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La vieja, la nueva izquierda y la socialdemocracia

Fuentes: Rebelión

1. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) es un partido socialdemócrata mexicano. Sus objetivos han sido exclusivamente la búsqueda de cargos de elección, el más importante la Presidencia de la República, y la conformación de un partido fuerte para triunfar en los procesos electorales. No ha sido ni será una izquierda social que participe […]

1. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) es un partido socialdemócrata mexicano. Sus objetivos han sido exclusivamente la búsqueda de cargos de elección, el más importante la Presidencia de la República, y la conformación de un partido fuerte para triunfar en los procesos electorales. No ha sido ni será una izquierda social que participe de manera directa en luchas obreras, campesinas o populares, sino sólo un partido encaminado directamente a ganar espacios políticos compitiendo con los demás partidos. Sus apoyos a luchas como la de Oaxaca, la de los mineros, la de los indígenas del EZLN o contra las reformas estructurales, sólo los harán con declaraciones, en las Cámaras y en negociaciones dentro de la estructura del poder. A las calles sólo saldrán por asuntos ligados a reformas de Estado, de gobierno, electorales, etcétera.

2. El PRD no será jamás, como me imaginaba que podía ser, un partido combativo, de masas, en las calles, defendiendo a los trabajadores. Nunca convocará con los electricistas, petroleros, telefonistas, universitarios, a una huelga general para parar alguna acción de gobierno. Aquel planteamiento de viejos socialistas en el sentido de que los diputados del parlamente sólo funcionarían a favor del pueblo si estaban respaldados por un movimiento de masas atento y vigilante, parece irreal para el PRD. Prefieren quejarse de que fueron derrotados por el PAN y el PRI y les resulta más ventajoso esperar otros procesos electorales. Si la población ha vivido desde  conquista española más de quinientos años de hambre y opresión unos más son nada. Toda la estructura del PRD está conformada, desde su nacimiento, para ser electoralista.

3. Por eso las corrientes radicalizadas en el PRD no tienen posibilidades de crecer y en cada reunión y acción se dividen y subdividen. Más temprano que tarde se darán cuenta de que en el PRD sólo hay de una sopa que tendrán que comer o dejarla. También por esa misma causa las corrientes más reformistas y derechistas del partido tienden a consolidarse y a imponer su proyecto político socialdemócrata. Más que el fortalecimiento de la Convención Nacional Democrática lópezobradorista, que podría dar continuidad a un relativo movimiento de masas, se vislumbra la fuerza de los gobernadores y los legisladores que buscan negociar con el gobierno empresarial de Felipe Calderón. Aún más, el mismo AMLO se verá obligado a someterse a la línea impulsada por «intelectuales» decentes como Dresser, Krausse, además de la televisión.

4. Los «intelectuales aconsejan un partido socialdemócrata perfumado que use correctamente la democracia, el Estado de derecho y que compita en buena lid con la derecha panista socialcristiana y con el viejo PRI centroderechista. Según Denise Dresser: «México debe tener una izquierda funcional, no una atrapada en la paradoja demoníaca… No la desazón que produce un hombre que no quería ser clasificado como un peligro y ahora se ha empeñado en constatar que podría serlo… y si López Obrador no entiende esto, ojalá que otros perredistas comprendan que el proyecto de nación que propuso a lo largo de su campaña era demasiado estrecho, demasiado excluyente y monocromático». Y los más comprensivos han sido los de la corriente Nueva Izquierda que en los hechos controlan al PRD e imponen su línea socialdemócrata.

5. Desde la toma de posesión de Calderón, la campaña contra López Obrador se ha intensificado, al mismo tiempo que los medios se han cerrado para el excandidato presidencial perredista. Con la publicación de tres o cuatro libros que hablan de los errores de López Obrador,  la intensa campaña de los medios de información halagando el triunfo del panista y, al mismo tiempo, la lucha interna en el PRD, están debilitando a la CND y a su líder indiscutible. Con los terribles golpes sufridos por la fuerte corriente bejaranista, en los que intervinieron además del empresario casi todas las corrientes del PRD, la Nueva Izquierda se convirtió -con su programa socialdemócrata- en la corriente más numerosa y organizada del PRD. Al parecer, con el control que tiene en los estados de la república y entre los legisladores, está imponiendo toda su línea.

6. Recuerdo que en los años sesenta en varios países europeos, particularmente en Francia e Italia, se habló de una Nueva Izquierda para diferenciarse de la izquierda oficial, particularmente de los partidos comunistas y socialistas, todos sometidos  la línea de Moscú o Pekín. En México le llamábamos la «izquierda amaestrada».  Predominó en la Nueva Izquierda -abrumadoramente integrada por jóvenes de antes y después de los movimientos de 1968- las líneas autogestionarias, consejistas, libertarias, de «acción directa» y anarquistas. Muchos de esos jóvenes, que en parte habían renunciado a la familia y a la hipocresía del sistema capitalista, habían vivido ocho o diez años en comunas y veían a los partidos de derecha, el PRI y el PAN, como cunas del fascismo y a los organismos de izquierda como doctrinarios que no podían ocultar el autoritarismo.

7. La Nueva Izquierda no era parte de un partido ni buscaba formar alguno. Mucho menos se planteaba ganar diputaciones, senadurías o cargos de gobierno. Era un gran movimiento que no aspiraba a organización alguna centralizada, permanente, vertical, con dirigentes. Consideraba que el poder era dañino y quien lo ejercía era un personaje que se trasformaba de ser humano en un monstruo porque usaba todos los medios para defenderlo. Los jóvenes en realidad se burlaban de todos los poderes: del partido, de la iglesia, del gobierno, de la familia, de los títulos, etcétera. Y, siendo consecuentes, también combatían contra la corrupción y el dinero burlándose de valores como el consumismo, la comodidad, el confort. Mucho logró la Nueva Izquierda al implantar su ética de vida, pero la explotación, la miseria y la opresión, sólo cambiaron de forma.

8. El dominio de Nueva Izquierda en el PRD, bajo la dirección de Ortega, Zambrano y Arce, es determinante. Desde su nacimiento fue acusada de ser la corriente derechista y negociadora del PRD, pero ha sido la más grande y consolidada de la organización. Por ese hecho ha determinado la línea política del partido. Con el apoyo del presidente usurpador Calderón y fuertes sectores preocupados por la construcción de una «civilizada democracia», se vislumbran en el interior del PRD la derrota de todas las líneas que pudieran pugnar por un partido comprometido con las luchas sociales. Por eso la segunda gran asamblea del la CND no crea muchas esperanzas. Felipe Calderón, con todo el apoyo presupuestal, con el de los empresarios y los medios de información, parece estar penetrando sin grandes problemas, entre los gobernadores y legisladores perredistas. [email protected]