pudo impartir [1].

Tras el apartado dedicado a Marx y Engels, el siguiente punto, «La cristalización de la concepción de origen engelsiano», presentaba el siguiente desarrollo:

«1. Precedida por Plejánov y Kautsky (Diferencias: Spinoza y Darwin).

1.1. Es codificada bajo el estalinismo.

1.2. Se ve obligada a sucesivas concesiones cuando quiere salir de la vaguedad, obligada por la práctica.

2. La Academia rusa.

2.1. Fidelidad al pre-criticismo de Hegel.

2.2. Inconsecuentes intentos de armonización con la lógica.

2.21. Admisión enfática del principio de no-contradicción.

2.22. La distinción entre la lógica formal y la dialéctica.

2.2.2.1. Observar que rebaja mucho (llevándolo al plano del conocimiento) la tesis de Engels al respecto.

2.3. Restos de idealismo objetivo incluso cuando hacen descripciones interesantes de procesos de trabajo- intelectual.

3. Aprovechamientos de la ciencia, al modo de la apologética católica del siglo XIX: Omelyanovski.

4. Iliénkov.

4.1. Tradición de Engels, con cierta agravación.

4.2. Consiguiente (Colletti) recuperación del hegelismo, y de toda la metafísica pre-crítica.

4.2.1. Hegelismo explícito.

4.2.1.1. Con adaptaciones mínimas: p.e., en vez de «Idea», «pensamiento universal», contrapuesto al subjetivo.

4.2.1.2. El falseamiento hegeliano de Kant.

4.2.2. Anacronismo de las «leyes del pensamiento» como objeto de la lógica.

4.2.2.1. Por la honrada inflexibilidad con que se toma en serio la tradición.

4.2.3. Spinozismo.

4.2.3.1. Teología disfrazada, idealismo.

4.2.3.2. Panteísmo logicista.

4.2.4. Inversión de la historia de la lógica.

4.2.5. Completa omisión de desarrollos modernos de la lógica.

4.3. Dos consecuencias epistemológicas y metodológicas de importancia.

4.3.1. Acrítica ignorancia del principio de la práctica.

4.3.1.1. Con espíritu ajeno al de Marx.

4.3.1.2. Y tradicionalismo.

4.3.2. Elitismo romántico-idealista.

4.4. Tesis sobre la dialéctica.

4.4.1. Unidad de objeto de la lógica (confundida con la teoría del conocimiento) y la dialéctica.

4.4.2. Sobre contradicción lógica y contradicción dialéctica. Comentario y análisis:

4.4.2.1. Admisión del principio de no-contradicción pero sólo para los términos (lógica.)

4.4.2.2. Afirmación de la contradictoriedad de los conceptos (dialéctica).

4.4.3. Consecuencias.

4.4.3.1. Los términos no expresan conceptos.

4.4.3.2. Las construcciones formales son puros juegos de palabras.

4.4.3.3. La dialéctica es inefable, puesto que en lo verbal hay que seguir la lógica formal.

4.4.3.3.1. Consecuencia muy significativa: eso era la dialéctica de Böhme.

4.4.4. Crítica de la idea de mutación del concepto, de que la división divide y la definición corta».

Sobre la existencia de una supuesta lógica dialéctica, se manifestaba así Sacristán en sus entrevista de 1983 con la revista mexicana Dialéctica [2]: «[…] La tesis negativa dice que la dialéctica no es lógica. Hay que rechazar la confusión hegeliana entre empiria y lógica. La dialéctica hegeliana es mala lógica (porque exige que la lógica dé de sí contenidos reales) y mala empiria (porque fuerza a la empiria a someterse a un esquema lógico desde dentro, por así decirlo). Reúne lo peor de ambos mundos, el formal y el empírico (…) La dialéctica no es lógica y cuando se presenta como lógica, cuando alguien intenta demostrar algo a base, por ejemplo, de la «ley de la negación de la negación», da entre vergüenza y risa, empezando por Engels. Eso no quiere decir que yo desprecie semejante oscura idea de dialéctica ni sus vagas y trivialísimas «leyes». En mi opinión, esas ideas pertenecen a un género de producto mental fecundo e importante, que sería malo perder. Se trata del vago pensamiento cuasi-poético con el que los filósofos han descrito, en sus circunloquios, la experiencia cotidiana pre-científica».

Complementariamente, en el fichero «Dialéctica» depositado en Reserva de la Biblioteca Central de la UB, pueden verse anotaciones de lectura en torno a E. V. Iliénkov, Lógica dialéctica. Ensayos de historia y teoría , Moscú, Editorial Progreso, 1977.

Sin ánimo alguno de abrumar al lector y abonar su razonable huída de estas páginas, una breve antología de estas interesantes observaciones críticas de Sacristán adquiriría la siguiente forma:

1. E. V. Ilienkov: «A grandes rasgos, nuestro «objeto» es el pensamiento, y la lógica dialéctica tiene como fin desarrollar su reflejo científico en aquellos momentos necesarios y en aquella sucesión necesaria que en nada dependen de nuestra voluntad ni de la conciencia» (p. 5).

MSL: Claro que hay aquí una cuestión de palabras, y que decidir acerca de ella tiene una connotación política. Pero esta manera de decir es mala, porque su resultado, la lamentable manera de decir de que el pensamiento no depende de la consciencia, es un tributo obligado a la mejor manera de decir, al sentido común, para no confundir la lógica con la psicología, pero mantener la arcaica frase de que la lógica estudia el pensamiento.

2. «Tal enfoque [el suyo] conserva, como una de las definiciones de la dialéctica, la definición que dio Engels de la dialéctica como ciencia de las formas y leyes generales de todo desarrollo, comunes al pensamiento y al «ser», o sea, con un desarrollo histórico-social y natural, y no de las formas y leyes del pensamiento ‘específicamente subjetivas'» (p. 6)

MSL: Si la dialéctica tiene más de una definición, no es un método en sentido corriente. Cosa que no ve.

Además de la observación anterior: en Engels no está esa eliminación del pensamiento subjetivo (¿cuál es el otro?), porque no pensó en el problema de la psicología.

¿Qué son leyes no subjetivas del pensamiento? Tradicionalismo, mal análisis.

3. «La concretización de la definición general de la Lógica, arriba expuesta, debe, evidentemente, consistir en el descubrimiento de los conceptos que entran en ella, ante todo del concepto ‘pensamiento’ » (p. 7).

MSL: Que, por lo que se verá, es el atributo spinoziano de la substancia.

4. «La cosa es que ahora se denominan con el nombre de lógica doctrinas que se distancian considerablemente en la comprensión de los límites del objeto de esa ciencia» (p.9).

MSL: Hace de la definición de la lógica una cuestión de esencia, independiente de lo que piensan los lógicos.

5. p. 22 [Desde «¿Cómo ocurre que la trayectoria estructurada por el «pensamiento» en el plano de la imaginación, por ejemplo, la curva…» hasta «…a la curva trazada sobre un papel, en el espacio fuera de la cabeza. Esto es, pues, una y la misma curva , sólo que una vez está en el pensamiento y otra en el espacio real»].

MSL: Esta es su presentación del problema por el cual, según él, surgió la lógica (en realidad, la gnoseología; la lógica del Organon no nació por eso). Se tiene: a) grosería: la ecuación es una relación compleja, representable por la curva y de otros modos; b) está preparando a Spinoza, al decir que la curva es una: es la substancia, con dos atributos, la ecuación (pensamiento) y la gráfica (extensión).

6. «En la actualidad este problema está no menos agudamente planteado en la llamada «filosofía de la matemática» [MSL: Desprecio por grandes obras modernas]. Si las especulaciones matemáticas se interpretan como construcciones del intelecto creador de los matemáticos [MSL: práctica], «libres» de toda determinación exterior [MSL: falso: la determinación lógica], que trabaja exclusivamente con reglas «lógicas» -y los mismos matemáticos, siguiendo a Descartes [MSL: sin conocer a Descartes], se inclinan muy a menudo a interpretarlas precisamente así-, se hace… con los resultados obtenidos mediante cálculos puramente lógicos, mediante acciones «puras» del intelecto» (pp. 25-26).

MSL: Así planteado el problema, él lo va a «solucionar» con Spinoza. No podrá decir que interpreta a Marx, el cual a) se había apartado del planteamiento metafísico de estos problemas, de la metafísica en general, y b) tenía una tesis precisa sobre éste: sobre el problema particular había escrito en la segunda tesis sobre Feuerbach (MEW 3, 533):

«La cuestión de si corresponde al pensamiento humano verdad material no es ninguna cuestión de teoría, sino una cuestión práctica… La disputa acerca de la realidad o falta de realidad de un pensamiento que se aisla de la práctica es una cuestión puramente escolástica «.

Iliénkov no tiene realmente el espíritu de Marx. Es un filósofo tradicional, como la mayoría de los diamáticos, como la mayoría de los rusos, pero competente, a diferencia de esa mayoría. Y llega a decir su tradicionalismo:

7. «(…) La cuestión de la comprensión teórica del pensamiento (de la lógica) y no en manera alguna de operar con signos verbales u otros, se apoya en la solución de los problemas cardinales de la filosofía, de la metafísica, expresándonos un poco al modo antiguo, esto presupone dominar la erudición del pensamiento teórico verdadero, representado por los clásicos de la filosofía, que sabían no sólo plantear los problemas con extremada exactitud sino también resolverlos» (p. 27)

MSL: Impone respeto la sincera afirmación de su tradicionalismo. Es un reaccionario sincero, mientras que los demás diamáticos son sólo reaccionarios hipócritas.

8. p. 33 [Desde «Piensa no un «espíritu» especial, domiciliado por Dios en el cuerpo humano…» hasta «…La Naturaleza real, infinita, responde Spinoza. Ella se extiende, precisamente, en el espacio y piensa»].

MSL: Esta adaptación de Spinoza tiene mucho interés. Primero, la preferencia por la peor metafísica, frente a la que aún se parece a la ciencia y al sentido común y tiene aspecto falsable. Segundo, la preferencia, paralela, por las soluciones inmediatas verbales, por disolución de los problemas. Tercero, la ocultación que la Naturaleza es Dios. [Plejánov]. No dice que la Natura es Deus.

9. «Más bien es necesario que el hombre se esfuerce por construir su pensamiento finito a imagen y semejanza del pensamiento en general» (p. 65).

MSL: La imitación no ya de Cristo, sino del Padre.

10. «Kant es el primero que empieza a ver las formas lógicas principales del pensamiento en las categorías, incluyendo de ese modo en la composición del objeto de la lógica lo que toda la tradición precedente consideraba de competencia de la ontología y de la metafísica, pero en ningún caso de la lógica» (p. 103).

MSL: Su lectura es muy poco kantiana, en la medida en que no añade que eso va junto con una disolución de la metafísica. Lo que Kant apunta es lo contrario de lo que va a hacer Hegel y aplaude IIiénkov: mostrar que la supuesta ontología era «lógica».

11. «(…) la dialéctica del pensamiento, aquella lógica que continúa siendo invisible para la mirada sin dotación filosófica, para el simple «sentido común» » (p. 182).

MSL: Este elitismo antidemocrático, que viene del idealismo romántico, es religión ocultista: no la honrada del evangelio cristiano, sino la esotérica de los Agustines y los Hegel.

12. pp. 220-221 [Desde «En otras palabras, Hegel quiere hacer la conciencia subjetiva del pensamiento…» hasta «…ahora con una falsa consciencia de sus aciones propias»].

MSL: Demasiado original. Por otra parte, revela este trozo muy bien las consecuencias de las dos arbitrariedades: a) la concepción de la lógica como ciencia del pensamiento, y b) la concepción del pensamiento como cualquier práctica.

13. «Su objeto [MSL: de la lógica] son las leyes objetivas de la actividad subjetiva [MSL: Galimatías obligado por la concepción tradicional de «leyes del pensamiento» no ayudada por la distinción, que ignora, entre lógica docens y lógica utens]. Semejante comprensión es completamente inadmisible para la lógica tradicional [MSL: nada de eso, es la distinción dicha], por cuanto en ella se une -desde su punto de vista [MSL: la caricatura engelsiana]- lo inunible: la afirmación y su negación, A y no-A, predicados opuestos. Porque lo subjetivo es lo no objetivo y viceversa. Pero para la lógica tradicional [MSL: ahora resulta que la lógica del siglo XX es la tradicional, y la suya del XIX la nueva] resulta inadmisible la situación de las cosas en el mundo real y en la ciencia que lo estudia, pues aquí, muy a menudo, la transición, el devenir, la transformación de las cosas y de los procesos (incluso en el propio contrario) resulta ser la esencia del asunto . Por consiguiente, la lógica tradicional no es adecuada para la práctica real del pensamiento científico, y por eso hay que poner a la primera en correspondencia con la segunda» (p. 320).

14. pp. 345-346 [Desde «De modo que la lógica (la teoría del conocimiento) y la dialéctica se hallan según Lenin en una relación de perfecta identidad…» hasta «…leyes lógicas del pensamiento a través de las determinaciones de las categorías»].

MSL: Lo que está proponiendo, con Lenin, es suprimir la lógica y la gnoseología. Misoneísmo. ¿Qué hace de la lógica formal?

El siguiente apartado del esquema, el quinto, estaba dedicado a L. Althusser. Tres puntos lo componían:

«1. Línea de conciliación-superación de la tensión lógica formal-lógica dialéctica.

2. La negación sobredeterminada.

3. El conjunto, incluso la armonización última, es de sabor engelsiano».

En «El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia», uno de sus grandes trabajos de filología y filosofía marxista [3]. Sacristán reflexionaba sobre la categoría «contradicción dialéctica», con referencias a Althusser, en los términos siguientes:

«[…] Otras muchas veces, confusos desarrollos que parecen ambiciosamente «profundos» (ya se sabe que ése es el atributo de la «ciencia alemana») se pueden reducir a elementales cuestiones de lógica. Un ejemplo destacado de ellos es la larga historia de la especificidad o determinación o sobredeterminación de la contradicción dialéctica, historia que ha consumido con poca utilidad el trabajo de gente tan valiosa como el mismo Engels, Lukács, Gramsci y Althusser. Ocurre que no existe en la dialéctica hegeliana ningún canon exacto y reproducible -ningún «truco aprendible»- para hallar cuál es la noción contradictoria de una noción dada, a diferencia de lo que piensa la lógica común, en la que está claro que lo contradictorio de «Todo A es B» dice «Algún A no es B». Lo contradictorio dialéctico hegeliano sería específico (Engels), determinado (Gramsci), sobredeterminado (Althusser). Lo mismo ocurre con otras relaciones de oposición que, por lo demás, Hegel no tiene ningún interés por distinguir claramente de la contradicción. Muy a menudo Marx añade a una determinación la indicación de la oposición en la cual la toma; por ejemplo, añade a «capital-mercancía» la indicación «en oposición al capital productivo». Esa manera de hablar -característica de la «oposición determinada», «específica» o «sobredeterminada» de la dialéctica hegeliana- implica falta de formalización suficiente, falta de teoría y hasta falta de definición. (De Hegel a Lukács se mantiene el principio metodológico romántico de que no hay que definir, sino sólo «determinar».) El valioso objetivo dialéctico de no perder el flujo del ser se realiza falsamente renunciando a los conceptos precisos, que son inevitablemente fijos».

E l siguiente artículo, redactado probablemente por Sacristán a finales de noviembre de 1980 como colaboración periodística para el diario AVUI, tescrito que finalmente no llegó a publicarse, llevaba por título «Althusser sin eufemismos» y contenía una ajustada y crítica aproximación a la noción de «contradicción dialéctica» en la obra del autor de Pour Marx :

«Para uno que ha pensado siempre, desde la época de mayor influencia del filósofo, que el pensamiento de Louis Althusser es en sustancia una confusión lamentable, peligrosamente disfrazada de claridad y precisión, resulta mucho más desagradable opinar sobre él ahora de lo que lo era hace diez o quince años. Pero, si hay que hacerlo, más vale que sea sin eufemismos.

La verdad es que el historiador E. P. Thompson ha sido demasiado generoso con Althusser al titular su ensayo crítico contra el filósofo Miseria de la teoría , porque la debilidad principal del pensamiento de Althusser no consiste en que atribuye demasiada importancia a lo teórico -cosa que efectivamente hace-, sino, sobre todo, en que sus nociones de teoría y ciencia son malas. Su intento de reconstruir el pensamiento de Marx como un producto puramente científico no es sólo un falseamiento de Marx, sino también una manipulación disparatada de las ideas de ciencia y teoría.

Sus intentos de exactificar ciertas intuiciones filosóficas tradicionales presentes en el marxismo por herencia hegeliana desembocan, desde un punto de vista lógico, en fracasos obvios y tienen además, ideológicamente considerados, un sentido apologético desagradablemente beato y escolástico. (Un aspecto muy principal de toda mentalidad escolástica, igual en Santo Tomás que en Stalin, consiste en pretender que lo vago es exacto, lo aleatorio determinado, lo empírico lógicamente necesario). Sea, por ejemplo, la interpretación por Althusser de la «contradicción dialéctica». En la lógica de verdad y en el uso normal del lenguaje, la negación contradictoria de una proposición está siempre unívocamente determinada: la contradictoria de «Todos los A son B» es «Algún A no es B», y la de ‘Algún A es B» es «Ningún A es B». Pero la vaga contradictoriedad dialéctica es un concepto intuitivo, precientífico, carente de esa determinación: sólo si se lo dicen a uno, y con la sabiduría del después, se entera de que la «negación dialéctica» de un grano de cebada es ese mismo grano de cebada una vez sembrado, y que la negación de la negación de ese grano de cebada es la espiga que brotó de él. Pues bien: en vez de reconocer el carácter vago y altamente metafórico de semejante uso del lenguaje, pre-analítico e indeterminado, por más que acaso sugeridor poéticamente, Althusser sostiene que se trata de un modo de pensar ultra-exacto, «sobredeterminado». Así falsea las cosas con una intención claramente apologética y con un efecto destructor de la capacidad de rigor analítico y científico en sus discípulos».

Lo peor de la influencia de Althusser, concluía Sacristán, es que enseñabaa gustar gato por liebre, «logomaquia exactista por ciencia, verborrea cargada de términos pseudo-técnicos por teoría».

El siguiente y último apartado del esquema del curso sobre «Inducción y dialéctica» llevaba por título » Crítica de la dialéctica en la tradición marxista o socialista». A él nos referiremos en la próxima entrega.

Notas:

[1] Carpeta depositada en Reserva de la Biblioteca Central de la Universidad de Barcelona, fondo Sacristán.

[2] «Entrevista con Manuel Sacristán», Pacifismo, ecologismo y política altermativa, Icaria, Barcelona, 1987, pp. 113-115.

[3] M. Sacristán, Sobre Marx y marxismo , Icaria, Barcelona, 1983, pp. 356-358.

Referencia Prólogo:

El prólogo de Sacristán en la red: http://archivo.juventudes.org/node/114

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.