M.H.: No se enojen con Estela Carlotto, Macri dijo “El populismo es peor que el Coronavirus”, Estela dijo “Con el gobierno anterior no sé cuántos hubiéramos muerto”.
C.G.: Nunca es bueno hacer comentarios contra fácticos “qué hubiera sido si…”. Pero sí se puede saber que Bolsonaro y Trump que se inscriben dentro de la misma ideología de Macri, en estos momentos están llevando la situación de sus países a un desastre. Entonces no hace falta ser muy astuto para darse cuenta que los fundamentalistas de las posturas pro mercado y que han actuado destruyendo incluso la limitada salud pública que nos ofrece el actual sistema, nos estarían llevando a una situación mucho más grave. Es lo que pasa en Brasil y en EE UU.
Primero que nada yo no soy médico ni especialista en nada que tenga que ver con salud, entonces partimos de que lo que se nos está planteando es así. Yo no soy quién para cuestionar las medidas de sanidad que las autoridades sanitarias a nivel mundial recomiendan. Nosotros recomendamos acatar las medidas de aislamiento social y cuarentena que nos dicen que son las más eficientes para combatir esta cuestión. No soy quién para discutirla, ni para llamar a desacatarla, por lo tanto, creemos que primero hay que acatar esta circunstancia.
Ahora bien, el marco que nos lleva a analizar esto es que la verdadera enfermedad es el sistema capitalista en su fase imperialista, que ha llevado a millones de seres humanos a una situación dramática, de exclusión, miseria, hambre, enfermedades, de falta de elementos fundamentales para la salud. Porque en cuarentena puede quedarse alguien que cobra un sueldo, que tiene una habitación para quedarse, pero millones de personas no la tienen, o viven hacinados en condiciones de precariedad inmensas y quedarse en su casa implica no comer.
Entonces la pústula, y lo llamamos así porque es lo que se ve de una herida purulenta pero no lo que hay abajo. Que hoy se exprese en el Covid19 es una gota que rebalsa un recipiente largamente acumulado de la peste que realmente nos aqueja que es el sistema capitalista en su fase imperialista.
Ese es el gran tema que tenemos que ver. No puede ser que el mundo siga luego de esta pandemia como vino hasta este momento. No puede ser que un puñado de tipos esté engordando su capital y su patrimonio en estos momentos en que millones de personas nos estamos debatiendo entre seguir viviendo o no. Creemos que es impostergable la discusión que va a venir luego de este parate al que llevan las medidas sanitarias, que implican frenar la actividad económica. Es inevitable que la discusión va a ser quién paga esta crisis económica a la que nos están llevando y nosotros decimos claramente que la tienen que pagar esos expropiadores mundiales, la lista de millonarios de Forbes del planeta, el capital financiero que está engordando sus ganancias en cada uno de estos movimientos, el gran capital industrial concentrado.
A nosotros nos parece que esa es la gran discusión que tiene que empezar en esta época de reclusión obligada. Millones no pueden recluirse, millones serán infectados, miles ya están infectándose de otras enfermedades, y la peste es el sistema capitalista en su fase imperialista. Ese es el planteo de las organizaciones populares, poner el centro en una salida que se basa en la solidaridad de los sectores del pueblo.
El mercado no te cuida, te enferma
Nosotros decimos en nuestra declaración que el mercado no te cuida, que el mercado te enferma. Lo único que te cuida es el pueblo y los trabajadores actuando solidariamente y eso es algo que debemos poner en agenda en esta temporada terrible que nos está tocando vivir, que a veces parece una película de ciencia ficción.
Tanto hemos leído o visto con esta idea de cuarentena obligada para todo el mundo, pero creemos que esto es lo que hay que aprovechar y discutir y poner en el centro. El mundo no puede ser y no debemos permitir que siga como antes de esta pandemia.
M.H.: ¿Cómo vive esta situación la ciudad de Rosario? En mi informe político sindical semanal me refería a la situación de los auxiliares de educación, del reclamo de movimientos sociales.
C.G.: Hubo reclamos, nosotros desde la CTA de los Trabajadores presentamos el pedido de una línea de denuncia por algunas avivadas empresariales que siguen produciéndose pero que algunas fueron detectadas a tiempo. Empresas que mandaban el certificado diciendo que eran empleados de alimentación y en realidad son de producción, hay fábricas metalúrgicas que autorizaban trabajadores como supuestos trabajadores de seguridad y los mandaban a hacer otros trabajos. Para que este tipo de denuncias puedan ser llevadas adelante por los trabajadores y sindicatos.
Hay una situación dramática porque hay miles de personas, alrededor de un 30/40% de la población que vive de ingresos informales y que va a haber que inyectar dinero. Está muy bien que el gobierno apunte para el lado de inyectar subsidios pero eso no va a ser suficiente, hay que profundizar mucho más ese curso.
Rosario está como supongo que estará Buenos Aires con muy poco movimiento, menos que un domingo. Ahora, si esto se pospone en el tiempo no hace falta ser muy astuto para darse cuenta que vamos a una situación muy delicada, muy fuerte y terrible para los sectores populares que somos los que siempre padecemos mucho más estas cosas. No lo va a padecer el CEO de Vicentín que se fue a pasar la cuarentena, después de vaciar el Banco Nación, en su yate acá frente a las costas de Rosario. No lo va a pasar igual que mis vecinos de Barrio Tablada, muchos de ellos cartoneros o vendedores ambulantes.
M.H.: Te agrego que lo paró la Prefectura pero no lo detuvo.
C.G.: Claro. Eso siempre va a ser así porque tenemos fuerzas de seguridad que son de clase. Van a darle un “chas chas” en el hombrito al señor burgués que rompe la cuarentena y al pobre pibe que está tratando de ganarse el mango, o violando la norma, igualmente de repudiable la actitud, pero a él le van a tirar una bala de goma. Eso es inevitable. Va a ser así, porque es un sistema de clase, un sistema en que los jueces atienden a un señor como Vicentín y lo hacen pasar por una puerta y salir por otra y solo a algunos los hace quedarse en prisión preventiva o domiciliaria. No hay posibilidad de que sea distinto esto.
Por eso es muy importante cumplir las medidas sanitarias. Porque es colectivamente, ayudar a todos, no salir a desparramar el virus. Los países europeos que se tomaron a la ligera estas normas terminaron en una situación de mucha preocupación. Están aterrorizados diría yo.
M.H.: Estás aprovechando para hacer un poco de música me decías y te pregunto por “Acha Acha cucaracha, Cucaño ataca otra vez”.
C.G.: Es una hermosa película de un talentoso realizador cinematográfico, documentalista, Mario Piazza, que rescató la historia de un grupo de arte en la época de la dictadura, integrado por adolescentes, teníamos entre 16 y 18 años y que hicimos, tal vez impulsados por una inconsciencia muy grande y una enorme osadía, una serie de expresiones artísticas que la verdad, eran bastante contestatarias frente a las normas ético culturales que imponía la dictadura cívico militar.
Entonces, la historia y el tiempo han querido que esto fuera ubicado entre una de las expresiones de la resistencia cultural del pueblo y los trabajadores durante la dictadura y Mario Piazza contó esa historia en un hermoso film que recomendamos ver.
Sirve para contar lo que los jóvenes, muy jóvenes que no teníamos militancia abierta, porque no habíamos vivido la democracia de 1973-6 intentábamos hacer para sentirnos un poco menos muertos en ese contexto terrible de la dictadura.
M.H.: He visto que se puede acceder a verla gratuitamente.
C.G.: Sí. La liberó Vimeo con la aprobación del director para que pueda ser vista durante la cuarentena. Pueden entrar al sitio de Facebook “Acha Acha cucaracha, Cucaño ataca otra vez” y encuentran el enlace en Vimeo.
M.H.: Ya que estamos en este tema de los jóvenes y la cultura durante la dictadura. Ayer fue 24 de marzo.
C.G.: Como dijeron las Madres, que estemos circunstancialmente en nuestras casas no quiere decir que no tengamos memoria y no sigamos exigiendo el juicio y castigo a los responsables ideólogos y financistas del golpe de 1976.
Que no fue un golpe al azar, no fue un rayo en un cielo despejado, no fue la acción de dos o tres alcohólicos comandantes, más allá de que fueran alcohólicos, sino que fue un plan regional implementado en Uruguay y en Chile en 1973, en Bolivia en 1969, en Brasil en 1964. Un plan regional de imponer regímenes que cambiaron la matriz productiva en aquel momento, que cambiaron las características de las relaciones de producción que se imponían en la zona y fundamentalmente que le pusieron un régimen de terrorismo de Estado a un movimiento popular que venía reclamando y avanzando sostenidamente.
Ese golpe no fue hecho por individuos circunstanciales sino que fue un plan regional del poder económico concentrado que se hizo más concentrado, que inició las políticas de flexibilidad laboral, que inició la concentración que hoy conocemos. El mismo poder económico que dirige desde el sistema capitalista imperialista los reaccionarios que hoy hacen dinero con la pandemia. Ese mismo sector es el que hizo el golpe y es el que exigimos que también sea juzgado junto con los criminales que ejecutaron el terrorismo de Estado.